Nos ha nacido este árbol de forma espontánea en el jardín, ¿sabéis de que se trata? Muchísimas gracias
No sé cómo sois capaces de distinguir en este estado P. dioica de P. americana , contadme el secreto, porque, además, por mi zona, sólo se da la P. americana, un arbusto. Un saludo
Es un ombú, y veo que lo tienes cerca de construcciones... Ve pensando en trasplantarlo porque es un abol que perfectamente te puede destrozar toda la casa con sus raices. Ponlo en una plaza o algo, son hermosos
Por el tronco que se ve bien en la foto. Phytolacca americana es una planta herbácea y Ph. dioica es un árbol. Además los peciolos son muy largos para ser de Ph. americana.
Muchas gracias a todos, la verdad es que me habéis ayudado mucho porque sin duda una Phytolacca dioica a 5 metros de la casa no nos la podemos permitir, habrá que buscarle su sitio en otro lugar. Me dejáis sorprendidísima con vuestro dominio de las especies. Un saludo a todos!
Lo que no me cuadra es el hecho de que haya nacido espontáneamente en ... Murcia, teniendo en cuenta su doble condición de especie introducida y dioica.
Gantenayunas: Así son los ombúes adultos: Un pseudoárbol, pues no posee madera, pero indudablemente tiene porte arbóreo. Por otra parte el ombú que menciona Julio Verne en Los hijos del Capitán Grant todavía existe y es este: Lo que algunos no saben es que los ombúes en la pampa fueron introducidos por los españoles durante la colonización, o por sus descendientes los criollos, trayéndolos desde la mesopotamia conformada por los ríos Paraná y Uruguay, donde algunas tribus los plantaban en los cementerios como nosotros a los cipreses (C. sempervirens). Naturalmente, en su zona de origen, crecían a la vera de los ríos desarrollando un porte pequeño, intrascendente digamos. Llevados a la pampa, sin competencia alguna por el sol, se les hizo el campo orégano. ¡¡¡ Pampa y anchura paso a la hermosura!!! Las razones de su rápida propagación fueron varias: fácil enraizamiento por gajos (esquejes), rápido crecimiento, y fundamentalmente porque su tronco y ramas no servían para hacer fuego, lo que los salvaba -en un mar herbáceo sin leña- de ser sacrificados en aras de un buen asado a las brasas. A propósito, tanto en la pampa santafesina como en el noroeste argentino, jamás vi nacer un ombú de semilla.