Y agrego más, es una vid de uvas prietas, es decir, oscuras prácticamente negras. Me animo a afirmarlo basándome en la forma de las hojas y en el color del tallo. Esto me recuerda lo que aconteció en Lima en sus primeros años de vida y no es verso. Cuenta el gran historiador don Ricardo Palma, que los españoles de la conquista, añorando los frutos de la península plantaron semillas obtenidas de las pasas de uvas de un zurrón de provisiones. Al cabo de un tiempo, germinaron las simientes y transcurridos unos años más fructificaron. Maduros ya los granos resultaron prietos. Aquella fue la primera cosecha, la primera vendimia habida en el Perú y probablemente en Sudamérica.