De donde sacas estos cuentos tan lindos EVAPATRI???? Vaya tarea que tienes escribiendo. Echaremos en falta tus cuentos. Te deseo unas muy felices y merecidas vacaciones. Me encanta leeros a todos aunque algunas veces hay palabras que no las entiendo
¿Simón el explorador? No lo recuerdo, pero en su lugar pongo otra poesía que seguro que tambiíen has oído: la Canción del Pirata, de Espronceda: Con diez cañones por banda, viento en popa, a toda vela, no corta el mar, sino vuela un velero bergantín. Bajel pirata que llaman, por su bravura, el Temido, en todo mar conocido del uno al otro confín. La luna en el mar rïela, en la lona gime el viento, y alza en blando movimiento olas de plata y azul; y va el capitán pirata, cantando alegre en la popa, Asia a un lado, al otro Europa, y allá a su frente Estambul: Navega, velero mío, sin temor, que ni enemigo navío, ni tormenta, ni bonanza tu rumbo a torcer alcanza, ni a sujetar tu valor. Veinte presas hemos hecho a despecho del inglés, y han rendido sus pendones cien naciones a mis pies. ¿Qué es mi barco? Mi tesoro; ¿qué es mi dios? La libertad; mi ley, la fuerza y el viento; mi única patria, la mar. Allá muevan feroz guerra ciegos reyes por un palmo más de tierra; que yo aquí tengo por mío cuanto abarca el mar bravío, a quien nadie impuso leyes. Y no hay playa, sea cualquiera, ni bandera de esplendor, que no sienta mi derecho y dé pecho a mi valor. ¿Qué es mi barco? Mi tesoro; ¿qué es mi dios? La libertad; mi ley, la fuerza y el viento; mi única patria, la mar. A la voz de «¡barco viene!» es de ver cómo vira y se previene a todo trapo a escapar; que yo soy el rey del mar, y mi furia es de temer. En las presas yo divido lo cogido por igual; sólo quiero por riqueza la belleza sin rival. ¿Qué es mi barco? Mi tesoro; ¿qué es mi dios? La libertad; mi ley, la fuerza y el viento; mi única patria, la mar. ¡Sentenciado estoy a muerte! Yo me río; no me abandone la suerte, y al mismo que me condena, colgaré de alguna entena, quizá en su propio navío. Y si caigo, ¿qué es la vida? Por perdida ya la di, cuando el yugo del esclavo, como un bravo, sacudí. ¿Qué es mi barco? Mi tesoro; ¿qué es mi dios? La libertad; mi ley, la fuerza y el viento; mi única patria, la mar. Son mi música mejor aquilones, el estrépito y temblor de los cables sacudidos, del negro mar los bramidos y el rugir de mis cañones. Y del trueno al son violento, y del viento al rebramar, yo me duermo sosegado, arrullado por el mar. ¿Qué es mi barco? Mi tesoro; ¿qué es mi dios? La libertad; mi ley, la fuerza y el viento; mi única patria, la mar.
No, pero en mi época de estudiante, para bien o para mal, se estilaba desarrollar la memoria... fechas ... ríos y afluentes y pueblos (El Tajo nace en la Sierra de Albarracín, al pie de la Muela de San Juan...) , provincias, comarcas y más pueblos ... y también poesías .
Es que no es famoso ni nada. Es un libro infantil que me gustaba un montón, y me lo aprendí de memoria mucho antes de saber leer. Además como también sabía cuando tenía que pasar las páginas, la gente alucinaba bastante hasta que se daba cuenta de que no lo leía de verdad. Lo conservé mucho tiempo, pero lo acabé perdiendo hace varios años en una mudanza. Pues estos tres últimos que he puesto son del libro que os conté que estaba esperando. Se llama "Los Desaparecidos y otros cuentos" y es del escritor nicaragüense Juan Aburto. Ya os iré poniendo algún otro. Si me da tiempo lo subo en un rato, que mañana tengo que madrugar para coger el tren.
Lo siento mucho pero me paso tanto tiempo leyendo vuestros cuentos que hoy no tengo tiempo de poner uno largo...... Por cierto sois todo la letxe Un dia una zorra estaba oculta en el bosque observando a unos cazadores. Estos habian conseguido muchisimas presas y no podian cargar con todo lo que tenian asi que decidieron esconderlo lo que no podian llevar. Asi despues de seguirles durante mucho tiempo le vio esconder la caza que habian obtenido en un hueco al pie de un roble y cuando se fueron la zorra entro en el angosto agujero y de un soberano atracon. Pero tantisimo comio que se hincho como un globo y no fue capaz de salir por el hueco por donde habia entrado por mucho que lo intento. Sus lamentos llegaron a oidos de otra raposa que se acerco a ver que ocurria. La zorra le conto su problema y viendo el dilema le contesto: -Pues lo unico que puedes hacer es esperar hasta que vuelvas a estar como cuando entraste
Éste no es del libro de Los Desaparecidos, pero como no tengo tiempo de copiarlo, he sacado el único que hay en internet. 12 Cartas y un amorcito. Tal vez hubo realmente un poco de amor en todo ello, pero aún no estoy seguro. Uno nunca acaba de conocer a las mujeres y cualquier hombre está expuesto a estas cosas, pues por ser hombre puede andar por todas partes, metiéndose como animal en cada recoveco y cualquier día lo matan o tropieza con un buen negocio o logra una mujer desconocida, todo por casualidad. ¿Habrá sido , simplemente, cosa de la acción del Genio del Amor que, ya se sabe, puede surgir en maduradas pasiones enormes o en pequeñas aficiones repentinas? ¡Quién sabe! Ella no me dijo su nombre o lo he olvidado. Creo que tampoco le dí el mío. Debía llamarse Adelina o Virginia, pues su persona y su cuerpo me parece , requería una especial nominación. También su perfume, el de su piel como de florecitas nuevas de monte, me antojó esos nombres. Es que he descubierto que ciertas mujeres no debieran llamarse María del Carmen o Emelina; otras están bien como Socorros o Chabelas. Conozco una Rosita que fuera mejor Catalina, y qué bien estaría que aparecieran , cuando uno quisiera, mujeres Totopoxtes, mujeres Xilinjoches . . . En fin, yal vez estas ideas no sean muy importantes. El caso es que últimamente he estado pensando mucho en ella y a veces hasta quisiera volver. Pero me da penita. Al fin y al cabo es casada y quizá ni me recuerde. El amor de las mujeres es así. También, en el fondo no estoy conforme. No me he envanecido con nada. Realmente, yo no hice nada, absolutamente nada espontáneamente, y no me gusta el amor comprado ( ella no me pidió dinero ) ni el amor demasiado fácil. Allí me estuve sentado, leyéndole las cartas, más bien, escuchándola a ella. Pero lo peor es que todos estos días he estado deseando verla, ahorita también, aunque fuera de lejos. Me habrá recordado alguna vez? Estará allí todavía, con sus nostagias, o habrá vuelto a su casa de Bluefields? Total que aún hoy no me explico claramente cómo sería todo aquello. Resulta que aquella tarde, como a las 5, andaba yo solito paseando por el barrio de Buenos Aires. Siempre me ha gustado, desde muchacho, pasear solo por las barriadas. Al menos no tiene uno que ir diciendo adiós a cada paso. Además, hay cierto otros encantos en ello, que no es necesario consignar aquí. El caso es, pues, que íba casi a media calle, caminando entre una bulla de carretones, ladridos y chavalos beisboleros, cuando de pronto comenzó una fuerte lluvia. Pude haber cogido un taxi, pero no tenía nada que hacer y preferí quedarme un rato contra una pared, recostado, viendo formarse las avenidas. De una puerta cercana salió una mujer joven y me invitó. -Pase adelante, no se moje! Era una muchacha alta y finita, cobriza la piel; parecia yanka y creo que tenía azules los ojitos o medio verdes, quizá. Ya estaba un poco oscura la tarde. Me senté y princiapiamos a hablar del tiempo; que mucho molesta la lluvia, que uno no puede salir, etc. Estuvimos hablando un rato sobre lo mismo. -Así es en Bluefields -me dijo- mucho llueve allá. Porque yo vivo en Bluefiels sabe? Allá tengo mi casa. Yo soy la esposa del teniente Polanco. Pero es que la mamá de él no me quiere mucho y siempre nos estábamos peleando. Así es que resolvimos que me viniera para Managua, aquí donde mi prima, esta casa es de mi prima. Y aquí estoy para mientras. Pero ya no hallo las horas de que lo trasladen a otra parte o que se venga para acá, para juntarnos otra vez. pero viera que siempre nos escribimos; vea, aquí tengo todas sus cartas. Se levantó la muchacha y de una repisita tomó un rollo de papeles y me lo entregó. Lo examiné y ví que era una docena de cartas escritas a maquina con tinta morada, con muchos errores mecanográficos, en prosa familiar y cursi y en papel membretado del Comando. -Quiere leérmelas? me rogó. Me acerqué a una mesita, debajo de una lámpara contra la pared y apoyando el brazo comencé a leer en voz alta: "Bluefields, 16 de enero. Querido Amorcito: Deseo que la recibo de la presente te encuentres bien de salud en unión de tu apreciable primita. Yo estoy bien. Amorcito; ¿Por qué te fuistes y me dejaste, ah? Mejor hubiera esperado que se compusiera las cosas, etc. etc. En seguida leí otra: Querido Amorcito: recibí tu apreciable cartita del 23 del corriente, pero no has contestado la mí del 15 del corriente; sólo me decís que recibiste el cheque de 100 pesos que te mandé. Echo de menos tus besistos, aquí te mando un montón de besitos, etc. etc. La muchacha se había sentado frente a mí. Contra el tabique estaban 3 sillas y en la de un extremo estaba ella. Mientras leía la miraba de reojo y parecía feliz, con los ojos clavados en mí, absorta por la lectura, como si era la primera vez en la vida que se enteraba de sus cartas. Ya me fregó esta tipa -pensaba yo, después de leer otra misiva mas- me tiene aquí de chocho leyéndole esta correspondencia idiota que qué me importa! "Querido Amorcito: Después de saludarte, paso a decirte lo siguiente: mi mamá me ha preguntado por vos, tal vez ya te quiere. Por qué no te dedidis a venirte? Tu corazoncito, que soy yo, te espera, etc. etc. Mientras tanto afuera la lluvia había arreciado más y ya no tenía yo el prtexto de la escampada para largarme. Ella se ponía más nerviosa, revolviase en su asiento, fascinada por mi lectura. Yo, aburrido, comenzaba a odiarla, y a mi suerte tambien. "Querido Amorcito. No te había podido contestar, pero vos también escribime más. Vos sabés que te quiero mucho y es justo que me hablés algo. No ves que estás solita? Pues yo también, Etc. etc. De repente ella se levantó, se sentó en la silla de enmedio y me llamó. -Mejor siéntase aquí, aquí me lee mejor, siga, siga! Aunque en aquel sitio la luz me quedaba un poco lejana, yo pensé: Tal vez es para escucharme más claramente. Me senté junto a ella. "Bluefiels, 19 de Mayo. Querido Amorcito: Hemos estado de fiesta, pero no estoy bien, porque no has venido. Recibiste el radio que te puse? Qué tal has estado? Acordate de tomarte las pastillas y escribirme siempre aunque yo no te escriba, en un tiempito te contesto, etc. etc. Al terminar otra carta, la muchacha se levantó de nuevo y se pasó a la silla del extremo, quedando una de las sillas en medio de nosostros. Tocando con su mano el mueble, me dijo: -Siéntese aquí, ¿quiere? Aquí está mejor para leerme . . . -Hombre -pensé yo- ahora si me fregué; esta mujer está loca, chocho! . . . -Leame esta otra carta, sí? Me pasé a la silla de en medio. Con el rostro ceñudo, mostrando un franco desgano y con un tono de voz como si leyera una escritura pública, comencé de nuevo, por la novena carta: "Bluefields, 2 de Junio. Querido Amorcito: No me gusta estar sin saber nada de vos, aquí es bastante aburrido todo y sin vos peor. Mandame un retratito aunque sea, etc. etc. Ella me animaba con el gesto. Terminé la carta y comencé con un suspiro amargo la siguiente, pero cuando iba por la mitad, la muchacha se levantó y fue a la habitación contigua. Interrumpí la lectura para mientras volvía, mas al ratito me llamó: -Venga, venga aquí, señor! . . . Fuí con el rollo de cartas y la encontré reclinada en un diván. Tocándolo suavemente y sonriendo, muy cordial -siéntese aquí, es mejor aquí me habló muy quedito. -Me quiere leer esa otra carta, por favor, ah? Me senté a su lado y resignadamente comencé por duodécima vez: "Bluefields, 17 de Junio. Querido Amorcito: Te acordás que lindo aquellos momentos, cuando éramos enamorados y íbamos al "Salazar" . . . De pronto interrumpí la lectura y con sobresalto sin alzar los ojos del papel, me dí cuenta de todo en un instante. Me volví hacia ella y quedamos acechándonos como enemigos que se encuentran de pronto. Mirábame con los ojos muy abiertos. Y qué iba a hacer yo? ( De Narraciones, 1969 )
hola buenos dia mira lei todos los cuento pero termine tarde y con un sueeeñooo que no me dio tiempo de sacar las moraleja y lo demas mañana les comento y conchale cada ves hay mas cuentos esoooo chamitos asta pronto
Buen@s Noche/ Días Chipi Qué bién que tienes sueño,así podrás descansar Yo me acabo de levantar,las 6 de la mañana,pero estaba ando vueltas en la cama y eso me pone de los nérvios,así que .....AUPA y aquí estoy
Queria aclarar que en relación con mi explicación anterior,que :Tengo absoluto y profundo respeto,a los Sacerdotes,Sábios ancianos de todas las tribus ,Chamanes,qué simplemente ha sido la intención de poner un poquito de humor,sín ánimo de herir ni ofender a nádie. Si así hubiere sido.....pido mis más humides disculpas,por ello
hola buenos dia y mira chagal la que se inventaron por aqui la sayona [FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Las leyendas sobre espantos forman parte de nuestra literatura oral, pasando de generación en generación y causando las mismas impresiones que alguna vez tuvieron nuestros ancestros. Son muchos los cuentos que narran historias asombrosas y espeluznantes como el de La Sayona, aparición de una mujer elegante y alta, considerada como una señal castigadora de los hombres infieles. La Sayona es un relato originario de los llanos y data de la época colonial. Se trata de la historia de una mujer muy celosa que mató a su marido y a su mamá, pensando que estos tenían un romance. Su madre, en la agonía de la muerte, la maldijo diciéndole: "Sayona serás para siempre y en nombre de Dios, que así sea". Desde ese entonces vaga sin descanso ni paz, persiguiendo a los hombres infieles para conquistarlos y luego matarlos. Entre las muchas historias que se cuentan en los llanos venezolanos se encuentra la siguiente: Una noche un hombre se escapó para encontrarse con su amante, en medio del camino se sorprendió al ver que ella venía a su encuentro, aunque le extrañaba su caminar tambaleante. Corrió detrás de ella, pero al llegar a su casa la mujer siguió de largo. El hombre desconcertado le dijo: * Pero bueno, ¿Qué pasa? Cuando volteó, se encontró con una mujer blanca con cara de muerte, dientes afilados como hachas y unas enormes uñas como garras. Salió corriendo hacia su casa y el ánima lo persiguió con los brazos abiertos para estrecharlo. El hombre logró escapar y al llegar a su casa, se encontró con su suegra despierta, quien al verlo tan agitado le preguntó: * Mijo ¿Y a ti qué te pasó? *¡Qué buen susto me llevé! Salí un momentico a orinar y me salió esa mujer... * ¡Ay mijito, tú como que le estás montando los cuernos a mi hija! Déjese de eso, yo que se lo digo... El hombre asegura que tras esa experiencia no le quedaron ganas de volver a engañar a su mujer. Por lo tanto, es mejor que aquellos hombres que disfrutan engañando a su pareja, se lo piensen bien antes que se le aparezca LA SAYONA. Varias son las narraciones fantásticas que sobre el espíritu de la llorona cuentan los ancianos pobladores de la sabanas araucanas. La llorona convertida en el espíritu vagabundo de una mujer que lleva un niño en el cuadril, hace alusión a su nombre porque vaga llorando por los caminos. Dice la tradición que la llorona reclama de las personas ayuda para cargar al niño; al recibirlo se libra del castigo convirtiéndose en la llorona la persona que lo ha recibido. Otras eversiones dicen que es el espíritu de una mujer que mató por celos a la mamá y prendió fuego a la casa con su progenitora dentro, recibiendo de ésta, en el momento de agonizar la maldición que la condenara: "Andarás sin Dios y sin santa María, persiguiendo a los hombres por los caminos del llano". Se dice que nunca se le ve la cara y llora de vergüenza y arrepentimiento por lo que hizo a su familia. El espíritu de la llorona, transformado en leyenda, ha acompañado al hombre llanero desde épocas remotas y de su existencia son testigos muchos viejos don Juanes. Otros menos creyentes consideran que es una creencia contraria a la razón, creada por los adultos con el objetivo de amedrentar o atemorizar a los vaqueros que cruzaban caminos en busca de algún romance nocturno por las sabanas. Un pedazo de tabaco de rollo en el bolsillo evita la aparición de la llorona. asta mañana [/FONT]
Hola cariño Si ,el cómo Eva ha contado los gritos me ha recordado al grito de la lechúza. El búho,grita de otra manera Buhuuuuuuuuuuuuu.La lechúza grita cómo una mujer en apuros.Te explico: Ya hace años ibamos de acampada libre,ahora no dejan,era la única manera de hacer vacacions pués nuestro bolsillo no daba para más.Entonces mi hijo tendría 6 u 8 años y la nena 3 ó 4,y cómo sabes ahora el mayor tiene 30. Estábamos acampados en el pantano de Landa,precióso en la província de Vitória (quizás Grendel haya estado allí) ,durmiendo,cuándo unos gritos atroces nos despertaron.Toda la gente acampada salió de las tiéndas corriendo a prestar ayuda a la mujer que habiamos oido todos gritar.Los hombres con las linternas seguian los gritos buscado el oigen de ellos.La sorpresa fé mayúscula cándo vieron que esos gritos atroces,cómo de terror, los emitía una preciosa lechuza. Eva,me ha heco recordar tiempos muy felices de mi vida
Bella leyenda la tuya también y trata de lo mísmo,atemorizar al hombre donjuanero.Ello me hace pensar que estaba en lo cierto,qué somos muy listillas Hasta mañana cariño,que descanses