Ficha de serisa (Serissa phoetida)

Tema en 'Serissa o serisa (bonsái)' comenzado por tatoasoftware, 23/4/06.

  1. tatoasoftware

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    FICHA DE SERISSA PHOETIDA

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    El género Serissa pertenece a la familia de las rubiáceas y está representado por una sola especie y varios cultivares de arbustos perennes, cuyo hábitat son las zonas tropicales de China, India y Japón.

    Algunas de las variedades de la Serissa phoetida Lam. son:

    Serisa Mont Fuji, de flores de color rosa.

    Serisa mycrophilla, de hoja extremadamente pequeña.

    Serisa taiwanesa, de hoja pequeña y flor lila.

    Serisa variegada, con las rayas verdes y blancas en las hojas.

    Características

    Los características de la Serissa phoetida Lam. son:

    Arbusto perenne, muy ramificado, de crecimiento muy rápido durante los primeros años, si las condiciones son las adecuadas, que alcanza aproximadamente medio metro de altura.

    Tronco con la corteza rugosa y agrietada con los años, de color grisáceo, y raíces en la base que llegan a fusionarse y producir nebaris muy interesantes e incluso espectaculares.

    Hojas muy pequeñas, verdes, opuestas, de forma ovalada. También hay variedades variegadas.

    Flores muy abundantes y pequeñas, de color blanco a rosa pálido o lila, con 5 pétalos, aparecen solitarias en el ápice de los tallos, hermafroditas, con corola infundibuliforme. La floración se produce durante el comienzo del verano, llegando a ser casi permanente, si las condiciones climáticas y de cultivo son favorables y adecuadas a sus necesidades. Algunas variedades poseen las flores dobles con más de 10 pétalos.

    Origen

    El origen de la Serissa phoetida Lam. es el sur de China y sudeste de asiático y han sido los productores de bonsai de China los que la han puesto de moda en occidente a través de grandes exportaciones a bajo precio, siendo una especie muy apreciada debido a su prolongada floración y al pequeño tamaño de su hoja que le da un carácter de árbol en miniatura de una forma rápida y fácil de conseguir.

    Aunque es habitual leer que esta es una especie recomendada para principiantes, nuestra opinión es que su cultivo no es tan fácil como se hace pensar a la gente que se inicia y se necesita cierta experiencia en cultivo de bonsais, especialmente tener aprendido correctamente todo lo relacionado con el riego y la situaciones adecuadas de los bonsais.

    Situación

    Debido a su origen tropical, debe protegerse de las temperaturas bajas en invierno, otoño y primavera, situándola en el interior de casa, en un lugar sin calefacción cerca, o en un invernadero, con mucha luz y sin que la temperatura baje de los 12ºC. Una ventana al sur, dentro de casa, le proporcionará el máximo de luz, pero evitando el sol directo a través del cristal. De no ser así, lo más probable es que alargue los brotes, las hojas amarilleen y/o se hagan más grandes las nuevas hojas.

    Durante el final de la primavera y el verano su situación debe ser exterior, en un lugar muy bien iluminado pero protegida del sol directo, por ejemplo, un lugar parcialmente sombreado, especialmente durante la época de máximo calor estival.

    Una vez encontrado su emplazamiento más adecuado, no conviene moverla de sitio porque se resiente con los traslados, sobre todo si son frecuentes, llegando a perder todas las hojas.

    No le gustan los ambientes excesivamente secos y agradece estar próxima a una fuente de humedad (estanque, acuario, cacharro con agua, humidificador, etc.) que aumente la humedad ambiente.

    En cualquier caso hay que evitarle los cambios bruscos de temperatura y exposiciones muy prolongadas y directas al sol.

    Riego y abono

    Los riegos deben cada vez comience a secarse la superficie de la tierra, haciéndolo a fondo, es decir, hasta que salga abundante agua por los agujeros de drenaje, evitando el encharcamiento permanente de la tierra, para evitar un exceso de humedad que pudra sus raíces.

    En cualquier caso nunca hay que dejar secar totalmente la tierra porque es muy sensible a la falta de agua y no se recupera fácilmente. En verano, se puede mantener un recipiente en una bandeja con piedras mojadas, pero evitando siempre que las raíces estén en contacto directo con el agua, pero nunca debemos mantener esta práctica durante el invierno.

    Conviene utilizar una regadera con agujeros lo más finos posible para que el agua penetre mejor en la tierra y lo haga con suavidad.

    No hay que pulverizar las hojas ni mantener ambientes excesivamente húmedos de forma artificial porque correremos el riesgo de que aparezcan hongos, pero si aún así decides pulverizar, hazlo con mucha precaución y siempre que no te hayas olvidado de aplicar los correspondientes tratamientos fungicidas de primavera y otoño. Nunca lo hagas con el árbol en floración ya que sus flores se marchitarán prematuramente.

    Abonar con frecuencia con un abono orgánico de calidad, especialmente durante la época de crecimiento vigoroso, es decir, desde la primavera hasta el otoño. Durante el invierno y la época más calurosa del verano debe reducirse la cantidad de abono porque son épocas con escaso o nulo crecimiento.

    La serisa es especialmente sensible a un exceso de abono, de hecho, cualquier intento de abonado en la época que detiene su crecimiento provoca que las hojas se vuelvan amarillas y se debilite.

    Podemos ayudar a reducir el tamaño de las hojas, además de con una buena exposición exterior a pleno sol con el suministro de abonos más ricos en fósforo (P) y potasio (K) que en nitrógeno (N) para no fomentar el desarrollo de sus hojas.

    No debemos olvidar que no podemos:

    abonar un árbol trasplantado, hay que esperar a que brote.

    regar un árbol cultivado en el exterior después de una helada o cuando haya riesgo de heladas.

    Trasplante

    Cada 2 ó 3 años, al comienzo de la primavera y antes de que empiece a brotar.

    Durante el trasplante conviene sanear bien cualquier parte de raíces podridas y podar las ramas no deseadas para reducir su copa. Si la poda de raíces es muy grande, convendría quitar hojas en la misma proporción que las raíces eliminadas.

    No es obligatorio, pero si utilizamos hormonas de enraizamiento con fungicida facilitaremos el éxito del trasplante al estimular el desarrollo de las raíces.

    Una buena mezcla de sustrato para la serisa podría ser un 25% de arena de grano grueso o material equivalente (tierra volcánica, etc.), 15% de turba y 60% de mantillo. Cuidado con el contenido de cal en la tierra, un exceso provoca hojas amarillas y débiles. También hay que tener en cuenta que los sustratos con mucha turba, debido al exceso de humedad, podría producir enfermedades (hongos).

    Aquí podéis ver un ejemplo de un trasplante y su resultado tras un año y medio. La situación ha sido interior durante el invierno, en una ventana orientada al sur, y exterior durante el resto del año, sin sol directo en ambos casos. Abonado orgánico sólido, especialmente en primavera y otoño.

    No hay que olvidar que la tierra utilizada debe ser siempre nueva y limpia y nunca reutilizada de otros cultivos para así evitar contaminaciones (hongos, enfermedades, plagas, etc.) que hubieran podido afectar a otros árboles.

    Es conveniente proteger el árbol después del trasplante durante un par de meses, situándolo en un lugar muy bien iluminado pero evitando la exposición directa al sol.

    Poda

    Se puede podar durante todo el año para mantener el diseño, pero los nuevos brotes es conveniente podarlos al final del otoño para disfrutar de varias floraciones, procurando eliminar todos chupones de la base del tronco y las ramas demasiado largas, manteniendo aclaradas las zonas más densas para ayudar a conservar su vigor.

    Como una de las razones de su cultivo son sus pequeñas flores blancas, es conveniente quitar las que están marchitas para favorecer nuevas floraciones. Si no queremos estropear la floración, hay que evitar pinzar de septiembre a octubre.

    No obstante, las ramas no deseadas o secas pueden eliminarse en cualquier momento y, desgraciadamente, en alguna ocasión tendremos que elegir entre obtener floración y modelar, realizando una poda drástica hasta la madera vieja para darle nuevo vigor, siempre y cuando el árbol esté fuerte y sano.

    A la hora de podar hay que tener en cuenta que las flores se desarrollan en los brotes terminales durante la época de crecimiento.

    La forma de emplear la poda como técnica de modelado es dejar crecer las ramas y podar en función de la dirección deseada (izquierda, derecha, arriba o abajo). Los estilos más habituales para esta especie son: recto informal o moyogui, Sekijoju o adaptados a piedra, Neagari o raíz vista, Kengai o cascada y Saikei o paisaje.

    En general, debemos quitar:

    - todos los brotes de la base del tronco,

    - las ramas que se cruzan,

    - las ramas opuestas,

    - las ramas que crecen muy verticales o que lo hacen hacia el interior del tronco.

    Hay que tener cuidado de no podar drásticamente las raíces durante el trasplante, podando sólo las raíces más gruesas y dejando las más finas. También hay que aprovechar a podar las ramas no deseadas.

    Entre la poda de ramas y el trasplante (o viceversa) debería existir un intervalo mínimo de tiempo para no acumular demasiadas operaciones agresivas a la vez, por ejemplo, 3 semanas.

    Por último, recordar que la poda, el pinzado o la defoliación sólo se deben realizar si el árbol está sano.

    Alambrado

    La fragilidad de sus ramas y la densidad de su follaje perenne suelen dificultar esta tarea, por lo que hay que tener mucha precaución al colocar las ramas con alambre, pero en caso de intentarlo, aunque podemos alambrarla en cualquier momento, la época más aconsejable es de primavera a otoño, preferiblemente otoño, con cuidado de no dañar la corteza y vigilando las marcas del alambre sobre el tronco y ramas.

    Debido a la dificultad del alambrado en la serisa, es preferible utilizar la poda como técnica de modelado.

    En cualquier caso, un árbol con aspecto de "madeja de alambre", por el exceso de éste, pierde todo el aspecto de vivo y no es un mejor ejemplar como bonsai. Por favor, alambra lo justo y sólo cuando otras técnicas de modelado no puedan utilizarse o no hayan conseguido los efectos deseados.

    Enfermedades y parásitos más comunes

    Aunque es relativamente resistente a las enfermedades, si se cultiva todo el año en el interior, podría ser sensible a:

    Cochinilla: insecto chupador de savia de forma plana.
    Pulgón: como la cochinilla, es un insecto chupador de savia generalmente de color marrón o negro, de unos 3 mm de longitud y agrupado sobre los brotes tiernos y en colonias muy densas protegidas por hormigas que recogen el rocío meloso que secretan éstos.

    Araña roja: pequeño ácaro que ataca en ambientes secos y calurosos mal ventilados y que produce un debilitamiento progresivo sobre la planta. Las hojas amarillean y se observan pequeñas picaduras.

    Hongos: debido a sus grandes necesidades de agua y humedad, un problema muy frecuente suele ser la podredumbre de sus raíces causada por hongos, usualmente del género Phytophtora., generalmente acentuado si se cultiva en el interior debido a que la tierra se seca más lentamente.

    Este problema se soluciona fácilmente dejando secar la superficie entre riego y riego. En el caso de detectar el problema, el tratamiento debe ser sistémico con un fungicida.

    En cualquier caso, debemos recordar que si necesitamos emplear algún tratamiento fitosanitario, éste debe ser específico contra la plaga o enfermedad y constante en el tiempo hasta eliminarla completamente.

    Recordad, que el cultivo adecuado de nuestro árbol nos evitará tener que usar productos químicos que provocan:

    riesgos para nuestra salud,

    un gasto innecesario y

    la contaminación del medioambiente.

    Reproducción

    Se puede reproducir con facilidad mediante:

    Esquejes juveniles y semimaduros, prácticamente cualquier momento, de unos 10 cm. de longitud y plantados directamente en macetas con arena.

    División, al comienzo de la primavera. Consiste en fragmentar la planta en dos o más divisiones con raíces y brotes. El secreto consiste en tener más raíces que brotes y hojas, mantener las nuevas plantas protegidas y no descuidar el riego.
     
  2. Saynoz

    Saynoz

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    Hola yo creo que el moho blanco es por culpa de que le falta luz el moho crece en sitios humedos i con poca luz, creo que la solución seria ponerle en una zona mucho mas iluminada para matar el moho o incluso yo lo pondria una media hora al sol directo, despues lo canviaria de sitio a uno mas iluminado como en un patio de luz donde nunca le tocara el sol directo(pero que este con mucha claridad).

    El género Serissa pertenece a la familia de las rubiáceas y está representado por una sola especie y varios cultivares de arbustos perennes, cuyo hábitat son las zonas tropicales de China, India y Japón.





    Algunas de las variedades de la Serissa phoetida Lam. son:

    Serisa Mont Fuji, de flores de color rosa.

    Serisa mycrophilla, de hoja extremadamente pequeña.

    Serisa taiwanesa, de hoja pequeña y flor lila.

    Serisa variegada, con las rayas verdes y blancas en las hojas.

    Los características de la Serissa phoetida Lam. son:

    arbusto perenne, muy ramificado, de crecimiento muy rápido durante los primeros años, si las condiciones son las adecuadas, que alcanza aproximadamente medio metro de altura.



    tronco con la corteza rugosa y agrietada con los años, de color grisáceo, y raíces en la base que llegan a fusionarse y producir nebaris muy interesantes e incluso espectaculares.



    hojas muy pequeñas, verdes, opuestas, de forma ovalada. También hay variedades variegadas.



    flores muy abundantes y pequeñas, de color blanco a rosa pálido o lila, con 5 pétalos, aparecen solitarias en el ápice de los tallos, hermafroditas, con corola infundibuliforme. La floración se produce durante el comienzo del verano, llegando a ser casi permanente, si las condiciones climáticas y de cultivo son favorables y adecuadas a sus necesidades. Algunas variedades poseen las flores dobles con más de 10 pétalos.





    El origen de la Serissa phoetida Lam. es el sur de China y sudeste de asiático y han sido los productores de bonsai de China los que la han puesto de moda en occidente a través de grandes exportaciones a bajo precio, siendo una especie muy apreciada debido a su prolongada floración y al pequeño tamaño de su hoja que le da un carácter de árbol en miniatura de una forma rápida y fácil de conseguir.



    Aunque es habitual leer que esta es una especie recomendada para principiantes, nuestra opinión es que su cultivo no es tan fácil como se hace pensar a la gente que se inicia y se necesita cierta experiencia en cultivo de bonsais, especialmente tener aprendido correctamente todo lo relacionado con el riego y la situaciones adecuadas de los bonsais.



    Situación




    Debido a su origen tropical, debe protegerse de las temperaturas bajas en invierno, otoño y primavera, situándola en el interior de casa, en un lugar sin calefacción cerca, o en un invernadero, con mucha luz y sin que la temperatura baje de los 12ºC. Una ventana al sur, dentro de casa, le proporcionará el máximo de luz, pero evitando el sol directo a través del cristal. De no ser así, lo más probable es que alargue los brotes, las hojas amarilleen y/o se hagan más grandes las nuevas hojas.



    Durante el final de la primavera y el verano su situación debe ser exterior, en un lugar muy bien iluminado pero protegida del sol directo, por ejemplo, un lugar parcialmente sombreado, especialmente durante la época de máximo calor estival.



    Una vez encontrado su emplazamiento más adecuado, no conviene moverla de sitio porque se resiente con los traslados, sobre todo si son frecuentes, llegando a perder todas las hojas.



    No le gustan los ambientes excesivamente secos y agradece estar próxima a una fuente de humedad (estanque, acuario, cacharro con agua, humidificador, etc.) que aumente la humedad ambiente.



    En cualquier caso hay que evitarle los cambios bruscos de temperatura y exposiciones muy prolongadas y directas al sol.






    Riego y abono




    Los riegos deben cada vez comience a secarse la superficie de la tierra, haciéndolo a fondo, es decir, hasta que salga abundante agua por los agujeros de drenaje, evitando el encharcamiento permanente de la tierra, para evitar un exceso de humedad que pudra sus raíces.



    En cualquier caso nunca hay que dejar secar totalmente la tierra porque es muy sensible a la falta de agua y no se recupera fácilmente. En verano, se puede mantener un recipiente en una bandeja con piedras mojadas, pero evitando siempre que las raíces estén en contacto directo con el agua, pero nunca debemos mantener esta práctica durante el invierno.



    Conviene utilizar una regadera con agujeros lo más finos posible para que el agua penetre mejor en la tierra y lo haga con suavidad.



    No hay que pulverizar las hojas ni mantener ambientes excesivamente húmedos de forma artificial porque correremos el riesgo de que aparezcan hongos, pero si aún así decides pulverizar, hazlo con mucha precaución y siempre que no te hayas olvidado de aplicar los correspondientes tratamientos fungicidas de primavera y otoño. Nunca lo hagas con el árbol en floración ya que sus flores se marchitarán prematuramente.



    Abonar con frecuencia con un abono orgánico de calidad, especialmente durante la época de crecimiento vigoroso, es decir, desde la primavera hasta el otoño. Durante el invierno y la época más calurosa del verano debe reducirse la cantidad de abono porque son épocas con escaso o nulo crecimiento.



    La serisa es especialmente sensible a un exceso de abono, de hecho, cualquier intento de abonado en la época que detiene su crecimiento provoca que las hojas se vuelvan amarillas y se debilite.



    Podemos ayudar a reducir el tamaño de las hojas, además de con una buena exposición exterior a pleno sol con el suministro de abonos más ricos en fósforo (P) y potasio (K) que en nitrógeno (N) para no fomentar el desarrollo de sus hojas.



    No debemos olvidar que no podemos:

    abonar un árbol trasplantado, hay que esperar a que brote.

    regar un árbol cultivado en el exterior después de una helada o cuando haya riesgo de heladas.



    Trasplante




    Cada 2 ó 3 años, al comienzo de la primavera y antes de que empiece a brotar.



    Durante el trasplante conviene sanear bien cualquier parte de raíces podridas y podar las ramas no deseadas para reducir su copa. Si la poda de raíces es muy grande, convendría quitar hojas en la misma proporción que las raíces eliminadas.



    No es obligatorio, pero si utilizamos hormonas de enraizamiento con fungicida facilitaremos el éxito del trasplante al estimular el desarrollo de las raíces.



    Una buena mezcla de sustrato para la serisa podría ser un 25% de arena de grano grueso o material equivalente (tierra volcánica, etc.), 15% de turba y 60% de mantillo. Cuidado con el contenido de cal en la tierra, un exceso provoca hojas amarillas y débiles. También hay que tener en cuenta que los sustratos con mucha turba, debido al exceso de humedad, podría producir enfermedades (hongos).



    Aquí podéis ver un ejemplo de un trasplante y su resultado tras un año y medio. La situación ha sido interior durante el invierno, en una ventana orientada al sur, y exterior durante el resto del año, sin sol directo en ambos casos. Abonado orgánico sólido, especialmente en primavera y otoño.



    Trasplantada 14-feb-04 Aspecto 03-sep-05



    No hay que olvidar que la tierra utilizada debe ser siempre nueva y limpia y nunca reutilizada de otros cultivos para así evitar contaminaciones (hongos, enfermedades, plagas, etc.) que hubieran podido afectar a otros árboles.



    Es conveniente proteger el árbol después del trasplante durante un par de meses, situándolo en un lugar muy bien iluminado pero evitando la exposición directa al sol.




    Poda




    Se puede podar durante todo el año para mantener el diseño, pero los nuevos brotes es conveniente podarlos al final del otoño para disfrutar de varias floraciones, procurando eliminar todos

    chupones de la base del tronco y las ramas demasiado largas, manteniendo aclaradas las zonas más densas para ayudar a conservar su vigor.



    Como una de las razones de su cultivo son sus pequeñas flores blancas, es conveniente quitar las que están marchitas para favorecer nuevas floraciones. Si no queremos estropear la floración, hay que evitar pinzar de septiembre a octubre.



    No obstante, las ramas no deseadas o secas pueden eliminarse en cualquier momento y, desgraciadamente, en alguna ocasión tendremos que elegir entre obtener floración y modelar, realizando una poda drástica hasta la madera vieja para darle nuevo vigor, siempre y cuando el árbol esté fuerte y sano.



    A la hora de podar hay que tener en cuenta que las flores se desarrollan en los brotes terminales durante la época de crecimiento.



    La forma de emplear la poda como técnica de modelado es dejar crecer las ramas y podar en función de la dirección deseada (izquierda, derecha, arriba o abajo). Los estilos más habituales para esta especie son: recto informal o moyogui, Sekijoju o adaptados a piedra, Neagari o raíz vista, Kengai o cascada y Saikei o paisaje.



    En general, debemos quitar:

    todos los brotes de la base del tronco,

    las ramas que se cruzan,

    las ramas opuestas,

    las ramas que crecen muy verticales o que lo hacen hacia el interior del tronco.

    Hay que tener cuidado de no podar drásticamente las raíces durante el trasplante, podando sólo las raíces más gruesas y dejando las más finas. También hay que aprovechar a podar las ramas no deseadas.



    Entre la poda de ramas y el trasplante (o viceversa) debería existir un intervalo mínimo de tiempo para no acumular demasiadas operaciones agresivas a la vez, por ejemplo, 3 semanas.



    Por último, recordar que la poda, el pinzado o la defoliación sólo se deben realizar si el árbol está sano.



    Alambrado




    La fragilidad de sus ramas y la densidad de su follaje perenne suelen dificultar esta tarea, por lo que hay que tener mucha precaución al colocar las ramas con alambre, pero en caso de intentarlo, aunque podemos alambrarla en cualquier momento, la época más aconsejable es de primavera a otoño, preferiblemente otoño, con cuidado de no dañar la corteza y vigilando las marcas del alambre sobre el tronco y ramas.



    Debido a la dificultad del alambrado en la serisa, es preferible utilizar la poda como técnica de modelado.



    En cualquier caso, un árbol con aspecto de "madeja de alambre", por el exceso de éste, pierde todo el aspecto de vivo y no es un mejor ejemplar como bonsai. Por favor, alambra lo justo y sólo cuando otras técnicas de modelado no puedan utilizarse o no hayan conseguido los efectos deseados.



    Enfermedades y parásitos más comunes




    Aunque es relativamente resistente a las enfermedades, si se cultiva todo el año en el interior, podría ser sensible a:

    Cochinilla: insecto chupador de savia de forma plana.
    Pulgón: como la cochinilla, es un insecto chupador de savia generalmente de color marrón o negro, de unos 3 mm de longitud y agrupado sobre los brotes tiernos y en colonias muy densas protegidas por hormigas que recogen el rocío meloso que secretan éstos.

    Araña roja: pequeño ácaro que ataca en ambientes secos y calurosos mal ventilados y que produce un debilitamiento progresivo sobre la planta. Las hojas amarillean y se observan pequeñas picaduras
    .
    Hongos: debido a sus grandes necesidades de agua y humedad, un problema muy frecuente suele ser la podredumbre de sus raíces causada por hongos, usualmente del género Phytophtora., generalmente acentuado si se cultiva en el interior debido a que la tierra se seca más lentamente.

    Este problema se soluciona fácilmente dejando secar la superficie entre riego y riego. En el caso de detectar el problema, el tratamiento debe ser sistémico con un fungicida.

    En cualquier caso, debemos recordar que si necesitamos emplear algún tratamiento fitosanitario, éste debe ser específico contra la plaga o enfermedad y constante en el tiempo hasta eliminarla completamente.



    Recordad, que el cultivo adecuado de nuestro árbol nos evitará tener que usar productos químicos que provocan:

    riesgos para nuestra salud,

    un gasto innecesario y

    la contaminación del medioambiente.

    Temas relacionados:





    Reproducción




    Se puede reproducir con facilidad mediante:

    Esquejes juveniles y semimaduros, prácticamente cualquier momento, de unos 10 cm. de longitud y plantados directamente en macetas con arena.

    División, al comienzo de la primavera. Consiste en fragmentar la planta en dos o más divisiones con raíces y brotes. El secreto consiste en tener más raíces que brotes y hojas, mantener las nuevas plantas protegidas y no descuidar el riego.