Esta tarde Ahora quiero amar algo lejano... algún hombre divino que sea como un ave por lo dulce, que haya habido mujeres infinitas y sepa de otras tierras, y florezca la palabra en sus labios, perfumada: suerte de selva virgen bajo el viento... Y quiero amarlo ahora. Está la tarde blanda y tranquila como espeso musgo, tiembla mi boca y mis dedos finos, se deshacen mis trenzas poco a poco. Siento un vago rumor... Toda la tierra está cantando dulcemente... Lejos, los bosques se han cargado de corolas, desbordan los arroyos de sus cauces y las aguas se filtran en la tierra así como mis ojos en los ojos que estoy soñando embelesada... Pero... ya está bajando el sol tras de los montes, las aves se acurrucan en sus nidos, la tarde ha de morir y él está lejos... lejos como este sol que para nunca se marcha y me abandona, con las manos hundidas en las trenzas, con la boca húmeda y temblorosa, con el alma sutilizada, ardida en la esperanza de este amor infinito que me vuelve dulce y hermosa. Alfonsina Storni
CXXIV Cuando lejos, muy lejos, en hondos mares, en lo mucho que sufro pienses a solas, si exhalas un suspiro por mis pesares, mándame ese suspiro sobre las olas. Cuando el sol con sus rayos desde el oriente rasgue las blondas gasas de las neblinas, si una oración murmuras por el ausente, deja que me la traigan las golondrinas. Cuando pierda la tarde sus tristes galas, y en cenizas se tornen las nubes rojas, mándame un beso ardiente sobre las alas de las brisas que juegan entre las hojas. Que yo, cuando la noche tienda su manto, yo, que llevo en el alma sus mudas huellas, te enviaré, con mis quejas, un dulce canto en la luz temblorosa de las estrellas. Julio Flórez
Para hallarte esta noche... Para hallarte esta noche las pupilas distantes, he dominado cielos, altamares, y prados. He deshecho el sollozo de los ecos perdidos... tengo el hondo infinito jugando entre mis manos. Siénteme la sonrisa. Es el último sueño de una espiga del alba que se unió a mi reclamo... Yo quiero que adelantes en espíritu y alas mi canción enredada de trinos y de pájaros. Te esperaré la vida. Levántame el ensueño. Mírame toda en ascuas. Recuéstate en mis labios. ¡Tan simple, que en mitades iguales de armonía, se rompieran a un tiempo tus lazos y mis lazos! Vuélvete la caricia. No quiero que limites tus ojos en mi cuerpo. Mi senda es el espacio. Recorrerme es huirse de todos los senderos... Soy el desequilibrio danzante de los astros. J. de Burgos
Me alegro que habites sin mi tus extraviados campos mientras yo en mi constante lengua repito tu nombre. Todo mal en amor marino, es leve si lo sufres. Mil veces lamenté que el día volviera pronto para ti llamado, el sueño será amargo. Marino, es leve el amor. Cuando tantos a ti te buscaron solo tu me buscaste. Marino el amor es leve. Fuiste único nacido para mi dolor bellísima cuita. Marino, es leve. Que nadie muera sin amar el mar. Iris Zabala. Besos Nube
AMO, AMAS... Amar, amar, amar, amar siempre, con todo el ser y con la tierra y con el cielo, con lo claro del sol y lo oscuro del lodo: amar por toda ciencia y amar por todo anhelo. Y cuando la montaña de la vida nos sea dura y larga y alta y llena de abismos, amar la inmensidad que es de amor encendida ¡y arder en la fusión de nuestros pechos mismos! Ruben Dario
CÓMO CAMBIAN LOS TIEMPOS! Cuando de niño empecé a darme a la poesía, tan en serio lo tomé, que sólo en serio escribía. Romántico exagerado, era lo triste mi fuerte. ¡Válgame Dios! Le he soltado cada soneto, ¡A la muerte! La fatalidad, el sino, el hado, la parca fiera, el arroyo cristalino y la tórtola parlera... Todo junto le servía a mi necia inspiración para hacer una elegía que partía el corazón. No hubo desgracia ni duelo que en verso no describiera... ¡Si estaba pidiendo al cielo que la gente se muriera! ¿Que airado el mar se tragaba la barca de un pescador? Pues yo en mi lira lanzaba los lamentos de rigor. ¿Que un amigo se moría, viejo o joven, listo o zafio? Pues, ¡zas!, al siguiente día publicaba su epitafio. ¿Que una madre acongojada gemía en llanto deshecha? ¿Que por una granizada se perdía la cosecha? Pues yo enjugaba aquel llanto en versos de arte mayor, Escéptico y pesimista, ¡me hacía unas reflexiones!... Sirva de ejemplo esta lista de varias composiciones: Ludibrio, Dios iracundo, Profanación y adulterio. Los desengaños del mundo, El ciprés del cementerio. Pues, ¿y una composición en que, imitando a otros vates, con la mejor intención decía estos disparates? Vital Aza
EL SUEÑO Si el sueño fuera (como dicen) una tregua, un puro reposo de la mente, ¿por qué, si te despiertan bruscamente, sientes que te han robado una fortuna? ¿Por qué es tan triste madrugar? La hora nos despoja de un don inconcebible, tan íntimo que sólo es traducible en un sopor que la vigilia dora de sueños, que bien pueden ser reflejos truncos de los tesoros de la sombra, de un orbe intemporal que no se nombra y que el día deforma en sus espejos. ¿Quién serás esta noche en el oscuro sueño, del otro lado de su muro? Jorge Luis borges
Las barcas de dos en dos, como sandalias del viento puestas a secar al sol. Yo y mi sombra, ángulo recto. Yo y mi sombra, libro abierto. Sobre la arena tendido, como despojo del mar, se encuentra un niño dormido. Yo y mi sombra, ángulo recto. Yo y mi sombra, libro abierto. Y más allá, pescadores tirando de las maromas amarillas y salobres. Yo y mi sombra, ángulo recto. Yo y mi sombra, libro abierto. Manuel Altolaguirre, 1926
AMANTES una flor no lejos de la noche mi cuerpo mudo se abre a la delicada urgencia del rocío Alejandra Pizarnik
Lujuria Cuando murmuras con nervio acento tu cuerpo hermoso que a mi cuerpo toca y recojo en los besos de tu boca las abrasadas ondas de tu aliento. Cuando más que ceñir, romper intenso una frase de amor que amor provoca y a mí te estrechas delirante y loca, todo mi ser estremecido siento. Ni gloria, ni poder, ni oro, ni fama, quiero entonces, mujer. Tu eres mi vida, ésta y la otra si hay otra; y sólo ansío gozar tu cuerpo, que a gozar me llama, ¡ver tu carne a mi carne confundida y oír tu beso respondiendo al mío!... Miguel de Unamuno (1864-1936)
Tú por mí Si mi pequeño corazón supiera algo de lo que soy; si no fuera, perdido por los limbos, cantando otro ser, otra voz, ¡ay sabría que me duele!, ¡ay sabría lo que busco!, sabría tu nombre, amor. Sería todo mío, todo tuyo, y unidos, diría yo lo que me quieres, dirías tu quien soy. Gabriel Celaya Salu2
Es una antorcha Es una antorcha al aire esta palmera, verde llama que busca al sol desnudo para beberle sangre; en cada nudo de su tronco cuajó una primavera. Sin bretes ni eslabones, altanera y erguida, pisa el yermo seco y rudo; para la miel del cielo es un embudo la copa de sus venas, sin madera. No se retuerce ni se quiebra al suelo; no hay sombra en su follaje, es luz cuajada que en ofrenda de amor se alarga al cielo, la sangre de un volcán que enamorada del padre Sol, se revistió de anhelo y se ofrece, columna, a su morada. Miguel Unamuno
Vive conmigo y se mi amada y gustaremos de todos los placeres que puedan dar los valles y las colinas, los campos, las llanuras y las montañas escarpadas. Nos sentaremos sobre las rocas y miraremos a los pastores que apacientan a sus rebaños al borde de ligeros arroyos a cuyos murmullos los pájaros melodiosos cantan madrigales. Allí te haré un lecho de rosas, con mil ramilletes perfumados, un sombrero de flores y un corpiño bordado con hojas de mirto. Un ceñidor de paja y de pimpollos de hiedra con broches de coral y botones de ambar. Si estos deleites pueden conmoverte ven a vivir conmigo y sé mi amada. William Shakespeare. Besos Nube
POEMA Tú eliges el lugar de la herida en donde hablamos nuestro silencio. Tú haces de mi vida esta ceremonia demasiado pura. Alejandra Pizarnik
PASIÓN ¡Este oleaje denso de la sangre, marca oscura y terrible! No amor. Ansia de besar la tierra, los árboles, el aire. Acaríciame... Soy una música callada, misteriosa y bellísima, ¡Acaríciame! El mundo se llenará de sonidos vibrantes de un hondo rumor de caracolas ¡Ah, esta sed! No quiero más que morirme, dejar mi cuerpo atrás, destruido, harapiento, ¡No quiero más que morirme! ¿Qué es una mujer desnuda? Una ola, un bloque de mármol, un puñado de tierra, un cráter para mirar al infierno. Susana March