Principito, no se trata de mi edad... yo soy muy terca desde niña y son cosas que nunca van a cambiar. Yo soy bastante diferente a los demás, no solo porque mi niñez fue dividida entre Rumania, Brasil y México, sino porque he aprendido mucho de la vida y madurado antes que muchos otros de mi edad (una de las razones por las cuales mis novios siempre fueron mas grandes que yo). Muy bonita la manera de hacer los cálculos, solo que te olvidaste un pequeñito detalle: yo dije que la última vez lo vi hace 2 años y la primera vez cuando tenía 15... Pero no dije si lo he vuelto a ver en este tiempo... a lo mejor te equivocaste, porque yo olvide decir lo que sentí al verlo después de la primera vez. No puedo describir en mil palabras lo que sentí al mirarlo... Quería besarlo con fuerza, pero mi razón domino mis instintos y solo lo mire por unos minutos, hasta que nos dejaron solos... Ese chico con ojos negros me hizo olvidar por unos minutos que la tierra da vueltas y (casi) paro el tiempo para mí. Pero como siempre, no se puede vivir de los sueños y, al "despertar" me di cuenta que el mundo sí gira, y muy rápido. Hay cosas en la vida que no las puedo controlar por lo mas "controlante" que sea yo. Y sí, se dice que el tiempo cura todo, ¿pero quien cura lo que deja el tiempo atrás? ¿Quien cura su dolor? A veces tengo miedo que al verlo de nuevo voy a encontrar un extraño, otra vez pido a Dios que eso pase, porque al menos así se que a continuado su vida... Aunque acabo de recibir un mail de el... y la verdad no creo que a continuado su vida ya que me contó que termino sus ultimas 4 relaciones antes de cumplir 3 semanas con aquellas. En cuanto a mi... yo soy yo: a veces dulce, a veces venenosa, a veces ángel, otras veces diablo pero siempre tan yo... Ah, que no se me olvide, sabes, me mando por e-mail una canción: "Mi historia entre tus dedos - Gianluca Grignani", ¿la conoces? En fin, la vida sigue adelante, y yo con ella... Un medio dulce, medio salado (como el mar)... como yo
SI MIS MANOS PUDIERAN DESHOJAR Yo pronuncio tu nombre en las noches oscuras, cuando vienen los astros a beber en la luna y duermen los ramajes de las frondas ocultas. Y yo me siento hueco de pasión y de música. Loco reloj que canta muertas horas antiguas. Yo pronuncio tu nombre, en esta noche oscura, y tu nombre me suena más lejano que nunca. Más lejano que todas las estrellas y más doliente que la mansa lluvia. ¿Te querré como entonces alguna vez? ¿Qué culpa tiene mi corazón? Si la niebla se esfuma, ¿qué otra pasión me espera? ¿Será tranquila y pura? ¡¡Si mis dedos pudieran deshojar a la luna!! Federico García Lorca
Hola Gera, me gustó el texto del empleado de Volkswagen, sobre esas supuestas pequeñeces cotidianas, esos sueños, esos recuerdos de la niñez, todas esas cosas “poco serias” que son realmente las que nos hacen como personas. iolanda, porque te ríes de mi clemy_mar, no conozco esa canción pero me imagino por el nombre que tiene que debe tener una letra hermosa y conmovedora. Para mi no hay ningún problema en esa relación con el chico latino, si los dos se gustan denle para adelante, no es bueno dejar una historia de amor sin final Y acá en Argentina se juntan el Rió de la Plata (agua dulce) con el océano Atlántico (agua salada), así que entiendo muy bien eso de que sos medio dulce y media salada karo, muy bueno Lorca y también me gustan esas poesías que estas dejando de un tal Ferrer. Salu2
Cartas de amor: tu verdadera libertad de expresión Las cartas manuscritas a mano pueden ser la mejor prueba de amor. En ella puedes escribir desde lo que sientes y no lo puedes expresar cara a cara, hasta un disculpa por algo que hiciste. Es decir, es una manera cálida de comunicarse y una carta es algo que siempre nos da placer recibir aunque estemos enojados con esa persona. Antes que nada debes saber por qué estás escribiendo la carta. Si es para decir "te amo", escribe esas dos palabras al inicio. Lo mismo sucede si se quiere pedir perdón. De esta manera quien lo lea sabrá a qué atenerse. Es algo molesto tener que leer diez líneas para saber a qué te estás refiriendo. Aunque es recomendable que sean cortas, todas las cartas tienen que mencionar lo mucho que se quiere a esa persona. El humor es una buena herramienta en muchos casos pero en las cartas, si no se sabe cómo utilizarlo, puede parecer de mal gusto. Al decir que amas a esa persona, menciona el por qué de tu amor y agrega algún detalle de un gesto o algo que esa persona haga habitualmente. Puede ser la forma de sonreír o de cómo dispone la comida en la mesa. Fijarse en los detalles siempre es símbolo de interés y cariño. Busca un papel especial, no escribas sobre cualquier hoja que hayas encontrado en el camino. Tal vez, puedas buscar una servilleta de su restaurante preferido o de algún lugar que signifique algo para los dos. Debe ser siempre manuscrita, no vayas a hacerlo con la computadora o máquina de escribir; le quitaría calidez. Primero escribe un borrador, así evitarás errores y sabrás qué es exactamente lo que quieres decir. Cuando termines de escribirla, agrega hora, fecha y lugar. Esto permitirá a quien la lea que te imagine sentado a la mesa con el bolígrafo en la mano. No se la entregues en persona, deja que la descubra en su bolso o en el auto o cualquier lugar donde sepas que la va a encontrar. Ganarás una sonrisa antes de que ni siquiera la abra. Tal vez puedas dejar un pequeño regalo dentro. Cualquier cosa que elijas con cariño y que entre dentro del sobre servirá, incluso una golosina. Si quieres algo más sofisticado y personal, puedes comprar una flor y dejarla secar entre las hojas de un libro. Luego de algunos días tendrás un bello regalo. Fuente: En Plenitud Gera
Eso estaba por decir yo. Si, las poesias son muy lindas, las encontre...ya sabes, gracias a San Google...que ilumina mi camino. SINO LUNAR Dibuja la luna su cara en la superficie del agua, o deambula solitaria... por valles o nevadas montañas. Su sino la persigue: ser única en las noches estrelladas y etérea al despuntar la madrugada. Luna sonámbula, tenue luz del alba, por unos días... descansa... te veré nueva como espectro del alma. Marcelo Ferrer
clemy_mar Dios me libre de dar consejos a nadie y menos en temas del amor, mi lista de fracasos es eterna... pero te voy a contar una historia que me recuerda mucho a tí, apenas te conozco, y estoy segura de que cuatro lineas en un foro ni por asomo te reflejan, pero intuyo que te va a gustar. Esta es la historia de una chica, pongamos que se llama Elena. Elena es la persona más afortunada del mundo, tiene salud, amigos, es bastante resultona, inteligente, una géminis convencida y militante, llena de contradicciones en lo accesorio pero monolítica en lo importante, amante de su familia, fiel a sus amigos, creativa, imaginativa, perezosa e inconstante, pero curiosa y determinada...... en fin, un espíritu libre, un trotamundos que disfruta tanto fuera de casa como volviendo a ella. Durante buena parte de su juventud estuvo estudiando fuera, como era chica lista, no tenía muchos problemas en conseguir becas, como era sociable, no tenía problemas en hacer amigos alli donde iba, como era una sentimentaloide se aferraba a sus raíces y nunca olvidaba a los suyos. Era una persona muy versátil, lo mismo le daba ordeñar una vaca que impartir un seminario, disfrutaba de todo y con todo. Llevaba una vida plena y era feliz. Tenía además un perfecto control de su vida, controlaba incluso su descontrol, aunque para nada era una persona fría o calculadora, mas bien al contrario, su sensibilidad era evidente para todos los que la conocían. Sus relaciones sentimentales fueron muchas y muy variadas, aunque ella siempre tuvo una debilidad especial por los hombres mayores que ella; su vida había sido intensa en experiencias de todo tipo, y eso hacía de ella una persona más madura que el resto de la gente de su edad. No es que buscara hombres mayores deliberadamente, simplemente eran los que le resultaban más atractivos. También le gustaban los tipos duros, los que se lo ponían difícil, los retos, los inalcanzables porque eran muy listos, o muy guapos, o muy pretendidos, o muy reacios a dejarse “enganchar” por nadie...... le gustaban sobre todo los tíos cabroncetes, a muchos los consiguió y a otros muchos no, pero disfrutaba enormemente de los triunfos, de las lágrimas, de los despechos, de los abrazos, de los malentendidos, de los adioses y los reencuentros, del corazón desbocado y la pasión contenida, del desenfreno, del juego, de los engaños y del amor en definitiva. Romántica, indiferente, apasionada o salvaje según el momento, la circunstancia o la persona. A veces dudaba de su capacidad de amar eternamente, no estaba segura tampoco de haber amado nunca. Tampoco se creía las historias románticas de las novelas, y alucinaba con esas parejas que llevaban-juntos-toda-la-vida. Hasta que un día de verano, cerca de su pueblo natal conoció a alguien, por casualidad, en el sitio más inesperado, a las seis de la tarde y a pleno sol. El se acercó y estuvieron hablando más de dos horas. ¿de qué hablaron? Del trabajo de cada uno, de lo bonito que estaba siendo el verano, de qué hacían, de todo un poco y de nada en particular. No fue una conversación profunda, ni a corazón abierto, pero durante esas dos horas nadie los interrumpió y si lo hicieron no se dieron cuenta. Esa noche Elena se dio cuenta de que no era capaz de recordar coherentemente esa conversación, y su sistema de emergencia se disparó. "ESO" simplemente no era posible, pues al fin y al cabo se trataba de un hombre y ella siempre recordaba sus conversaciones con los hombres, más aún siendo la primera. Al día siguiente le volvió a ver. Como su sistema de alarma estaba en pleno funcionamiento, entendió que él había forzado la situación para hacerse el encontradizo. Dispuesta a no ponerle las cosas en absoluto fáciles, simuló indiferencia y frialdad..... durante diez minutos. Inexplicablemente acabó hablando con él durante horas....... y esa noche tampoco pudo recordar la conversación. Su sistema de alarma estaba descontrolado por completo. Esta vez no la había pillado desprevenida, y aún así nada había salido como ella quería. No era capaz de recordar la conversación porque las palabras habían salido de su boca solas, sin su permiso, sin pasar el preceptivo control previo de calidad, sabía de qué había hablado con él, incluso sabía lo que habían dicho ambos...... no había soltado nada grave, o eso creía, pero no había sido capaz de controlar la conversación. Los temas habían sido intrascendentes, gracias a dios, pero ¿y si no hubiese sido así? Se dio cuenta de que había hablado con el corazón no con la cabeza, de que esta persona inutilizaba sus mecanismos de defensa y la convertía en un ser transparente. No podía permitirse dejar flancos al descubierto, y eso era precisamente lo que había pasado. Por primera vez en su vida, Elena pasó la noche en blanco, removiéndose inquieta en la cama, dando vueltas al mismo tema. Nunca, jamás había estado tan nerviosa. El estómago se le salí por la boca, sudaba y no conseguía encontrar postura o pensar en otra cosa. Al despuntar el alba lo tenía todo muy claro: no podía permitir que pasase algo con aquel tío. Y sabía que iba a pasar, sabía que a él le estaba pasando lo mismo y esa certeza también le asustaba. Sabía que esta vez no era como las demás, que este tío no era como los otros tíos y que era peligroso. Además ella vivía en el extranjero, estaba allí de paso, de hecho le quedaban apenas un par de semanas. Lo que menos le convenía era una relación a distancia, además no tenían nada que ver el uno con el otro.......... todo su cerebro le indicaba que no, que una relación no le convenía. Ese fue sin duda el peor día de su vida, esa noche iba a verle con toda seguridad y temía el momento. Por primera vez dudaba de su capacidad para controlar la situación, no sabía como iba a decirle que no iba a pasar nada entre ellos. ¿y si seestaba pasando de lista? ¿y si se lo estaba imaginando todo? Cuando por fin se encontraron él se le declaró a bocajarro. Le soltó el discurso más largo que había hecho nunca y habría seguido hablando de no ser por el beso de ella. Pasaron juntos esas dos semanas, ella se marchó al extranjero, sobrevivieron a base de facturas telefónicas interminables y emails. Un año después ella volvió para quedarse y hasta ahora no han vuelto a separarse. Pero el cuento no acaba ahí. Elena tardó casi tres años en poner el “vivieron felices y comieron perdices”. Le costó casi tres años aprender a vivir con el miedo, con la certidumbre de ser vulnerable. Era incapaz de vivir su vida sin él, pero era igual de duro asumir una vida con su flanco más débil permanente expuesto. Asumir que le pueden hacer daño, y que no existen certezas absolutas ni estrategias infalibles. Hasta hace un par de años no consiguió Elena sacudirse sus miedos, su afán de garantías. Se tiró a la piscina con los ojos cerrados y descubrió no sólo que había agua, si no que ésta era un agua cálida y acogedora, mil veces más dulce que el aire. Y ahí sigue, nadando sin parar, disfrutando de su baño sin importarle cuanto durará. Lo que nunca consiguió es dejar de ser transparente para él. Espero
Hola a to2, RUT, que linda historia a mi tambien me viene muy bien porque todavia le tengo terror a eso de que la alegria, el sentido y el color de mis dias dependan de la compañia de otra persona. Siento que cuando las cosas no dependen e mi, quedo demasiado vulnerable y voy a sufrir. Será cuestión de cerrarlos ojos y dejarse llevar, y aunque todo salga mal, siempre es "mejor tentarse que nunca intentar" Gera y karo Salu2
DÉJAME RECOSTAR MI SED Déjame recostar mi sed junto a tu boca. Deja la quietud de mis pies al borde de tus poros Déjame con esa voz que sólo yo conozco descansa ya, detente no es posible seguir en busca de más llanto. Sí, quiero una paz que se levante diaria junto a mi sombra, que vuelvan a mi mesa el vino, el pan y a mi lecho el amor. Desde ahora descansará mi arco, no más flechas de guerra en los atardeceres solos. No más la inútil impaciencia de rogar un verano, ni las manos a tientas buscando recelosa mi propia piel. Devuélveme en tu rostro la verdad de mis ojos y empieza a recorrer mi sangre, en un solo latido, como cuando se piensa un hijo. Dame el asombro renovado de tu palabra y también el silencio que clausura la angustia. Levántame el milagro del olvido! Beatríz Zuluaga
BOSQUE Marcelo D. Ferrer La Plata, Buenos Aires, Argentina. Colábanse fantasmas en la espesura. Soledad con vida de pájaros multicolores abrigados de verde monte de húmedos olores. La brisa hurgaba grietas para fastidiar hojas quietas y era llovizna la cenicienta caída de hojas muertas. Poblábase el suelo del laborioso instinto urgido de invierno. Ejércitos diminutos hendían patas haciendo sendero, cada cual en su propio juego. Expansión desbordante, casi oculta para la vista de este caminante. Permanecí inmóvil, mudo... etéreo, apenas rozando el suelo. Concentré mis sentidos en el inaudible suspiro de la naturaleza modelando paisaje, y en lentas secuencias aprecié la función discreta de una vareteé de artistas de la belleza. Hice capital del prodigio de tanta tibieza. Ensanché el alma y expulsé el engendro de la indiferencia... Ahondé la superficie de la mera corteza y elevé mis sentidos a la sencillez de tanta grandeza. Aquí, rodeado de la nada palpitante suelto el pasamano del pudor urbano, me libero de destrozados asfaltos e inarticulados semáforos... de vegetales deshidratados y peces congelados... del deambular apesadumbrado de ánimas sin sombra.
Ni una palabra, ni un gesto, ni el grito desconsolado de otras veces, no me salió nada de nada, puro silencio. No pude esbozar ninguna de mis mejores mentiras, más no sea para que se convenza que yo no valgo la pena, que siempre voy a engañarla, que nunca voy a cambiar. Ella se merecía partir con esa certeza sobre mí, yo ni siquiera fui capaz de eso. Como una figura espectral saliendo por la puerta, quizás en llanto, enojada o hasta riendo, nunca lo sabré, como no sabia que esa seria la última vez que volvería a verla, afuera llovía torrencialmente aquella mañana de invierno. Ya paso un buen tiempo y esta tarde creí volver a verla, la situación era muy rara, aunque para mí todo era como lo había imaginado sin haberlo esperado concientemente nunca, ella estaba allí justo en ese lugar en donde siempre supe que volvería a encontrarla, me invadió una alegría incontenible, súbita e impertinente, que estuve a punto de bajar del coche corriendo para abrazarla y besarla, mientras se desmoronaban uno a uno todos mis argumentos que sostuvieron por tantos meses toda mi vida sin ella. No tuve tiempo de hacer nada y de inmediato la perdí para siempre, cuando ella logró reconocerme me di cuenta que era otra mujer de expresión lejana, excluyente y vengativa. No escuche todo lo que me dijo cuando se acerco al coche para saludarme, me sentía incomodísimo, no soportaba a esa mujer extraña que me sonreía falsamente, mientras parloteaba con ademanes caricaturescos de amabilidad, para demostrarme que no me guardaba ningún rencor. Por suerte estaba acompañada, que sino hasta me proponía que tomemos un café para hablar de nuestras cosas, hablaba tanto que en ningún momento se dio cuenta que yo no la conocía, se fue enseguida, sin reparar en mis balbuceos que de incomprensibles pasaron a anormales, la mujer se despedía simpatiquísima, prometiéndome seguir en contacto me beso en la mejilla y se alejó raudamente; yo solo espero no volver a cruzarme con ella. Todo este tiempo me inquietaba la idea de su vida sin mí o su resentimiento, no obstante el encuentro de esta tarde fue infinitamente peor que su rencor, me di cuenta que ya no existimos juntos y sé que mi silencio fue nuestra sentencia de muerte aquella mañana lluviosa de invierno en que sello su partida. Ahora me lamento no haberle dicho cualquier disparate, como siempre, para que vuelva a mirarme indómita, enfurecida, desgarrándome con sus ojos encendidos, que hasta llegaban a convencerme que su perdón era inalcanzable. Sin embargo no sé como ni por qué, justo cuando estaba a punto de darme por vencido, ella me abrazaba fuertemente, sumergiéndose entre mis brazos estrujándome su rostro contra mi pecho, para luego besarnos con locura, llorando los dos grotescamente, sin una pizca de vergüenza, tan llenos de amor, de mi arrepentimiento y de su perdón. Una y otra vez la pienso, una y otra vez la siento, me abraza fuertemente anclando su cara en mi pecho, la siento respirarme, la siento perdonarme, y no puedo dejar de pensar. Salu2
LA CARNE HECHA VERBO Como la araña hembra devora al macho en la noche tejida, así quisiera que cayeras a la hora exacta del deseo. Y así solos haremos el rito dionisíaco del amor sin importarnos que las campanas callen, que el viento gima con su quilla quebrada, que las gaviotas pierdan su brújula en los mares y la noche se estrelle en un alba imprevista. Nosotros entre tanto estaremos levantando un mundo tejido a besos bebiendo a bocanadas tú mi azúcar yo tu sal, para después en la húmeda arena del placer reinventar el deseo porque siempre habrá una piel nueva, otra saliva dulce para beber los labios y la verdad de la carne hecha verbo en la palabra amor. Beatríz Zuluaga