ALEJANDRO LATORRE Enamorado Yo te amo corazón de agua soy prisionero de tu cascada de sonrisas. Tu nombre llueve en mi piel como una cadena de flores. Sólo tú suspendes mi voz en tus suspiros y en tu suave tiempo imaginario rumorea una bandera de rosas. La transparencia de tus sueños galopa en mi camino de sombras Yo te amo corazón de agua.
ABISMOS Porque eres ave que girando en rebeldía desafía la bruma la ardua noche haciéndola más honda y más oscura y más inmenso el mar porque eres nave y náufrago a la vez sin velas y sin anclas solitario profanador de todos los confines potro de sombras desbocado y dulce para la libertad y el cielo galopante hecho de vientos y hecho de huracanes y sin embargo calmo como el agua de misteriosos y profundos lagos porque extraviado pero indiferente como un rey agraviado deambulas por los caminos de un imperio en ruinas porque eres un reloj sin manecillas un bello loto sobre los pantanos porque te vi sonriendo en tus orillas cayendo voy errática y ardida en tus oscuros mundos abismales... "Círculo y Ceniza" Piedad Bonnett
EN TU AUSENCIA Estoy escribiéndote y sólo tengo tu ausencia y en mi corazón el dolor de tu lejanía. Mi pluma no puede escribir sin que las lágrimas tracen el poema de mis deseos en la página de las mejillas. Si no fuera porque la distancia nos separa te visitaría entre los pliegues de la noche, apasionadamente, como visita el rocío los pétalos de la rosa; y besaría ardorosamente tus labios rojos y arrebataría tu talle, de la cintura a cuello. Aunque ausente de mí, estás conmigo: mis ojos no te tienen pero sí mi corazón.
A toda hora...me faltas. En la tarde, por la noche, por el dìa a toda hora....me falta tù cercanìa. Ni, aùn el cielo con sus nubes coronado de azul como la ola, colman mi sed de inquietudes. Me haces falta, tanto en esta lejanìa que voy desde el recuerdo a la esperanza... para dejar esta agonia. Me faltas... a toda hora...
Por qué mi carne no te quiere verbo, por qué no te conjuga, por qué no te reparte, por qué desde las tapias no saltan buganvillas con tus significados y en miradas de azogue que no reverbera el sol dando de ti noticia, ni se destapan cajas con tu música y su claro propósito, y ningún diccionario ajeno te interpreta. Por qué, por qué, Amor mío, eres mapa ilegible, flecha desorientada, regalo ensimismado en su intacto envoltorio, palabra indivisible que nace y muere en mí. Rossetti Ana
En el fondo, el sol ¿Y hay que llegar al fondo de la taza para ver el destino? Aquí hay una ráfaga de estrellas, dos pájaros en vuelo, una sortija rota, y algo que se asemeja a una sombra, de pie, junto a una lámpara. Todo diseminado sobre un desierto blanco, un desierto de nieve, indescifrable. Tal vez sean tan sólo fragmentos ilegibles de días ya vividos, porciones de una historia desgarrada por los dientes despiadados del tiempo. Pero desde temprano yo vi mi porvenir en una nube, o en aquella burbuja de cristal donde había una casa vagabunda, con sus luces de fiesta y de leyenda, y un jardín encantado que llevaba de pronto hasta muy lejos -siempre, en el fondo de todo hay un jardín-, hasta la puerta oculta en la maleza para salir a los peligros y a la desconocida inmensidad, para volver a entrar, medrosa o deslumbrada, a mi tibio refugio, a mi aterciopelado paraíso. ¡Cómo brillaba entonces aquel sol! Pocos años después descubrí mi sentencia inscrita en el oscuro reverso de una piedra que rodó con el viento desde el final hasta el principio de todo mi camino. Y esa fue mi condena, mi mandato de fuego: encontrar la secreta escritura de Dios dispersa en las imágenes del mundo, debajo de la hierba, en el fulgor del rayo, en la memoria de la lluvia. Tentativa imposible la de enhebrar los signos, el cifrado alfabeto que comienza en el Verbo y termina en los huesos. ¡Y el sol ardía siempre sobre cada vocablo! A lo largo del tiempo leí más de una vez el fondo de mi suerte -el cielo y el infierno confundidos-, lo leí en unos ojos de chispas y de sombras, ojos para mirarse como en un largo insomnio de las nocturnas aguas -¡ah!, pero lo que ves en esas aguas no es lo mismo que ves a través de las lágrimas-. Yo me veía en ellas como la más intensa y eterna primavera, aunque siempre aspirada por los remolinos, por el vértigo al borde del abismo, hasta que sobre mí se condensó la noche, se cerraron las aguas. ¡Y hasta entonces el sol enceguecía como nunca Ahora estoy a solas, mi sombra desvelada frente al muro, contemplando la última señal que trazó en todas partes mi destino: una larga fisura que corre como un río, como una zanja negra, como un tajo. Tal vez sea el anuncio de la herida profunda que cortará mi vida para que mi alma salga de este mundo. Pero quizá ese tajo sea más bien promesa que amenaza: tal vez quiera decir que no es una frontera, un límite infranqueable entre mi ayer visible y mi mañana ciego, sino sólo la marca de la unión entre la breve tierra y el reino prometido. ¿Y el sol?, ¿Ya nunca el sol? Si miras en el fondo de la taza no verás nunca el sol del otro lado, desde aquí no verás nunca nada, sino un desierto blanco, un reflejo que impide la visión. Olga Orozco
Una carta de amor Vuela por la plaza Antes la mirada indiferente De dioses y de hombres Un mensaje de amor Llega hasta tus manos Una tarde cansado. Una promesa de dolor y de rabia Con explosiones alegres mal canalizadas. Yo no conocía el amor sencillo; Y la vida me enseño; Que mirar sin tener Es como caminar Y encontrar vacío Tu espacio a mi lado. Que la tranquilidad de un pozo Sin orillas Era para mi, Una tormenta no definida. Que escuchar tu voz era tan fácil. Que tocar tu piel era tan bueno. Y que me duele la vida Cuando no encuentro esos momentos. Porque mi dolor es puro, Porque mi lamento es perfecto, Porque sepa conscientemente Que es verdad.... Ya no te tengo. ¿Por qué te quiero? Yo no sé como empezó Este sentimiento. Que mas vale una rosa En su jardín. Que mi amor preso en tu cuerpo. Que me duele el alma De solo pensarte. Que me mata la mentira De tu amor cobarde. Que no eres ángel Ni yo soy perfecto. Que veo tu rostro en las personas que pasan. Que las horas del día me traen tus recuerdos Que en las noches oscuras Encuentro tus momentos. Que la muerte no es pena Sino un remedio pasajero. Y que mi dolor no es ajeno por que me duele por dentro. Sebastien Gaitan Salu2
Siempre tú Entre el mínimo incendio de la rosa y la máxima ausencia del lucero, se quedó tu recuerdo prisionero viviendo en cada ser y en cada cosa. Te presiento en la cita milagrosa que se dan la mañana y el jilguero, y en el aire, traslúcido tablero donde escribe en color la mariposa. Todo me habla de ti. Sobre la brisa persiste la nostalgia de tu risa como una dulce música remota. En los labios tu nombre me florece y al saberte lejano, me parece que me bebo tu ausencia gota a gota. Jorge Robledo Ortiz
NOCTURNO 1 Escucha, tengo miedo... afuera llueve y el caer de las gotas me parece con su rítmico acento, un rosario amarillo que hilvanara telarañas oscuras en mis dedos. La ventana se entreabre bruscamente al impulso del viento, y una ráfaga fría que huele a tierra húmeda se esconde entre mi lecho, y me arroja los pétalos marchitos, y me besa con rabia los cabellos... A pesar de tu amor hoy tengo miedo... hace tanto que el frío de tu ausencia me tiene en las penumbras del recuerdo, con las pupilas húmedas de noches y los labios sellados con tus besos. Y mientras oigo el gotear del agua en las pálidas sábanas me tiendo, como una floración de primavera en las nevadas hojas del invierno. El frío de las brumas me seduce, y mi alma es un sol en el silencio, y a fuerza de buscar en los ocasos tus misteriosos ojos de bohemio, siento el placer de sepultar en nieve la llama azul que iluminó mi cuerpo. La lluvia rompe sus cristales finos en la noche de oscuro terciopelo. Mis ojos buscan tus pupilas hondas, mis manos la caricia de tus dedos, y al tenderme en las sábanas heladas y destrenzar cansada mis cabellos, siento el vacío de abrazar las sombras, de perseguir la brillantez de un sueño, y ser tan solo en tu bohemia errante la asordinada música de un verso. La lluvia cae en menuditas gotas, y aquí en mi alma se retuerce el miedo... Laura Victoria
A VECES NOS CREEMOS A veces nos creemos Dueños de la verdad. A veces nos creemos Dueños del presente A veces nos creemos Jueces del tiempo Más dignos y justos Pero siempre la vida Nos enseña su lección, Aunque sea con el sabor Amargo de las lágrimas. José Alberto Salazar Borges
Hoy la tierra y los cielos me sonrien; hoy llega al fondo de mi alma el sol; hoy la he visto.... la he visto y me ha mirado... ¡hoy creo en Dios! Gustavo Adolfo Becquer.
DESDE IRAK Respóndeme, político, ¿por qué quieres desfigurar la faz del mundo? ¿Por qué quieres cortar las cabezas azules de mis templos? ¿Por qué quieres salpicar con mi sangre a tu pueblo inocente? ¿No sabes que si envías la muerte a visitarme volverá sobre ti, boomerang en retorno? ¿Por qué quieres matar mi casa romper mi niño quemar mi perro? Blanca Andreu
Entre tu y yo Hay un abismo enorme entre tú y yo, y este es la distancia, que existe entre los dos. Varias millas nos alejan, y nos impiden estar cerca, enorme extensión nos acecha, y yo me siento presa. Prisionera soy por no poder besarte, prisionera soy por no poder tocarte. ¡Cómo extraño ver tus labios!, ¡cómo extraño el no besarlos!, ¡cómo extraño escuchar tu llanto! y no estar ahí para calmarlo. Acercarme a ti cómo lo quiero, pues te necesito a mi lado, seguir sin ti, no puedo. Ven a mis brazos, no dudes hacerlo, porque la distancia agranda el deseo, ya quiero verte, es en lo único que pienso, es que sin verte, me carcome el sufrimiento. Me duele no verte tanto, hiere estar tan distanciados, pero yo sigo esperando alguns vez encontrarnos, y cuando ese día llegue, ya no escaparás de mis brazos....
PABLO RUÍZ Apareces Apareces lento, muy lento, de la nada que lo es todo. Te insinuas leve, muy leve, al amor que nace. Me quieres tuyo, todo tuyo, palpitando juntos. Descubro el carino, todo el carino, que abnegado te profeso. Nos transformamos en un ser, un solo ser, mas alla de lo palpable. Separarnos imagina un rival, un unico rival, que no sabe o no quiere saber que no somos uno, sino todo, ya es tarde, ya es muy tarde.
INVITACIÓN Ven a habitar esta parte de mi alma suspendida en la orilla de un crepúsculo. Ven a abordar este barco naufragado en lo azul de mi nostalgia. Mi casa te aguarda florecida de lilas y abierta al horizonte donde la luz es el preludio de una aurora que apenas se perfila. Todos los sueños caben, todos los espejismos. Aquí las ventanas son puertos para viajar por rutas olvidadas y en las tardes el jardín reverdece de tallos y de hojas, de voces minerales que emanan de la tierra. Mi casa te espera lejos del frío nocturno que cuaja de tristeza cada calle, lejos de la negra visión, que empaña las esquinas de humo y pesadumbre. Tibieza, claridad, sombra apacible de la luz en la lámpara junto al libro de signos admirables. El lecho de los sueños, la almohada reclinada y mi amor abrigándote en el silencio puro de la noche. Mi casa te aguarda de pie sobre la vida, a esta hora o en el círculo eterno de las horas.... Cristina Maya