Proviene de esqueje sacado en 2003 que fue acodado en lo que por entonces fue mi primer intento de acodo en una planta, aunque no tengo fotos del momento. Empecé a fijarme en él en 2007, había desarrollado un sistema radial de raíces que me dió buenas esperanzas, y de ahí su primera foto. Debido a la resistencia y facilidad de mantenimiento, ficus bonsai los hay a cientos de millones, pero a poco que os hayáis fijado no son muchos los que muestra un nebari radial, y este es uno de ellos. Así se veía en 2008. Y en 2010 las raíces iban tomando cuerpo. En 2011 empezó a definirse su estructura primaria, el nebari progresaba adecuadamente y continuaba con el arreglo de los ángulos de salida de las ramas que ya se iban homogeneizando. En 2012, estaba frondoso, una vez defoliado y una vista del nebari que había tenido un desarrollo notable en este último año. En 2016 ese incipiente nebari había tomado cuerpo y hace que este ejemplar ocupe un espacio adecuado en mis estanterías. Y empezó el momento de prestarle toda la atención a la ramificación secundaria. Así estaba en 2018. Ya en 2019. Desde 2016 no dispuse de demasiado tiempo para dedicarle a mis plantas y esto provocó que las raíces se me hayan ido de mano, algunas han crecido bastante más que otras descompensando el nebari. Me sorprende que a pesar de que el verde se mantiene muy estable, el grosor del tronco y raíces aumentan a mayor velocidad. Aunque desde el frente el problema no es muy perceptible, salvo esa pequeña raicilla que deben engordar. Desde la espalda si que son notables los desajustes, más evidentes si cabe al haberse fusionado un par de raíces gruesas, en el próximo trasplante tendré que darle caña a las raíces más gruesas para frenarles su crecimiento. En estas fotos de abril de 2020 se ve claramente el problema. Y esto es todo... de momento.
Me parece que en tu zona los ficus son malas hierbas, ¡menuda evolución! Me encanta lo bien que has conseguido engordarlo desde la base, tiene una conicidad muy potente. Saludos