Mi jardín externo.

Mi jardín externo comprende: las plantas en contenedor de las terrazas de las unifamiliares de mis vecinos (incluyen bonsais de tejos y de tilos); las macetas con plantas que puso el ayuntamiento de mi pueblo; los árboles que plantó la administración pública junto a la autopista (son accesibles a pie); las plantas y los jardines de los participantes de Infojardín en los que me permitieron participar y en los que aceptaron mis ideas (por eso me gusta que sus propietarios actualicen y cuelguen fotos).

En ocasiones hay intercambio entre mi jardín privado y mi jardín externo (el año pasado le pedí una Euphorbia resinifera a mi vecino, le robé un esqueje de Sedum palmerii a una cliente, y desperdigué los huesos de unos dátiles buenísimos en un lugar descuidado y soleado). Mi jardín externo es agradabilísimo en muchos aspectos, ya que no he de mantenerlo, ni pagar impuestos por el suelo, y porque lo visito cuando de apetece. También es mi principal fuente de experiencias (qué plantas se dan bien a la sombra en mi geografía; cuánto dura en ella, realmente, la floración de las buganvillas o del Solanum jasminoides; comprueblo que se puede hacer bonsai de un tilo, pero que sus hojas siguen siendo demasiado grandes; que el Acer saccharinum no fructifica más por ser viejo (¿cuándo iba yo a tener un arce viejo?), y que le gusta el agua a sus pies; que Eucalyptus cameldulensis funciona mejor como árbol aislado que Eucalyptus globulus; cómo se estropea una vid si no se sulfata...).

Pero la parte más difícil de mi jardín externo es la natural, en ocasiones impenetrable (el matorral, el zarzal, el helechal, el brezal, el encinar). Es la más difícil de entender, de aceptar, de administrar (hay que mantener una trocha abierta para bajar por agua al río). Está plagado de seres desconocidos, imposibles de encontrar en el mercado, difíciles de reproducir. Venenosos, medicinales, frutales.

 

El mundo no es nuestro jardín.

 

No he abarcado tanto. Mis comentarios no contienen ninguna generalización a esa escala. No hablo de la Naturaleza en toda su extensión. No es una metáfora.

 

Has señalado varios mundos, en realidad, y la crítica no es por una cuestión de escala.

La idea de <<jardín externo>> resulta interesante, aunque lamento su estructura autoreferencial. No parece tanto una evocación de vivencias singulares y propias (lo que denota humildad) como la reafirmación de una identidad. Es injusto <<apropiarse>> de la naturaleza para ensalzar el ego... Aunque más bien es aburrido e inconsciente.

Todo esto como crítica literaria, si cabe utilizar el término.

 

Si bien es inevitable hacer literatura para describir escribiendo, aquí no prima. No es relevante en comparación con la descripción vivencial, que para mí es, sin duda, lo más relevante. Esto no es una pieza de música de cámara ni un relato corto de Clarín.

 

Se puede analizar lo cotidiano con la misma motivación que la música de cámara. Y esto creo que lo compartes.

 

Sin embargo es una pena perder el fondo, para mí mucho más interesante.

 

Precisamente.

 

Correo tiene un estilo a pulir que ha mejorado bastante en estos años, podrá gustar o no pero tenerlo lo tiene. Si bien suelo tener alguna discrepancia justamente por ello, aquí comparto.

Me parece que está bueno, muy bueno "apropiarse*" de entornos ajenos, públicos y extranjeros. Un jardín es un espacio para el disfrute de la naturaleza y cuando ésta es un disfrute per-se considerarla un jardín a cuidar y respetar mientras se observa y disfruta es el máximo homenaje que le podemos dar.

 

Yo tuve y tengo tantos jardines!!! , todos los que hice,todos los que continue manteniendo ,uno fue mas propio el jardin de la parroquia en Sabadell,esta toda su evolucion durante8- 9 años en infojardin , luego 3 mas que fueron mis preferidos, lo comparti con sus propietarios, es decir mio personal apenas un balconcito con poquitas plantas y no muy bien cuidadas

 

Me ha gustado la expresión "Mi jardín externo"

Yo lo he interpretado precisamente como una vivencia individual de jardines/plantas que no son de su propiedad o sobre los que no tiene control, pero que disfruta igualmente y con los que tiene un vínculo. No sé si es lo que quería transmitir, pero a mí me parece que pone de manifiesto lo que muchos jardineros sentimos pero no ponemos nombre.
Y le veo todavía más sentido cuando pienso en cómo he disfrutado de ese jardín cuando yo no tenía el mío exclusivo, y lo que he aprendido con la observación. ( Bien pensado según este mismo argumento, del jardín jurídico soy nudopropietario y parcialmente usufructuario)

 

Se puede disfrutar de la naturaleza (me refiero al entorno natural) Considerarla como un jardín externo me parece un error (¿externo respecto a qué? ¿Respecto a la propiedad?). Si es una descripción, creo se trata de una poco consciente.

 

Consciente? No tengo intención ni ganas de ponerme semántico, sólo dejo una imagen.

 

Gran estilo.

 

Mientras que las cosas se deterioran conforme se usan, sucede lo contrario con los seres vivos que son las plantas de los jardines en cuya realización uno ha participado. Incluso lo más delicado y efímero de un jardín, que es el orden pensado por quien lo concibió, tiende a mantenerse... un tiempo, al menos. No digamos los árboles y los arbustos longevos. Si uno dedicó tiempo a concebir aquello, pudo hacer realidad lo que pensó, y quedó satisfecho, entonces volver resulta siempre un placer, aunque las cosas evolucionen en otra dirección, como es normal que suceda. Pero los jardines y las plantas con los que uno no guarda esa relación creador-criatura casi son mejores porque se disfrutan más libremente.

Tu circunstancia, @NORO , está muy condicionada por intereses económicos y políticos favorables a la consecución de una identidad. Yo, en cambio, vivo en un entorno devastado por la industrialización, en el que todo lo natural es relicto. Curiosamente, sucede lo contrario de lo que indicas: la administración pública aquí no asume que nada tenga valor, y somos los particulares los que se lo damos. Si los particulares no mantenemos lo natural, nadie lo hará.

Pero el hilo pretendía algo con menos alcance, casi doméstico (pero por el lado de fuera). Una mirada, descarada incluso, a lo que no es mío propio, pero de lo que disfruto como si lo fuera.