Herbicida de uso común cambia de sexo a las ranas

Tema en 'Herbicidas para cultivos hortícolas' comenzado por Vanesa85, 3/3/10.

  1. Aloxis

    Aloxis Agricola

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    Re: Un herbicida de uso común cambia de sexo a las ranas

    no estoy de acuerdo con lo de autoproduccion y autoconsumo... bueno si pero no solo... hace falta divulgacion, mucha... en españa somos facilmente engañables, idiotas vamos... nos meten unos bulos q te cagas y nos los tragamos sin agua ni na... vease lo de la leche: hay q matar todos los bichos q lleva no sea q mate a alguien... alguien dijo algo? ni mu... si es tan peligroso pq en un pais como Alemania si estan autorizados estos productos frescos? pues pq alli la gente se movilizó en contra, aki pasamos de todo... q sepais q en breve pretenden irradiar todos los productos ecologicos, no sea q lleven un bicho...
     
  2. Re: Un herbicida de uso común cambia de sexo a las ranas

    Aloxis sera broma que piensan irradiar los alimentos, verdad, dime que si, porfa!!! Me :icon_evil: suicido.

    Por cierto hablando de alimentos irradiados (Nuclearizados) sabes donde conseguir alguna lista de los actualmente sometidos a este proceso, en estados unidos son muchos, pero aquí, o que se consuman aquí del exterior sabes algo?
     
  3. Re: Un herbicida de uso común cambia de sexo a las ranas

    Aloxis sera broma que piensan irradiar los alimentos, verdad, dime que si, porfa!!! Me suicido.

    Por cierto hablando de alimentos irradiados (Nuclearizados) sabes donde conseguir alguna lista de los actualmente sometidos a este proceso, en estados unidos son muchos, pero aquí, o que se consuman aquí del exterior sabes algo?
     
  4. Fernando67

    Fernando67

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    Re: Un herbicida de uso común cambia de sexo a las ranas

    ehh?? ¿irradiar todos los productos ecológicos?. Me he quedado así :icon_rolleyes: :-?

    Qué pasa que a los que no queremos comernos las hortalizas con abonos químicos, pesticidas, herbicidas y hasta polvos conservantes (como los de las patatas), ¿nos quieren compensar irradiando los vegetales por si nos atragantamos con algún microorganismo vivo o con algún caracolillo? Esto ya suena a guasa :55burla:
     
  5. chemagan

    chemagan aficionado

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    Re: Un herbicida de uso común cambia de sexo a las ranas

    Pues ya veo a los de estupefacientes en las puertas de las panaderias jajajajaja
     
  6. electrotrash

    electrotrash Dos años en la huerta

    Re: Un herbicida de uso común cambia de sexo a las ranas

    Que es esto de irradiar los alimentos? Es la primera vez que lo escucho...que miedo.

    saludos,
     
  7. electrotrash

    electrotrash Dos años en la huerta

    Re: Un herbicida de uso común cambia de sexo a las ranas

    puse doble el mensaje.. :icon_redface:
     
  8. Re: Un herbicida de uso común cambia de sexo a las ranas

    Pues es un proceso que consiste en exponer los alimentos a cantidades controladas de radiación (normalmente rayos X o gamma). Suele utilizarse el proceso para prevenir la reproducción de los microorganismos como las bacterias u hongos que causan el deterioro de los alimentos, cambiando su estructura molecular y evitando su proliferación o algunas enfermedades producidas por bacterias patógenas. También puede reducir la velocidad de maduración o el rebrote de ciertas frutas y verduras modificando o alterando los procesos fisiológicos de sus tejidos sin alterar sus propiedades nutricionales ni organolépticas o físicas (en teoria).

    Un saludo.
     
  9. Re: Un herbicida de uso común cambia de sexo a las ranas

    Hola electrotrah. La irradiacion de de los aliemtos es un invento americano que tiene muchos años, y que no es tan inocuo como quieren hacernos creer, se le ha dado muy poca publicidad por que saben que la gente se opondria a esta practica, en breve comentare mas sobre este tema que es de verdadero pavor.

    No inventan :icon_evil: nada bueno.
     
  10. Re: Un herbicida de uso común cambia de sexo a las ranas

    Esta es mas o menos la versión oficial abalada por supuesto por la FDA de estados unidos, cuanto menos una mafia que controla el mundo alimentario y de los farmacos y que se venden al mejor postor en el campo alimentario o de la salud.

    Después pongo otras teorías… Y que cada cual Juzgue.

    Alimentos conservados por irradiación: Consiste en la aplicación sobre el alimento de radiaciones ionizantes (Isotopos radiactivos) bajo un estricto control. Las radiaciones más empleadas son la gamma, obtenidas a partir de la desintegración radioactiva de isótopos de cobalto y cesio.

    El método es muy eficaz porque prolonga la vida útil de un producto en las mejores condiciones. Existe un símbolo internacional propuesto para identificar, en el etiquetado, los alimentos que han sido sometidos a un proceso de irradiación. Pero el símbolo no aparece en el etiquetado europeo, aunque si debe mencionarse en la etiqueta que el producto o sus ingredientes han sido irradiados.

    Como la irradiación no aumenta la temperatura puede aplicarse a productos congelados.

    También aumenta las condiciones de seguridad para el consumo de alimentos, por ejemplo, evita la salmonelosis. Facilita desparasitar frutas, hierbas y especias.

    EQUIPOS DE RADIACIÓN
    Las instalaciones consisten en una fuente de isótopos que normalmente suelen ser el cobalto 60 o el cesio 137. La instalación cuenta con una piscina dado que la fuente isotópica no se puede conectar y desconectar al antojo por lo que para que el personal pueda entrar en las instalaciones se mete la fuente dentro de la piscina y desaparece el peligro para la salud del personal trabajador.

    Cuando las instalaciones entran en funcionamiento se carga el alimento en una cinta sin fin que da vueltas alrededor de la fuente isotópica para que los alimentos sean tratados de forma uniforme, y se eleva por encima de la piscina dicha fuente isotópica. Las instalaciones son de hormigón y blindajes de plomo y están en forma de caracol para que las radiaciones no puedan escapar del recinto, y se aplican medidas de extraordinaria seguridad para que, por accidente, no pueda elevarse la fuente isotópica cuando los trabajadores estén dentro de las instalaciones. Una vez el alimento ha sido sometido a las radiaciones, está listo para ser comercializado. El cobalto 60 tiene una vida media de 30 años y está mucho más controlado legalmente que el cesio 137 que tiene una vida media algo superior a los 5 años.

    Los generadores de electrones acelerados están constituidos por un cátodo caliente que suministra los electrones a un tubo evacuado y éstos son acelerados en un campo electrostático de alto voltaje y a continuación se dirige directamente sobre el alimento preenvasado que permite una distribución homogénea. Los generadores de electrones pueden conectarse y desconectarse a voluntad.

    La aplicación de radiaciones ionizantes tiene un efecto de destrucción sobre los microorganismos. Tiene un efecto inmediato en ellos en cuanto a que los lípidos son muy sensibles a las radiaciones y, como sabemos, éstos se encuentran a nivel de la membrana celular cambiando su permeabilidad y se provoca la muerte celular. Por otra parte, a largo plazo se rompen los enlaces débiles de los pares de bases de los ácidos nucleicos y las células bacterianas no se multiplican.

    Las células vegetativas son destruidas fácilmente en tanto que los virus y esporas son más resistentes.

    Cuanto más sencilla es la estructura, más difícil es su destrucción por este tratamiento.

    Si este método es utilizado previamente a la aplicación de calor, se pueden conseguir niveles de esterilización comercial tras el calentamiento dado que los microorganismos serán más sensibles al calor y sin embargo no se verán afectados o de forma escasa tanto las propiedades nutritivas como las organolépticas del alimento.

    Existen dos problemas que presenta la irradiación y son:

    • La radiación elimina microorganismos alterantes pero no bacterias patógenas por lo que se elimina un valioso sistema de indicación de la salubridad del alimento.
    • La radiación destruye las bacterias productoras de toxinas pero no las toxinas que una vez liberadas al medio constituyen un riesgo de intoxicación.

    Las dosis máximas permitidas para los alimentos son de 15KGy. A estas dosis tanto el cesio como el cobalto no tienen radiaciones inducidas. En las peores condiciones el bombardeo de electrones presenta un 2% de la dosis de radiación aceptable y en condiciones normales un 0,0001%. El comité de expertos de irradiación de alimentos considera que esta dosis no supone ningún riesgo de intoxicación.

    Los productos radiolíticos surgen de la reacción entre radicales libres y materia orgánica. No se ha visto que haya efectos sobre los animales de experimentación. Su presencia es indicadora de si un alimento ha sido irradiado.

    Los productos radiolíticos surgen de la reacción entre radicales libres y materia orgánica. No se ha visto que haya efectos sobre los animales de experimentación. Su presencia es indicadora de si un alimento ha sido irradiado.

    Sobre los efectos en los envases de alimentos, en el poliestireno y polietileno no se ha visto que se produzcan efectos. En el vidrio a dosis de 10 KGy se producen pardeamientos, en el polipropileno a dosis de 25 KGy se produce pérdida de fuerza mecánica. Finalmente, en el cartón y PVC a dosis de 100 KGy se da pérdida de consistencia y pardeamiento liberándose ácido clorhídrico respectivamente.

    En lo que se refiere a los efectos sobre los alimentos:
    Proteínas: A bajas dosis no se producen efectos. A altas dosis pueden aparecer olores atípicos debido a la destrucción de puentes disulfuro.
    Hidratos de carbono: son hidrolizados y oxidados pero no hay pérdida de valor nutritivo. En el tomate se observa pérdida de consistencia.
    Lípidos: Se forman radicales y oxidación. Aparecen olores atípicos. Estos efectos son evitables si el tratamiento se realiza a bajas temperaturas y en ausencia de oxígeno.

    Vitaminas: La pérdida de vitaminas dependerá del entorno donde se encuentran.

    Las autoridades consideran la irradiación como un aditivo y no como un tratamiento.

    Cualquier alimento irradiado ha de llevar una marca de color verde. Así mismo, las palabras “tratados por radiaciones” que han de aparecer con un tamaño no más pequeño que un tercio de la letra más grande que aparezca en el envase.
    El proceso de la irradiación de los alimentos no vuelve a los alimentos radioactivos. Actúa transmitiendo energía a través de los alimentos, eliminando microorganismos potencialmente mortales y dejando un nivel de radiación residual de cero. A diferencia de la radiación nuclear, la irradiación no emite neutrones y por lo tanto no deja a su objetivo la capacidad de "fundirse" o de crear reacciones en cadena.

    La irradiación se aprobó por primera vez para la fumigación del trigo en 1963. Desde entonces, ha continuado la aprobación de las frutas, verduras, especias y carne de ave. Aunque la irradiación se ha utilizado durante varias décadas, ¿el público la ha aceptado completamente? Bien, de acuerdo con the Centers for Disease Control and Prevention (CDC), el mercado de prueba muestra que los consumidores están dispuestos a comprar alimentos irradiados. Al menos la mitad de ellos compran alimentos irradiados, si se les da la opción entre el producto irradiado y el mismo producto sin radiación.
     
  11. Re: Un herbicida de uso común cambia de sexo a las ranas

    UN NUEVO ATAQUE CONTRA SU SALUD: LA IRRADIACIÓN DE ALIMENTOS

    Este artículo denunciando los inicios de esta practica en Estados Unidos, es del 1987 extraído de el libro VIDA SANA (Martínez roca), cuando ni teníamos ordenadores y menos existía Internet a nivel social


    Tras haber explicado la importancia capital de la alimentación para el conjunto de la salud, e incluso para conservar la vida, no puedo concluir este capítulo sin llamar su atención sobre lo que probablemente es el intento más escandaloso de contaminar su comida (y, en consecuencia, su salud) que se ha urdido en la historia de este planeta.
    La irradiación de alimentos, su exposición al material radiactivo.

    Como lo oye: los mismos desechos radiactivos de los que tanta gente protesta y contra los que se manifiestan en las calles, se van a usar ahora para bombardear los alimentos.

    Uno se queda pasmado ante la desfachatez de quienes promueven tales monstruosidades.
    Sé que muchos lectores torcerán el gesto al leer esto. Jamás han oído nada acerca de esa radiación de los alimentos. Es lógico que así sea, pues se están haciendo esfuerzos gigantescos para que la cosa no trascienda. Quienes perpetran esa locura utilizan todos los medios posibles para conseguir que las leyes se aprueben y pongan en vigor sin que usted se entere del asunto.

    ¿Qué otra cosa podría esperar, teniendo en cuenta lo que se proponen hacer?

    Si no expresa su desconformidad con esta situación ahora mismo, hacia el final de esta década gran parte de los alimentos que consuma habrán sido tratados con radiación emitida por material y residuos nucleares mortíferos*. ¡Se trata de «detenerlo ahora o comerlo más tarde!».

    ¿Quién está detrás de esa hazaña maligna? Se trata de ningún agente exterior, sino del Departamento de Energía (DOE) y la Administración Internacional de Energía Atómica (IAEA), con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (WHO) y la Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA).
    Í
    * Dos productos secundarios de la producción de armas nucleares son el Cobalto-60 y el Cesio-137. Estos elementos se usarán para irradiar los alimentos.

    Puede estar seguro de que los posibles beneficios de este mal uso del «progreso» serán glorificados hasta que parezcan el segundo advenimiento, mientras que los peligros —que son muchos— serán minimizados hasta que no parezcan más molestos que una comezón en un pie.

    Los alimentos irradiados recibirán dosis muy elevadas de radiación, desde algunos minutos a mucho más tiempo, según la clase de alimento. La dosis se mide en RAD (dosis de roentgen absorbidas). Un RAD es más que la radiación emitida por un rayo X. Trescientos RAD matarán a la mitad de las personas expuestas directamente a ellos y esterilizarán a las restantes. ¿Sabe cuántos RAD en nuestros alimentos está dispuesta a autorizar la FDA? Cien RAD las frutas y verduras y 3 millones en las hierbas y especias. ¡Y hasta ahora creía que la razón de ser de la FDA era la protección de los consumidores! Los alimentos cuya irradiación ha sido aprobada en Estados Unidos incluyen patatas, trigo, harina de trigo, carne de cerdo, cuarenta y siete hierbas y especias, semillas y té. ¿No lo sabía? La irradiación se promueve porque así los alimentos podrán con¬servarse más tiempo en las estanterías de los mercados. ¿Por qué no adquirir una patata fresca en lugar de otra bombardeada con desechos nu¬cleares, de modo que pueda permanecer dos meses en el expositor del supermercado sin estropearse? Dejen que se estropee. La naturaleza quiere que los alimentos no consumidos se estropeen, y por eso buscaremos la comida más fresca posible.

    ¿Quién se beneficia de una duración más larga en los estantes? ¡Usted no!

    La FDA se apresura a señalar que la irradiación de los alimentos no los convierte en radiactivos a menos que haya un mal funcionamiento del equipo o una filtración. Ese «a menos que» es el más grave en la historia de la humanidad. Si el equipo que produce lavadoras funciona mal y usted acaba adquiriendo un electrodoméstico defectuoso y tiene que cambiarlo por otro, eso es realmente molesto... pero por lo menos su vida no corre peligro. Si el equipo que irradia sus alimentos funciona mal, usted y sus hijos comen alimentos radiactivos. ¿Vale la pena correr ese riesgo? ¿No funcionan mal las máquinas? ¿No estalló en el aire un aparato teóricamente tan perfecto como la lanzadera espacial? ¿No ocurrió el desastre de Chernobyl? Desde luego, algún «experto» le dirá que las posibilidades de que eso suceda son de una entre un millón, lo cual resulta muy tranquilizador... hasta que su hijo pague el precio de esa «única» posibilidad con leucemia o vaya a saber qué. Cuando se trata de su hijo, no importa que la posibilidad sea de una entre un millón o cuatro mil millones.

    La FDA sostiene que la comida irradiada es «segura y saludable». Pero su propuesta más reciente también afirma: «Sin embargo, la destrucción de nutrientes no es preocupante». Magnífico. ¿Para quién no es preocupante? Decir que la destrucción de nutrientes no es preocupante es tan aventurado como afirmar que la irradiación es saludable. ¿Quiere comprar esta casa? Aparte del hecho de que el tejado carece de apoyo y se vendrá abajo si cierra la puerta demasiado fuerte, es perfectamente segura. ¿Compraría un coche que le anuncian como seguro mientras pase por alto que los frenos no funcionan cuesta abajo y el volante falla en las curvas cerradas? No es de extrañar que quienes proponen esta atroz innovación quieran que se apruebe sin llamar la atención del público, antes de que usted averigüe lo que traman. ¿Tomaría en serio a alguien que intenta venderle alimentos «saludables» cuyos nutrientes han sido destruidos? Y esos procedimientos los destruyen. Los grupos de aminoácidos (proteínas) se desintegran; las grasas y los ácidos grasos, muy sensibles a la radiación, se descomponen en sustancias tóxicas; los hidratos de carbono se descomponen en sustancias que obstaculizan la división celular; algunas enzimas son destruidas mientras que las vitaminas o son destruidas o pierden sus cualidades.

    Esto es lo que la FDA considera «seguro y saluda¬ble». A lo largo de su trayectoria, la FDA se ha equivocado algunas veces al declarar seguros determinados artículos. Basta recordar que aprobó con su sello oficial cosas como la talidomida, la bendectina, los sulfatos, el EDB, el DES, el amianto y el «Dalkon Shield» ¿Vamos a confiar ahora en que la irradiación de los alimentos es más segura que todo eso?

    Aunque la FDA afirma que la irradiación de alimentos se regulará de manera estricta, éstas son palabras vacías, poco sinceras, porque, como ellos mismos admiten, «la FDA no ha hecho una relación de centros o empresas en Estados Unidos que traten los alimentos. Las empresas que tratan alimentos no necesitan registrarse en la FDA» ¿Cómo diablos van a regular estrictamente los centros de radiación si no saben quiénes son ni dónde están, qué irradian y qué productos van a ser sometidos a irradia¬ción?

    En cuanto a la «seguridad», también hay algo qué decir.

    Unos científicos alemanes han descubierto que los recipientes y en¬vases de plástico en los que se irradian los alimentos transmiten sustancias tóxicas al alimento durante el proceso. Una auditoría interna realizada en 1982 en la FDA, demostró que sólo el 1 % de 413 estudios realizados a lo largo de treinta años parecían apoyar la seguridad. Dos estudios rusos sobre ratas alimentadas con comida irradiada revelaron daños en los riñones y los testículos.

    En la India, unos niños que tomaron alimentos irradiados presentaron lesiones en los cromosomas y anormalidades en la sangre asociadas con leucemia. Los científicos alemanes descubrieron tantos efectos nocivos que en Alemania Occidental se ha prohibido legalmente la irradiación de los alimentos. Esos efectos incluyen mutaciones, reducción de la fertilidad, trastornos metabólicos, disminución de la tasa de crecimiento, reducción de la resistencia a la enfermedad, cambios en el peso de los órganos, tumores y otras afecciones.

    En Gran Bretaña también se ha prohibido la irradiación de alimentos. Un doctor japonés, Takahashi Kosei, revisó los estudios en los que la Organización Mundial de la Salud había basado su aprobación de la irradiación. Analizó de nuevo los datos y descubrió que no demostraban la seguridad, sino que las patatas irradiadas causaban problemas arteriales, mayor mortalidad, mutaciones y aumento del peso de los órganos; el trigo irradiado ocasionaba cambios en los glóblulos blancos de la sangre, las cebollas irradiadas causaban una mayor tasa de mortalidad y cambios en los ovarios y testículos; el arroz irradiado ocasionaba trastornos en la pituitaria, la tiroides, el corazón y los pulmones, y también originaba tumores. Mil doscientos veintitrés estudios húngaros no apoyaron la seguridad de los alimentos irradiados.

    Por otro lado, ¿es cierto que la irradiación aumenta el tiempo de conservación de los alimentos? Hay muchos estudios que ponen en tela de juicio la eficacia de la irradiación para prolongar la «vida en la estantería», que es uno de los principales objetivos de este procedimiento. El doctor Noel Sommer, de la Universidad de California, en Davis, fue con¬tratado por la Comisión de Energía Atómica, desde 1963 a 1973, para que estudiara la posibilidad de irradiación como una técnica de preserva¬ción de frutas y verduras, y llegó a las siguientes conclusiones:

    1ª Al cortar fresas irradiadas, goteaban a causa de las lesiones producidas por la irradiación.
    2ª Los cítricos son más sensibles a enfermedades y lesiones ocasionadas por la refrigeración después de haber sido irradiados.
    3ª En los vegetales irradiados se producen cambios en el color, aroma, sabor y textura que hacen objecionable el proceso, y pueden requerir aditivos químicos.
    4ª La irradiación de los alimentos no es probablemente un medio suficiente para hacer frente a emergencias agrícolas como la plaga de la mosca de la fruta, que se considera uno de sus usos principales. El coste de construir y mantener suficientes plantas, que estuvieran disponibles cuando fueran necesarias, sería prohibitivo.
    5ª Es dudoso que la duración de cualquier producto fresco (vivo) se prolongue más allá de unos pocos días utilizando la irradiación para controlar los organismos de la putrefacción, y no hay ninguna posibilidad de que la radiación gamma pueda sustituir a los fungicidas.

    Otra afirmación que se hace es que los alimentos irradiados serían menos caros. Eso es ridículo. Se producirían costes adicionales que correrían a cargo del consumidor, a pesar de la insistencia del Departamento de Energía y la industria alimentaria en que la reducción de los alimentos desperdiciados rebajaría los precios. Esos costes se desglosan así: au¬mento de precio entre dos y doce centavos por libra de alimento irradiado, según la clase de alimento, millones de dólares de impuestos ya presupuestados para financiar la construcción y las operaciones de los centros de irradiación, gastos de promoción a fin de lograr la aceptación pública de la irradiación y los costes astronómicos de «limpieza» en caso de un acontecimiento trágico o una filtración accidental de materiales radiactivos en el entorno.

    La FDA intenta cuanto está en su mano para engañar al público y protegerse contra las posibles acusaciones si algo saliera mal. Querían sustituir las leyes de etiquetado vigentes por un decreto que eximiera de la necesidad de etiquetas en el comercio al por menor. Por suerte, un movimiento de consumidores activistas encabezado por la organización NCSFI, obligó a la FDA a adoptar el requisito del etiquetado. La posición de la FDA era que los consumidores carecían de los conocimientos necesarios para comprender las palabras «tratado con radiación gamma» y podrían resistirse a comprar alimentos etiquetados de ese modo. ¡Hay que tener desfachatez para sostener semejantes argumentos! La verdad es que han de tomar medidas para combatir nuestro instinto natural de supervivencia, no vaya usted a protegerse innecesariamente del peligro. Eso no puede ser, porque ellos no van a permitir un retraso tan exasperante en sus planes. Cuando llevan a las vacas al matadero, de vez en cuando una de ellas se desmanda, intenta liberarse, y es preciso rodearla para devolverla a su sitio. Eso también supone una molestia considerable para los granjeros que conducen el ganado al matadero.

    El 12 de diciembre de 1985, la FDA declaró en una conferencia de prensa que a los alimentos irradiados los etiquetarían con la expresión «Pico-Waved». No busque ese término en un diccionario de física porque no lo encontrará. Ya ve lo inteligentes que son y el ingenio que tienen para obligarle a hacer lo que quieren. Inventaron una palabra que no des¬pertará recelo en el público y le pondrán muchas menos objeciones que a la verdad... Además, se proponen cambiar la irradiación de alimentos, para que pase de un «aditivo» a un «proceso», lo cual, desde el punto de vista de la FDA, significa que la irradiación dejará automáticamente de estar sometida a una revisión de la seguridad o a tests de toxicidad. Esto, más el establecimiento de la comisión conjunta, hace que la FDA quede al margen como una fuerza efectiva para la regulación de la industria. La industria de la irradiación de alimentos quedará libre para «regularse» a sí misma, es decir, para hacer cualquier cosa, en cualquier momento y en cualquier parte. Nadie tendrá ningún control sobre ella. ¿Qué le parece la situación?

    El propósito de la irradiación de alimentos es librar al Departamento de Energía de su problema con los desechos nucleares y beneficiar al mismo tiempo a la industria alimentaria. Autoriza el alquiler de material radiactivo propiedad del Estado a la industria privada, a fines de irradiación de los alimentos. Los mismos residuos nucleares que presentan un problema considerable a tantas personas y que ha producido temor y aprensión entre el público adquirirá ahora un aura de respetabilidad. Las agencias gubernamentales ya no tendrán que estrujarse el cerebro tratando de encontrar la manera de depositar con seguridad esos desechos, pues ahora se van a alquilar y distribuir a las empresas para que ganen dinero con ellos. ¿Y cómo lo van a ganar? Tratando los alimentos con esos residuos nucleares.

    ¿Cómo sabrá que está adquiriendo alimentos irradiados? Habrá una flor en el envase. ¡No una calavera y un par de tibias, sino una flor! Por lo menos podrían poner una flor marchita.

    El Instituto de Salud y Energía, un grupo de vigilancia sin intereses lucrativos, preocupado por los peligros de la radiación, resumió así la situación: «El DOE no trata de encontrar la mejor manera de preservar los alimentos o proteger la salud humana, sino que intenta encontrar una manera conveniente de librarse de una parte de sus residuos nucleares originados por la construcción de armas atómicas.» No debemos permitirles que se salgan con la suya.

    Si el Departamento de Energía sigue adelante con sus proyectos, antes de diez años habrá un millar de centros de irradiación de alimentos a lo largo y lo ancho de Estados Unidos. La verdad es que esos centros de irradiación de alimentos no son más que basureros de residuos nucleares con un nombre atractivo. En cada estado de la Unión habrá una media de veinte centros de irradiación o basureros de residuos nucleares, lo cual plantea graves cuestiones relativas a los peligros del transporte, manejo y uso de los materiales radiactivos. La Comisión Reguladora Nuclear no se ha caracterizado por un control riguroso de las violaciones de la seguridad y la prevención de accidentes en las noventa y ocho centrales nucleares actuales.

    ¡Y sólo son noventa y ocho centrales!

    Ahora quieren instalar mil centros para irradiación de alimentos. La cantidad de material radiactivo que entraría y saldría de uno de esos centros en cinco años equivaldría a cinco veces el total de todas las fuentes de desechos radiactivos de bajo nivel producidos en Estados Unidos en 1981. En la actualidad, se calcula que existen 200 millones de kilos de desechos radiactivos de alto nivel enterrados en depósitos temporales en todos los Estados Unidos. La actividad de esos residuos radiactivos dura 250.000 años. Si se considera que habrá una media de veinte de esos depósitos en cada estado, todos los habitantes del país tendrán uno de ellos no demasiado lejos de donde viven. ¿Y quién quiere tener semejante amenaza en su vecindad? ¿Quién quiere correr el riesgo de que sus hijos puedan ser envenenados por los residuos nucleares? ¿Quién quiere permanecer de brazos cruzados y permitir que levanten un millar de centros de irradiación en todo el país?

    El 17 de octubre de 1986, el presidente Ronald Reagan declaró: «El peligro de los residuos tóxicos es quizá el problema ambiental más apremiante al que se enfrenta nuestro país».* Es absolutamente incomprensi¬ble que mientras se aplaude al presidente por destinar nueve millones de dólares a fin de crear un super fondo para limpiar los lugares donde se de¬positan los residuos tóxicos, el Departamento de Energía planea a sus espaldas la creación de mil depósitos de residuos nucleares en todo el país... no solamente depósitos de residuos tóxicos, sino de residuos nucleares, la sustancia más tóxica de todas.

    Entonces, convencidos como están de lo crédulos y estúpidos que somos, nos dicen que no se trata de depósitos de residuos, sino de centros para la irradiación de alimentos. A pesar de que son los mismos residuos nucleares a los que tanto teme la ciudadanía en general, suponen que vamos a respirar aliviados simplemente porque quienes están dispuestos a obtener unos beneficios de este ataque escandaloso contra nuestra salud han ideado un nombre que suscita menos objeciones.

    Debe tener bien clara una cosa. A pesar de los intentos de justificar este abuso y esta contaminación de nuestros alimentos como un tratamiento beneficioso, en realidad tiene muy poco que ver con la protección de los alimentos. La verdad es que toda la controversia sobre la irradiación de los alimentos es una cobertura taimada y una cortina de humo destinada a distraer la atención del problema real: las cabezas nucleares de los misiles y el plutonio.

    En el momento de redactar estas líneas, cada año se producen en Es¬tados Unidos 1.800 cabezas nucleares, lo cual requiere una considerable cantidad de plutonio. Los viejos reactores militares norteamericanos, que ahora producen el plutonio para los misiles, apenas pueden mantener el ritmo de la actual producción nuclear. Y como un reactor nuevo cuesta diez mil millones de dólares, la construcción de reactores nuevos es prohibitiva. ¿Sabe de dónde más puede extraerse el plutonio? De los residuos nucleares de las centrales comerciales.

    * Los Angeles Times, 18 de octubre de 1986.

    Pero., en 1982 el Congreso prohibió el reprocesamiento de los residuos comerciales, lo cual prácticamente impide que los militares utilicen los residuos generados por el uso civil de la energía nuclear.

    En este punto la trama se complica. Un producto secundario de la extracción del plutonio, que es uno de los componentes de los residuos más radiactivo, es el Cesio-137. Si el DOE pudiera encontrar un uso del Cesio-137, entonces podrían ir en busca de esa riqueza de plutonio que permanece en barbecho en los vertederos de residuos nucleares del país. Pues bien, han encontrado un uso: ¡que la gente se lo coma!

    Como es tan importante construir cinco cabezas nucleares más cada día, ningún sacrificio es demasiado grande mientras tengamos ese precioso plutonio. Eso es lo que piensa el DOE. En 1983, en una declaración al subcomité de la agencia gubernamental House Armed Services, el DOE afirmó: «La medida del éxito (en el programa) será el grado en que esta tecnología se aplique industrialmente y la demanda de Cesio-137 que se cree posteriormente»*. ¡La demanda se ha de crear! La irradiación de alimentos no tiene nada que ver con la duración de los productos y la muerte de las bacterias, sino con el plutonio y la guerra nuclear.

    Mark Twain dijo en una ocasión que hay dos cosas infinitas: el espacio y la estupidez humana, e hizo esta afirmación sin disponer siquiera de este ejemplo concreto de idiotez sobre el que reflexionar.

    El doctor Donald B. Louria, profesor y presidente del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Comunitaria en la Facultad de Medicina de Nueva Jersey y autor de varios libros, ha escrito una carta a un colega expresando sus opiniones sobre la irradiación. Con su permiso, hemos tomado algunos extractos de esa carta:
    Estoy preocupadísimo por la irradiación de alimentos. Hacia 1990, gran parte de los alimentos que ingerimos y que comen nuestros hijos pueden haber sido irradiados con Cobalto-60 (cinco años de vida media) o Cesio-137 (treinta años de vida media). Quienes lo proponen, nos dicen que ese tratamiento es totalmente seguro, que la irradiación puede reducir el uso de pesticidas potencialmente peligrosos y que la mayor duración de los alimentos irradiados nos ayudará a alimentar a las zonas del mundo que padecen el azote del hambre.

    ¿Es realmente seguro? La respuesta parece ser que nadie la sabe. Durante la década pasada se han hecho centenares de estudios, pero sólo un puñado (69) se han considerado lo bastante fiables para proporcionar datos realmente útiles. Aproximadamente la mitad de esos estudios llegan a la conclusión de que la irradiación es segura, mien tras que la otra mitad concluye lo contrario. No puede decirse que eso sea un aval espléndido. Existen preocupaciones justificadas res¬pecto a la seguridad de los productos radiofiticos en los alimentos, y entre esas preocupaciones está la de posibles daños genéticos. Hay otras cuestiones relacionadas con la seguridad. La cantidad de Cobalto-60 o Cesio-137 utilizada en las plantas de irradiación es enorme, y si se estudia con detalle la disposición de esas plantas, no parecen disponer de una seguridad adecuada. Un accidente o un ataque terrorista podrían arrojar enormes cantidades de radiación a la vecindad. Una planta con unos cuantos millones de curies de radiación y la capacidad latente de provocar una desastrosa contaminación del medio ambiente no es un buen vecino. Por otra parte, será preciso transportar continuamente y a largas distancias cantidades enormes de Cesio-137 o Cobalto-60. Son inevitables los accidentes con una liberación inadvertida de radiación.

    * THE NATION, «Why is D.O.E., for Food Irradation?» 7 de febrero, 1987. 140

    Es efectivo? Existe un continuo debate sobre las posibilidades que tiene la irradiación de aumentar la duración de los productos. La irradiación a 100.000 RAD será efectiva contra ciertas plagas, pero no impedirá que el producto se estropee. Así pues, uno de los principales argumentos de quienes proponen la irradiación de alimentos, su uso para alimentar a los pobres del mundo, requirirá una cantidad mucho mayor de irradiación, lo cual, a su vez, significaría más sustancias radiactivas en los alimentos y una gran probabilidad de que el valor nutritivo de los alimentos se reduzca de un modo notable. Incluso a la dosis de baja radiación, el problema de la pérdida de valor nutritivo no está solucionado en modo alguno. Así el control de las plagas conseguido por la radiación puede tener el contrapeso de un menor valor nutritivo. La idea de utilizar alimentos irradiados para alimentar al mundo responde a unas ilusiones que no se apoyan en la realidad.

    ¿Hay problemas secundarios de importancia? Hay uno que tiene inmensas implicaciones potenciales. En Estados Unidos se da una tendencia a sustituir el Cobalto-60, enriquecido principalmente en Canadá, por Cesio-137, que se obtiene de nuestro propio sumidero de residuos nucleares. Queremos utilizar los ocho millones, aproximadamente, de curies que hemos almacenado. Pero eso no durará demasiado.

    Un pequeño número de plantas consumirán en seguida esa cantidad. Será necesario mucho más, y sólo hay una fuente posible: nuestras varillas de combustible gastadas en los reactores nucleares, tanto civiles como militares. Para obtener el Cesio-137 necesario, sería preciso reprocesar los residuos nucleares, y la misma operación que proporcione el Cesio-137 producirá también el plutonio que nuestros militares desean para la guerra de las galaxias y otros esfuerzos militares. Existen fuertes motivos para sospechar que la tendencia a irradiar los alimentos no refleja la determinación de alimentar al mundo, sino que más bien es una estratagema de los departamentos de Energía y Defensa para librarse de parte de los residuos nucleares y, al mismo tiempo, alimentar nuestra máquina de guerra. Pronto nos encontraríamos en la situación inquietante de contribuir a la carrera de armamentos al encender las luces de nuestra casa. Dado que cada vez es más probable que la carrera de armamentos acabe por matar a nuestros hijos, en esencia podríamos estar contribuyendo diariamente a la muerte de nuestros propios hijos. Sería interesante ver qué le ocurre a la industria de irradiación de alimentos si el Cesio-137 se prohibiera como la fuente de radiación.
    Cuando un funcionario de Radiation Technology, Inc. (una de las empresas que esperan enriquecerse con ese proyecto) preguntó a un padre de Nueva Jersey por qué apoyaba al lado contrario a la irradiación de alimentos, el hombre respondió: «Si les sigo y resulta que están equivocados, mis hijos no sufrirán ningún daño. Pero si les sigo a ustedes y se equivocan, mis hijos podrían morir».

    ¿Puede hacer algo contra todo esto el ciudadano de a pie?

    Desde luego que sí. En primer lugar, prepararse para ver cómo ridiculizan a éste y otros escritos contrarios a la irradiación de los alimentos. Hay grandes intereses creados que fomentan el proyecto. Están decididos a sacar tajada y se valdrán de todos los medios necesarios para lograr sus objetivos. Por eso harán un gran esfuerzo para desacreditar a quienquiera que in¬tente impedirles salirse con la suya. Sería conveniente que cuando el consumidor vaya a comprar, pregunte al gerente del establecimiento si tiene la intención de vender alimentos irradiados, porque si lo hace comprará en otro sitio. Lo más importante para un comercio al por menor es la satisfacción del cliente. Si un número suficiente de personas expresan su disconformidad por los alimentos irradiados, es evidente que los comerciantes se opondrán a venderlos.

    Otras fuentes apuntan:

    Algunos inconvenientes del uso de la irradiación de alimentos

    1. No se puede usar para todos los productos.
    2. Pérdidas de vitaminas, particularmente la A y en “menor” escala la B y la E.

    De los diversos estudios realizados para conocer el efecto de la radiación en los alimentos parece haber acuerdo en que:

    a) Ciertos productos son sensibles a la radiación y como consecuencia puede producir pérdida de vitaminas.

    b) Los trabajos realizados hasta la fecha no son tan concluyentes como parecen y a veces son contradictorios. Esto según quien los realiza y sobre todo PAGA.

    No obstante, y para iniciar el análisis del problema hay que recordar que la radiación no actúa de manera semejante en todo tipo de productos y el grado de destrucción de las vitaminas depende de la composición y del porcentaje de agua del alimento, del tiempo trascurrido entre la irradiación y el análisis, de las condiciones de almacenaje previas y posteriores a la irradiación, de la dosis de radiación y de la tasa de dosis, de la naturaleza y concentración de la vitamina, del tipo de atmósfera, de la temperatura y otras variables.

    Pues no creo que sea un método muy recomendable, y muy efectivo, tendría como ventaja que causaría daños a los microorganismos en el DNA de estos por lo que en teoría morirían al no poder reproducirse, pero de igual manera puede tener efectos sobre la comida y de cierto modo, se contamina el mismo alimento, contaminando así al que ingiera esos alimentos.

    En bacterias por ejemplo, estas tienen un sistema de reparación del ADN, denominado sistema SOS, el cual les permite reparar el DNA q se ha dañado en presencia de luz. Así que de pronto resultaría poco efectivo como método de conservación.

    En Internet no hay demasiada información, la poca que hay se repite constantemente.
    __________________
     
  12. Fernando67

    Fernando67

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    Re: Un herbicida de uso común cambia de sexo a las ranas

    Iosa, muchas gracias por la información que has aportado.

    Ufff si al final, entre una cosa y otra, va a resultar que un señor al que conocí y que decía que nos estaban envenenando lentamente para atontar y diezmar a la población.....pues que igual no estaba tan loco como yo creí :icon_evil:
     
  13. chemagan

    chemagan aficionado

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    Re: Un herbicida de uso común cambia de sexo a las ranas

    a pesar de todo terminaran por imponerse esos productos, seran mucho mas baratos que los que tenemos ahora entre otras cosas porque se minimizaran muchisimo las perdidas por que aguantan muchisimo tiempo sin estropearse, al final con la crisis se impone como siempre lo barato, frutas y legumbres que no caducan algunas legumbres radiadas con rayos ganma duran hasta seis meses sin estropearse, nos lo venderan como un gran adelanto en sanidad publica, porque no comeremos frutas y legumbres con patogenos;) al final las multinacionales siempre se salen con la suya y nosotros al final no tendremos eleccion :( al final por mucho que nos fastidie siempre se salen con la suya, ahora con los transgenicos en europa, lo de las patatas, al final nuestros hijos comeran pringles de patata transgenica y maiz tostado transgenico y trigo de la risa y nosotros sin enterarnos de nada....:desconsolado: , si os sirve de consuelo yo estoy con vosotros en este mismo tren, un saludo a todos:-?
     
  14. Fernando67

    Fernando67

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    Re: Un herbicida de uso común cambia de sexo a las ranas

    Pues una verdura que aguante varios meses, se la va a comer con las patatas amflora esas su tía Ambrosia. A mi ya me dan asco las verduras que veo en las grandes estanterías, sólo de pensar en la cantidad de venenos con las que las cultivan, como para encima que las irradien como un Chernobil a pequeña escala :sorprendido:

    A este paso ya me veo sólo con dos pelos colgando pero diciendo aquello de "mi huerto mi tesoooro". :mrgreen: Y de vez en cuando pegándole un bocado a un pan de ese "trigo experimental" para echarme unas risas.:icon_cool: Que como dicen por ahí: "esto es cosa wena que lo ha dicho la multi que sabe un güevo".

    Saludos, y humor que no nos falte antes de echarnos al monte.