Arte contemporáneo

Fall on us and hide us (2011), de Greta Alfaro:

 

La bicha de Irurzun, Navarra, de autor desconocido.

He sido yo quien le ha puesto ese nombre de bicha. Tiene unas letras en la base, pero solamente se lee errota, que en euskera es molino, y después las letras BI, que yo he completado para darle el mencionado nombre. También porque me hizo hecho recordar la bicha de Balazote ( https://en.wikipedia.org/wiki/Bicha_of_Balazote#/media/File:Proyecto_REMAN3D_18529_(44188146514).jpg ). Podría indagar en el ayuntamiento, pero ya bastante tengo que bregar con ayuntamientos en mi trabajo.

Esta obra me parece muy sugestiva. Tallada en piedra caliza, que es la de la zona, con el acabado de la bujarda, sin pulir más.

 

Parada de autobús (2005), de David Černý:



Uno está tentado de considerar a este escultor checo como un majadero que pretende sorprendernos con efectismos facilones. Pero después de pasar por segunda vez sobre esta marquesina, de lo que uno se sorprende es de considerar que las obras de este tío tienen "algo". Y ese algo es lo que hace que el arte sea inmortal, en contra de las sentencias agoreras de algunos.

 

Hola CV me resulta agradable como haces tus relatos hace que una se interese por éste arte...



Sólo necesitas 13 obras para entender al arte contemporáneo
El arte contemporáneo, para el grueso del público (e incluso para varios especialistas), es un área que no siempre resulta entendida y apreciada, debido a las múltiples interpretaciones que una obra puede tener. Algunos discursos resultan confusos, desconcertantes o simplemente carentes de atractivo. Numerosos libros se han escrito para entender su significado.

Por ello nace la idea de hacer una lista que contenga algunas de las piezas más emblemáticas del arte contemporáneo, para comprender cuál es su intención, su discurso y sus principales características.
Las esculturas inflables de Jeff Koons (que incluyen un chimpancé, un perro, un conejo, etc) han causado una gran admiración entre la audiencia. Este artista, uno de los más aclamados y admirados en el mundo, logra hacer de lo simple algo complejo y sorprendente. Varias de estas esculturas tienen versiones en distintos colores (el cisne de la imagen existe en azul, violeta, amarillo y rojo).
https://culturacolectiva.com/arte/obras-de-arte-contemporaneo-para-entenderlo

 

Jeff Koons es mucho más conocido por sus esculturas kitsch y por sus fotografías y escultura porno, en las que él mismo es el protagonista junto con la actriz Cicciolina, con la que creo que estuvo casado; pero todo esto ha quedado "olvidado" en ciertos ambientes puritanos. El fotógrafo madrileño García Álix, que nunca se ha cortado un pelo en mostrar lo más sórdido y canalla, y de enseñar un desnudo provocativo tipo revista porno, en cambio hizo este retrato de Cicciolina, sólo de su rostro, lleno de infinita ternura de ella y hacia ella:

 

El rinoceronte (1956) de Salvador Dalí. Aderezado con caracoles de mar. La cualidad del bronce con esa oxidación verdoso azulada es sorprendente. Y el propio animal, poco realista (inspirado, dicen, en el de Durero, que tampoco lo era), tiene una gran fuerza:

 

Franklin court (1972-1976), de Robert Venturi:

Un acertado ejercicio entre escultórico y aquitectónico. No se conserva la casa de Benjamin Franklin en Philadelphia, pero sí hay plantas, y se ha podido deducir la volumentría. Con todo ello, Venturi propuso este "fantasma", que me hace recordar las esculturas más o menos contemporáneas de Sol Lewitt, y también la impecable construcción en madera pintada de Nueva Inglaterra:

 

Impolutas cajas:

Propongo en esta entrada la obra Sin título, de 1981, de Donald Judd.

Leí que Judd en esta y otras obras había querido eliminar todo resto de la mano del autor (pincelada, toque, impronta...) Un proceso lo menos artesanal posible, incluso ejecutado por otras personas. Para mí esa voluntad carecía de sentido y carece hoy en día. Pero hoy me percato de que es un problema de contexto. Su postura radical corresponde (quizá) a una reacción a un proceso, a un ambiente, a un contexto hoy desaparecidos. De hecho hoy, que todo es industrial, todo se promociona como artesanal: justamente lo contrario. Así mismo, habituados a productos similares, no nos percatamos del esfuerzo que supuso alcanzar esa calidad impoluta que hoy a la industria no le cuesta nada conseguir. Por supuesto el título de la obra se corresponde perfectamente con esa voluntad de despersonalización:

 

20:50 (1987), de Richard Wilson:

Una instalación en la que se hace uso de aceite de coche usado. El visitante se adentra en un pasadizo que se estrecha y profundiza, hasta quedar por debajo del nivel de aceite, como hasta la cintura:

 

House 1993, de Rachel Whiteread.

El espacio interior de una casa se macizó de hormigón; después, se demolieron las paredes.

Un objeto cotidiano es tranquilizador; actuar sobre él de la manera que lo hace el arte contemporáneo da como resultado un extrañamiento que mueve a reflexionar, a descubrir por qué eso que conocemos bien nos causa ahora extrañeza.

 

Recuerdo una instalación en la Bienal de Venecia en la que los asistentes no visitaban el espacio interior ni el exterior del edificio, sino el espacio intersticial y residual entre ambos. Ese lugar en ocasiones es macizo, y en ocasiones es un espacio hueco. Hacer de él el objeto de la instalación puede ser una metáfora de abstracción, mientras que la concreción estaría representada por estar en el exterior y habitar el interior.

 

ArchDaily México
Llenando vacíos: arquitectura en espacios urbanos residuales

https://www.archdaily.mx/mx/948833/llenando-vacios-arquitectura-en-espacios-residuales-urbanos

 

Un asunto muy japonés. De hecho, este edificio de 1966, del arquitecto Azuma Takamitsu, es el antecedente de todas esas viviendas:

 

"El vacío del alma", escultura en bronce de Jean Louis Corby, Ginebra.
https://www.facebook.com/macaz.secum/posts/1494460667328881/

 

Obra de Cassandra Tondro. Es un lienzo impregnado de pintura, pero no "pintado". Igual que hacía Pollock, vierte pintura desde lo alto sobre una superficie situada en el suelo, pero esa superficie no es la del lienzo, sino que después coloca el lienzo, boca abajo, sobre la pintura vertida, presionando y extendiéndola con las manos. En esta obra la espontaneidad está presente de manera diferente, y la técnica es también diferente a las de otros artes abstractos. La artista tiene control sobre el pigmento (color, opacidad, consistencia...), sobre el material que recibe la pintura desde lo alto, sobre la presión que ejerce con las manos, y como separa el lienzo. Sin embargo otros aspectos son azarosos, y no parece haber retoques posteriores.