Historias de terror, fantasmas, cómo dar sustos...

Tema en 'Temas de interés (no de plantas)' comenzado por Pabloski, 9/10/06.

  1. Lupis

    Lupis Ni de aqui, ni de alla.

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    Pues cunta la leyenda que habia una chica en 1934 que habia ido a una fiesta con su novio, pero ya entrados en la fiesta tuvieron una discuciòn muy fuerte y la chica estaba tan molesta que decide regresarse a su casa "a dedo" ; pero en el camino de regreso fue atropellada y murio. Dice la gente que desde entonces se aparece por la carretare pidiento aventon platica animadamente con el conductor y luego se esfuma misteriosamente.
     
  2. chipi-chipi

    chipi-chipi Donax denticulatus

    hola :happy:

    buenas tarde :happy:

    aqui son las 2:30 de la tarde buena ora para leer estas historia de terror :eyey:

    no me gusta leela de noche porque en la casa no tenemo chimenea y no es igual si no ay fuego :13mellado:

    bueno lo estoy leyendo :happy:

    asta pronto :happy:
     
  3. mamaAnna80

    mamaAnna80 Hoy puede ser un gran dia

    De nada, MEGU, aúnque no sé cómo te atreves a leerlos si luego te da susto por la noche.:11risotada: :11risotada:

    Joliiiines LUPIS, ¡¡¡que "yuyu"!!!, ¿no?

    ¿Y al calor de la lumbre si te gusta leerlas? y ¿no te da miedo entonces? :11risotada: :11risotada:

    Aquí dejo otra para PABLOSKI y su noche de "Haloween" (¿se escribe así?) :icon_redface: :icon_redface:

    La Casa Embrujada (de Orizaba Veracruz)

    Existe una Casa en la calle de Sur 2, en la cual se comenta esta embrujada por muchos años se ha dicho entre la gente que a la persona que logre pasar una noche completa en esta casa será el nuevo propietario de la misma, la razón es por que a todo a aquel que entre a dormir a esta casa amanece afuera de la misma.

    La leyenda dice que muchos años atrás en esa casa, vivió gente con un potencial económico grande por lo cual un hombre planeaba robarles a estas gentes, este hombre con el tiempo logra entrar a trabajar a dicha casa como mayordomo, teniendo en mente siempre robar todo lo que pudiese a la primera oportunidad.

    Se cuenta que los dueños de la casa planearon dar una gran fiesta e invitaron a todos los vecinos de la cuadra, incluyendo un conocido que venia de lejos el cual llegaría tarde al festejo, al ver esta oportunidad el mayordomo planeo que el día de la fiesta tendría que matar a todos los invitados al igual que a la servidumbre para poder hurtar todo lo que pudiese. El día llego y el mayordomo mando a comprar veneno para rata el cual pondría en la comida la cual serviría como cena en ese mismo día, y así sucedió esa noche en la fiesta llegaron todos los vecinos acercándose la hora de servir la cena, para ello el mayordomo mando a cenar primero a los sirvientes asegurándose de estar solo para poder verter el veneno para rata en la cena.

    La hora llego y todos empezaron a cenar incluyendo servidumbre, poco a poco pareciera que dormían los invitados fueron muriendo, excepto uno que aun no llegaba a la fiesta puesto llegaría tarde olvidándose de tal detalle el mayordomo espero a que todos perdieran la vida saco un gran y filoso cuchillo y comenzó a partir en pedazos cuerpo por cuerpo colocando las partes dentro de un hueco que llevaba al sótano de la gran casa.

    Sin percatarse el mayordomo el invitado retrasado, llego a la casa este al no escuchar festejo alguno se extraño, entro a la casa y se dirigió a la cocina , sorprendiendo así al mayordomo el cual al verse descubierto resbalo con la sangre de los cuerpos dando a dar al propio sótano que se encontraba lleno de sangre y de trozos, al no poder salir el mayordomo muere asfixiado por la misma sangre.

    Se dice en esta casa después de aquel día, ocurren hechos extraños , ya que son las almas de tanta gente que murió a manos de aquel hombre que trabajo como mayordomo .


    Hasta luego
     
  4. Pabloski

    Pabloski El soñador de jardines

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    Muy buena historia, mammaAnna ;)
     
  5. Megu

    Megu

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    jeje, morbosilla que es una ;)
    Muy buena la última :5-okey:
     
  6. chipi-chipi

    chipi-chipi Donax denticulatus

    hola :happy:

    buenas noche :happy:

    no me da miedo :happy: me pone un poquito nervioso :icon_rolleyes:

    finisima storia mama ana :happy:

    asta pronto :happy:
     
  7. mamaAnna80

    mamaAnna80 Hoy puede ser un gran dia

    Este es ..................... para pensar!!!!!:sorprendido: :sorprendido:



    LA MUERTE ESTÁ SENTADA A LOS PIES DE MI CAMA de Óscar Hahn

    Mi cama está deshecha: sábanas en el suelo
    y frazadas dispuestas a levantar el vuelo.
    La muerte dice ahora que me va a hacer la cama.
    Le suplico que no, que la deje deshecha.
    Ella insiste y replica que esta noche es la fecha.
    Se acomoda y agrega que esta noche me ama.
    Le contesto que cómo voy a ponerle cuernos a la vida.
    Contesta que me vaya al infierno.
    La muerte está sentada a los pies de mi cama.
    Esta muerte empeñosa se calentó conmigo
    y quisiera dejarme más chupado que un higo.
    Yo trato de espantarla con una enorme rama.
    Ahora dice que quiere acostarse a mi lado
    sólo para dormir, que no tenga cuidado.
    Por respeto me callo que sé su mala fama.
    La muerte está sentada a los pies de mi cama.



    Hasta luego y....... felices sueños :11risotada: :11risotada:
     
  8. chipi-chipi

    chipi-chipi Donax denticulatus

    hola :happy:

    buenos dia :happy:

    se sentara en la cama de los flojos yo hago mi cama todo los dia cuando me levanto :eyey: y ademas mi cama es de uno solo :55burla:

    ahi mamaana como eres :11risotada: ahora los que tiene cama doble no va pode dormir :icon_rolleyes:

    asta pronto :happy:
     
  9. Megu

    Megu

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    mamaAnna80 ¡me ha encantado! :twisted:
     
  10. Pabloski

    Pabloski El soñador de jardines

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    ¡Buenísimo, MammaAnna! ;)

    Si te gusta todo esto del terror, puedes pasarte por el foro que hay en mi firma... ya estamos algunos de Infojardín por allí contando historias.
     
  11. malagueña

    malagueña luz y color.

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    Pánico Real
    La mayoría de los relatos que voy leyendo son de espíritus, fantasma, leyendas urbanas etc...:smile:
    Cuento uno que a mi me da pánico y es real.
    Una compañera de universidad de un amigo de mi hija, tenia una serpiente, una pitón albina de mascota. Dice que de tres metros.
    La tenia en la casa, la alimentaba, a veces se enroscaba en sus pies y dormía con ella.
    En ocasiones se despertaba la chica y encontraba la serpiente estirada todo lo larga en paralelo a ella, también dejo de comer .
    Así que la llevo al veterinario le explico lo ocurrido y el veterinario le dijo que la serpiente dejo de comer y se estiraba a su lado porque La media para comérsela.
    La chica asustada con un ataque de nervios dijo al veterinario que se quedara con ella, la matara o la diera a un zoo pero ella no la quería ver más.
     
  12. mamaAnna80

    mamaAnna80 Hoy puede ser un gran dia

    aaaaaaggggggggggggg, ¡¡¡¡serpientes!!!, :9992aaaaa: :9992aaaaa: :9992aaaaa: :9992aaaaa: ¡¡¡eso si que me dá mucho miedo!!, MALAGUEÑA, menos mal que no lo leí anoche, entonces si que no me duermo hasta que ¡¡¡hubiese inspeccionado toda la casa!!! :todomal: :todomal:
    Al principio de tener la casa, mis padres encontraron ¡¡¡2 veces!!! una serpiente enroscada en uno de los maceteros del interior y, este verano, mi hija Anna80 encontró una bajando las escaleras del jardín de mi casa :94congelado: :susto: :94congelado:. Eran pequeñas, pero me dá igual de susto.

    PABLOSKI, cuando tenga un poco más de tiempo, entro a verlo. Como que me gusta meterme en casi todos los post :11risotada: :97chiribitas: :97chiribitas: ¡¡así me va!!!!:11risotada:

    MEGU, ¿Has dormido ésta noche? :11risotada: :11risotada: :11risotada: De los únicos seres que debemos tener miedo ........ ¡¡¡es de los vivos!!! :11risotada: :11risotada:

    CHIPI,:beso: , en casa también tenemos "chimenea" y, lo que más me gusta hacer es, en las tardes de lluvia, sentarme ante ella a leer un buen libro. Si llego a leer anoche lo de la serpiente ¡¡¡¡no pego ojo!!!

    Luego vuelvo y pongo uno.
    A tod@s :beso:
     
  13. mamaAnna80

    mamaAnna80 Hoy puede ser un gran dia

    La Mascara de la Muerte Roja de Edgar Allan Poe

    "Durante mucho tiempo, la "Muerte Roja" había devastado la comarca. Jamás peste alguna fue tan fatal, tan horrible. Su encarnación era la sangre: el rojo y el horror de la sangre. Se producían dolores agudos, un repentino vértigo, luego los poros rezumaban abundante sangre, y la disolución del ser. Manchas púrpuras en el cuerpo y particularmente en el rostro de la víctima, segregaban a ésta de la humanidad y la cerraban a todo socorro y a toda compasión. La invasión, el progreso y el resultado de la enfermedad eran cuestión de media hora.
    Pero el príncipe Próspero era feliz, intrépido y sagaz. Cuando sus dominios perdieron la mitad de su población, llamó a un millar de amigos fuertes, vigorosos y alegres de corazón, escogidos entre los caballeros y las damas de su corte, y con ellos formó un refugio recóndito en una de sus abadías fortificadas. Era una construcción vasta y magnífica, creación del propio príncipe, de gusto excéntrico y, no obstante, grandioso. La rodeaba un espeso y elevado muro, y este muro tenía puertas de hierro. Una vez que entraron en ella los cortesanos, se sirvieron de hornillos y de mazas para soldar los cerrojos. Resolvieron atrincherarse contra los súbitos impulsos de la desesperación del exterior y cerrar toda salida a los frenesíes del interior. La abadía fue abastecida ampliamente. Gracias a estas precauciones, los cortesanos podían desafiar al contagio. Que el mundo exterior se las compusiera como pudiese. Entretanto, sería una locura afligirse o meditar. El príncipe había provisto aquella morada de todos los medios de placer. Había bufones, improvisadores, danzarines, músicos, hermosura en todas sus formas, y había también vino. Dentro, había todas estas bellas cosas, y además, seguridad. Fuera, la "Muerte Roja".
    Ocurrió hacia el fin del quinto o sexto mes de su retiro, y en tanto que la plaga, afuera, hacía los más terribles estragos, el príncipe Próspero obsequió a sus mil amigos, con un baile de máscaras de la mas insólita magnificencia.
    ¡Qué voluptuoso cuadro el de aquel baile de máscaras! Permítaseme en primer lugar describir las salas donde tuvo lugar. Había siete; una hilera imperial. En muchos palacios, estas series de salones forman largas perspectivas en línea recta cuando los batientes de las puertas se abren de par en par, de tal manera que la mirada penetra hasta el fondo sin obstáculo. Aquí, el caso era muy diferente, tal y como podría esperarse de parte del duque y de su gusto y preferencia por lo bizarre. Las salas se encontraban tan irregularmente dispuestas, que la mirada no podía abarcar sino una sola a la vez. Al cabo de un espacio de veinte o treinta yardas se presentaba un brusco recodo, y en cada una de estas revueltas un aspecto diferente. A derecha e izquierda, en medio de cada pared, una alta y estrecha ventana gótica daba a un corredor cerrado que seguía las sinuosidades del aposento. Cada ventana ostentaba vidrios de colores en armonía con el tono dominante del decorado de la sala sobre la cual se abría. La que ocupaba la extremidad oriental, por ejemplo, estaba decorada en azul, y los ventanales eran de un azul vivo. La segunda sala estaba decorada y guarnecida de color púrpura, y las vidireras eran asimismo de color púrpura. La tercera, enteramente verde, y verdes las ventanas. La cuarta, anaranjada, estaba iluminada por una ventana del mismo color. Y 1a quinta, blanca; y la sexta, violeta. La séptima estaba rigurosamente forrada de colgaduras de terciopelo negro, que revestían techo y muros y recaían en pesados pliegues sobre un tapiz de la misma tela y del mismo color. Pero únicamente en esta sala, el color de las ventanas no correspondía al de la decoración. Los cristales eran escarlata, de un color intenso de sangre.
    Ahora bien, en ninguna de estas salas veíase lámpara ni candelabro alguno, entre los adornos de oro esparcidos con profusión o suspendidos de los techos. Ni lámparas, ni; velas; ninguna luz de esta clase en la larga serie de salas. Pero, en los corredores que las rodeaban, y exactamente enfrente de cada ventanal, se levantaba un enorme trípode con un ígneo brasero que proyectaba sus rayos al través de los cristales de color e iluminaba la sala de una manera deslumbrante. Producíanse así una multitud de aspectos cambiantes y fantásticos. Pero, en la sala del lado poniente, en la cámara negra, la claridad del brasero, que se reflejaba sobre las negras colgaduras a través de los cristales sangrientos, era terriblemente siniestra, y les daba a las fisonomías de los imprudentes que allí entraban un aspecto de tal modo extraño, que muy pocos bailarines se sentían con el valor suficiente para entrar en aquel mágico recinto.
    También en esta sala erguíase, apoyado contra el muro del oeste, un gigantesco reloj de ébano. Su péndulo se balanceaba con un tictac sordo, pesado, monótono; y cuando la aguja de los minutos había recorrido el cuadrante y la hora iba a sonar, salía de los pulmones de bronce de 1a máquina un sonido claro, estrepitoso, profundo y excesivamente musical, pero de un timbre tan particular y de una energía tal, que de hora en hora los músicos de la orquesta se veían obligados a interrumpir durante un instante sus acordes para escuchar la música de las horas, y las parejas que bailaban cesaban por fuerza sus evoluciones. Una perturbación momentánea recorría a toda aquella alegre multitud, y mientras sonaban las campanas podía notarse que palidecían hasta los más vehementes, y los más sensatos y de más edad se pasaban la mano por la frente como si se hundieran en meditaciones o en ensueños febriles. Pero, apenas desaparecían del todo aquellos ecos, circulaba por toda la asamblea una leve hilaridad; los músicos se miraban los unos a los otros, sonreíanse de sus nervios y de su locura, y se juraban por lo bajo entre ellos que la próxima vez que sonaran las campanadas, no sentirían la misma impresión; y luego, cuando, después de la huida de los sesenta minutos que comprendían los tres mil seiscientos segundos de la hora pasada, se escuchaban de nuevo las campanas del fatal reloj, se producía la misma turbación, el mismo escalofrío y las mismas ensoñaciones febriles.
    Pero a despecho de todo esto, la orgía continuaba alegre y magnífica. El gusto del duque era muy especial. Tenía un ojo certero en lo tocante a los colores y sus efectos. Desdeñaba los gustos de la moda. Sus planos eran temerarios y salvajes y sus concepciones brillaban con un esplendor bárbaro. Hay personas que lo hubieran juzgado loco. Pero sus cortesanos sabían bien que no lo estaba; pero era preciso comprenderlo, verlo, tocarlo para estar seguro de que, en efecto, no lo estaba.
    Con ocasión de esta gran fiesta, se había ocupado personalmente de la decoración y del mobiliario de las siete salas, y fue su gusto personal el que dirigió el estilo de los disfraces. No cabía duda de que eran concepciones grotescas. Era deslumbrador, brillante; había cosas chocantes, fantásticas; mucho de lo que después se ha visto en Hernani. Había figuras verdaderamente arabescas con siluetas y ropajes incongruentes; fantasías monstruosas como la locura; había mucho de bello, de licencioso, de extraño, algo de terrible y no poco de lo que podría producir repugnancia. En resumen, era como una multitud de sueños que se pavoneaban de un lado a otro por las salas. Y estos sueños se contorsionaban en todos sentidos, tomando el color de las salas; hubiérase dicho que la extraña música de la orquesta era el eco de sus propios pasos. Y, de tiempo en tiempo, se oye el reloj de ébano de la sala de terciopelo. Y entonces, durante un momento, todo se detiene, todo enmudece, excepto la voz del reloj. Los sueños se quedan helados, paralizados en sus posturas. Mas los ecos de la sonería se desvanecen, no duraron sino un momento, y, apenas huyen, una hilaridad leve y mal contenida circula por doquier. Y la música suena de nuevo, reavívanse los sueños; aquí y allá los danzarines se retuercen más alegremente que nunca, reflejando el color de las ventanas a través de las cuales fluyen los rayos de los trípodes. Pero ninguna cara osa ahora aventurarse en aquella sala que queda allá, al oeste; porque la noche ha avanzado y una luz más roja fluye al través de los cristales de color de sangre, y la negrura de las colgaduras fúnebres es aterradora; y para aquél que ponga el pie sobre la negra alfombra, brota del reloj de ébano un resonar más pesado, más solemnemente enérgico que el que llega a los oídos de las máscaras que se divierten en las salas más apartadas.
    Pero en estas otras salas había una densa multitud y el corazón de la vida latía allí febrilmente. Y la fiesta continuaba siempre su torbellino, cuando al cabo sonaron los tañidos de medianoche en el reloj. Entonces, como ya se dijo, calló la música y se detuvieron las evoluciones de los que bailaban; se produjo donde quiera, como antes, una ansiosa inmovilidad. Pero el tañido del reloj debía ahora componerse de doce campanadas. Por eso fue tal vez que, teniendo más tiempo, se insinuó una mayor cantidad de pensamientos en las meditaciones de los pensativos que se hallaban entre los que se divertían. Y quizás por eso mismo muchas personas de entre la multitud, antes de que se ahogaran en el silencio los últimos ecos de la última campanada, tuvieron tiempo de notar la presencia de una máscara que hasta ese momento no había llamado la atención de nadie. Y habiendo corrido en un susurro la noticia de aquélla intrusión, se suscitó entre la concurrencia un cuchicheo, un murmullo significativo de asombro y desaprobación, y luego, por último, de terror, de horror y de repugnancia.
    En una reunión de fantasmas como la que he descrito, era preciso sin duda una aparición del todo extraordinaria para causar tal sensación. La licencia carnavalesca de aquella noche, era, a la verdad, casi ilimitada; pero el personaje en cuestión había sobrepasado la extravagancia de un Herodes, y franqueado los límites, muy amplios, no obstante, del decoro impuesto por el príncipe. Hay en los corazones más temerarios, cuerdas que no se dejan tocar sin emoción. Incluso entre los depravados, entre aquellos para quienes la vida y la muerte son igualmente un juego, hay cosas con las que no se puede jugar. Toda la concurrencia pareció entonces sentir profundamente el mal gusto y la inconveniencia de conducta y de vestido de aquel extraño. El personaje era alto y delgado y estaba envuelto en un sudario de la cabeza a los pies. La máscara que ocultaba su rostro representaba tan bien el semblante de un cadáver rígido, que el análisis más minucioso difícilmente hubiera descubierto el artificio. No obstante, todos aquellos locos alegres hubieran podido soportar, si no aprobar, aquella burda broma. Pero la máscara había llegado hasta a adoptar el tipo de la Muerte Roja. Sus vestiduras estaban manchadas de sangre, y su amplia frente, lo mismo que los rasgos de su rostro, estaban salpicados del horror escarlata.
    Cuando los ojos del príncipe Próspero cayeron sobre esta figura espectral, la que, con movimientos lentos, solemnes, enfáticos, como para mejor representar su papel, se paseaba por aquí y por allá entre los que bailaban, se le vio, en primer lugar, conmoverse por un violento estremecimiento de terror y de asco; pero un segundo después, su frente enrojeció de ira.
    ¿Quién se atreve, preguntó con voz ronca a los cortesanos que se hallaban junto a él, quién se atreve a insultarnos con esa ironía blasfema? ¡Apoderaos de él y desenmascaradle! ¡Que sepamos a quién hemos de ahorcar en nuestras almenas al salir el sol!
    Era en la sala del este, o sala azul, donde se encontraba el príncipe Próspero cuando pronunció estas palabras. Resonaron fuerte y claramente a través de los siete salones, porque el príncipe era un hombre imperioso y robusto y la música había enmudecido a una señal de su mano.
    Era en la sala azul donde estaba el príncipe, con un grupo de pálidos cortesanos a sus lados. Primero, mientras él hablaba, hubo entre el grupo un leve movimiento de avance en dirección del intruso, quien durante un momento estuvo casi al alcance de sus manos, y que ahora, con paso deliberado y majestuoso, se acercaba más y más al príncipe. Pero, por cierto terror indefinible que la audacia insensata de la máscara había inspirado a todos los allí reunidos, no hubo nadie que pusiera la mano en ella, aun cuando, sin encontrar ningún obstáculo, pasó a dos pasos de la persona del príncipe; y en tanto que la inmensa asamblea, como si obedeciera a un solo movimiento, retrocedía del centro de la sala a las paredes, la máscara continuó su camino sin interrupción, con aquel mismo paso solemne y mesurado que la había singularizado desde el principio, de la sala azul a la sala púrpura, de la sala púrpura a la sala verde, de la verde a la anaranjada, de ésta a la blanca, y de la blanca a la violeta, antes de que nadie hiciera un movimiento decisivo para detenerla. Fue entonces, cuando el príncipe Próspero, exasperado de ira y de vergüenza por su momentánea cobardía, se lanzó precipitadamente a través de las seis salas sin que nadie lo siguiera, porque un terror mortal se había apoderado de todo el mundo. Blandía un puñal y se había aproximado impetuosamente a una distancia de tres o cuatro pasos del fantasma que se batía en retirada, cuando éste, llegado a la proximidad de la sala de los terciopelos, se volvió bruscamente y afrontó a quien lo perseguía. Sonó un grito agudo, y el puñal se deslizó relampagueante sobre la alfombra fúnebre, donde el príncipe cayó muerto un segundo después. Entonces, invocando el frenético valor de la desesperación, una multitud de máscaras se precipitó a la vez en la sala negra, y, asiendo al desconocido que se mantenía, como una gran estatua, rígido e inmóvil a la sombra del reloj de ébano, se sintieron sofocados por un terror sin nombre, al ver que no había ninguna forma palpable bajo el sudario y la máscara. Todos reconocieron entonces la presencia de la Muerte Roja. Había venido como un ladrón en la noche.
    Y todos los convidados cayeron uno a uno en las salas de orgía manchadas de sangre y cada uno murió en la postura desesperada de su caída. Y 1a vida del reloj de ébano desapareció con la del último de aquellos alegres seres. Y las llamas de los trípodes se extinguieron. Y las Tinieblas, y la Ruina, y la Muerte Roja tuvieron sobre todo aquello ilimitado dominio."


    Hasta luego :beso:
     
  14. benemi

    benemi ...mar adentro

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    La Dama del Invierno
    Descripción: Vieja leyenda que cuenta una terrorífica historia sobre una dama, exactamente "La Dama del Invierno". Algunos creen que esta historia no es cierta, pero cierto es que no esta muerta. Espero que la disfruten.
    Categoria: Historietas


    Tan sólo una vieja leyenda que cuentan por estos lugares… yo, que siempre permanecí inexorablemente escéptica ante cualquier relato o historia que se me contara, he elegido ésta, porque me ha tocado el corazón.

    Sé que no es cierta, pero… ¿saben? las leyendas no están muertas. andan por alguna parte, en boca de pueblerinos, en susurros que se pierden en una fogata de campamento, en los labios de una sabia abuela…

    Andan por ahí, y a veces nos sorprenden asustados. y como ésta lo hizo conmigo, espero que con ustedes también.

    Cuentan por acá en un pueblito de la patagonia, cuna de mitos y seres mágicos, una vieja historia sobre una dama. una dama, que siempre está vestida de negro, y que vigila un bosque que hay por el lugar. dicen que sólo se la ve durante el invierno, cuando las suaves copas de los árboles se tiñen de blanco, y la tierna hierba se vuelve pálida y frágil como un cristal. es en ese entonces, cuando se la puede ver vagando por el bosque; con su vestido negro resaltando de forma aterradora sobre aquella blancura, y su piel y sus labios, tan blancos como la nieve misma.

    A veces, suele aparecerse ante viajeros que pasan por aquel bosque, o jóvenes perdidos que no encuentran su camino; es entonces cuando, acercándose a su víctima, extiende sus blancos brazos mientras susurra:

    Abrazame… tengo frío…

    Con la voz más gélida que puede tener, cargada de una inevitable sensualidad. así, el viajero o el muchacho cae en los fríos encantos de la dama, entregándose en un abrazo eterno, mortal, que le quitará poco a poco su vida.

    Cuando la mujer ya lo tiene entre sus brazos, va asfixiándolo lentamente, absorbiendo toda la vida de él, dejando que muera exhausto sobre ella. entonces, lo deposita sobre el suelo; donde es hallado los días siguientes, con la piel más fría que el hielo, y sus brazos en la posición de dar un abrazo. así, congelado, y con la expresión del más profundo terror en sus ojos.

    Pero también se cuentan historias de quienes han logrado resistirse a la dama de invierno; personas que, caminando por aquel bosque, se han topado con ella, pero que han evitado escucharla. y es precisamente a ellas, a quienes les aguarda un destino todavía más cruel: la mujer se les acerca por detrás, persiguiéndolos, susurrándoles al oído abrazame… tengo frío… y, si no obtiene respuesta, los abraza por detrás; matándolos así también.

    Y las personas que han estado por las cercanías de ese bosque, lo más seguro es que hayan oído detrás de ellas la pena de una inocente mujer… abrazame, tengo frío… y al darse la vuelta, para ver quién es la que les habla, no ven a nadie...
     
  15. benemi

    benemi ...mar adentro

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    Verónica
    Descripción: Esto es justo lo que nunca debes hacer: ponerte frente al espejo y repetir nueve veces seguidas el nombre de Verónica. Te sorprenderá!
    Categoria: Historietas


    No serías el primero que se ríe al conocer esta historia, que lleva circulando por el mundo desde hace varias décadas. Muchos antes que tú han pensado que se trataba de un cuento chino y se han burlado, pero otras personas aseguran que quienes no han hecho caso de la advertencia y han aceptado el desafío, han cargado con una maldicion terrible.

    ¿Quién es Verónica? O mejor dicho: ¿quién era? Se trataba de una chica de 14 años que, estando en el pueblo con sus amigos, hizo espiritismo en una casa abandonada. Todo el mundo sabe que es algo tremendamente peligroso y que jamás debe tomarse como un juego. Ella no siguió las reglas de los fanatasmas, se burló durante toda la invocación y una silla que había en la habitación cobró vida y la golpeó mortalmente en la cabeza.

    Sin embargo, Verónica aún no descansa en paz. Su espíritu está condenado y vaga buscando venganza entre aquellos que no saben respetar el Más Allá, como le sucedía a ella en la vida real.

    Rita era una chica de la edad de Verónica que conoció la leyenda en su instituto. Sus amigos la picaron, diciéndole que no se atrevía a decir \'Verónica\' nueve veces ante el espejo. A ella le daba miedo, pero venció su terror porque le avergonzaba quedar mal ante todo el mundo. Una compañera fue a los servicios de esa planta del instituto para comprobar, entre risas, si cumplía la prueba.

    Lo hizo, no pasó nada y el grupo lo olvidó enseguida. Menos Rita. Para ella la auténtica pesadilla comenzó esa misma noche. Estaba en la cama, cuando un sonido la despertó. No se trataba de un estrépito, sino de una especie de susurro indescifrable que oía cerca de la nuca, mientras sentía como si alguien respirara en su cuello. Aterrada, se levantó y encendió la luz. Allí solo estaba ella. A pesar de eso, no pudo dormir en toda la noche. Al día siguiente, no se atrevió a contárselo a nadie. Estaba muerta de miedo y de sueño, y en medio de la clase tuvo que salir al servicio para mojarse la cara y despejarse. Pero cuando entró al baño, hacía mucho frío (como estaban en invierno no le dio importancia) y una capa de vaho cubría el espejo. Rita lo limpió con la mano para comprobar horrorizada que tras ella había una chica que no había visto jamás, con una expresión de espanto y sangre en la cabeza. Fue solo un instante. Cuando se volvió a mirarse, ya no había nadie.

    Rita rió nerviosamente, pensando que todo era fruto de su imaginación, los nervios y el cansancio. Sin embargo, cuando se volvió hacia el espejo vio algo que la dejó helada. Al borrarse el vaho una frase había permanecido escrita: \'Soy Verónica. No debiste invitarme a volver\'.

    Rita no pudo soportarlo. Hoy pasa sus días encerrada en un manicomio, y solo habla para jurar y perjurar que el fantasma de Verónica la sigue atormentando.
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