Una araucaria en una ciudad respetuosa de su arbolado urbano.

Muy linda la bidwillii, parece estar manteniendo el espacio entre los edificios con sus brazos. Y es cierto que caen enteros, he visto en vivo la caída de las piñas en un ejemplar en Montevideo, si caen sobre cemento se parten, sobre suelo blando no sé.. Y es como si cayera una bala de cañón, jaj, no sé si pueda matar, pero sí dejarte inconsciente o bobo. A mediados de febrero diría que es peligroso estar ahí debajo.

 

Ahora que hablamos de Uruguay, el estacionamiento de donde era antes el Ministerio de Salud Pública daba al fondo de una casa donde hay uno de estos "fósiles vivientes", y creo que al menos dos veces una piñita cayó sobre el techo de un auto, y una vez incluso quedó en el asiento.
Por suerte nunca había alguien para atajarla, porque imagínense que, cayendo desde una altura de 20 metros, llegaría al piso a una velocidad de 19,8 m/s ó 70 Km/h; un disparate...

 

Agustín: Excelente el cálculo de la velocidad del fruto al momento de tocar tierra.

Efectivamente se la obtiene aplicando la fórmula: v= Raíz cuadrada de 2.g.h.
Considerando una altura h de caída de unos 20 metros y la aceleración gravitacional del lugar g= 9,81 m/seg2, resulta v= 19,8 m/seg = 71,28 km/h que bien podemos redondear en 70 km/h.

Si consideramos para el fruto un peso de 8 kg, la energía entregada durante el impacto será de E= p . h = 8 kg . 20 m = 160 kgm.

Equivalente a recibir 160 kg desde 1 metro de alto.

 

Exactamente, y me pasé como 10 minutos para hacer la cuenta porque no encontraba dónde hacer la raíz cuadrada en la computadora.
Hace años que no veo una piña de esas, y eso que siempre miro hacia arriba por las dudas.

 

Yo utilicé una calculadora on line.

Esta: http://www.calculadora.net/

El conductor de este auto no fue previsor. No miró hacia arriba:

 

Generalmete caen en tierra enteras

 

Yo, las que he visto caer en el momento justo fue en las que están en la plazoleta de Av. Livertador, en Montevideo. Por cierto, ese año me traje una piña y cociné las semillas. No son muy ricas, son como comer algo así como papa cocida, pero con gusto a "pino".

 

Algo similar me sucedió a mí. Pero, con un piñón caído en los Jardines del Hogar Escuela de Salta.

Recogí unas cuantas semillas, bastante pesadas, que llevé a casa y de inmediato las metí en el horno de la cocina. Al rato comenzaron a estallar con gran estrépito.

¿Qué pasaba? Algo muy simple. Las semillas, muy frescas, contenían gran cantidad de humedad que al vaporizarse hacían aumentar la presión en el interior, hasta que vencida la resistencia de la cáscara, se producía la explosión. Como las cáscaras son muy fuertes, el ruido al quebrarse estas, también lo fue.

Cuando las pulpas reventadas se hubieron enfriado, las probé. No sabían ricas.

Volví al Hogar Escuela, recogí unas cuantas semillas más y las dejé en casa durante algún tiempo al descubierto y a la sombra para que se oreasen. Luego repetí la operación de asarlas en el horno de la cocina. Esta vez no hubo estallidos, el sabor valía la pena.