Poemas, cuentos y leyendas

Discussion in 'Temas de interés (no de plantas)' started by mai^a, Feb 27, 2008.

  1. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Poema de navidad

    Para eso fuimos hechos:
    para amar y ser amados,
    para llorar y hacer llorar,
    para enterrar a nuestros muertos;
    por eso tenemos brazos largos para los adioses,
    manos para coger lo que no nos fue dado,
    dedos para cavar la tierra.

    Asi sera nuestra vida:
    una tarde siempre a olvidar,
    una estrella apagandose en tinieblas,
    un camino entre dos túmulos;
    por eso tenemos que velar,
    hablar bajo, pisar suave, ver
    la noche dormir en silencio.

    No hay mucho que decir:
    una canción sobre la cuna,
    un verso, tal vez, de amor,
    una oracion por quien se va;
    pero que no olvide esa hora
    y nuestros corazones se entreguen
    por ella, graves, y simples.

    Pues para eso fuimos hechos:
    para esperar en el milagro,
    para participar en la poesia,
    para ver la cara de la muerte;
    de repente no esperaremos...
    La noche es joven hoy, de la muerte
    apenas hemos nacido, inmensamente.


    Poema de Venicius de Morales

    se los copio tambien en el idioma original....


    Poema de Natal
    de Vinícius de Moraes






    Para isso fomos feitos:
    Para lembrar e ser lembrados
    Para chorar e fazer chorar
    Para enterrar os nossos mortos -
    Por isso temos braços longos para os adeuses
    Mãos para colher o que foi dado
    Dedos para cavar a terra.


    Assim será a nossa vida:
    Uma tarde sempre a esquecer
    Uma estrela a se apagar na treva
    Um caminho entre dois túmulos -
    Por isso precisamos velar
    Falar baixo, pisar leve, ver
    A noite dormir em silêncio.


    Não há muito que dizer:
    Uma canção sobre um berço
    Um verso, talvez, de amor
    Uma prece por quem se vai -
    Mas que essa hora não esqueça
    E por ela os nossos corações
    Se deixem, graves e simples.


    Pois para isso fomos feitos:
    Para a esperança no milagre
    Para a participação da poesia
    Para ver a face da morte -
    De repente nunca mais esperaremos...
    Hoje a noite é jovem; da morte, apenas
    Nascemos, imensamente.



     
  2. mai^a

    mai^a My Garden

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Que maravilla clau! .. gracias por traernos
    estos poemas que te llenan el alma!
     
  3. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Hola Maia!:beso: :beso: Este poema me parece hermosisimo!:razz:
     
  4. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Juvenilia-Miguel Cané


    23
    FUE un día bullicioso aquel en que se nos anuncio que en breve
    empezaría a funcionar la clase de literatura regida por el señor
    Gigena. Teníamos hambre de lanzarnos en esa vía del arte; las
    novelas nos habían preparado el espíritu para esa tarea y nos parecía
    imposible que al año de curso no nos encontráramos en estado de
    escribir a nuestra vez un buen romance, con muchos amores,
    estocadas, sombras, luchas, escenas todas de descomunal efecto. Ya
    para aquel entonces había yo comenzado a borronear papel, y a más
    de dos cretinisrnos juveniles que mis parientes de la “Tribuna”,
    publicaron con sendas laudatorias, tenía casi concluida una novela que
    pasaba en una estancia durante las vacaciones, y cuyo héroe principal
    era un gaucho cantor. Creo que algo de eso se publicó después bajo un
    seudónimo, como si temiera comprometer mi gravedad en tales ligerezas.
    Mi compañero de trabajos literarios era Adolfo Lamarque, que
    me llevaba dos ventajas insuperables: hacía versos y era externo. A
    pesar de estar sentados juntos en clase, nos dirigíamos frecuentes
    cartas, las mías siempre en prosa, pero las suyas generalmente
    rimadas. Lamarque versificaba con suma facilidad. Recuerdo que una
    vez que debíamos hacer una composición en clase sobre "El sueño de
    Aníbal", Lamarque, el único, presentó la suya en verso. Para mí una
    obra maestra, y aun tengo en la memoria los primeros versos.
    Empezaba así:
    Despierta, Aníbal, del letargo horrendo
    Que aquí te tiene encadenado, y vuela
    A vengar a Duilio...
    Lamarque me enloquecía, pintándome en verso, prosa y
    narraciones orales, los primores maravillosos del Orphée aux Enfers,
    que se daba entonces por primera vez en el teatro Argentino. La
    descripción del traje de la “Opinion Publique” tomaba siete octavas
    partes de la narración, destinadas a pintar precisamente lo que no
    cubría. Diana, Venus, la opulenta Juno completaban el cuadro. No
    tenía la menor noción de esas grandezas; un deseo inmoderado de
    gozar yo también de ese espectáculo soberano me impedía estudiar,
    apartar un instante mi pensamiento de todo ese Olimpo adorable. Así,
    un día que Gigena nos dio por tema de disertación escrito ese cuadro
    de Suetonio: "Nerón, desde lo alto del Capitolio rodeado de sus
    cortesanas, la lira en la mano y ceñida la frente de guirnaldas,
    contempla el incendio de Roma", no sé qué pasó por mí. Me olvidé
    que el objeto primordial retórico, obligado, era vilipendiar a Nerón,
    ponerlo por el suelo en nombre de la moral más elemental, concluir
    por una peroración vigorosa, en la que se ofreciera ese ejemplo
    abominable a los reyes todos de la tierra. "Amor sonó la lira", como
    habría dicho don C. Varela, y debuté por la pintura de un incendio
    durante la noche. En vez de hablar de las madres, niños y ancianos
    víctimas del fuego, en vez de mencionar gravemente los capitales
    perdidos y las obras de arte destruidas, no veía sino las llamas
    colosales jugueteando en la atmósfera, el humo denso y abrillantado
    por el resplandor, el rugido de las hogueras, la muchedumbre humana
    en convulsión. Y allá en la altura, Nerón, bello como un dios pagano,
    desnudo corno un efebo, cantando versos sonoros y vibrantes,
    mientras mujeres de incomparable hermosura sostenían su cabeza con
    sus blancos senos, le escanciaban vinos selectos y humedecían su sien
    con la guirnalda siempre fresca... Insensiblemente pasé los limites
    verdosos de la ilusión discreta, llegué a licencias de Petronius, alcancé
    a Lucius, al final, ciertas páginas de Gautier habrían sido cartas de
    Chesterfield al lado de mi composición. Gigena se alarmó y me hizo
    suspender la lectura a la mitad, a pesar de las protestas de los
    compañeros, que viendo aquel "boccato”, querían gozarlo integro.
    Por lo demás, forzoso me es declarar que aquella clase de
    literatura tuvo efectos funestos sobre nosotros. Fundamos diarios
    manuscritos, cuya "impresión" nos tomaba noches enteras, en los que
    yo escribía artículos literarios donde hablaba del "festín de las brisas y
    los céfiros en el palacio de las selvas", y en los que Lamarque, F.
    Cuñado, E. del Campo y otros, publicaban versos. Esas diarios
    hicieron allí el mismo efecto que en los pueblos de campaña: turbaron
    la armonía y la paz, agitaron y agriaron los ánimos, y más de un ojo
    debió el oscuro ribete con que apareció adornado a las polémicas
    vehementes sostenidas por la prensa. Por mi parte, tuve un duelo
    feroz. Ignoro hoy si mi adversario sufrió; pero sí recuerdo que, aunque
    el honor quedó en salvo, salí de la arena mal acontecido, sin ver claro,
    con una variante en la forma nasal y un dedo de la mano derecha
    fuera de su posición normal. Un joven romano habría jurado no
    ocuparse más de prensa en su vida; pero las preocupaciones se van y
    los instintos quedan. ¡Oh! ¡Qué himnos cantara hoy al periodismo si
    sólo golpes y magullones me hubiera costado! ...
     
  5. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Canción de Navidad-Charles Dickens
    1-El Espectro de Marley
    Continuación
    Scrooge hizo esa pregunta porque no sabía sí un espectro tan transparente se hallaría en condiciones de tomar una silla, y pensó que, en el caso de que le fuera imposible, habría necesidad .de una explicación embarazosa. Pero el Espectro tomó asiento enfrente del hogar, como si estuviera habituado a ello.

    -¿No creéis en mí? -preguntó el Espectro. ~ -No -contestó Scrooge.

    -¿Qué evidencia deseáis de mi existencia real, además de la de vuestros sentidos?

    -No lo sé.

    -¿Por qué dudáis de vuestros sentidos? ~ . --Porque lo más insignificante -dijo Scrooge- les hace impresión. El más ligero trastorno del estómago les hace fingir. Tal vez sois un trozo de carne que no he digerido, un poco de mostaza, una miga de queso, un pedazo de patata poco cocida. Hay más de guiso que de tumba en vos, quienquiera que seáis.

    Scrooge no tenía mucha costumbre de hacer chistes, y, según entonces sentíase el corazón, sus bromas tenían que ser chocarreras. Lo cierto es que procuraba mostrar agudeza como medio de distraer su propia atención y ahuyentar su terror, pues la voz del Espectro le trastornaba hasta la médula de los huesos.

    Permanecer sentado. con la vista clavada en aquellos ojos vidriosos, en silencio, durante unos instantes, sería estar, según pensaba Scrooge, con el mismo Demonio. Había algo muy espantoso, además, en la atmósfera infernal, propia de él, que rodeaba al Espectro. Scrooge no pudo sentirla por sí mismo, pero no por eso era menos real, pues, aunque el Espectro se hallaba en completa inmovilidad, sus cabellos, los ribetes de su casaca, se agitaban todavía impulsados por el ardiente vapor de un horno.

    -¿Veis este mondadientes? -dijo Scrooge, volviendo apresuradamente a la carga, por la razón que acabamos de exponer. y deseando, aunque sólo fuera durante un segundo, apartar de él la pétrea mirada del aparecido.

    -Lo veo -replicó el Espectro. -¡Si no lo miráis! -dijo Scrooge.

    -Pero lo veo, sin embargo -replicó el Espectro. -¡Bien! -repuso Scrooge-. No haría yo más que tragármelo. y durante toda mí vida veríame perseguido por una legión de duendes creados por mi fantasía. ¡Patrañas. digo yo; patrañas!

    Entonces el Espíritu lanzó un grito espantoso y sacudió su cadena con un ruido tan terrible, que Scrooge tuvo que apoyarse en la silla para no caer desmayado. Pero mayor fue su espanto cuando el Fantasma, quitándose la venda que le ceñía la frente, como si notara demasiado calor bajo techado. dejó caer su mandíbula inferior sobre el pecho.

    Scrooge cayó de rodillas y se llevó las manos a la cara.

    -¡Perdón! -exclamó-. Terrible aparición, ¿por qué me atormentáis?

    -Hombre apegado al mundo -replicó el Espectro--, ¿creéis en mí, o no?

    -Creo ---contestó Scrooge-. Tengo que creer. Pero, ¿por qué los espíritus vuelven a la tierra y por qué se dirigen a mí?

    -A todos los hombres se les exige -replicó el Espectro- que su espíritu se aparezca entre sus conocidos y que viajen de un lado a otro; y si un espíritu no hace tales excursiones en su vida terrenal, es condenado a hacerlas después de la muerte. Es su destino vagar por el mundo -¿oh, miserable de mí? -y no poder participar de lo que ve, aunque de ello participan los demás y es la felicidad de ellos.

    El Espectro lanzó otro grito y sacudió la cadena, retorciéndose las manos espectrales.

    -Estáis encadenado -dijo Scrooge temblando-. Decidme por qué.

    -Llevo la cadena que forjé en vida ---replicó el Espectro-. La hice eslabón a eslabón, metro a metro; la ciño a mi cuerpo por mi libre voluntad y por mi libre voluntad la usaré. ¿Os parece rara?

    Scrooge temblaba cada vez más.

    -¿O queréis saber -prosiguió el Espectro- el peso y la longitud de la cadena que soportáis? Era tari larga y tan pesada como ésta hace siete Nochebuenas. Desde entonces la habéis aumentado. y es una cadena tremenda.

    Scrooge miró al suelo alrededor del Espectro. creyendo encontrarle rodeado por unas cincuenta o sesenta brazas de férreo cable; pero nada pudo ver.

    -¿Jacob -le dijo suplicante-. viejo Jacob Marley. habladme más! ¡Habladme para mi consuelo, Jacob!

    No tengo ninguno que dar ...-replicó el Espectro-. Eso viene de otras regiones, Scrooge, y por medio de otros ministros. a otra clase de hombres que vos. No puedo deciros todo lo que deseo. Un poquito más de tiempo se me permite solamente. No puedo reposar, no puedo detenerme, no puedo permanecer en .ninguna parte. Mi espíritu nunca fue más allá de nuestro despacho..., ¡ay de mí!... En mí vida terrenal nunca mi espíritu vagó más allá de los estrechos límites de nuestra ventanilla para el cambio; ¡y qué fatigosas jornadas me quedan aún!

    Scrooge tenía por costumbre: cuando se ponía pensativo, meterse las manos en los bolsillos del pantalón. Considerando lo que el Espectro había dicho, lo hizo así, pero sin levantar los ojos y sin alzarse del suelo.

    -Debéis haber sido muy calmoso en ese asunto. Jacob -hizo observar Scrooge. en actitud comercial. aunque con humildad y deferencia.

    -¡Calmoso! -repitió el Espectro.

    -Siete años muerto -murmuró Scrooge-.¿Y viajando todo ese tiempo?

    -Todo -dijo el Espectro-, sin reposo. sin paz. ¡Incesante tortura del remordimiento!

    -¿Viajáis velozmente? -En las alas del viento.

    -Ya habréis recorrido un gran número de regiones en siete años ---dijo Scrooge.

    Al oír esto. el Espectro lanzó otro grito, haciendo rechinar .la cadena de modo espantoso en el sepulcral silencio de la noche.

     
  6. Anveri

    Anveri Fanática de nativas -aves

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    :happy:
    Hola.

    [​IMG]



    Tienen gran FIDELIDAD A LA PALABRA BELLA.

    No he leído todo, me falta, pero prometo que lo haré antes de NAVIDAD.

    :beso:
     
  7. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

     
  8. mai^a

    mai^a My Garden

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Que grande Mafalda anveri Gran pensadora universal!, Miguelito
    un idealista y manolito la contracara de ello
    por no decir materialista!! :11risotada: :11risotada:
     
  9. mai^a

    mai^a My Garden

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Es ahi en el diario "La Tribuna" donde Miguél Cané se inicia
    en el periodismo. El diario era de sus primos conocidos
    en ese entónces "Los Hermanos Valera" muy cuestionados
    por sus artículos!!
     
  10. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    ahhh...mirá!!! no sabía!:happy:
     
  11. trochamontes

    trochamontes .......

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    MAISTRITO DE PUEBLO
    (Abraham Rivera Sandoval)

    Que ya te dije que no y tus caprichos no acepto,
    Aunque me dejes de hablar, aunque te sientas molesto;
    Y aunque me hagas sentimiento no he de darte mi permiso...
    Antes, té lleno de cuero.

    Tanto dinero gastado, Tanto celo, tanto empeño,
    La primaria, secundaria, Prepa y curso propedéutico.
    Tanta hablada de tu parte Con todos tus compañeros
    Diciendo... que tú serías Un profesionista bueno,
    Que ibas para licenciado O que si no... serías médico,
    Contador, militar, cura, Político o ingeniero.

    Y hoy que estás como chiflado O loco te estás volviendo
    Me sales de babosote Con la idea de ser maestro.
    Tanto dinero gastado... Tanto afán y tanto empeño
    Tantas felicitaciones De amigos y compañeros,
    Para que hoy... con gran cinismo Tú me digas... ya no quiero
    Llegar a ser burgués cursi Si no preciado maestro.

    ¿Qué, no te va a dar vergüenza de rebajarte tan feo?
    ¿Qué no vas a sonrojarte de bajar a tal empleo?
    ¿MAISTRITO?... que grande cosa, que dignidad... que talento...
    que porvenir... que importancia, que prestigio... que abolengo.

    MAISTRITO DE ESCUELA... un torpe Que nada sabe de cierto,
    Haragán, irresponsable, Vago, pobre... un majadero.

    MAISTRITO... sólo un don nadie Un vulgar vago de pueblo,
    Que va a organizar plantones, Marchas, huelgas y jaleos.
    Un flojo que sólo quiere Ganar dinero y dinero
    Sin importarle a los niños Ni sentir el magisterio.
    Que no venera a la patria Hombre ruin, politiquero,
    Pues para él sólo es valioso Pasarla de mitotero.

    Explíqueme... licenciado Dígame usted, ingeniero
    ¿Qué va a enseñarle a los niños? ¿ Cómo va a orientar al pueblo?
    ¿Cómo va exponer su clase a los niños de primero,
    si usted no sabe contar, ni jugar, ni estar contento,
    ni sabe del trato amable y menos contar un cuento
    y sólo sabe vestirse más o menos de... cirquero?

    Muy sabihondo el hombrecito Que ni quebrados, ni enteros,
    Ni decimales, ni nada, ¿Sabe el señor embustero?
    Conque... ya dije que no Y no me siga moliendo...
    Que normal, ni que normal... No quiero que seas maestro.
    Antes te llevo al ejido Para que seas jornalero
    Pa’ que el sol te dé en el lomo Y te pongas fuerte y prieto.

    ASI ME DIJO MI PADRE Y YO QUE MUCHO LO QUIERO
    BAJE LA FRENTE Y SALI DICIENDOLE... ESTOY DE ACUERDO
    YO SERE LO QUE USTED DIGA EN VERDAD... SE LO PROMETO
    PERO... YA NO ESTE ENOJADO PUES LE HACE DAÑO... Y ME APENO.

    Salí a la calle, vagué Por las calles y los huertos,
    Por el jardín, la placita, Por la iglesia y el colegio...
    Miré a los peones cansados Sudorosos, sin aliento,
    Poniendo sobre un papel Sólo la huella del dedo.
    Vi a las mujeres descalzas Cargando leña del cerro,
    Y vi niños, muchos niños Hurgar en los basureros.

    Recogí desesperado A esa gente de mi pueblo,
    A esas gentes sin fortuna, Sin rendición, ni consuelo.
    Los metí en mi corazón, En mi entraña, en mi cerebro,
    Les di patria en mi conciencia, Y me confundí con ellos.
    Allí frente a aquellos niños Frente a esos niños enfermos,
    Pensé que eran angelitos Despreciados por el cielo.
    Miré que no tenían alas Los miré casi sin cuerpo,
    Angeles sin un hogar, Sin virgen, sin padre nuestro.

    Y pensé... si me aferrara A ser licenciado o médico,
    Contador, conferencista, Sacerdote o ingeniero,
    ¿Cómo podría despertar la conciencia de mi pueblo?
    ¿Qué les favorecería que yo lograra alto empleo,
    Sí ni justicia, ni amor, ni palabras de consuelo
    podría darles y ofrecerles para calmar su tormento?...

    entonces volví a mi hogar, todo lo tenía resuelto,
    llamé a mi padre y le dije: “Yo a usted mucho lo respeto...
    comprendo sus sacrificios, Sé de sus ansias y sueños.
    Pero hoy... quiero que me escuche, Por favor... sólo un momento.

    Si quiere que sea feliz Y desea que sirva al pueblo.
    Si quiere que colabore Para mejorar a México.
    Si usted quiere que mi vida La dedique a lo que quiero
    Luchando por la igualdad, Por la ciencia y el progreso...
    Deje padre, que yo tenga La profesión con que sueño.
    Deje que yo sea feliz Con mis niños sin colegio.
    Deje que con mi vocación Se torne clase y recreo,
    Que sea lección de cariño, Que sea canto, que sea verso,
    Que pueda yo ser lucero Con la luz del alfabeto.

    Que pueda ser manantial Que sacie la sed del pueblo.
    Déjeme sufrir... luchar, Déjeme vivir con ellos
    Para lograr educarlos, Para construir un colegio.
    Déjeme padre... que luche... Deme permiso le ruego
    Para sembrar esperanzas, Para apuntalar anhelos.
    Deje que forme una escuela, Escuela a los cuatro vientos,
    Escuela de libertades Donde haya luz y contento.
    Deme permiso papá... Que yo sea un maistrito de pueblo
    Que marque programas justos, Que trace caminos nuevos.
    Deje que siembre la miel Deje que propicie el vuelo
    De esa águila que parece No tener alas ni aliento
    Deje que escuche mi voz El militar, el gobierno,
    El sacerdote, el artista, El paria y el jornalero,

    Si ya mi hermano es doctor Y el mayor ya es ingeniero,
    ¿Porqué no permite usted que yo... me torne maestro...
    Sí ellos en su ingratitud ya han formado un mundo nuevo
    de explotación, de egoísmo, de lujos y de dinero.
    Si de usted se han olvidado, Si ya no vienen al pueblo,
    Y en su situación burguesa Gratitud y amor han muerto.
    Si ellos saben que aquí, en casa, Hay pobreza y hay apremio,
    Porque ni por caridad Lo atienden cuando está enfermo?...

    Mi padre quedó pensando Silencio guardó un momento...
    Luego me abrazó y me dijo Si... muchacho... te comprendo:
    Vete a luchar hijo mío Yo esperaré tu regreso,
    Sabiendo que traerás cosas Logradas con fe y empeño.
    Cuando vuelvas hijo mío Vamos a estar muy contentos
    Y se llenará la casa Con tu amor y tus pequeños.
    Si aquí no me encuentras, Sé que tendrás el consuelo
    De volver a esta tu casa De regresar a tu pueblo.
    Yo sé que vendrás por verme, Tú vendrás por este viejo
    Y querrás con toda tu alma Enseñarme el alfabeto.

    Más si aquí no me encuentras Ve a buscarme al cementerio
    Y ahí sólitos los dos Envueltos en el silencio
    Me dirás de tus afanes, De tus luchas, tus proyectos,
    De tus sencillas tareas De tu honor y de tus éxitos.
    No me traigas flores, hijo, Yo sé que no las merezco,
    ni cruz, ni ceras, ni nada, sólo quiero tu recuerdo.

    ANDA HIJO MIO... vete ya . México espera tu esfuerzo,
    Te espera el hombre ignorante Y los niños macilentos,
    Yo aquí me quedo esperando Con orgullo verdadero,
    Porque sé que cumplirás Ser prestigiado maestro.
    Anda hijo mío... vete ya. Que si de momento muero
    Con orgullo gritaré: MI HIJO... ES MAISTRITO DE PUEBLO.
    Para LO QUE LES SIRVA
    [/B]
     
  12. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Que bonito!!!! Realmente hermoso!:5-okey:
     
  13. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Juvenilia-Miguel Cané


    24
    PASÁBAMOS 1as vacaciones en nuestra casa de campo, como
    considerábamos legítimamente el punto que hasta hace poco tiempo
    fue conocido con el nombre de "Chacarita de los colegiales" y que más
    tarde, al perder el último término de su denominación, debía adquirir
    tanta fama por los acontecimientos de junio de 1880.
    Pocos puntos hay más, agradables en los alrededores de Buenos
    Aires. Situado sobre una altura, a igual distancia de Flores, Be1grano
    y la capital, el viejo edificio de la Chacarita, monacal en su aspecto,
    pero grande, cómodo, lleno de aire, domina un paisaje delicioso, al
    que las caprichosas ondulaciones del terreno dan un carácter no
    común en las campanas próximas a la ciudad. En aquel tiempo poseíamos
    como feudo señorial no sólo los terrenos que aún hoy
    pertenecen a la Chacarita, sino los que en 1871 fueron destinados al
    cementerio tan rápidamente poblado. Así, nuestros limites eran
    extensos y no nos faltaba, por cierto, espacio para llenar de aire puro
    los pulmones, organizar carreras y dar rienda suelta a. la actividad
    juvenil que nos castigaba la sangre. A pesar de la inmensidad de
    nuestros dominios, teníamos pleitos con todos los vecinos, sin contar
    el famoso proceso con la Municipalidad de Belgrano, especie de
    "Jarndyce versus Jarndyce"*, del que habíamos oído hablar como de
    una tradición vetusta, cuyo origen se perdía en la noche de los
    tiempos, proceso cuyos antecedentes ignorábamos en absoluto, lo que
    no nos impedía declarar con toda tranquilidad que el municipio de
    Belgrano era representado por una compañía de ladrones, neta y
    claramente clasificados. Este viejo pleito tenía para nosotros, sin
    embargo, algunas ventajas.
    Cuando cruzábamos frente al juzgado de paz de Belgrano, a
    galope tendido, algunos honorables miembros de la partida de policía,
    viendo la traza arcaica de nuestros corceles (fuera de funciones en
    esos momentos, por cuanto su profesión habitual era arrastrar carradas
    de leña o sacar agua), abandonaban el noble juego de la taba* en que
    estaban absorbidos, y cabalgando a su vez, emprendían animosos
    nuestra persecución. Generalmente íbamos dos en cada caballo, lo
    que, como se supone, no aumentaba sus condiciones de velocidad.
    Pero compensábamos este inconveniente por una metódica y razonada
    división del trabajo, "avant-gout" de nuestros estudios económicos del
    futuro. La dirección del cuadrúpedo estaba entera y absolutamente
    confiada al que iba adelante, tarea grave trascendental, no sólo por las
    veleidades fantásticas de la bestia y por la necesidad de cortar campo,
    sino por la preocupación incesante del jinete para evitar la probable
    operación de la talla, practicada inconscientemente por la cruz pelada
    y puntiaguda, a favor del convulsivo movimiento de una manquera
    tradicional. El ciudadano colegial que ocupaba el anca desempeñaba
    las funciones de foguista; él debía suministrar, con medios a su
    arbitrio, los elementos necesarios para producir el movimiento. Por lo
    demás se procedía siempre de acuerdo con una tabla sancionada por la
    estadística experimental; se sabia que el uso del rebenque firme,
    apoyado por el talón incansable, producía el trote; si el compañero de
    adelante podía distraerse hasta el punto de menear el talón a su vez, se
    obtenía un simulacro de galopito expirante, y por fin el máximum,
    esto es, un galope normal, de tres cuadras exactas de duración, se
    alcanzaba por la hábil combinación del rebenque, cuatro talones y una
    pequeña picana, dirigida con frecuencia hacia aquellos puntos que el
    animal, en su inocencia, había dado muestras de considerar como los
    más sensibles de su individuo.
    Se me dirá, tal vez, que con semejantes elementos era una
    verdadera insensatez arrostrar las iras policiales de la partida; pero esa
    crítica cesará cuando se sepa que los medios de locomoción de nuestros
    adversarios eran de una fuerza análoga a aquellos de que
    disponíamos. Iniciada la persecución, oíamos un ruido confuso de
    latas y denuestos tras de nosotros; silenciosos, como convenía a
    hombres que tenían en juego, a más de sus cinco sentidos, todas sus
    articulaciones, aspirábamos a llegar a los terrenos ya casi neutrales del
    otro lado del Circo; en general, según cálculo hecho y resultado
    previsto, rodábamos tres veces antes de llegar allí. Pero sabíamos
    también que el honorable miembro de la partida tal fracaso sucedía,
    no conseguía poner aquí en pie su cabalgadura, sino después de media
    hora de exhortaciones expresivas. Llegados a campo abierto, entre
    zanjas, arroyos y, alambrados, habíamos vencido; porque, echando pie
    a tierra, abandonábamos la bestia que partía con increíble velocidad
    hacia la Chacarita, mientras nosotros saltábamos un cerco, detrás del
    cual, por medio de cascotes, rechazábamos con pérdida las cargas
    efímeras de la caballería enemiga. Cuando una llora más tarde el sargento
    de la partida osaba llegar a nuestro castillo y presentar sus
    quejas a las autoridades del colegio, ya éstas habían sido informadas
    por nosotros de los desafueros que, a causa del proceso pendiente, se
    habían permitido los seides del juez de paz de Belgrano. El sargento
    salía corrido y las hostilidades tomaban un carácter feroz.

    * Dickens: Black-House.
    * Cuya antigüedad es bien respetable, pues hemos visto, con Emilio
    Mitre, en el British Museum, dos figulinas de Tanagra ejercitándose
    con él.


     
  14. clause

    clause Claudia

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    Canción de Navidad-Charles Dickens

    1.El Espectro de Marley

    Continuación
    -¡Oh, cautivo, atado y doblemente aherrojado! --gritó el Fantasma-. ¡No saber que han de pasar a la eternidad siglos de incesante labor hecha por criaturas inmortales en la tierra, antes de que el bien de que es susceptible esté desarrollado por completo! ¡No saber que todo espíritu cristiano que obra rectamente en su reducida esfera. sea cual fuere, encontrará su vida mortal demasiado corta para compensar las buenas ocasiones perdidas! ¡No saber que ningún arrepentimiento puede evitar lo pasado! ¡Sin embargo. eso hice yo! ¡Oh, eso hice yo!

    -Pero vos siempre fuisteis un buen hombre de negocios, Jacob -tartamudeó Scrooge, que empezaba a aplicarse esto a sí mismo.

    -¡Negocios! -gritó el Espectro. retorciéndose las manos de nuevo-. El género humano era mi negocio. El bienestar general era mi negocio: la caridad, la misericordia, la paciencia y la benevolencia: todo eso era mi negocio. ¡Mis tratos comerciales no eran sino una gota de agua en el océano de mis negocios!

    Sostuvo la cadena a lo largo del brazo, como si fuera la causa de toda su infructuosa pesadumbre, y la volvió a arrojar pesadamente al suelo.

    -En esta época del año -dijo el Espectro- sufro lo indecible. ¡Por qué atravesé tantas multitudes con los ojos cerrados, sin elevarlos nunca hacia la bendita estrella que guió a los Magos a la morada del pobre? ¿No había pobres a los cuales me guiara su luz?

    Scrooge estaba espantado de oír al Espectro hablar tan continuadamente y empezó a temblar más de lo que quisiera.

    -Oídme -gritó el Espectro-. Mi tiempo va a acabarse.

    -Bueno -dijo Scrooge-. Pero no me mortifiquéis. ¡No hagáis floreos, Jacob, os lo suplico!

    -Lo que no me explico es que haya podido aparecer ante vos como una sombra que podéis ver, cuando he permanecido invisible a vuestro lado durante días y días.

    No era una idea agradable. Scrooge estremecióse y se enjugó el sudor de la frente.

    -Eso no es lo que menos me aflige -continuó el Espectro-. He venido esta noche a advertiros que aun podéis tener esperanza de escapar a mi influencia fatal: una esperanza que yo os proporcionaré.

    -Siempre fuisteis un buen amigo mío --dijo Scrooge-. Gracias.

    -Se os aparecerán ---continuó el Espectro- tres Espíritus.

    El rostro de Scrooge se alargó casi tanto como lo había hecho el del Espectro.

    -¿Es ésa la esperanza de que hablabais, Jacob? -preguntó con voz temblorosa.

    -Esa. -Yo...; yo preferiría no verlos -dijo Scrooge. ---Sin su vista -replicó el Espectro- no podéis evitar la senda que yo sigo. Esperad al primero mañana, cuando la campana anuncie la una.

    -¿No podría recibir a todos de una vez, para terminar antes? -insinuó Scrooge.

    -Esperad al segundo la noche siguiente a la misma hora. A1 tercero, a la otra noche, cuando cese de vibrar la última campanada de las doce. Pensad que no me volveréis a ver y cuidad, por vuestro bien, de recordar lo que ha pasado entre nosotros.

    Dichas tales palabras, el Espectro tomó su pañuelo de encima de la mesa y se lo ciñó alrededor de la cabeza, como antes. Scrooge lo conoció en el agudo sonido que hicieron los dientes al juntarse las mandíbulas por medio de aquel vendaje. Se aventuró a levantar los ojos y encontró a su visitante sobrenatural mirándole de frente, en actitud erguida, con su cadena alrededor del brazo. ,

    La aparición fue apartándose de Scrooge hacia atrás, y a cada paso que daba, abríase la ventana un poco, de modo que cuando el Espectro llegó a ella estaba de par en par. Hizo señas a Scrooge para que se acercara, y éste obedeció. Cuando estuvieron a dos pasos uno de otro, el espectro de Marley levantó una mano, advirtiendo a Scrooge que no se acercara más. Scrooge se detuvo.

    No tanto por obediencia como por sorpresa y temor, pues, al levantar la mano el Espectro, advirtió ruidos confusos en el aire, incoherentes gemidos de desesperación, lamentos indeciblemente pesarosos y gritos de arrepentimiento. El Espectro, después de escuchar un momento, se unió al canto fúnebre y salió flotando en la helada y obscura noche.

    Scrooge se dirigió a la ventana, pues se moría de curiosidad. Miró afuera.

    El aire estaba lleno de fantasmas,,que vagaban de aquí para allá en continuo movimiento y gemían sin detenerse. Todos llevaban cadenas como la del espectro de Marley: algunos (tal vez gobernantes culpables) estaban encadenados en grupo; ninguno tenía libertad. A muchos los había conocido Scrooge cuando vivían. Había sido íntimo de un viejo espectro, con chaleco blanco, con una monstruosa caja de hierro sujeta a un tobillo, y que se lamentaba a gritos al verse impotente para socorrer a una infeliz mujer con una criaturita, a la que veía bajo él en el quicio de una puerta. El castigo de todos los fantasmas era, evidentemente, que procuraban con afán aliviar .los dolores humanos y habían perdido para siempre la posibilidad de conseguirlo.

    Si tales fantasmas se desvanecieron en la niebla, o la niebla los amortajó, no podría decirlo Sçrooge. Pero ellos y sus voces sobrenaturales se perdieron juntos, y la noche volvió a ser como cuando llegó a su casa.

    Cerró Scrooge la ventana y examinó la puerta por donde había entrado el Espectro. Estaba cerrada con dos vueltas de llave, como él la cerró con sus propias manos, y los cerrojos sin señal de violencia. Intentó decir "¡Patrañas!", pero se detuvo a la primera sílaba. Y hallándose muy necesitado de reposo, por la emoción que había sufrido, o por las fatigas del día, o por haber entrevisto el Mundo Invisible, o por la abrumadora conversación del Espectro, o por lo avanzado de la hora, se tendió resueltamente en el lecho. sin desnudarse, y al instante se quedó dormido.

    (continua)

     
  15. clause

    clause Claudia

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    SUEÑOS





    Quiero regresar

    hacia el lugar donde nací

    quiero recordar

    quedarme allí.



    Quiero imaginar que

    todo se quedaba así

    que no hubo un tiempo que pasó

    para vivir.



    Quiero retornar

    a la inocencia de asistir

    cada día a descubrir

    una mañana azul

    un pájaro en trasluz

    el viento puro que me asalta el

    corazón de amor.



    Quiero regresar hacia ese lugar

    donde el río canta una canción,

    bañarme en el sol,

    tenderme al olor de la hierba al salir.



    Y en mi mundo infantil

    fundirme con el cielo y dejar

    volar mi pensamiento libre.



    Quiero regresar

    hacia el lugar donde nací... jamás.



    Pablo Milanés