Salvar o alargar la vida a plantas abandonadas

Tema en 'Técnicas de jardinería y cultivo de plantas' comenzado por vega, 15/5/03.

  1. vega

    vega

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    Los que tuvimos la suerte de estar en el foro de floraguide disfrutamos de aquellos mensajes en que unas cuantas foreras nos metíamos en un contenedor de un famoso vivero, sacábamos plantas medio muertas que luego cuidábamos y se convertían en plantas sanotas y espectaculares. Julio nos regañaba porque podíamos pasar plagas y enfermedades a nuestras plantas, pero yo creo que el resultado fue más que satisfactorio. Hoy muchos de mis amig@s practican el deporte del "contenedor" como yo lo llamo y para que veais que terminan como yo, mirar una carta que acabo de recibir que dice:

    BEGOÑA,

    NO SÉ SI ESTÁS AÚN EN MÉRIDA O YA HAS LLEGADO A MADRID.

    EN ESTE ÚLTIMO PASEO QUE HE DADO CON LOS PERROS, HE PASADO
    POR AQUEL KIOSCO-FLORISTERÍA QUE HAY EN LA PLAZA DE CUZCO,
    CERCA DE MI CASA, Y ME FIJÉ QUE HABÍA UN CAJÓN CON SOBRAS.

    ASÍ QUE METÍ LA MANO Y SAQUÉ UN HERMOSÍSIMO RAMO CON ROSAS,
    CLAVELES, FLORECITAS BLANCAS DE RELLENO Y LO QUE YO LLAMO
    MARGARITAS DE COLOR BLANCO, AMARILLO, ROJO Y FUCSIA.

    HE ADORNADO DOS FLOREROS GRANDES Y UNO PEQUEÑITO Y AMOROSO.

    ADIOS
    BV


    Cuidando de que las plantas no esten enfermas os animo a salvar y/o alargar la vida a un montón de plantas abandonadas.

    besos, vega
     
  2. .......
     
  3. vega

    vega

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    `¡¡¡qué pena, Alabastro, que estemos tan lejos...!!!
    podíamos crear la ANSAPA " asociación nacional para el salvamento de animales y plantas abandonados"...
    nos vemos en la luna.

    vale, Carlos, lo pongo un poco más grande...es que me parecía demasiado "fuera de contexto"....
    y decir que lo ha escrito una argentina...Adela Basch



    Mirar la luna
    Una noche de verano sumamente calurosa, una noche de fines de diciembre, salí a tomar aire afuera de la cabaña que ocupaba termporariamente.

    La noche era apacible y hermosa. A mi alrededor todo era quietud y en el aire flotaba un no sé qué extraño y fascinante. El cielo estaba totalmente despejado y me pareció un océano lleno de misterios.

    De pronto, sin saber por qué, me dieron unas ganas bárbaras de mirar la luna. La busqué y la busqué con la mirada, y nada. No se la veía por ningún lado. Me puse un par de anteojos, y nada. Me los saqué, los limpié cuidadosamente, me los volví a poner... nada.

    Recordé que tenía un potente telescopio portátil. Me pasé un rato largo mirando el cielo a través de su lente, pero la luna no aparecía por ningún lado. Ni siquiera opacaba por su presencia.

    Nubes no había ni una. Estrellas, un montón. Pero la luna no estaba. Me fijé en el almanaque. Era un día de luna llena. ¿Cómo podía ser que no estuviera? ¿Dónde se habría metido? En algún lugar tenía que estar. Decidí esperar.

    Esperé con ganas. Esperé con impaciencia. Esperé con curiosidad. Esperé con ansias. Esperé con entusiasmo. Esperé y esperé. Cuando terminé de esperar miré al cielo, y nada.

    Cuando pude sobreponerme a mi decepción, me serví un café. Lo bebí lentamente. Cuando lo terminé de tomar la luna seguía sin aparecer. Me serví otro café. Cuando lo terminé de tomar ya había tomado dos cafés. Pero de la luna, ni noticias. Después del décimo café la luna no había aparecido y a mí se me había terminado el café. Paciencia por suerte todavía tenía.

    Consulté las tablas astronómicas que siempre llevaba en la mochila. Eclipse no había. Pero de la luna, ni rastros. Volví a tomar el telescopio. Enfoqué bien, en distintas direcciones.

    El cielo nocturno era maravilloso y, como tantas otras veces, me sorprendió mucho encontrar algo que no esperaba ver. Mucho menos en ese momento y en ese lugar. Ahí a lo lejos, entre tantas galaxias con tantas estrellas y tantos cuerpos desconocidos que se movían en el espacio había un pequeño planeta con un cartelito que decía "Tierra". Le di mayor potencia al telescopio y pude ver claramente que en la terraza de mi casa todavía estaba colgada la ropa que me había sacado antes de ponerme el traje de astronauta. Adentro, en el comedor, mi esposo y los chicos comían ravioles con tuco y miraban un noticiero por televisión. En ese momento justo estaban mostrando una foto mía y el Servicio de Investigaciones Espaciales informaba que yo había alunizado sin dificultades.

    Me tranquilicé y me quedé afuera, disfrutando serenamente de la noche, mirando todo con la boca abierta, absorta en vaya a saber qué, tan distraída como siempre, totalmente en la luna.

    besos, vega
     
  4. Precioso Vega-Bego,

    Pero (casi) me he tenido que poner la lupa para leerlo...

    ¡Un saludo!