Vistos los gravísimos problemas que están causando las especies alóctonas invasoras, se impone centrarse en las especies autóctonas y en las alóctonas que se ha comprobado que no tienen un carácter invasor. Este último caso parece ser el de Acer saccharinum, que apenas fructifica ni se reproduce. Además, al contrario que otras especies arbóreas, ramifica desde la base (o desarrolla varios troncos, como quiera considerarse); una estructura muy atractiva desde mi punto de vista. Este que traigo aquí, que se encuentra en una ladera sur muy soleada, cerca de la costa vizcaína, es un solo ejemplar que se ha extendido notablemente en horizontal. Es una especie que me produce especial alegría, y a la que dediqué una extensa entrada hace un tiempo.
Apto solo para la zona Cantábrica. En el Valle del Ebro, y supongo que en cualquier otra zona calurosa y de suelo calcáreo, coge clorosis continuamente, y con calores fuertes, en verano pierde mucho follaje. Clorótico y defoliado, a partir de verano no resulta demasiado decorativo.
En Galicia los he visto con alguna regularidad, pero aquí en Lisboa... lo que viene siendo 0. Tal vez en lugares concretos al Sur del Duero aún pueda crecer, como la Sierra de Madrid.
Eso sucede por no atender su ecología original, que es ripícola. Si se cultiva en zonas con un nivel freático elevado, o incluso anegadizas, una parte de esos problemas queda solventada.
Si cultivas un árbol con tendencia a la clorosis en tierra calcárea anegada, la clorosis se multiplica exponencialmente.
Solo es cierto lo del suelo calizo, por lo demás es un árbol que resiste muy bien una sequía moderada, a pesar de vegetar mejor en suelos algo húmedos. Lo he visto plantado en zonas bastante secas, sin riego alguno, y van bastante bien.
Supongo que eso hay que matizarlo, ya que los suelos cantábricos suele ser calizos y bien húmedos, y por otra parte, no todos los suelos fuera del Cantábrico son calizos.