Merece la pena observar casos como el de la ordenanza de protección del arbolado urbano de Zaragoza ( https://www.zaragoza.es/sede/servicio/normativa/4084 ), porque ejemplifica perfectamente aquello que escribió Voltaire de que lo mejor es enemigo de lo bueno. Ese texto normativo no es precisamente un aliciente al cultivo y la estima por la vegetación en la ciudad, que se reduce al mero concepto de árbol. En él aparecen palabras de moda, como biodiversidad, pero de su contenido no de deduce que los redactores hayan comprendido su significado. El documento denota desconocimiento del asunto que se regula, y la dificultosa relación de esa sociedad urbana con su medio. Es algo tan artificial y enteramente inútil como lo serían unas instrucciones para respirar correctamente, o para regular el primer encuentro de dos novios adolescentes. Entiendo que para redactar algo así es mejor no redactar nada. Y es que una normativa eficaz entiendo que debe desarrollarse en dos direcciones opuestas: por una parte, una justificación lo más extensa posible, y por otra parte, unas disposiciones lo menos extensas y lo más generales posible. En definitiva: algo con un espíritu sólido pero que permita libertad.
La ultima vez que estuve en Zaragoza recuerdo ailantos por todos los solares y que absolutamente todo en el Pilar era un muestrario de granito sin vida. Unos agradables 45 grados tendrán esta semana así que parece que el diseño tan juicioso se está pagando solo. Ahora bien, anda que los 'jipis' no habrán dicho 300 millones de veces que los árboles no solo son cosas que manchan sino que son esenciales para mantener temperaturas soportables en las ciudades, reducir la polución y el nivel de estrés y el ruido. Sin hablar de la belleza que aportan a la vida de la gente. ...Y aún así se siguen diseñando obras publicas que son básicamente barbacoas de humanos y excluyen cualquier espacio para vegetación arbórea o permanente. Con poner un par de cajones de madera con petunias ya cubrimos el expediente. Dios nos libre de tener que barrer una hoja del suelo, que eso es de estilo romantico-trasnochadesco y lo moderno es churruscarse la carne a la piedra. Enfín... cria tontos y tendrás muchos.