No es tan sencillo. En esta geografía lo que no es impenetrable debido a las zarzas, está administrado por jardineros.
Las zarzas son amigas de los arboles, aunque esa amistad les acaba costando la vida. Camina al centro de un zarzal, abre un hueco y un agujero planta el árbol en el agujero y no te preocupes porque el hueco se vuelva a cerrar, a los dos o tres años veras tu roble sobresalir por encima de las zarzas y poco a poco hacerse grande. Salvo que un humano pase cerca con una desbrozadora o una cerilla.
Creo que lo mejor será replantearme el asunto de raíz (nunca mejor dicho), y sembrar bellotas frescas. Recuerdo algún cuento alemán en el que se menciona el trabajo de un pastor que repobló un wald (palabra relacionada con baldío, y que puede traducirse como baldío y también por bosque), por ese método, hasta colvertirlo en un bosque.