Transcribo el capítulo dedicado a esa especie en Árboles y arbustos de Al-Ándalus. Se trata de una compilación de extractos de textos de diferentes autores que vivieron en la época andalusí: "... Tiene la flor encarnada... ...Se planta de estacas. Se planta en los huertos, en tierras de semejantes carasterísticas a las de aquellas en las que se da en estado silvestre. No necesita mucho cultivo ni laboreo. Le conviene mucha agua. Se injerta en la higuera, en el terebinto, y a la inversa; en el moral, almez, fresno y viceversa. En ella se injerta el sicomoro y el algarrobo. La higuera injertada en adelfa produce higos amargos, y si se injerta un manzano en adelfa las manzanas serán amargas. Si se injertan moral y adelfa, el árbol resultante producirá las hojas de esta y los frutos de aquel... ... se cultiva en los jardines como planta ornamental. Su madera no se debe utilizar en los hornos ni para asar carne en sus brasas. Es mortífera, de efectos inmediatos, para el hombre y los animales. Resulta mortal para los perros, mulos y asnos. La flor es su parte más venenosa. Sus ramas amargas plantadas en campos de cultivo y almácigas de hortalizas matan las alimañas terrestres ya que su amargor penetra en la tierra. Si se plantan estacas de adelfa en un campo desaparecen de él las malas hierbas... El cocimiento de sus hojas esparcido sobre los bueyes les ahuyenta las moscas nocivas... ... Vive de treinta a ochenta años... ... Merece la pena resaltar la mención de variedades... lo que demuestra su tradicional y prolongado uso en el jardín pese a su toxicidad..."
Creo que el surrealista caso de los injertos viene a ser el equivalente de los bestiarios medievales, donde se mezclaban hechos verídicos con tradiciones fantasiosas transmitidas y deformadas a lo largo de generaciones.