Cabimo (Copaifera officinalis L.)

Tema en 'Fichas de árboles' comenzado por Betina2010, 22/4/18.

  1. Betina2010

    Betina2010 Marta

    PLANTA DEL DIA



    Cabimo (Copaifera officinalis L.)



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    Foto de: http://hemisferiosurguayana.blogspot.com.ar/2015/02/aceite-copaiba-arbol-prodigioso-de.html

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    Foto de: https://timblindim.files.wordpress.com/2008/02/copaiba_3a.jpg


    Familia: Leguminosas

    Origen: Centroamérica y norte de Sudamérica

    Características: Gracias a los aportes medicinales es considerado el árbol municipal de Cabimas (ciudad de Venezuela), al que llaman el árbol de fortaleza, pues es perenne, tiene copa ampia y da buena sombra. Su raíz es de tipo pivotante y se afianza en la raíz central; su tronco puede llegar a medir hasta 80 cm. de circunferencia, tiene corteza color crema a marrón claro. Es notable su porte siempre verde, de un tono claro. El fruto es una legumbre con una sola semilla. Es de lento crecimiento.

    Hojas: Pinadas a pares y ovoides, color verde claro.

    Flores: Son de color blanco y se agrupan en racimos terminales.

    Época de floración: En la temporada de lluvias.

    Destino: Ornamental, medicinal.

    Adaptación: Buena.

    Suelos: Se lo encuentra en terrenos arenosos y franco arenosos, de mayor fertilidad superficial y con mayor retención de humedad. También soporta suelos pobres.

    Luminosidad: Plena.

    Resistencia al frío: Resistente en su zona.

    Humedad del ambiente: Prefiere ambientes húmedos.

    Riego: Moderado, de acuerdo al clima, pero tolera la época de sequía.

    Abonos:
    No necesita.

    Causas parasitarias: No se encontraron datos.

    Propagación: Por semillas que también tienen un lento crecimiento hasta que alcanza el tamaño ideal para ser trasplantado a su sitio definitivo.

    Cuidados: No requiere cuidados especiales.

    Usos:
    Ornamental: Pese a ser una especie útil, tanto medicinalmente como ornamentalmente, no se ha incentivado su uso para jardines y parques, donde destacaría por su porte y su colorido.
    Medicinal: Al aceite que emana de este árbol cuando se golpea ligeramente, le dicen bálsamo. En el siglo XVII se usó para curar las enfermedades venéreas. Tiene efecto diurético, calma las diarreas crónicas y combate el estreñimiento. Sirve como desintoxicante y desinflamatorio. Es reconocido como un extraordinario protector del sistema digestivo y es ideal para mantener las articulaciones y vías respiratorias en excelente estado. Se afirma que también cura psoriasis, herpes y hongos. En la medicina tradicional es utilizado como cicatrizante de heridas y úlceras cutáneas, combate la amigdalitis, cáncer, herpes, inflamaciones, cistitis, micosis dérmica, sarna, tos, bronquitis crónica, asma, úlceras estomacales, dolor de oído, psoriasis, hemorroides, es hipotensor y sirve para apaciguar los dolores musculares.
    Otros usos: El bálsamo también es usado por la industria del barnil, la fotografía, la cosmetología y perfumería en toda Latinoamérica. Posee propiedades como combustible.
    Su corteza es una fibra fácil de extraer de forma alargada. Esta fibra resulta ideal para amarrar encañizados, porque no sufre daño por los aceites que contiene.


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    Foto de: Anahí Benítez Sanchez en http://www.tlahui.com/medic/medic31/aceitillo.htm

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    Foto de: http://www.tlahui.com/medic/medic31/aceitillo.htm


    Las imágenes son de la red


    Un poco de su historia en Venezuela

    Lo cura todo; hasta el odio


    En 1890 apareció una extraña enfermedad que azotó al estado Falcón. Una mancha se convertía en pocas semanas en una llaga que, poco a poco, se extendía por todo el cuerpo de quien la padecía. Los enfermos estaban condenados a morir en menos de dos meses. La patolagía provocó la emigración de cuatro familias. Huyeron en caballos y arrearon su ganado. Llevaron provisiones para un mes de camino, con la esperanza de conseguir un caserío en Zulia, lejos de la infección. Tras dos semanas de camino, el niño Santiago Morles presentó fiebres. Sus padres agonizaban en la preocupación. Al poco tiempo encontraron un arroyo y se detuvieron a saciar la sed. Fue entonces cuando el indio Ciruma se acercó y les dijo: “Mal de ciudad, hombre de ciudad, mucho odio”.
    Con su dialecto cortado les precisó que detrás de los robles había un valle de Cabimo e invitó a los enfermos a untarse el aceite. “Aceite cura odio”. La enfermedad desapareció y en honor al indio llamaron al caserío donde arribaron “Consejo de Ciruma”, lugar que el pasado 6 de octubre de 1979 lo declararon Ciudad Jardín del Zulia, gracias a la arborización aportada por los gigantes verdes, que en muchos casos superan los 300 años de existencia.