Por lo comprobado por mí hace unos meses en las marismas de Urdaibai, y hoy en Urdúliz, ambas en Bizkaia, las instituciones han tirado la toalla: han considerado que la Cortaderia shellowiana es imposible de erradicar. Desde luego parece imparable. Su triunfo es total. Las consecuencias las sentiremos en breve.
Estamos de viaje de de fin de semana por Alicante y Valencia y desde una de las carreteras que acceden a Gandia es una pena ver la invasión que ha causado esta planta.
Aún podría hacerse algo si Tele5 montara una campaña de concienciación... Pero ya me estoy dejando llevar por la fantasía.