Historias para no dormir

Tema en 'Temas de interés (no de plantas)' comenzado por kaballa, 30/3/09.

  1. kaballa

    kaballa Fumando flores, y*

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    Para los que tengan sabanas con chinchetas y no puedan dormir, pues nada a contar historias de terror a ver si con la cagalera nos entra sueñooooooooooo :9998durmiendo: jeje.


    Pueblo abandonado?

    En California aún se pueden encontrar pueblos abandonados. Pueblos mineros donde los inmigrantes venían en busca de grandes fortunas. Esos pueblos actualmente están cubiertos de maleza, incluidos dentro de los parques regionales donde cada fin de semana se reúnen cientos de familias para disfrutar de un buen rato.

    Una noche de verano, fui con un grupo de tres amigos a andar por unos de esos parques regionales. Era una noche reinada por una luna llena que nos iluminaba el camino. No se escuchaba ningún ruido, ningún animal, árbol, nada. Solamente se escuchaba a mis amigos hablar, gritar y reír mientras nuestra excursión iba avanzando. Pero de forma inesperada se hizo el silencio. Fue al llegar a una zona donde se veían algunas casas. Casas grandes de madera, en ruinas y que al verlas todos nos quedamos encogidos y en silencio. Un escalofrío me recorrió por la espalda al ver las casas derruidas de ese pueblo minero.

    Mis amigos corrieron hacia el centro del pueblo, gritando, pensando en cómo nos íbamos a divertir entre esas ruinas. Yo no pensaba así. Yo tenía un mal presentimiento, algo que me incomodaba de ese pueblo. Uno de mis amigos pensó en ir a una de las casas a ver que había dentro. Otro pensó en hacer una prueba de valor, a ver quien se atrevía a entrar en la iglesia del pueblo. Quien se mantuviera más tiempo dentro de la iglesia ganaba. A mí y a otro de mis amigos no le hizo ninguna gracia la idea. Los dos no estábamos cómodos en ese pueblo, sentíamos un dolor en el estomago, como si lo tuviéramos revuelto. Era muy extraño que los dos tuviéramos esa misma sensación, y eso nos ponía aún más nervioso.

    Mis amigos siguieron con lo suyo. El primero entro y salió en diez minutos. Al salir dijo que ahí no había nada interesante y que pasara el siguiente. Así sucedió, el segundo de mis amigos fue en dirección a la iglesia y se introdujo en ella. Esta vez solo duró cinco minutos. Salió visiblemente agitado y pálido, con dificultades en el habla. Cuando se relajó, nos explicó que había escuchado ruidos, pasos o algo parecido y que ya no podía pasar más tiempo allí dentro. El siguiente era yo. Estaba muy nervioso, mi dolor de estomago se hacía más fuerte a medida que me acercaba a la puerta de la iglesia. Abrí la puerta lentamente, poniendo atención a cualquier mínimo ruido que pudiera proceder del interior. Una vez dentro, el dolor de estomago era muy intenso, parecía que iba a vomitar o que me iba a caer al suelo del dolor. La iglesia era muy sencilla, una iglesia protestante donde ya no quedaba mucha cosa en el interior debido a los saqueos. El dolor de estomago de izo tan intenso que me tuve que sentar en unos de los pocos bancos que había en el recinto. Me senté mirando al altar, donde solo quedaba la mesa de ceremonias. Sentado allí escuche unos pasos en el altar, muy claros, pero no se veía nada. Empecé a tener miedo, quería salir de allí, pero al levantarme vi una sombra corriendo en el pasillo. No me dio tiempo a reconocer que de que se trataba. Al ver esa sombra salí corriendo de esa iglesia en dirección a la plaza donde se encontraban mis amigos, pero allí no había nadie. Mis amigos habían desaparecido, se habían ido sin mí. Pensé que todo era una broma pesada, que se habían vuelto sin mí hacia sus casas. Así que yo me dirigí hacia la mía, sin ningún otro problema durante el camino.

    Al día siguiente llame a uno de mis amigos, pero nadie contestaba. Llame a los otros dos, pero tampoco respondieron. Me pareció extraño, aunque pensaba que simplemente no me querían ver enojado por lo que paso en el pueblo abandonado. Pero la policía llego a mi casa, acompañados de los padres de los otros chicos. Me informaron de que habían encontrado sus cuerpos colgando del altar de la iglesia. Con una inscripción en la mesa que decía:“Aún no os hemos abandonado"

    Fin del relato.

    Mmmm, bueno yo si que os abandono e intentare dormir, si puedo cama-02.gif

    un saludo.
     
  2. --...

    --...

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    No Doubt no dará su summer tour 2009 en todo el mundo...Sólo en U.S.A.
    Después de casi 10 años de ausencia se reecontrarán con nuevo album y tour para despedirse... Y no los voy a poder ir a ver...:corazon-roto:
     
  3. kaballa

    kaballa Fumando flores, y*

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    Bueno al parecer a cada uno le da miedo lo que le da, en fin ...:16duda:

    Yo contare otra de las que pienso que puede dar mucho pero que mucho miedo jejeje.

    La leyenda

    Había una vez una pareja que soñaba con tener gemelas y se pusieron en campaña hasta que un dia sucedió. Fueron al doctor y les dieron a conocer que esperaba gemelas muy hermosas. A los tres años se fueron de paseo al un rió y cuando cruzaban la carretera venia un auto muy fuerte y la mama que las llevaba de la mano, las soltó de la mano y se retira al lado, atropellaron a las gemelas y murieron. En el funeral todos le decían a la madre porque las había soltado... pasaron 2 años y la mama quedo embarazada otra vez y les dijeron que era un niño cuando sorpresivamente el dia del parto le dicen a la madre que son gemelas. Al cabo de los tres años fueron al mismo paseo, la misma carretera y se acercaba un auto similar al otro y las niñas le dicen a la madre -mama, mama no nos sueltes porque aqui fue donde nos mataron....


    :6-asombrado: bueno la historia se las trae :alucinado:
     
  4. Fa Mai

    Fa Mai Hazte vegetariano

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    Un hombre y su esposa fueron de vacaciones a un hotel que quedaba al borde de una carretera (fue el unico que pudieron pagar). Todo estaba bien,salvo un grán detalle: Las noches eran todo menos silenciosas,ya que se escuchaban puertas abriendo y rechinando,chillidos... Por el día era lo contrario,reinaba un silencio de tumba...

    Un día,el esposo tuvo curiosidad por uno de los sonidos de abajo,así que bajo y se asusto al encontrar la calavera de un hombre a sus pies. Prendío la luz y un número incontable de pequeños insectos se le subieron encima.

    Lucho por quitarselos de encima,pero los bichos eran muchisimos y se metian en los lugares más inimaginables de la ropa y el cuerpo,picando...mordiendo...comiendo....

    Pronto los gritos se dejaron de oir,la luz se apagó y el hotel volvio al silencio de siempre...


    Este lo encontre recien y me dio un escalofrío.... :sorprendido:
     
  5. Aqui les dejo uno para que lean, no lo copio porque esta un poquito largo, les aseguro que vale la pena que lo lean

    http://members.tripod.com/~artteam/cuentos/duendes.htm

    Aqui hay otro:

    El Penitente de la otra Vida
    (Leyenda de Semana Santa)
    por Ernesto J. Castillero
    Por muchos años en los pueblos del interior han corrido una infinidad de leyendas y consejas sobre aparecidos y fantásticos sucesos, producto de la imaginación popular, de la ignorancia o de la superstición.

    Aparecimientos del perro prieto el día de Corpus; la conversión en pescado de la gente que se bañaba el Viernes Santo, la mula enfrenada que atravesaba el pueblo en las noches invernales; el padre sin cabeza que salía por los oscuros callejones; la procesión de ánimas con luces encendidas en el lluvioso noviembre, y si era sorprendida por algún curioso, éste recibía una vela que en la mañana se convertía en una canilla de muerto; la tulivieja filicida que en las quebradas lloraba buscando a su hijito muerto; la silampa madrugadora; las brujas que chupaban el ombligo de las criaturas no bautizadas; los rubios duendes que atraían a los niños al monte ofreciéndoles confites, el hórrido chivato, que era encarnación del demonio, etc. Un recuento completo de estas supersticiones sería largo de anotar. Casi todas eran comunes a todos los pueblos, y lo peor era que se creían a pie juntillas por el público y cada quien contaba un suceso extraordinario de "abusiones" o fantasmas para reforzar la absurda creencia. Tantas supercherías eran transmitidas de generación en generación. Los muchachos las escuchábamos de los viejos y desde pequeñitos amoldábamos nuestra mentalidad a la estúpida tradición, y aparecidos, infundidos por los mayores.

    Afortunadamente, la educación por un lado y la luz eléctrica por el otro, han ahuyentado los atemorizadores fantasmas de los pueblos, alumbrando las oscuras calles, moradas de espantos, ésta y la mentalidad de las gentes incrédulas ya de tales mentiras, aquélla.

    Yo viví en la angustiosa época de los espantos y brujerías, que tenían sobrecogido mi ánimo de manera que de muchacho apenas si me atrevía a salir de la oscura calle de mi pueblo de noche, si no iba acompañado de otras personas, quizás tan poseídas del mismo miedo que yo. En tal situación espiritual se comprenderá con cuanta convicción creí yo mismo una de las leyendas más extraordinarias sobre la existencia del penitente de la otra vida, que se aseguraba aparecía alguna vez el viernes santo como concurrente a la procesión, detrás del sepulcro.

    Al referirme al penitente, no aludo a cualquiera de los numerosos devotos que cumplían mandas por algún milagro real o imaginario con que habían sido favorecidos. Porque en las procesiones del Viernes Santo los había de distintas clases: desde el sencillo hábito de tela de listado y la inofensiva corona de espinas, más aparente que efectiva en su martirio, hasta las pesadas cruces, el andar de rodillas toda la procesión, los cilicios crueles y, sobre todo, el bárbaro calvario que requería para soportarlo una constitución vigorosa y una voluntad férrea, amén de una fe de fanático, única capaz de sostener el ánimo de aquellos cristianos en medio del dolor y el desfallecimiento que la penitencia infligía.

    Los calvarios, eran unos artefactos extraños y pesados, formados de muchas crucecitas de madera superpuestas, que se llevaban sobre los hombros para atar a su borde los brazos del penitente. En esta posición permanecía éste horas enteras marchando muy despacio, en filas que a veces pasaban de treinta penitentes, detrás del sepulcro.

    Abrumadora era esta penitencia y se necesitaba, una energía física excepcional y un espíritu muy templado por el fanatismo para resistir el dolor y la fatiga de la lenta procesión bajo el peso del mortificante artefacto. Cada penitente acostumbraba hacerse acompañar de un cuidador que le atendía en caso de desmayo en el curso de la penosa marcha tras el sepulcro del Señor, cosa que acaecía a veces.

    Volviendo al "penitente de la otra vida", decíase que era un misterioso personaje que haciendo su aparición cuando la procesión de Viernes Santo estaba en marcha, acompañaba al sepulcro en el último lugar de la fila, no llevando asistente o cuidador que le pudiese socorrer en caso de accidente, y cuando él anda entraba a la iglesia, en lugar de hacerlo también como los demás para efectuar la ofrenda reglamentaria, se desviaba tomando el camino del cementerio, entre cuyas sombras se perdía tan misteriosamente como había aparecido. Los ancianos afirmaban que ese penitente era indiscutiblemente una ánima en pena de algún individuo que había muerto debiendo una manda, y a quien Dios le permitía volver a este mundo para que saldara su cuenta concurriendo a la precesión del Viernes Santo con su calvario, sin cuyo cumplimiento no tenía derecho a gozar del eterno descanso. Los campesinos creían ciegamente esta versión extravagante, y para ellos no había preocupación mayor que la muerte les sorprendiese teniendo pendiente una manda de calvario, pues temían que mantuviesen sus almas ausentes de la gloria hasta que Dios les permitiese volver a la Tierra a cumplir dicha manda.
    Era yo mocito y con la temeridad que proporcionaba la edad en que se forjan y arremeten las más fantásticas aventuras juveniles, cuando me propuse, si la ocasión se me presentaba, descubrir el incógnito del "penitente de la otra vida" y desentrañar la verdad del personaje. Y la casualidad quiso favorecerme un año haciéndome ver con mis propios ojos al legendario personaje que deseaba tanto conocer.

    Ardía el país por entonces en la guerra civil, larga y ruinosa para vida y haciendas, que azotaba la patria. La Semana Santa aquella no había tenido la lucidez característica por la desconfianza de los campesinos de venir al pueblo, sospechosos que pudiera haber alguno de los acostumbrados reclutamientos de hombres para el ejército. Sin embargo, unos pocos, menos desconfiados, se atrevieron a hacer acto de presencia en la procesión del Viernes Santo y el numero de penitentes, aunque reducido en comparación con otros años, fue regular.

    En marcha la procesión, un penitente solitario, como la tradición lo indicaba, se unió en último término a la fila de los calvarios. La noticia corrió entre la multitud y todos nos volvimos Argos para vigilarlo. No cabía duda, era el "penitente de la otra vida". Hasta esta noche, me dije, el enigma encubrirá al desconocido individuo que tenía asustada a las gentes del pueblo. Me asocié con unos amigos de la misma edad para perseguir al penitente hasta saber quién era. Varios señores por prudencia y unas cuantas mujeres por temor, sabedores de nuestro intento, trataron de hacernos disuadir de la empresa. Había que respetar el misterio.

    Cuando la procesión comenzó a entrar en la iglesia, al filo de la media noche, llegó el momento deseado. Todos los penitentes fueron penetrando en el sagrado recinto, cuando el que era objeto de nuestra vigilancia se separó de la fila y rápido cuanto le permitía el peso de su gran calvario y el entumecimiento de sus miembros, tomó la dirección del cementerio. Las gentes que estaban aglomeradas alrededor de la iglesia le abrieron paso respetuosas y atemorizadas. Avanzó tambaleándose hacia las sombras del campo e inmediatamente su figura extraña se fue desdibujando en la oscuridad de la noche. De los que formábamos el grupo para seguirlo, pocos adelantaron unos pasos más allá del lindero del pueblo, devolviéndose sobrecogidos del pavor. Dos o tres solamente nos fuimos hasta cerca de las tapias del panteón. Allí percibimos de nuevo la silueta del penitente al entrar por la puerta y le vimos perderse entre las sepulturas. Casi inmediatamente oímos un quejido seguido de murmullos quedos de voces que nos parecieron de ultratumba. No resistimos la tensión de nuestros nervios y arrancamos a huir en carrera desenfrenada hacia el pueblo, donde llegamos jadeantes y sin habla, con el susto más grande que en nuestra vida habíamos cogido. Por supuesto que lejos de desvanecer, como pretendíamos, la creencia en el "penitente de la otra vida", con el desairado episodio de esa memorable noche lo que hicimos fue confirmarla.

    Los años pasaron. Las semanas sucedieron y el "penitente de la otra vida" no volvió a aparecer. Cada Viernes Santo las gentes le buscaron tras el andar del Señor muerto inútilmente, hasta que vino la prohibición de los calvarios y entonces sí no hubo más penitentes, ni vivos, ni muertos.
    Un día, muchos años después de aquel incidente juvenil, conversaba yo con un viejo montañés que fue muy amigo de mis padres y a quien yo admiraba por la fama de su valentía desde los tiempos del renombrado "tamarindo", que era el campo de combate al arma blanca de los valientes del pueblo, donde los espadachines se hacían de renombre nacional. La cara de mi interlocutor estaba llena de cicatrices y se decía que sus contendores guardaron de él más trágicos recuerdos, pues dos de ellos habían muerto bajo el fijo de su espada toledana de cruz en tanto que otros llevaron lisiaduras de machetazos cuyas huellas conservaba en su cuerpo y en su rostro. Para eludir la acción de la justicia por los homicidios perpetrados en sus contendores, a quien había matado, sin embargo, en buena lid y cara a cara, había tenido que buscar refugio en lo más intrincado de las montañas de Quebro, donde permaneció muchos años, no saliendo al poblado sino cuando la pena había prescrito.

    Sólo una vez, me contó, tuve que bajar al pueblo para una Semana Santa. Por cierto que unos muchachos me hicieron pasar un gran susto.
    Unos muchachos asustarlo a usted, le observé a quien ningún hombre espada en mano le hizo dar un paso atrás.

    Ojala les guste!

    Creo que ahora si me quedo bien!
     
  6. kaballa

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    Mmm, osea que el viejo montañes era el penitente...

    De niño siempre me dio un miedo espantoso los penitentes, y la historia me transporto 40 años atras...uff ...

    Buen relato Joannag y escalofriante :94congelado:

    La otra historia - el retablo de los duendes- la dejare para otro dia, con esta ya me quede servido por esta noche y creo que no notare las chinchetas de mis sabanas y :9998durmiendo:

    Un saludo...
     
  7. :sorprendido: pero que asco de bichos
     
  8. Hola! No dejen de leer El retablo de los Duendes!
     
  9. kaballa

    kaballa Fumando flores, y*

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    ok Joannag¡¡¡

    Un saludo
     
  10. kaballa

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    Bueno, pondre otra a ver si me olvido del pobre Miguelito y su ........ con los duendes del retablo, uff

    Las fotografías.

    Hace unos meses una amiga mía, que es una fotógrafa por naturaleza y con mucho futuro, decidió pasar un día y la noche sola en los bosques fuera de nuestra ciudad. Ella quiso conseguir las fotos de los bosques y la fauna tan naturalmente como ella podría para su portfolio. No tuvo miedo de estar sola, porque ya había acampado por su cuenta muchas veces antes. Estableció una tienda en medio de un pequeño claro y pasó el día tomando fotos. Se llenó cuatro rollos de la película por aquel viaje, pero algo era extraño sobre ellos. Lo que vio en aquellas fotografías se ha quedado con ella desde entonces, y todavía trata de reponerse del trauma le han causado.
    Casi todas las imágenes fueron normales, salvo una imagen en cada rollo de la película. Estas fotos eran de ella, dormida en su tienda en medio de la noche.

    Cuidadin, cuidadin, aficionados a las acampadas.
     
  11. ya lei la primera historia del pueblo :icon_rolleyes:
    si es a quien se le ocurre ir ahi...xD
     
  12. Kaballa ya arregle El Penitente de la otra vida. Ya leiste el Retablo de los Duendes?

    Esos cuentos son de autores panameños y aca es obligatorio leerlos en el 8 grado de secundaria.
     
  13. kaballa

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    Si Joannag ya lo lei, y pobre miguelito yo mas que la imaginacion creo que lo hace las ganas, ganas de tener y poder ser un niño normal.


    A SANTA COMPAÑA (la santa compaña) ¿LEYENDA O REALIDAD?

    Cuenta una de las tantas historias que se han escrito acerca de A Santa Compaña, que en un pequeño pueblo del sur de la provincia de Pontevedra, vivía un labrador con reconocida fama de fanfarrón entre sus vecinos. La mayor parte de ellos preferían pasar de largo al verle; un breve saludo era suficiente para mostrarse cortés sin dar pie a conversaciones innecesarias.
    Una tarde mientras trabajaba en el campo, le sorprendió una fuerte tormenta, como su casa quedaba relativamente lejos, se dirigió hacia la taberna del pueblo con la esperanza de que el temporal remitiese antes de anochecer. Como pudo, sorteando charcos y resguardándose bajo algún que otro soportal, llego hasta la taberna.

    Se sentó cerca de la chimenea y, por casualidad, escuchó como los que ocupaban la mesa contigua – el panadero, el herrero y el boticario - hablaban de A Santa Compaña con un tono de cautela que a ojos de su ignorancia, resultaba insultante.

    Quién en su sano juicio – pensaba – puede creer en cuentos de viejas trasnochadas que no pretenden más que asustar a niños e idiotas.

    Poco a poco la lluvia fue amainando y el labrador decidió que era un buen momento para irse a casa. No obstante, no quiso desaprovechar la ocasión y mientras se dirigía hacia la puerta, hizo alarde una vez más de su fanfarronería:

    Santa Compaña, Santa Compaña. No entiendo como a vuestra edad seguís creyendo en esos cuentos de viejas. Suerte que nunca se me ha aparecido, porque os aseguro que a ninguno de los aparecidos le iba a quedar ganas de volver levantarse de sus frías tumbas.

    Dicho esto salió de la taberna rumbo a su casa sin dar pie a tipo alguno de respuesta.

    Pasaron semanas sin que nada turbase la tranquilidad de aquel pequeño pueblo, hasta que cierto día el herrero se percato del desaliñado aspecto del labrador. La tez blanquecina y su extrema delgadez le llevaron a creer que había enfermado gravemente, sin embargo la idea de interesarse por su estado de salud le pareció desmedida.

    Fue regresando hacia su casa cuando, una noche de otoño, descubrió la causa de los males que aquejaban al labrador.

    A duras penas la luna insinuaba su figura entre las nubes, pero el herrero conocía perfectamente el camino, no en vano lo había recorrido cientos de veces. Nada parecía diferente a aquellas ocasiones, sin embargo una leve ráfaga de viento hizo que se sobresaltase. Aquel olor, aquel intenso olor a cera consumiéndose y la inusual claridad en el horizonte - cada vez más cercana - le asustaron sobremanera.

    Poco antes de que aquella pálida claridad llegase a su altura, el herrero recordó la conversación mantenida con el boticario y el panadero hacía meses. Veloz dibujó un círculo en el suelo y se tumbó boca abajo en su interior. El olor a velas era ahora mucho más intenso y el suelo parecía parpadear bajo su luz. Un leve rumor rompía el silencio; un rumor como de voces apagadas.

    Aquel instante le pareció eterno, su cuerpo estaba helado y cada sonido, cada ráfaga de viento le parecían provenir del más allá. Pasados unos minutos giró levemente la cabeza y al abrir sus ojos pudo ver una figura para el familiar, era la figura de aquel fanfarrón que había confundido la realidad con cuentos de viejas y que ahora - cabizbajo y en silencio- portaba una cruz y un caldero.

    THE END...

    averlas ailas ¡¡¡¡¡. ;)
     
  14. Kaballa no lo entiendo, quien o que hace Santa Compaña?
     
  15. kaballa

    kaballa Fumando flores, y*

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    Ah claro normal, son creencias del norte de España y mas concretamente de Galicia, hay personas de aqui que seguro nunca lo escucharon tampoco
    sorry Joannag y demas.

    La Santa Compaña: La Peregrinación De Los Muertos

    Miles de testimonios aseguran haber visto una procesión de figuras con sudario, que avalarían la existencia del mito gallego de las «ánimas en pena».

    La procesión va encabezada por un vivo (mortal) "el condenado" portando una cruz y un caldero de agua bendita seguido por las ánimas con velas santacompana1.jpg encendidas, no siempre visibles, notándose su presencia en el olor a cera y el viento que se levanta a su paso.

    El condenado que quien realiza esa "función" no recuerda durante el día lo ocurrido en el transcurso de la noche, únicamente se podrá reconocer a las personas penadas con este castigo por su extremada delgadez y palidez.

    Condenados a vagar noche tras noche hasta que mueran u otro incauto sea sorprendido (al cual el que encabeza la procesión le deberá pasar la cruz que porta).

    A su paso, cesan previamente todos los ruidos de los animales en el bosque. Los perros anuncian la llegada de la Santa Compaña aullando de forma desmedida, los gatos huyen despavoridos y realmente asustados.

    Para librarse de esta obligación, la persona que vea pasar la Santa Compaña debe trazar un círculo en el suelo y entrar en él o bien acostarse boca abajo.

    ya, ya, ya me esta dando escalofrios y seguir escribiendo sobre el tema jeje

    Dejo esto para los que quieran saber mas y pasar miedo

    http://www.mundoparanormal.com/docs/fantasmas/santa_compana.html

    hay historias sobreecojedoras y supuestamente veridicas.

    Un saludo amigit@s.