1. Betina2010

    Betina2010 Marta

    El Primer Árbol

    El territorio que hoy conocemos como Panamá estuvo habitado por los cunas. Estas tribus consideraban a Oba el creador de todas las cosas. Le rendían culto y le obedecían humildemente. Una vez Oba envió a Píler, su primogénito, a poblar y organizar el mundo. Píler tuvo muchos hijos, los cuales empezaron a trabajar rápidamente, puesto que todo estaba por hacer en aquella tierra desolada.

    Entre los hijos de Píler había unos gemelos: Olocuma y Olocuna, dos muchachos que andaban siempre juntos y se protegían mutuamente. Una vez estaban corriendo sobre la tierra pelada y lisa, soñando con todas las cosas que deseaban construir.

    Oluma le decía a su hermano:
    —Tengo ganas de ser gente. Me gustaría hacer algo hermoso sobre la Tierra. Así todos me recordarán.

    A Oluna le ocurría lo mismo. Por eso se entendían tanto. Este le respondió:
    —Nadie nos hace caso porque nos consideran muy pequeños.

    Olonaguiguir que también se despertaba continuó:
    —Oba me pidió que bajara una mano y cogiera lo primero que encontrara.

    La mujer siguió las indicaciones del creador y agarró un poco de tierra húmeda. Los otros se quedaron como si fueran a comenzar un ritual.
    La mujer miró el barro sin saber qué hacer y empezó a sentirse impotente, pero un impulso desconocido hizo que sus manos estrujaran con fuerza la masa hasta darle forma alargada. Después colocó aquello en el suelo. Los cuatro vieron con asombro cómo aquello tomaba la forma de un árbol.

    Pero el árbol era tan frágil que el primer airecillo lo quebró. Olonaguiguir estrujó nuevamente el tronco hasta convertirlo en barro. Le dio la forma del árbol y lo enterró más profundo. Todos creyeron que la obra había sido terminada. Sin embargo, movida por el instinto, la mujer se desprendió el barro que le quedaba en las manos e hizo unos travesaños que pegó al tronco. Después del esfuerzo enorme, ella suspiró y se levantó tranquila.

    El Sol apareció en el firmamento concentrando sus rayos en el primer árbol. El barro se secó enseguida y de los extremos de los travesaños empezaron a salir unas tiernas hojas verdes. Oluna se arrodilló agradecido y sintió que ya había terminado su obra. Los cuatro se arrodillaron agradeciendo al padre Oba, ofreciéndole todo lo que en adelante hicieran.

    El árbol crecía imponente y robusto; de sus hojas brotaban más hojas y al lado surgían flores amarillas y encarnadas. Luego aparecieron los frutos.

    Era un generoso árbol de cacao.

    De esa manera, las dos parejas llenaron la Tierra de árboles hasta formar bosques que paulatinamente borraron el pardo y árido paisaje de la memoria de los primeros hombres. A lo lejos y desde las alturas, la Tierra parecía un ondulante mar verde lleno de vida vegetal que se expandía hasta la costa.


    Extraído de: http://fabulas.info/cuentos-de-plantas.html