Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Gracias clause, estoy al día con juvenilla! que lindo el pasaje en el que cuenta como eran los escapes por la cocina! ... y si, la vida del este gran literato! a mí me fascina.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Si que es muy lindo este libro!!! ...y estoy poniendo de a un capìtulo, para que no se haga tan largo de leer...porque si pongo de a varios ,lo ven larguisimo y se asustan!!
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Juvenilia-Miguel Cané 5 A MÁS de las escapadas nocturnas, había las cenas furtivas y algunas calaveradas soberbias de los grandes que nos llenaban de admiración. El doctor Agüero estaba ya muy viejo; bueno y cariñoso, vivía en un optimismo singular respecto a los estudiantes, ángeles calumniados siempre, según su opinión. Recuerdo un carnaval en que hicimos atrocidades en el atrio; los chicos, con las manos llenas de carmín, azul molido y harina, asaltábamos de improviso a los paseantes, les llenábamos los ojos y el rostro con la mezcla, y cuando aquellos hombres enfurecidos se nos venían encima, nos poníamos a cubierto, por medio de una ágil retirada, detrás del sólido baluarte de los puños de Eyzaguirre, Pastor, Julio Landivar, Dudgeon, el tranquilo Marcelo Paz, que sólo levantaba el brazo cuando veía pegar a un débil, etc. El pugilato comenzaba, guardándose estrictamente las reglas de caballería, pero el asaltante, olvidado del noble ejercicio, no llevaba la mejor parte. Uno de ellos, un francés que tenía una peluquería frente al colegio y que nos profesaba suma antipatía por nuestro escaso consumo de sus artículos, fue preparado por mí y ribeteado por Eyzaguirre; justamente enfurecido, se precipitó a llevar la queja al doctor Agüero. Un chico le previno, y presentándose llorando ante el anciano, le dijo que aquel hombre le había pegado y que Eyzaguirre lo había defendido. ¡Decir el furor del buen rector! Quería mandar preso al peluquero, que ante aquella amenaza quedó estupefacto; pero la denuncia surtió su efecto, porque, para que no nos pegaran más (y lo decía sinceramente), nos hizo abandonar el atrio.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Este es otro artículo de una suma de acontecimientos que agrego de Edmundo de Amicis! .................... Un artículo de un diario donde se publica la solicitud del Municipio para recibir a tan distinguido personaje. "Buenos Aires, Marzo 10 de 1884 Sr presidente del Honorable Concejo Deliberante Municipal. Dr. Alberto M. Larroque Se anuncia la próxima llegada a esta ciudad del distinguido literato italiano Edmundo de Amicis y Buenos Aires debe hospedar dignamente a esta persona que ocupa un lugar tan culminante en las letras, haciéndole grata una permanencia que será sin duda muy fructífera al país, por los conocimientos que el viajero divulgará en Europa con toda la autoridad de su palabra respetada. Animada la intendencia del propósito de hacer concurrir al Municipio a los honores que se preparan al distinguido escritor, solicito autorización del Honorable Concejo para hacerle preparar un alojamiento adecuado en el Hotel "La Paz" ú otro. Reitero con este motivo al Sr. Presidente las seguridades de mi mayor consideración. Firman Torcuato de Alvear Mariano Obarri Secretario"
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Cuantos nombres aparecen acá, muchos llegaron a formar intervenir en los asuntos de esa generación que cambió el aire y el rumbo de nuestro país... Espero clausecita encontrarme con mis apuntes y así poder volcar acá muchos de estos niños, que hoy nos recuerdas al trascribirnos Juvenilla!
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas De los apeninos a los Andes .Hacía más de dos semanas que estaban de marcha. Cuando llegaron al punto en que el camino de Tucumán se aparta del que va a Santiago, el capataz le avisó que debían separarse. Le hizo algunas indicaciones respecto al trayecto, le cargó el equipaje sobre las espaldas, de modo que no le incomodase para andar, y abreviando, como si temiera conmoverse, lo despidió. El muchacho apenas tuvo tiempo para besarle en un brazo. También los demás hombres, que tan duramente lo habían tratado, parece que sintieron un poco de lástima al verlo quedarse tan solo, y le decían adiós con la mano, al alejarse. Él devolvió el saludo, permaneció unos momentos mirando el convoy que se perdía entre el rojizo polvo del campo, y después se puso en camino, tristemente. Una cosa, sin embargo, lo animó algo desde el principio. Después de tres días de viaje, a través de aquella llanura, interminable y siempre igual, vio delante de sí una cadena de altísimas montañas azules, con las cimas blancas, que le recordaban los Alpes. Le parecía acercarse a su país. Eran los Andes, la espina dorsal del continente americano, la inmensa cadena que se extiende desde la Tierra del Fuego hasta el mar glacial del Polo Ártico, por 110 grados de latitud. También lo animaba sentir que el aire se iba haciendo cada vez más cálido; y esto sucedía porque, marchando hacia el norte, se iba acercando a las regiones tropicales. A grandes distancias encontraba pequeños grupos de casas con una tiendecilla, y compraba algo para comer. Encontraba hombres a caballo; veía, de vez en cuando, mujeres y niños sentados en el suelo, inmóviles y serios. Eran caras completamente nuevas para él, color de tierra, con los ojos oblicuos, los huesos de las mejillas prominentes. Lo miraban fijo y lo seguían con la mirada, volviendo la cabeza lentamente, como autómatas. Eran indios. El primer día anduvo hasta que le faltaron las fuerzas, y durmió debajo de un árbol. El segundo anduvo bastante menos, y con menos ánimos. Tenía las botas rotas, los pies desollados y el estómago débil por la mala alimentación. En la noche empezaba a tener miedo. Habíaoído decir, en Italia, que en aquel país había serpientes; creía oírlas arrastrarse; se detenía, tomaba luego carrera y sentía frío en los huesos. A veces sentía una gran lástima de sí mismo, y lloraba en silencio, mientras caminaba. Después pensaba: "¡Oh, cuánto sufriría mi madre si supiese que tengo tanto miedo!". Y este pensamiento le daba ánimos. Luego, para distraerse del terror, pensaba en ella, traía a su mente sus palabras cuando salió de Génova, y el modo como le solía arreglar las mantas bajo la barbilla, cuando estaba en la cama; y cuando era niño, que a veces lo cogía en sus brazos, diciéndole: "¡Estate aquí un poco conmigo!"; y estaba así mucho tiempo, con la cabeza apoyada sobre la suya y entregada a sus pensamientos. Y decía para sí: "¿Volveré a verte alguna vez, madre querida? ¿Llegaré al fin de mi viaje, madre mía?" Y andaba; andaba, en medio de árboles desconocidos, entre vastas plantaciones de cañas de azúcar, por prados sin fin, siempre con aquellas grandes montañas azules por delante, que cortaban el sereno cielo con sus altísimos conos. Pasaron cuatro días, cinco, una semana. Las fuerzas le iban faltando rápidamente, y los pies le sangraban. Al fin, una tarde, al ponerse el sol, le dijeron: -Tucumán está a cinco leguas de aquí. Dio un grito de alegría y apretó el paso, como si hubiese recobrado en el momento todo el vigor perdido. Pero fue breve ilusión. Las fuerzas lo abandonaron de nuevo, y cayó extenuado a la orilla de una zanja. Mas el corazón le saltaba de gozo. El cielo, cubierto de estrellas, nunca le había parecido tan hermoso. Lo contemplaba, echado sobre la hierba para dormir, y pensaba que su madre miraría quizá también al mismo tiempo el cielo: "¡Oh madre mía! ¿Dónde estás? ¿Qué haces en este instante? ¿Piensas en tu hijo? ¿Te acuerdas de tu Marcos, que está tan cerca de ti?" ¡Pobre Marcos! Si él hubiese podido ver en qué estado se encontraba entonces su madre, hubiera hecho esfuerzos sobrehumanos para caminar aún, y llegar hasta ella cuanto antes. Estaba enferma en la cama, en un cuarto de un piso bajo de la casita solariega donde vivía toda la familia Mequínez, la cual le había tomado mucho cariño y la asistía muy bien. La pobre mujer estaba ya delicada cuando el ingeniero Mequínez tuvo que salir precipitadamente de Buenos Aires, y no se había mejorado del todo con el buen clima de Córdoba. Pero después, el no haber recibido contestación a sus cartas, del marido ni del primo, el presentimiento siempre vivo de alguna gran desgracia, la ansiedad continua en que vivía, dudando entre marchar y quedarse, cada día esperando una mala noticia, la habían hecho empeorar considerablemente. Por último, se había presentado una enfermedad gravísima: una hernia intestinal estrangulada. Desde hacía quince días no se levantaba. Era necesaria una operación quirúrgica para salvarle la vida. Precisamente, en aquel momento, mientras su Marcos la invocaba, estaban junto a su cama el amo y el ama de la casa convenciéndola, con mucha dulzura, para que se dejase hacer la operación. Un afamado médico de Tucumán había ya venido la semana anterior, inútilmente. -No, queridos señores -decía ella-, no tiene objeto; yo no tengo ya más fuerza para resistir, y moriré bajo los instrumentos del cirujano. Mejor es que me dejen morir así. No me importa la vida. Todo ha concluido para mí. Es preferible que muera antes de saber lo que haya ocurrido en mi familia. (Continúa)
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Nunca te pierdas en ese pueblo Un escritor llegó a un pueblito mexicano, alejado de toda civilización. Tenía la idea de escribir un libro con las anécdotas de los pobladores, para reflejar sus hábitos y su cultura. A tal fin, se fue a buscar al hombre más viejo del pueblo. Cuando lo tuvo enfrente le explicó: - Mire, estoy juntando datos para escribir un libro. ¿Usted se sabe alguna historia que pudiéramos contarle a los de la ciudad ? Algo que usted haya vivido y que recuerde con frecuencia. El anciano puso la mirada en blanco como buscando un recuerdo y empezó su historia: - ¡Ah, sí! Una vez se perdió la esposa del Chuy, el que vive aquí tras lomita. Pues se vino la noche y la señora que no apareció. Entonces todos los hombres del pueblo nos reunimos y nos llevamos un buen cargamento de mezcal y nos metimos al monte a buscarla. Allá a los tantos días la encontramos y como ya andábamos medio querendones por el mezcal, pues uno por uno le soltamos la pasión a la esposa del Chuy... El escritor se asombró ante el morbo con el que el anciano recordaba esa anécdota y pensó que no podía contar ese episodio, así que optó por cambiar de tema: - ¿No se acuerda de algo cómico? Algo que lo haga reír a usted y a todos los del pueblo? No sé, algo extraño. Una vez más el anciano hizo su particular gesto, una sonrisa se esbozó en su rostro e inició una nueva historia: - ¡Pues sí! Una vez se perdió una chivita del Vicente. Pues la noche se vino y la chiva no apareció. Nos volvimos a reunir todos los hombres del pueblo, nos hicimos de un buen cargamento de mezcal y nos metimos al monte a buscarla. Después de días la encontramos y como ya andábamos medio querendones por el mezcal, pues otra vez, uno por uno, le dimos calor a la chivita. Y el anciano soltó una carcajada lasciva mientras le brillaban los ojos de manera muy rara. El escritor, para no quedarse con el viaje en balde, volvió a insistir: - Y... ¿No tendrá otra historia? Tal vez algo triste. Algo que lo haga llorar ? La risa del anciano desapareció de inmediato, la vista se le nubló y dos lágrimas se le escurrieron por sus curtidas mejillas. Con una voz casi imperceptible dijo: - Sí, una... una vez me perdí yo. jaja, lo pusieron mirando hacia el papiol !!
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Soneto de repente Lope de Vega Un soneto me manda hacer Violante; en mi vida me he visto en tal aprieto, catorce versos dicen que es soneto, burla burlando van los tres delante. Yo pensé que no hallara consonante y estoy a la mitad de otro cuarteto; mas si me veo en el primer terceto, no hay cosa en los cuartetos que me espante. Por el primer terceto voy entrando, y aún parece que entré con pie derecho, pues fin con este verso le voy dando. Ya estoy en el segundo, y aún sospecho que estoy los trece versos acabando: contad si son catorce, y está hecho.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Desmayarse, atreverse… Lope de Vega Desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y animoso; no hallar fuera del bien centro y reposo, mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, enojado, valiente, fugitivo, satisfecho ofendido receloso; huir el rostro al claro desengaño, beber veneno por licor suave, olvidar el provecho, amar el daño; creer que el cielo en un infierno cabe, dar la vida y el alma a un desengaño, esto es amor: quien lo probó lo sabe.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Estoy leyendo. Qué hermosa la imagen que ofrece: yacarés de la orilla calentaban ya el paisaje Busqué imágenes de la hormiga corrección y no encontré nada Muy bello. El silencio se esconde detrás de la oreja. !Qué locura! ¡Qué locura! Que la locura dé un paso al lado y llegue la desolación. Años atrás leía al admirable Ernesto Sábato lo siguiente: La diferencia entre un loco y un artista es que el loco está siempre en su mundo de ensoñación o delirio y el artista puede ir y venir de ese mundo de locura. Algo así ...y a mi.... me encantó. He aprendido mucho al leer al señor Sábato. Estoy recién leyendo a Juvenilia A propósito de sueños, poetas y melancolía, les dejo lo siguiente: ” A ser uno con todo lo viviente, volver en un feliz olvido de sí mismo, al todo de la naturaleza. A menudo alcanzo esa cumbre…pero un momento de reflexión basta para despeñarme de ella. Medito, y me encuentro como estaba antes, solo, con todos los dolores propios de la condición mortal, y el asilo de mi corazón, el mundo enteramente uno, desaparece; la naturaleza se cruza de brazos, y yo me encuentro ante ella como ante un extraño, y no la comprendo. Ojala no hubiera ido nunca a vuestras escuelas, pues en ellas es donde me volví tan razonable, donde aprendí a diferenciarme de manera fundamental de lo que me rodea; ahora estoy aislado entre la hermosura del mundo, he sido así expulsado del jardín de la naturaleza, donde crecía y florecía, y me agosto al sol del mediodía. Oh, sí! El hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona.” Hiperión o el eremita en Grecia Friedrich Hölderlin (1770-1843 Me gusta muuuuuuuuucho Holderlin, pero entre la cultura y la naturaleza me quedo con la primera, es que soy muy miedosa. Los animalitos que tienen por el Paraná, Corrientes son de temer Es que en Chilito, no tenemos bichitos que nos hagan daño, de repente terremotos
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Hola Anveri!!! ...me encanta como recorres todo minuciosamente!!! ... A mi ,los bichitos peligrosos no me gustan tampoco,...pero los terremotos menos!!