Para mí ha resultado impactante que esta obra sea considerada la última de la música clásica. Es un final abrupto, desconcertante, para un arte que había durado tantos centenares de años. Yo creía que se había extendido más en el tiempo, pero no. El significado de esto es que las obras adscritas a la categroría de música clásica que han venido después no han aportado valor estético alguno; son meras reelaboraciones, meras reinterpretaciones.