En cambio, este "esqueleto" de fuente, también de Olafur Eliasson, me parece un ejercicio extraordinariamente honesto y acertado:
Me parece maravillosamente fructífera esta superposición de barroco sobre barroco, en Versalles, de Olafur Eliasson:
Es indudable la potencia de las imágenes de Bill Viola. Esa cortina de agua parece un símbolo de retorno del olvido, de iniciación: como pasar a los niños bajo el manto de la Virgen del Pilar.
Anish Kapoor nos propuso esta instalación. Estamos tan habituados a ver armas, e incluso armas en funcionamiento, que hemos perdido la capacidad de completar la muerte y la destrucción que causan "al otro lado". Kapoor une principio y final, sucediendo que el cañón escupe y lanza coágulos de sangre contra la pared.
De Anish Kapoor conocía esta otra escultura (Madre como montaña (1985)), en la que la pasta roja del cañón era una roja masa polvorienta. Entonces pensaba que el autor era una mujer.
¿Y quién ha dicho que el arte tenga que ser bello, ordenado o católico? El arte puede ser muchas cosas, y el fin no tiene por qué ser plasmar algo bello. Esa es una visión muy simplista. El arte provoca, denuncia, asombra también. Unas obras te pueden gustar más y otras menos, igual que ha sucedido siempre. En cuanto a técnica, si bien es cierto que algunas veces se cae en absurdos (véase por ejemplo un lienzo en blanco con un punto negro en medio), hay artistas contemporáneos que hacen cosas muy complejas. Y si lo piensas, es mucho más sencillo copiar una imagen que crearla a partir de una idea, porque eso exige ser creativo. Lo que no me gusta es la consagración de ciertos artistas, los que tienen contactos y amigos en el mundillo del mercadeo artístico. Ciertas técnicas son fáciles de aprender y de aplicar, sin embargo por apellidarte "fulano" un cuadro tuyo valdrá miles, incluso millones, pero el de cualquier persona, hecho exactamente igual, no vale nada. Eso es lo que me molesta del mundillo del arte, aunque ahora, gracias a las redes sociales, es más fácil darse a conocer y hay auténticas maravillas por ahí.
Que los creadores ganen más o menos, o que sean más o menos conocidos, me es indiferente (los casos de Mozart o van Gogh dejan claro que la relación calidad/estima es muy variable). Pero el arte es, ante todo, bello, y a mí me interesa porque me gusta. Si fuera comprador de arte debería considerar otros aspectos, pero como observador me interesa la obra en sí.
El arte pone en evidencia la naturaleza de nuestra mirada, que es todo menos objetiva. Es la razón por la que los budistas dicen que las montañas no existen: porque la mayor parte de ellas la ponemos nosotros ¿Que consideramos cuando vemos una montaña?: la estratificación de la vegetación; su silueta; su tamaño en comparación con el nuestro; su relación con otras montañas... Dicen (no he leído su crónica de la campaña de Helvetia), que Julio César no describe el paisaje alpino. Para él, en ese momento, con su mirada, las montañas no existieron. (La silueta del Moncayo en la anochecida)
Hubo un tiempo en el que gran parte del arte solo era accesible a ciertos grupos. A partir de que estuvo disponible para todos, el lenguaje del arte se hizo mucho más complejo. Según sociólogos como Pierre Bourdieu, esto responde al servicio que el arte debe a ciertas élites... Este tipo de reflexión sólo es una de las caras del asunto, pero la dejo por aquí por si fuera de utilidad.
También sucede que el arte se hace más complejo para servir a las élites. Y en el sentido de la complejidad cabe destacar la notable complejidad teórica que ha alcanzado nuestro contemporáneo el arte kitsch, más populista que popular, sobre el que se ha escrito mucho y todo muy interesante.
Fascinante kitsh: El arte del mal gusto, o kitsch, cuyos teóricos comenzaron por relacionar con ciertos regímenes políticos, ha ido derivando en algo mayor y más complejo. En este interesante artículo entiendo que se relaciona, aunque sin mencionarlo, con la producción industrial de imágenes para la publicidad. El autor creo que también pretende alejarlo del mal gusto. Lo más interesante del kitsch es que permite participar a cualquier persona, y especialmente a aquellas sin formación alguna, o con una formación somera, que son, precisamente, las destinatarias originales de ese arte. Podemos no saber que decir de Van Gogh, pero del kitsch siempre podremos decir algo: ¡qué bonito!, o ¡qué horror!: Cualquier artículo en el que se reflexione sobre este arte, resulta interesante: en este otro, por ejemplo. El kitsch nos obliga a poner en tela de juicio todo lo establecido sobre el arte. Mis maestros me dijeron que el mejor arte se sitúa en el filo del ridículo, ¿y el gatito de oro que menea su patita no está, precisamente haciendo equilibrios en ese lugar? Y además arte serio puede ser árido, mientras que el kitsch es siempre una explosión. ¿Qué opina usted, persona lectora?
Escultura de plastilina (1994-2012), de Jeff Koons. Le costó dieciocho años encontrar un material que tuviese la misma apariencia que la plastilina:
El término "desfasado" se usa en mi sociedad y en mi momento como sinónimo de "carente de vigencia", "obsoleto". Sin embargo, su significado literal es mucho mas interesante, pues algo queda desfasado cuando deja de estar "en fase" con lo presente, entendida su realidad como reducida a una gráfica senoidal, por ejemplo. No significa que ese arte haya perdido vigencia, sino que en este momento, o a esta distancia, no resuena en nosotros, no tiene nuestra frecuencia, y su "energía" disminuye o se anula. Sin embargo, dejando que transcurra el tiempo, puede que sí vuelva a "ponerse en fase", a "ponerse de moda"; que volvamos a identificarnos con él, a sentirnos reflejados en él; que algo vuelve a tener que ver con nosotros...