Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Hola, les dejo una poesía de un poeta chileno. ARTE POÉTICA Vicente Huidobro Que el verso sea como una llave Que abra mil puertas. Una hoja cae; algo pasa volando; Cuanto miren los ojos creado sea, Y el alma del oyente quede temblando. Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra; El adjetivo, cuando no da vida, mata. Estamos en el ciclo de los nervios. El músculo cuelga, Como recuerdo, en los museos; Mas no por eso tenemos menos fuerza: El vigor verdadero Reside en la cabeza. Por qué cantáis la rosa, ¡Oh Poetas! Hacedla florecer en el poema; Sólo para nosotros Viven todas las cosas bajo el Sol. El Poeta es un pequeño Dios. Y una foto de él.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas El secreto era saber que su verdadera naturaleza vivía, con la perfección de un número no escrito..
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Juan se dedicó a ello con ferocidad, día tras día, desde el amanecer hasta después de la medianoche. Y a pesar de todo su esfuerzo no logró moverse ni un milímetro del sitio donde se encontraba. -¡Olvídate de la fe! -le decía Chiang una y otra vez-. Tú no necesitaste fe para volar, lo que necesitaste fue comprender lo que era el vuelo. Esto es exactamente lo mismo. Ahora intentalo otra vez... Así un día, Juan, de pie en la playa, cerrado los ojos, concentrado, como un relámpago comprendió de pronto lo que Chiang le había estado diciendo. -¡Pero si es verdad! ¡Soy una gaviota perfecta y sin limitaciones! -y se estremeció de alegría. -¡Bien! -exclamó Chiang, y hubo un tono de triunfo en su voz. Juan abrió sus ojos. Quedó solo con la gaviota mayor en una playa completamente distinta; los árboles llegaban hasta el borde mismo del agua, dos soles gemelos y amarillos giraban en lo alto. -Por fin has captado la idea -dijo Chiang-, pero tu control necesita algo más de trabajo. Juan se quedó pasmado. -¿Dónde estamos? Sin que le impresionara el extraño paraje, la mayor ignoró la pregunta. -Es obvio que estamos en un planeta que tiene un cielo verde y una estrella doble por sol. Juan lanzó un grito de alegría, el primer sonido que haba pronunciado desde que dejara la Tierra: -¡Resultó! -Bueno, claro que resultó, Juan. Siempre resulta cuando se sabe lo que se hace. Y ahora, volviendo al tema de tu control...
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Yo voy a dejar un cuento del primer libro que me regaló mi abu para un día del niño! ... Lo llevo guardado en mi corazón. Corazón Edmundo de Amicis De los Apeninos a los Andes Hace mucho tiempo un muchacho genovés, de trece años, hijo de un obrero, viajó desde Génova hasta América sólo para buscar a su madre. Ella se había ido dos años antes a Buenos Aires, capital de Argentina, para ponerse al servicio de alguna casa rica y ganar así, en poco tiempo, el dinero necesario para levantar a la familia, la cual, por efecto de varias desgracias, había caído en la pobreza y tenía muchas deudas. No son pocas las mujeres animosas que hacen tan largo viaje con aquel objetivo.Gracias a los buenos salarios que allí encuentranlas personas que se dedican a servir, éstas vuelven a su patria,al cabo de algunos años, con algunos miles de pesos. La pobre madre había llorado lágrimas de sangre al separarse de sus hijos, uno de dieciocho años y otro de once; pero marchó muy animada y con el corazón lleno de esperanzas. El viaje fue feliz; apenas llegó a Buenos Aires encontró en seguida, por medio de un comerciante genovés, primo de su marido, establecido allí desde hacía mucho tiempo, una excelente familia del país, que le daba buen salario y la trataba bien.... (continúa)
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Juan Salvador Gaviota -Richard Bach Su manera de demostrar el amor era compartir algo de la verdad que había visto con alguna gaviota...
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Cuando regresaron, había anochecido. Las otras gaviotas, miraron a Juan con reverencia en sus ojos dorados, porque le habían visto desaparecer de donde había estado plantado por tanto tiempo. Aguantó las felicitaciones durante menos de un minuto. -Soy nuevo aqui. Acabo de empezar. Soy yo quien debe aprender de vosotros. -Me pregunto se eso es cierto, Juan -dijo Rafael, de pie cerca de él-. En diez mil años no he visto una gaviota con menos miedo de aprender que tú. La Bandada se quedó en silencio, y Juan hizo un gesto de turbación. -Si quieres, podemos empezar a trabajar con el tiempo -dijo Chiang-, hasta que logres volar por el pasado y el futuro. Entonces, estarás preparado para empezar lo más difícil, lo más colosal, lo más divertido de todo. Estarás preparado para subir y comprender el significado de la bondad y el amor. Pasó un mes, o algo que pareció un mes, y Juan aprendía con gran rapidez. Siempre había sido veloz para aprender lo que la experiencia normal tenía para enseñarle, y ahora, como alumno especial de la mayor en persona, asimiló las nuevas ideas como si hubiera sido una supercomputadora de plumas. Pero al fin llegó el día en que Chiang desapareció. Había estado hablando calladamente con todos ellos, exhortándoles a que nunca dejaran de aprender, de practicar y de esforzarse por comprender más acerca del perfecto e invisible principio de toda vida. Entonces, mientras hablaba, sus plumas se hicieron más y más resplandecientes hasta que al fin brillaron de tal manera que ninguna gaviota pudo mirarle. -Juan -dijo, y éstas fueron las últimas palabras que pronunció-, sigue trabajando en el amor. Cuando pudieron ver otra vez, Chiang había desaparecido. Con el pasar de los días, Juan se sorprendió pensando una y otra vez en la Tierra de la que había venido. Si hubiese sabido allí una décima, una centésima parte de lo que ahora sabía, ¡cuanto más significado habría tenido entonces la vida!Se quedó en la arena y empezó a preguntarse si allí abajo habría una gaviota allá abajo que estuviese esforzándose por romper sus limitaciones, por entender el significado del vuelo más allá de una manera de trasladarse para conseguir algunas migajas caídas de un bote. Quizás hasta hubiera un Exilado por haber dicho la verdad ante la bandada. Y mientras más practicaba Juan sus lecciones de bondad, y mientras más trabajaba para conocer la naturaleza del amor, más deseaba volver a la Tierra. Porque, a pesar de su pasado solitario, Juan Gaviota había nacido para ser instructor, y su manera de demostrar el amor era compartir algo de la verdad que había visto, con alguna gaviota que estuviese pidiendo sólo una oportunidad de ver la verdad por sí misma. Rafael, adepto ahora a los vuelos a la velocidad del pensamiento y a ayudar a que los otros aprendieran, dudaba. -Juan, fuiste exilado una vez. ¿Por qué piensas ahora que alguna gaviota de tu pasado va a escucharte ahora? Ya sabes el refran, y es verdad: Gaviota que ve lejos, vuela alto. Esas gaviotas de donde has venido se lo pasan en tierra, graznando y luchando entre ellas. Están a mil kilómetros del cielo. ¡Y tú dices que quieres mostrarles el cielo desde donde están paradas! ¡Juan, ni siquiera pueden ver los extremos de sus propias alas! Quédate aquí. Ayuda a las gaviotas novicias de aqui, que están bastante avanzadas como para comprender lo que tienes que decirles. Se quedó callado un momento, y luego dijo: -¿Qué habría pasado si Chiang hubiese vuelto a sus antiguos mundos? ¿Dónde estarías tú ahora? El último punto era el decisivo, y Rafael tenía razón. Gaviota que ve lejos, vuelta alto. Juan se quedó y trabajó con los novicios que iban llegando, todos muy listos y rápidos en sus deberes. Pero volvió el viejo recuerdo, y no podía dejar de pensar en que a lo mejor había una o dos gaviotas allá en la Tierra que también podrían aprender. ¡Cuánto más habría sabido ahora si Chiang le hubiese ayudado cuando era un exilado! -Rafa, tengo que volver -dijo por fin-. Tus alumnos van bien. Te podrán incluso ayudar con los nuevos. Rafael suspiró, pero prefirió no discutir. -Creo que te echaré de menos, Juan -fue todo lo que le dijo. -¡Rafa, qué vergüenza! -dijo Juan reprochándole-. ¡No seas necio! ¿Qué intentamos practicar todos los días? ¡Si nuestra amistad depende de cosas como el espacio y el tiempo, entonces, cuando por fin superemos el espacio y el tiempo, habremos destruido nuestra propia hermandad! Pero supera el espacio, y nos quedará sólo un aquí. Supera el tiempo, y nos quedará sólo un ahora. Y entre el aqui y el ahora, ¿no crees que podremos volver a vernos un par de veces? Rafael Gaviota tuvo que soltar una carcajada. -Estás hecho un pájaro loco -dijo tiernamente-. Si hay alguien que pueda mostrarle a uno en la tierra cómo ver a mil millas de distancia, ése será Juan Salvador Gaviota. -se quedó mirando la arena-: Adiós, Juan, amigo mío. -Adiós, Rafa. Nos volveremos a ver. -Y con esto, Juan evocó en su pensamiento la imagen de las grandes bandadas de gaviotas en la orilla de otros tiempos, y supo, con experimentada facilidad, que ya no era sólo hueso y plumas, sino una perfecta idea de libertad y vuelo, sin limitación alguna.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Estos son letras de tangos....que me gustan mucho. Uno Letra: Enrique Santos Discepolo Uno busca lleno de esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias... Sabe que la lucha es cruel y es mucha pero lucha y se desangra por la fe que lo empecina. Uno va arrastrándose entre espinas y en su afán de dar su amor sufre y se destroza hasta entender, que uno se ha quedao sin corazón... Precio de castigo que uno entrega por un beso que no llega o un amor que lo engaño. Vacío ya de amar y de llorar tanta traición. Si yo tuviera el corazón, el corazón que di. Si yo pudiera como ayer querer sin presentir. Es posible que a tus ojos que me gritan su cariño los cerrara con mis besos. Sin pensar que eran como esos otros ojos, los perversos, los que hundieron mi vivir. Si yo tuviera el corazón, el mismo que perdí... Si olvidara a la que ayer lo destrozo, y pudiera amarte, me abrazaría a tu ilusión para llorar tu amor. Pero Dios te puso en mi camino sin pensar que ya es muy tarde y no sabré como quererte... Déjame que llore como aquel que sufre en vida la tortura de llorar su propia muerte. Pura como sos habrías salvado mi esperanza con tu amor. Uno esta tan solo en su dolor, Uno esta tan ciego en su penar. Pero un frío cruel que es peor que el odio, punto muerto de las almas, tumba horrenda de mi amor, maldijo para siempre y me robo toda ilusión... 1943
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Cambalache Letra y música de Enrique Santos Discépolo (1935) Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé. En el quinientos seis y en el dos mil, también. Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos, contentos y amargaos, barones y dublés. Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldá insolente, ya no hay quien lo niegue. Vivimos revolcaos en un merengue y en el mismo lodo todos manoseados. Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador... ¡Todo es igual! ¡Nada es mejor! Lo mismo un burro que un gran profesor. No hay aplazaos ni escalafón, los ignorantes nos han igualao. Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, da lo mismo que sea cura, colchonero, Rey de Bastos, caradura o polizón. ¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón! Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón... Mezclao con Stravisky va Don Bosco y La Mignon, Don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín... Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remache ves llorar la Biblia junto a un calefón. Siglo veinte, cambalache problemático y febril... El que no llora no mama y el que no afana es un gil. ¡Dale, nomás...! ¡Dale, que va...! ¡Que allá en el Horno nos vamo’a encontrar...! No pienses más; sentate a un lao, que ha nadie importa si naciste honrao... Es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata, que el que cura, o está fuera de la ley...
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Milonga del trovador Música: Astor Piazzolla Letra: Horacio Ferrer (milonga) Soy de una tierra hermosa de América del Sur, en mezcla gaucha de indio con español. De piel y voz morochas vi en mi guitarra que al mundo van las coplas, y me fui yo. Con un rumor de nido volaban tras de mí, aquellos pañuelitos en la estación. Pero soy peregrino y a mi nostalgia le canto así en la oreja del corazón: Vamos a la distancia, sí, que soy el trovador, si la distancia llama, yo jamás veré ponerse el sol. Vamos a la distancia, ya, y si no llego, amor, vos le darás mi alma de argentino y de cantor. Mi casa es donde canto porque aprendí a escuchar la voz de Dios que afina en cualquier lugar, ecos que hay en las plazas y en las cocinas, al borde de una cuna y atrás del mar. Si en esta andanza un día me espera la vejez, ya mi niñez le hará la segunda voz; y al fin con dos gargantas, a mi agonía, le cantaré en la oreja del corazón: Vamos a la distancia, sí, que soy el trovador, si la distancia llama yo jamás veré ponerse el sol. Vamos a la distancia, ya, y si no llego, amor, vos le darás mi alma de argentino y de cantor.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas .................... Por algún tiempo mantuvo con los suyos una correspondencia regular. Como habían convenido entre sí, el marido dirigía las cartas al primo, quien las entregaba a la mujer; ésta, a su vez, le daba las contestaciones para que las mandase a Génova, escribiendo él, por su parte, algunos renglones. Ganaba ochenta pesos al mes, y comono gastaba nada en ella, enviaba a su casa, cada tres meses, una buena suma, con la cual el marido, que era un hombre de bien, iba pagando poco a poco las deudas más urgentes y adquiriendo así buena reputación. Entre tanto, trabajaba y estaba contento con lo que hacía; pero también esperaba que su mujer volviera dentro de poco, pues la casa parecía que estaba como en sombra desde que ella faltaba, y el hijo menor, que quería mucho a su madre, se entristecía y no podía resignarse a su ausencia. Pero transcurrido un año desde la marcha, después de una carta breve en la que decía no estar bien de salud, no se recibieron más. Escribieron dos veces al primo, y éste no contestó. Escribieron, también, ala familia del país donde estaba sirviendo la mujer; pero sospecharon que no llegaría la carta, porque habían equivocado el nombre en el sobre, y, en efecto, no tuvieron contestación. (continúa)
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Uhhhh clausecitasi te lee mi padre! que bueno, cuanto sentimiento!