Es una aspiración a la que puede encontrarse varias fuentes: el islamismo, que trae consigo el desprecio por el desierto y la cultura del agua; Robinson Crusoe, que es el mito del hombre enciclopédico que se vale por sí mismo; los señoríos romanos y medievales; los mitos políticos, fomentados desde las Grecia y Roma clásicas, y que sirvieron para que la gente ocupara territorios vacíos, peligrosos, mal comunicados, o que necesitaban reclamarse como propios... Desde las apologías de Virgilio, los privilegios concedidos a los alemanes de las estepas del Volga, los poblamientos con rusos de Siberia en época de Stalin, el desarrollo de los mitos para la ocupación del oeste norteamericano, la corrupta trama especulativa española que incitó a mucha gente a comprar primeras y segundas unifamiliares con parcela (insostenibles para una economía doméstica, pero rentabilidimas para ciertos grupos sociales), etc. En mi geografía más próxima esta aspiración se reduce a la tenencia de una pequeña parcela no en propiedad, pero por la que no se paga nada, dedicada a autoconsumo. Nadie aspira a un bosque porque el bosque impide el asoleamiento de las plantas, y porque el bosque, o más bien la selva, nace solo, siendo más signo de abandono que de promoción.
¿Y esa chica tan guapa que entrevista? No creo que eso tenga mucho que ver con las razones por las que Daniel ha llevado a cabo ese proyecto... yo creo que más bien lo principal es el desear vivir en un entorno verde, con árboles que proporcionen resguardo, y repleto de vida, en lugar de un secarral la mitad del año con sol abrasador... La virtud está en encontrar el equilibrio, donde hay mucha humedad y menos sol, se busca clarear un poco el bosque para poder cultivar. Donde ocurre todo lo contrario, se debe de buscar generar bosques en el semi-desierto, para poder vivir por las cercanías y disfrutar más del aire libre, en lugar de encerrarse en casas o pisos teniendo el aire acondicionado encendido todo el día.