Una historia de amor

Tema en 'Temas de interés (no de plantas)' comenzado por Principito, 22/8/04.

  1. Geraldine

    Geraldine Geraldine

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  2. karo.

    karo.

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    Bueno después de haber pasado las criticas de rigor... :11risotada:
    Les dejo un relato muy tierno. :roll: ....que encontre por esos caminos del señor. :sonrisa:

    La Magia del Río



    El río es magia. Más adentro, más adentro. Hasta la corriente, la que arrastra lejos, lejos... La corriente que lleva lo malo y lo devuelve bueno, sano, limpio, mejor. Así se lo había dicho doña Eufrasia; ella tiene años, vivió mucho y... sabe.

    Allí donde el torrente era más impetuoso, allí soltó la carta; la carta donde María Laura se despedía para irse con el joven visitador médico madrileño. Le costó volver a la orilla; la corriente tiraba mucho. Pero nadó, nadó y salió. Y dio resultado; a los quince días, María Laura volvió arrepentida para casarse con él. La magia del río, el poder de la corriente.

    La dicha duró un año. María Laura quería más, otra casa, otra ropa, otra vida No se las pudo dar. Al cumplirse el tercer año de convivencia, de mala convivencia, el mismo día del aniversario, se fugó con un viajante de comercio.

    Sin embargo, don Raúl no regresó al río, no volvió a recurrir a la magia del torrente. ¿Para qué? Estaba visto que hizo mal en terminar con su larga soltería. Ahora se sentía cansado, viejo para iniciar una nueva relación.

    Cuando su bicicleta, cansada del diario reparto de cartas y paquetes, se negó a salir una tarde, con el piñón girando libre para ambos lados, volvió a pensar en el río. Ya en su orilla, la apoyó sobre dos ramas gruesas que flotaban a la deriva, y la llevó hasta la corriente. Al sentirse arrastrado, la volcó; su vieja compañera, oxidada y sin frenos, con sus ruedas chuecas de tantos radios rotos, su pelado asiento de muelles expuestos, su cadena de largos quejidos y su pedal derecho golpeteante que ya había dejado un surco en el cuadro, se hundió oblicuamente.

    Regresó todos los días. A la semana la descubrió, semioculta entre matorrales y espadañas; el río se la había devuelto brillante, con todos los radios nuevos, ¡hasta con frenos! La probó; andaba de maravillas, silenciosa, suave, con su marcha recta. Cuando la vio, sólo tuvo ojos para el milagro del río; no reparó en el montón de ropa apilada sobre un par de zapatos, muy cerca de ella.

    La magia del río; la corriente que borraba lo malo, que renovaba.

    *

    Cristy y los tejanos ajustados, su cintura estrecha, los escotes generosos, su caminar cimbreante, aparecieron en el pueblo traídos de una ciudad lejana por Roberto, el hijo del carnicero. Se instalaron en la casita blanca, lindera con la oficina de correos.

    Roberto salía los lunes bien temprano en su cacharra cargada de ropa, para vender en las localidades vecinas; volvía los viernes a la noche con la camioneta nuevamente atiborrada de las compras hechas en las fábricas.

    Ella paseaba sus encantos por la calle principal, generaba la mirada codiciosa de los hombres, el comentario ácido de las mujeres, tomaba sol en el fondo de su casa y sobre todo... se aburría.

    Don Raúl jamás había sembrado ni regado una planta. Cuando se dio cuenta de que podía observar a Cristy —a través de la enredadera que trepaba por la valla de alambre divisoria de los fondos de ambas casas—, comenzó a desbrozar su terreno para hacer una huerta. Él, que vivía de filetes, pan y vino, distribuyó plantitas de tomates, sembró un almácigo de perejil, averiguó sobre las épocas de siembra de lechuga, zanahoria, calabaza, melón, sandía, compró una larga manguera e instaló una moto bomba.

    Hacía muchos años que usaba esos viejos lentes; los brazos le resultaban cortos para poner a la distancia cartas y paquetes y, entrecerrando los ojos, adivinar las palabras. En esos días de pasión hortícola, se lo pudo ver aporcar apio, trasplantar zanahorias y colocar cañas a los guisantes, con unas gafas bifocales recientemente recetadas y hechas en la Capital. Aunque, en realidad, su vista se dirigía más a los espacios abiertos en la enredadera, que ampliaba cada noche para atisbar a su inquietante vecina tomando sol con ese bikini tan pequeñito, tan pequeñito...

    Antes de la llegada de Cristy, don Raúl salía temprano a tomar vino de su bota a la puerta de su casa, y de nueve a una abría la oficina para la recepción y entrega de correspondencia. Por la tarde, y después de una larga siesta, salía a entregar los envíos que no habían venido a retirar por la mañana.

    Ahora hacía el reparto antes de abrir la estafeta a las ocho y cerraba al mediodía; apenas terminaba un almuerzo ligero, iba a trabajar en la quinta hasta las cuatro. Como a esa hora ella desaparecía, él se refrescaba con una ducha de los calores provocados por el sol y Cristy, dormía su siesta, y salía a tomar unos vinitos bajo los tilos de la vereda, para verla pasar cuando salía a hacer las compras. Luego, sacaba su bicicleta, paseaba por la calle principal esperando que ella saliera del almacén y de la farmacia —los lugares donde más se detenía—, y observaba extasiado el balanceo de sus caderas sobre esos tacones altos muy elegantes, pero tan incómodos para las desparejas veredas de tierra.

    Al principio sólo fue un intercambio de sonrisas y saludos con la mano a través de la enredadera. Él permanecía en trance, con la mirada fija en las largas piernas cobrizas, que concluían en una ridícula tirita encajada entre esas redondeces expuestas que lo hacían pensar, pensar y... soñar. Ella se movía, él escardaba, ella giraba, se ponía boca arriba, él trasplantaba, ella le sonreía, él contestaba con una mueca embobada, dos manos se agitaban saludando, ella giraba nuevamente, se ponía de costado, ¡esa tirita!, tengo que recortar más la enredadera, ella se ponía boca abajo, se desprendía el sujetador, arqueaba la espalda, loco, ¡loco!, el sudor le chorreaba del entrecejo mientras miraba, miraba, ¡cada vez más loco!, el sol acariciaba, el sol calentaba.

    Ella vino a conversar al alambrado, a tomar café a través de un agujero que él hizo, las manos iban y venían, él rozaba sus dedos, ella los dejaba.

    Después de asolearse, Cristy tomó la costumbre de visitarlo; tomaban café, hablaban del tiempo, de los pájaros, de las plantas, del río. Se ponía una blusa y una falda encima del bikini; sentada a su lado en el antiguo y largo sofá, comenzó a contarle sus sueños.

    — Todas las mañanas duermo hasta tarde; y sueño. Sueño que soy poseída una y otra vez por algo, alguien, no sé qué. Al principio me asusté de esas violaciones. Luego, me da vergüenza confesarlo, comencé a desear esos sueños, a esperar esa posesión; y ahora gozo cada vez más con ese amante sabio y desconocido.

    Don Raúl no podía creer que estuviese narrándole algo tan íntimo; sentía vergüenza al escucharla. Se ruborizó varias veces y se sintió incómodo de imaginar que ella adivinase sus pensamientos.
    Otro día le contó —mientras él descubría a través de su blusa entreabierta la ausencia de sostén— cómo le gustaba enloquecer con sus miradas provocativas al chaval del almacén y al viejo farmacéutico.

    Las conversaciones fueron haciéndose más íntimas. Cristy, cómodamente recostada boca abajo, susurraba describiendo la pasión del dependiente del almacén, que la había llevado dos veces al único y mugroso hotel de un pueblo vecino —la falda se deslizaba descubriendo la diminuta tirita de su bikini—, y el comportamiento del farmacéutico, al que había visitado varias veces en su enorme casa de soltero; la última vez, admitió sonrojándose, le había cobrado.
    — Cristy, ¿por qué me cuentas estas cosas?
    — Porque quiero ser su amiga, don Raúl. Porque quiero tener a alguien con quien pueda hablar libremente, sin fingir nada, dejar de lado la hipocresía con que me disfrazo a diario.
    — Pero, ¿te das cuenta de que eres muy sensual y despiertas una enorme atracción en todos los hombres? Tu forma de vestir, de mirar, de moverte, es muy provocativa. ¿Qué buscas?
    — Nada, don Raúl. La sensualidad está en mi naturaleza. A veces me da rabia que sólo vean en mí a una hembra, y ninguno se dé cuenta de que también pienso y necesito otro tipo de relación más espiritual, como siento que es la nuestra.
    — No estés tan segura, Cristy.
    — No puede fallarme, don Raúl. Usted es una persona seria, formal, callada, que sabe escuchar. Necesito tener un amigo, un amigo de verdad, con quien pueda conversar de cosas importantes, de sentimientos, de lo bueno, lo malo... A veces me parece que soy varias personas al mismo tiempo, una amiga franca que necesita de usted, otra solícita que gusta de atender a su esposo, y otra, a la que llamo "la bestia", que se complace en revolcarse en camas sucias y ruidosas de hoteles de cuarta con un jovencito sin experiencia; o entre las perfumadas sábanas de seda de un viejo lascivo y casi impotente. En usted busco, no sé..., alguien a quien confiarle toda esta confusa maraña de seres que me componen. Alguien que me ayude a comprenderme.
    — Me va a resultar bastante difícil.

    Ella siguió detallando las picardías de sus personajes, especialmente de "la bestia", cómo el farmacéutico la buscaba desesperado y ella se negaba, cómo se divertía y le tomaba el pelo, cómo ella le pagó el hotel al chaval, que se había quedado sin un duro después de las dos veces que habían ido ese mes.
    — ¿Le gusta mi piel, don Raúl?
    Él, tímidamente, rozó una rodilla con los dedos.
    — Sí, es muy suave.
    Ella, riendo, llevó la mano de don Raúl a una de sus nalgas y la apoyó entera, con fuerza.
    — Aquí, don Raúl, fíjese que suave es.
    — Sí, es muy suave — repitió confundido.
    Y se le fue la otra mano también, sola, casi sin quererlo.
    Ella volvió a reír, esquivó sus manos y se paró.
    — Pero, don Raúl, no se ponga así. Yo lo quiero como amigo.
    — No entiendo, Cristy.— Su confusión aumentaba— ¿No te das cuenta de que soy un hombre? ¿Por qué me provocas?
    — No lo quiero provocar; pero a veces aparece "la bestia" y hace travesuras. Créame, por favor, don Raúl. ¿La perdonamos? Ella es muy primitiva.

    Siguió visitándolo con sus blusas entreabiertas, sin sostén, la falda que se le caía, su sonrisa joven, la piel fresca.
    — ¿Qué siente por mí, don Raúl?
    — Hija, si lo dijera, no pisas más esta casa, me denuncias y voy preso.
    — ¡Vamos, don Raúl, no será para tanto! ¡Somos amigos, cuénteme!
    — Me atraes mucho Cristy. Vivo pensando en ti...
    Ella le tomó una mano...
    — ...sueño contigo...
    ...la llevó a su escote...
    — ...todo el día estoy esperando el momento en que entras por esa puerta...
    ...la colocó sobre uno de sus pechos...
    — ...para hacerme sentir vivo... a... tu lado... y...
    — ¡Siga, siga, don Raúl, lo escucho!
    — ...y... que me... vuelves loco!
    — ¡Qué más, lo escucho!

    Los dedos de don Raúl acariciaban. El corazón latía fuerte. La otra mano también se adelantó y ella la retuvo antes de llegar a destino.
    — ¡Don Raúl, estoy jugando! "La bestia" quiere divertirse. No me tome en serio. Ya sabe que lo quiero como amigo. Cuénteme qué más siente por mí.
    — ¡Pero, Cristy, te parece poco!

    Ella se había parado. Él también lo hizo y la abrazó fuerte, muy fuerte. Sus manos rodearon la fina cintura y, cuando ella quiso desprenderse riendo, bajaron hasta la piel suave y curva a ambos lados de la pequeña tira.

    La risa se cortó, le habló muy duro, enojada, y se fue a su casa. Cuando a la noche siguiente volvió, sonriente y amigable, él se sintió feliz.
    — La noche está hermosa. ¿Vamos a refrescarnos al río, don Raúl?
    — ¿Te parece, hija?
    — ¡No me diga hija! Soy su amiga, no se olvide. ¿Sabe nadar? ¿Me puede enseñar?
    — Sé nadar. Trataré de enseñarte.

    Caminaron por la orilla del río, entre arbustos, guijarros, espadañas y el canto de grillos y ranas en esa noche calurosa. Llegaron a un recodo lejano, donde el agua formaba un remanso. En la orilla una playa de arena fina invitaba tentadora. La luna les hacía guiños cómplices sobre las suaves ondulaciones que formaban al entrar al agua. Ella lo salpicó. Él se zambulló y la tomó de las piernas. Ella gritó y rió; se pegaba a él, decía que le tenía mucho miedo al agua. Él sentía todo su cuerpo. Ella, riendo, le sacó el short. El protestó. Ella lo abrazó. Él la apretó contra sí; descubrió que también se había desnudado. Ella se dio vuelta. Él la retuvo con más fuerza. — ¡Bueno, don Raúl, déjeme respirar! Somos amigos, ¿no es cierto?
    El delicioso y suave cuerpo. Ella se desprendió.
    — ¡Pero, don Raúl, está mal lo que estamos haciendo!
    Él volvió a abrazarla.
    — ¡No me apriete así! ¡Quiero ser su amiga! ¡Está muy mal lo que estamos haciendo!
    Mientras lo decía, Cristy se apretaba contra él, luego se desprendía, se alejaba...

    Don Raúl no entendía, no sabía qué hacer, se sentía perdido. Quería vivir ese instante, prolongándolo al máximo, con todas esas ganas que aún existían en él y había descubierto con Cristy.
    Entonces fue cuando se le ocurrió; ella tenía algo malo que debía ser limpiado.

    El río tenía su magia.



    Este cuento es Premio Edenor 1995 para Escritores Noveles, organizado por la Fundación EL LIBRO.
    Publicado en el libro "NUEVOS CUENTOS - NUEVOS CUENTISTAS", por el Grupo Editor Latinoamericano (Buenos Aires - 1995).

    :beso:
     
  3. vega

    vega

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    Gracias karo... :sonrisa: me gustó mucho.

    MARINO

    Aquel pájaro que vuela por primera vez
    Se aleja del nido mirando hacia atrás

    Con el dedo en los labios
    os he llamado

    Yo inventé juegos de agua
    En la cima de los árboles

    Te hice la más bella de las mujeres
    Tan bella que enrojecías en las tardes

    La luna se aleja de nosotros
    Y arroja una corona sobre el polo

    Hice correr ríos
    que nunca han existido

    De un grito elevé una montaña
    Y en torno bailamos una nueva danza

    Corté todas las rosas
    De las nubes del este

    Y enseñé a cantar un pájaro de nieve

    Marchemos sobre los meses desatados

    Soy el viejo marino
    que cose los horizontes cortados

    VICENTE HUIDOBRO


    besos, vega
     
  4. karo.

    karo.

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    Me alegro que te gustara Veg@ :icon_exclaim: :sonrisa:
    Como no hay mal que dure 100 años....Dicen que cuando uno cae, hay dos opciones.. te quedas abajo o remontas con más fuerza......Por suerte desde hoy vuelvo a ser yo. :icon_exclaim: :icon_cool:
    Con un poco de mi musiqueta.....

    La Renga
    El Cielo Del Desengaño

    Como esas nubes que ahora ves,
    que van regando de vida los campos,
    así lloraba de vez en vez,
    la tristeza del desengaño.

    Haberse visto en la soledad,
    esa que aman los sabios,
    hoy se ha nublado para llorar,
    todo el cielo que te he confiado.

    Como un ciego...
    que apunta al ruido de mi cabeza,
    como todo, como siempre, como es sin ver...

    Hacia el abismo de sed,
    que no calma el agua, ni las lágrimas,
    como todo, como siempre, como es sin ver.

    Como esas nubes que ahora ves,
    que van regando de vida los campos,
    así lloraba de vez en vez,
    todo el cielo del desengaño.


    Y un poco de poesia.....
    CIBELES ANTE LA OFRENDA ANUAL DE TULIPANES

    Desprendida su funda, el capullo,
    tulipán sonrosado, apretado turbante,
    enfureció mi sangre con brusca primavera.
    Inoculado el sensual delirio,
    lubrica mi saliva tu pedúnculo;
    el tersísimo tallo que mi mano entroniza.
    Alta flor tuya erguida en los oscuros parques;
    oh, lacérame tú, vulnerada derríbame
    con la boca repleta de tu húmeda seda.
    Como anillo se cierran en tu redor mis pechos,
    los junto, te me incrustas, mis labios se entreabren
    y una gota aparece en tu cúspide malva.

    (Ana Rossetti)

    :beso:
     
  5. karo.

    karo.

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    Bueno, ya que no pinta nadie por estos lares... voy a tener que dejarles algo a mi estilo. :sonrisa:


    Tus gritos interrumpen mi muerte -

    Aquí entra otra vez. Las sabanas revueltas. Una foto de Ricky Martin en la pared. La luz del velador insinúa apagarse. Se escuchan dos tiros más. Sólo un grito. Un respirar agónico, otro disparo. Ella arregla las sábanas. Empuja un forro bajo la cama. Se mira en el espejo. Sus ojos son dos grietas en el espejo. Se acomoda el pelo sudado y vuelto a sudar. En sus pies sólo falta la sangre y los clavos. Se acerca a la puerta. Se escucha un chirrido, un auto. Una explosión. Las lenguas de bilis de sus costillas han quedado sobre el espejo. Abre la puerta y entra él. Se escucha un tiro. Es pelado, con un bigote grueso. Un grito. Alguien ha muerto afuera. Ella cierra la cortina. Sonríe como sonríe una lágrima. El le acaricia el brazo, el cuello, lame su cuello. Ella levanta su cara al cielo y abre la boca en un ruego. Miro sus piernas. Sus rodillas quiebran la noche en dos. Una explosión. Junto a la ventana. Se abre. Entra un viento y el trapo de su pollera es arrastrado, pega en el espejo y escapa por el ventiluz. Ella le acaricia los brazos, el pecho, besa los adoquines de su pecho. Ha quedado una mancha de sangre sobre el espejo. La mancha se llora hasta el borde de la cama. Sus pies ya no sienten hambre. Vuelan con el viento de jadeos. Cinco tiros golpean la pared. El sudor se abre paso arrastrándose por sus pechos. Las areolas de sus pezones se retuercen en el grito de niño. Un llanto en un rincón de cinc y tierra. Esta vez es una ráfaga de ametralladoras. Son varios los gritos. Una explosión. Alguien profana una madre desde el espejo. El hombre se sacude. Ella es una boca de dientes apretados. Sus piernas, dos hilos sosteniendo un nunca acabar. Los dedos de sus manos se retuercen. Se oyen gritos, alguien pasa corriendo, un disparo. Un silencio parcheado de jadeos. Sus dedos serpentean hasta el borde de la cama, se estiran, se esconden bajo la cama. Allí abajo sus uñas negras lloran, lloran la noche, lloran la madre, lloran labios morados de besos, lloran deseos sin alas, lloran un vientre vacío, lloran. La sonrisa de Ricky Martin. Jadeos, él suda, jadeos, jadeos, jadeos, sudor, jadeos, jadeos, jadeos, el grito se lacera en siete pétalos de semen que chorrean sobre el espejo. La panza sudada del gordo respira. Una explosión acaba de derribar el espejo. Ya no hay gritos. Una manto de piel y huesos es lágrima sobre el colchón. Una línea de tabaco baja entre sus pezones. Se escuchan pasos. Alguien corre. Una línea negra desgarra su piel. Baja desde su cuello, quemando, desnudando. Alguien corre. La línea negra quema los niños que juegan. Alguien corre. Alguien corre. El espejo transpira. Una línea de sangre le dibuja un destino. Se escuchan unas sillas que se caen y alguien que se acerca corriendo. La línea negra, el llanto, el rincón oscuro, sus piernas se abren como un grito pariendo un bebé. El bebé llora, ella lo toma entre los brazos, le da su blanca madre, la puerta se abre. Un muerto sonríe, carga una pistola pequeña oxidada de orgasmos.

    Espero que les guste....un :beso: Karo
     
  6. vega

    vega

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    Un sueño no

    No puede ser un sueño, con esos colores tan intensos, el dolor tan real. Pero debe serlo, claro, siempre es un sueño cuando eres tu mismo quien te está golpeando e insultando, cuando te ves fuera, mirándote con desprecio, seguro de que no podrás escapar, atado, herido. No sirve hablar, intentar que no te pegue más, convencerle de que él es tu mismo, de que tus labios sangrando también son lo suyos, pues te ves riéndote de ti, de tus absurdas fantasías, el puño, tu puño, cayendo sobre tu rostro, así aprenderás, y no debe ser un sueño, duele tanto.

    Jordi Cebrián

    :beso: , veg@
     
  7. karo.

    karo.

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    Hoy es uno de esos dias... donde nada me sonrie. :icon_exclaim: :icon_evil:

    Cita con el verdugo

    Miedo. Temblor en las piernas, en las manos. Debo ir, me está esperando. Avanzo a su encuentro, dientes apretados. Con ganas de volverme, de no hacerle frente.

    Entro a su cubil. Ganchos, fierros, instrumentos de tortura. Su sonrisa me golpea. Me observa con fijeza. Mirada maldita, de goce, de verdugo. En el potro de tormentos quedo a su merced, indefenso, desoladamente solo. Pequeño, vislumbro desde abajo su figura inmensa. Abro la boca, sin voz, entregado. Los ojos terribles detrás de la intensa luz que hiere mis pupilas. Reflejos atávicos me instan a la huida. No aguanto la luz, no aguanto su mirada. Cierro los ojos, me aíslo en mi pequeño y sufriente mundo. El corazón no es mío y resuena loco. Locos los latidos y los ruidos metálicos. Retumban y retumban. Contraigo los músculos. Cierro los puños, dispongo mi defensa.

    La aguzada punta penetra en mis carnes. Desorbitado, vencido, clavo las uñas en mis palmas. Me duelen. Quiero que duelan, no pensar en el terrible puntazo. Para no gritar. Gimo con vergüenza. La punta entra más, y más... Hasta el hueso. El metal abandona la herida. Escupo sangre.

    Me retraigo, no veo, no pienso. Me relajo un segundo. Sólo uno. El acero vuelve a atravesar, a lastimar carnes laceradas. Mis uñas se hunden, penetran. No quiero gritar. Ni gemir. Descubro su sonrisa sádica detrás de la mano criminal y la luz torturante.

    El metal es retirado. Imagino el hueco hemorrágico. Vuelvo a escupir sangre. Aflojo la tensión. Me siento mareado, ultrajado, terminado. Ruido de utensilios metálicos al servicio del dolor. El tiempo, interminable. En la nuca, un viento frío. Una baba viscosa escapa de mis labios insensibles. No quiero ver, no quiero pensar. Náufrago de mi suerte. Suerte perra. De mi destino, que avanza inexorable. Sobre mí, a través de mí. Que me pisa, me aplasta, me hiere. Como a una cosa, un pelele, un muñeco que se va desarticulando.

    Alcanzo a percibir una sombra y un reflejo metálico a través de mis párpados. Abro la boca sangrante como en una arcada final. Ruido de algo que se desgarra y se desprende. Algo mío, algo adentro. La sangre invade mi boca. Un chorro, un manantial... Los ojos abiertos, grandes. Escupo. ¡Todo terminó!

    Delante de su tortuosa sonrisa triunfal, observo una pinza brillante que expone, como preciado trofeo, la maldita muela. :icon_exclaim: :icon_exclaim: :twisted:


    Dedicada a mi maldita muela :icon_exclaim: :13mellado:
     
  8. Principito

    Principito

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    Re: Desamor, "desamar"

    :palmas: :palmas: :palmas: Para karo que está hermosamente creativa :beso:
    karo me parece que no te agrada para nada ir al odontologo-sadico-torturador :24revolcado:

    clemy_mar, porque estás tan segura que nunca vas a amar a nadie, yo en cuestiones afectivas no seria tan terminante con nada :lol: :lol: :11risotada:

    veg@, ahora que karo esta en una etapa creativa me siento más inspirado y te prometo que esta semana dejo sin falta mi relato :22rezando: :sonrisa:

    Gera, espero que ya te sientas mejor y cuida tu salud que es lo más importante

    Salu2 :pensando:
     
  9. clemy_mar

    clemy_mar

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    Karo, eres magnifica, amiga, eres, como dijo Principito, "hermosamente creativa". :palmas:
    Principito, a lo mejor es muy temprano para ser tan definitiva, pero, yo estaba hablando principalmente del presente, de que ahora alguien en mi vida me estorbaría. En cuanto al futuro, tampoco creo que la situación cambiara porque me conozco demasiado bien como para caer en las trampas del amor.
    Pero tampoco estoy "encerrada" en mis ideas, y admito que nunca puedes saber lo que la vida puede traer.
    Como lo he dicho en otra ocasión, a veces la vida no es nada más que un niño mimado que juega con nosotros.


    Ahora debo confesarles, amigos, que estoy con la cabeza en las nubes... Acabo de regresar de un viaje en otro país, y aunque yo no me enamoro de personas, me enamoro de lugares... Escapar de la rutina, en aquel lugar magnifico (Republica Checa, Praga) ¡fue perfecto!
    Me hizo reflexionar mucho, madurar un poquito... encontrar a ALGUIEN que, como siempre, esta demasiado lejos como para volver a verlo.
    Ayer estaba paseando por Karluv Most y hoy estoy tan llena de nada... mi casa ya no es mía, mi cama es ajena...
    Claro, en unos días voy a volver a ser la misma yo de todos los días, pero ahora, hoy, tengo el derecho de hacer lo que pocas veces hago: ¡SOÑAR!
    Y ese ALGUIEN del que estoy hablando, no es precisamente AQUEL alguien, pero es una persona que me hizo pensar mucho y que (¡evidentemente!) me atrae mucho. Pero mil kilómetros no son poco... Y además, soy realista, y se que, ¡es mejor ser feliz por que paso, que arrepentirme por que no duro! Es un grande error tratar de hacer que la magia de un momento dure más de un momento, porque ya no la puedes apreciar por lo que vale.
    Y, bueno, principito, ya se lo que me vas a decir: "¿Ya ves que puedes amar a alguien?" o "No importa la distancia..." pero, no lo amo, y SI, importa la distancia, y ¡MUCHO!
    :beso: para todos.
     
  10. Geraldine

    Geraldine Geraldine

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    :shock:
     
  11. karo.

    karo.

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    Nos levantamos juntas o vas a seguir ahi, con los ojos de huevo duro. ;)
    Chic@s los textos que puse, no son de mi autoria. :icon_exclaim: :11risotada:
    Si tuviera ese talento.... hace rato ya estaria escribiendo novelas. :mrgreen:
    Me alegro que les haya gustado...los estilos de los cuentos.
    :beso: a tod@s :icon_exclaim:
     
  12. vega

    vega

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    :shock: :24revolcado:



    LA NOCHE QUE PRECEDE A LA BATALLA
    (Daniel Vega)

    El aire es tenso
    Y un silencio aterrador
    sobrecoge la llanura
    Es la noche que precede a la batalla
    Sobre la fría atalaya
    baja trepando la niebla
    Brumosa y oscura
    Helada serena y espesa.
    Callado, quieto e Inmutable
    ante el final
    Como un enorme muñeco
    de hierro y brillo
    El vijía medieval avizora
    en su torre de ladrillo
    La venida del ejército enemigo
    Es la noche que precede
    a la batalla
    Sobre la fría atalaya
    un profeta visionario
    arengando a los guerreros
    grita fuerte su canción
    Y en el patio las doncellas,
    tras una tarde de amor
    Anudan el escapulario
    al cuello del caballero
    A redoble de tambor
    Es la noche que precede
    a la batalla
    Cuando en la fría atalaya
    entre la claridad
    El jinete de la guerra
    brillará en el fondo de la escena
    Y San Juan recitará
    un versículo cualquiera
    De su viejo apocalipsis
    En el centro de la tierra, hermano
    En el centro de la tierra

    besotes, cronopios y Daniel.
    vega
     
  13. karo.

    karo.

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    Y ahora si dejo algo mio.....una Historia de amor, dedicada a Dul-C.:41amigosbebiendo:

    Que fue critico, editor y le gusto mucho, según él. :beso:
    Ahora ya somos dos cursis. :icon_cool:



    A veces creo que vivo mi vida muy distinto a como la viven los demás.
    ¿El amor es algo que se pierde o se va acumulando a través del tiempo...aunque no provenga todo de una misma persona? Es una pregunta recurrente en mi.
    Será porque esta tarde es lluviosa y triste, que me hace pensar en muchas cosas y entre ellas...surgen recuerdos como los de mi primer amor. O quizás es porque al reencontrármelo de nuevo en la calle, hoy, después de tanto tiempo, se removieron viejos sentimientos hasta ahora adormecidos. Parece increíble que todo este tiempo solo nos separaba una esquina....

    Típica historia de barrio, donde una chica gusta de un chico....el chico ni la registra y sale con medio barrio, hasta con parientes de ella, antes de darse cuenta que esta existe. Pasa el tiempo, ella crece y trata hacerse notar, intentando no ser demasiado obvia.

    Ariel (el chico) estaba de novia con mi prima Nancy, y yo estaba con Armando, mi primer y único novio. Yo tenia catorce años, y era inocente todavía, aunque contaba con una ventaja....Nancy vivía lejos, muy lejos en otro barrio y Armando también.
    Aproveche mi papel intermediaria para mostrarle a Ariel, que mi novio no me movía un pelo y que como él nunca me había visto, otro podía hacerlo; para esto utilice la única arma a mi alcance, Mariano, amigo de Ariel.


    Mariano, era mi vecino....quien nunca me interesó....por pedante y fanfarrón.
    Pero como dicen que el fin justifica los medios, allá a lo lejos, fijado mi objetivo. Hice de tripas corazón y emprendí mi marcha. Suele suceder que cuando alguien ve algo que no tiene comienza a desearlo, esa fue mi estrategia para ganarme la atención de Ariel.

    Una noche de navidad, entre brindis y festejos me escape junto a Nancy, para que ella se pudiera encontrar con él y yo con el pesado de Mariano. Como otras tantas veces....pero está vez fue diferente, había algo raro en el aire, no se si fue el alcohol o que para esas fechas uno en plena adolescencia se permite cosas que en otra edad no se permitiría.
    Pasado un buen rato Mariano sabiendo que conmigo no iba a lograr nada de lo que deseaba, miro a Ariel y le propuso intercambiar parejas. Nancy acepto en seguida...yo rogaba por que Ariel hablara primero y no quedar en evidencia, después de tanto esperar por fin se daba. Mi corazón latía fuerte, solo lo miraba y él a mi. Con una sonrisa en la boca, me habló y yo no podía reaccionar, todos me miraban tratando de que dijera algo....hasta que por fin acepté, sin decir mucho más....todavía no podía creerlo, después de tantos años por fin estaríamos juntos.


    Se acerco muy suave a mi y me tomo de la cintura, su cuerpo estaba tan cerca que me sentía volar...cuando nuestros labios se rozaron, ya nada alrededor existía, al cerrar los ojos solo veía nubes y sentía mi cuerpo tan liviano, que flotaba. Fue un momento único, que llevo grabado en mi memoria como si hubiese sido ayer. No duro toda la noche, fue poco tiempo, ya que tuvimos que salir corriendo antes de que mis viejos se dieran cuenta en donde estábamos.

    Esa noche no pude dormir, y Nancy no estaba tan contenta con el cambio....dado que descubrió que Mariano no sabia besar. Tan lindo con sus ojos celestes y su pelo rubio, que atraía con solo mirarlo, pero era una persona tan vacía, sin mucho para dar. Yo tenia razón después de todo, Mariano era un idiota, fanfarrón y creído.


    Al poco tiempo, ya me había agarrado una angustia interminable...y si mis besos tampoco le gustaban a Ariel? Y si él también se arrepentía de haber cambiado de pareja? Tenia que volver con Mariano?...ni loca, primero me mudaba a Siberia.
    Unos días después me encuentro con Ariel y me saluda con un hermoso beso, sin entender mucho lo que pasaba, trate de hablar con él. Saber que esperaba de ahora en más y tocar el tema que era más que obvio, mi novio. A él le importaba muy poco que tuviese novio, si yo decidía seguir con él. Pero yo no me sentía muy bien con esa idea, porque ninguno de los dos se lo merecía y yo ya tenia lo que siempre había soñado, no deseaba estar con nadie más.


    Sinceramente ya hacia rato que me había aburrido de Armando y todas las flores, tarjetitas de amor, y nuestras fechas especiales (aniversarios, día de la novia, día de los enamorados, mi cumpleaños) que las recordaba mejor que su cumpleaños. El problema era que me daba lastima y no me quedaba otra que seguir con los dos, hasta que lograra desilusionar a mi novio... fue la semana más larga de mi vida.

    Cada día era tortuoso....Armando venia a verme y yo que no veía la hora que se fuera, para poder encontrarme con Ariel. No podía disfrutar de nada, por el sentimiento horrible que me invadía cada vez que Armando se iba sin poder decirle que ya no quería verlo más. Una noche, después de una semana de tortura, me encontré por casualidad con Ariel, y él con su paciencia inconfundible me abrazo y me pregunto, que me pasaba... que ya no me veía con frecuencia y que siempre estaba rara. Le comente que estaba decidida...pero que nunca había dejado a nadie, por que no gustaba tener la sensación de lastimar al otro, le dije que esa era la razón de mi angustia. Por eso siempre que ya no estaba cómoda con alguien o cuando me aburría, le daba le daba un sin fin de motivos para que me dejará, y si era necesario hacia lo que nadie hace cuando quiere que una persona se quede a su lado. Con Armando nada daba resultado, siempre me veía perfecta, nunca percibía nada malo en mi y ya no sabia que hacer para que me dejara sin lastimarlo. Yo ya estaba harta, de tanto tratar y fracasar... ya no lo soportaba y no me importaba su sufrimiento, porque yo ya estaba sufriendo demasiado por esa situación. Igualmente sabia que dejarlo no me libraría del sentimiento de culpa y por eso estaba mal. Ariel me beso y me dijo que yo no estaba obligada a dejar a Armando, si todavía lo quería. Pero yo ya no lo quería, estar con alguien por lastima no es querer, es torturarse. Me despedí y le dije que esa noche no me esperara, cuando estuviera mejor yo lo llamaba.


    Cuando llego Armando, como todas las noches con su bici, lo lleve a dar una vuelta. Cuando me beso, y se separo de mi, con la voz entrecortada le dije que no quería verlo más, que ya no quería un novio, él me miro sin salir de su asombro y yo empecé a caminar, alejándome. Me siguió, trato de besarme por la fuerza, no lo pude aguantar más, y el grito me salió del alma: - YA NO TE QUIERO MAS, DEJAME TRANQUILA, ANDATE PORQUE ESTOY CANSADA DE VOS, DE TUS FLORES, DE LAS FECHAS ESPECIALES Y DE TUS CURSIS TARJETAS DE AMOR. Y él se largo a llorar como un niño, sin decir una palabra, me miro de una manera que nunca me voy a olvidar, me sentí una basura. Seguí caminado tratando de perder su triste mirada que me estaba sacando el aire, y él me seguía trataba de abrazarme, como si con esa acción frenara mi decisión y recuperara algo de mi, lo empujaba y volvía a tomarme de las manos....yo quería morirme, que la tierra me tragase en ese instante, pero nada me salvaba de ese momento...entonces comencé a correr, corrí fuerte si mirar atrás hasta perderlo. No podía parar de correr y llorar, casi sin darme cuenta alguien me detuvo al llegar a la esquina de mi casa, no podía ver quien era sumida en tanta confusión, hasta que escuche su dulce voz, era Ariel. Yo no podía parar de llorar y temblar, él nunca me pregunto nada... solo se quedo a mi lado y me abrazo fuerte.


    Estuvimos juntos un par de años, y todo fue hermoso, hasta que un día me aburrí y cada vez que podía lo evitaba. Para cuando me di cuenta ya había otra persona en mi vida y estaba segura que en la de él también...por que el desinterés a esa altura era mutuo. Una tarde mientras paseaba con mis amigas lo encontré en un centro comercial, él estaba con sus amigos, cuando me vio se acerco disculpándose por no estar tan seguido para mi, a lo que yo le respondí que ya ninguno de los dos estaba para el otro. Cuando no busque sus ojos, para decirle eso, se dio cuenta de todo y sin decir mucho más...me dejó.


    Años más tarde me case, y una tarde lo encontré en un colectivo perdido, al que nunca nadie conocido subiría. Yo volvía a casa después del control por el embarazo que me hacia en la capital y él a llevarle un encargo de pieles a su papá, que es peletero.
    El me vio primero y me tomo del brazo, entre toda la gente para que me sentara. Cuando lo vi no lo podía creer, nunca pensé que volveríamos a hablar después de esa tarde, no nos volvimos a chocar en el barrio, y era todo tan natural....como si nunca nos hubiésemos separado....hablamos de nuestras vidas y de todo un poco. De como me habían cazado, ya que yo nunca me iba a casar, y de su noviazgo con quien hoy es su mujer. Y al llegar, en la esquina de casa nos separamos, como si al otro día nos fuésemos a encontrar por la calle...como antes, como siempre.



    Pasaron unos años hasta que nuevamente lo cruce en la calle, cuando iba para lo de mis suegros y él iba para lo de sus viejos, con su señora y su flamante bebé. Cada uno con su familia, pero en el fondo el resto se desdibujaba, quedando solo esa mirada cómplice entre nosotros dos y que dice tanto sin decir nada.



    Otra vez, ahora después de cinco años de ese día.. nos volvimos a encontrar, era una tarde de lluvia y él venia de la mano contraria rumbo a su hogar....yo corría para no mojarme y poder tomar el colectivo hacia lo de mi viejos. Nos vimos al pasar, cuando levantamos la vista para cruzar la vías, fue un instante eterno... en donde con nuestras miradas nos saludamos, nos recordamos y nos despedimos... sin siquiera hablar, algo tan natural. Nunca nos pudimos detener, estábamos en el cruce y la masa de gente nos llevaba en direcciones contrarias contra nuestra voluntad, solo nos quedo ese instante...tan único, tan nuestro.


    Ahora si, espero que les haya gustado. :roll:
    Y sepan que soy muy buena recibiendo criticas...a la primera que me diga algo feo, le retiro el saludo :icon_evil:
    :11risotada:
     
  14. vega

    vega

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    No, no hay críticas ahora :icon_biggrin:

    Bueno, la única crítica, no sé cómo aguantaste a Armando tanto tiempo. Yo con la primera tarjeta de San Valentin, hubiera salido corriendo.

    ¿No te encontraste nunca más a Armando? Lo digo por que imagino que ni vuestras miradas se cruzarian.

    besitos, karo, cronopia querida, y gracias :beso:

    Principito, estoy esperando.... :beso:

    bego
     
  15. karo.

    karo.

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    :11risotada:
    Pobre Gego (ese es su apodo), es el ser más dulce que conoci en mi vida. Pero se equivoco de persona. :roll:
    Creo que después de mi, solo se dedico a la bebida. :11risotada:
    No en serio... la paso muy mal. Y no me alegro de haber sido tan mala. :roll:
    Por mucho tiempo estuvo enviandome mensajes por la prima de él, que era mi amiga. Se habia quedado suspendido en el tiempo, y ya habian pasado muchos años. De última termino en pareja, con la tia. :shock:
    Por él...habia decidido nunca más tener un novio (fue muy traumatica mi adolescencia :9999997ahorcado: ).