Re: ... de Historias y Tradiciones Traigo una tradición Catalana, con el permiso de Mercedes, que es quien nos la contó!
Re: ... de Historias y Tradiciones 5 de Abril San Vicente Ferrer Predicador (año 1419) Nació en 1350 en Valencia, España. Sus padres le inculcaron desde muy pequeñito una fervorosa devoción hacia Jesucristo y a la Virgen María y un gran amor por los pobres. Le encargaron repartir las cuantiosas limosnas que la familia acostumbraba a dar. Así lo fueron haciendo amar el dar ayudas a los necesitados. Lo enseñaron a hacer una mortificación cada viernes en recuerdo de la Pasión de Cristo, y cada sábado en honor de la Virgen Santísima. Estas costumbres las ejercitó durante toda su vida. Se hizo religioso en la Comunidad de los Padres Dominicos y, por su gran inteligencia, a los 21 años ya era profesor de filosofía en la universidad. Durante su juventud el demonio lo asaltó con violentas tentaciones y, además, como era extraordinariamente bien parecido, varias mujeres de dudosa conducta se enamoraron de él y como no les hizo caso a sus zalamerías, le inventaron terribles calumnias contra su buena fama. Todo esto lo fue haciendo fuerte para soportar las pruebas que le iban a llegar después. Siendo un simple diácono lo enviaron a predicar a Barcelona. La ciudad estaba pasando por un período de hambre y los barcos portadores de alimentos no llegaban. Entonces Vicente en un sermón anunció una tarde que esa misma noche llegarían los barcos con los alimentos tan deseados. Al volver a su convento, el superior lo regañó por dedicarse a hacer profecías de cosas que él no podía estar seguro de que iban a suceder. Pero esa noche llegaron los barcos, y al día siguiente el pueblo se dirigió hacia el convento a aclamar a Vicente, el predicador. Los superiores tuvieron que trasladarlo a otra ciudad para evitar desórdenes. Vicente estaba muy angustiado porque la Iglesia Católica estaba dividida entre dos Papas y había muchísima desunión. De tanto afán se enfermó y estuvo a punto de morir. Pero una noche se le apareció Nuestro Señor Jesucristo, acompañado de San Francisco y Santo Domingo de Guzmán y le dio la orden de dedicarse a predicar por ciudades, pueblos, campos y países. Y Vicente recuperó inmediatamente su salud En adelante por 30 años, Vicente recorre el norte de España, y el sur de Francia, el norte de Italia, y el país de Suiza, predicando incansablemente, con enormes frutos espirituales. Los primeros convertidos fueron judíos y moros. Dicen que convirtió más de 10,000 judíos y otros tantos musulmanes o moros en España. Y esto es admirable porque no hay gente más difícil de convertirse al catolicismo que un judío o un musulmán. Las multitudes se apiñaban para escucharle, donde quiera que él llegaba. Tenía que predicar en campos abiertos porque las gentes no cabían en los templos. Su voz sonora, poderosa y llena de agradables matices y modulaciones y su pronunciación sumamente cuidadosa, permitían oírle y entenderle a más de una cuadra de distancia. Sus sermones duraban casi siempre más de dos horas (un sermón suyo de las Siete Palabras en un Viernes Santo duró seis horas), pero los oyentes no se cansaban ni se aburrían porque sabía hablar con tal emoción y de temas tan propios para esas gentes, y con frases tan propias de la S. Biblia, que a cada uno le parecía que el sermón había sido compuesto para él mismo en persona. Antes de predicar rezaba por cinco o más horas para pedir a Dios la eficacia de la palabra, y conseguir que sus oyentes se transformaran al oírle. Dormía en el puro suelo, ayunaba frecuentemente y se trasladaba a pie de una ciudad a otra (los últimos años se enfermó de una pierna y se trasladaba cabalgando en un burrito). En aquel tiempo había predicadores que lo que buscaban era agradar a los oídos y componían sermones rimbombantes que no convertían a nadie. En cambio a San Vicente lo que le interesaba no era lucirse sino convertir a los pecadores. Y su predicación conmovía hasta a los más fríos e indiferentes. Su poderosa voz llegaba hasta lo más profundo del alma. En pleno sermón se oían gritos de pecadores pidiendo perdón a Dios, y a cada rato caían personas desmayadas de tanta emoción. gentes que siempre habían odiado, hacían las paces y se abrazaban. Pecadores endurecidos en sus vicios pedían confesores. El santo tenía que llevar consigo una gran cantidad de sacerdotes para que confesaran a los penitentes arrepentidos. Hasta 15,000 personas se reunían en los campos abiertos, para oírle. Después de sus predicaciones lo seguían dos grandes procesiones: una de hombres convertidos, rezando y llorando, alrededor de una imagen de Cristo Crucificado; y otra de mujeres alabando a Dios, alrededor de una imagen de la Santísima Virgen. Estos dos grupos lo acompañaban hasta el próximo pueblo a donde el santo iba a predicar, y allí le ayudaban a organizar aquella misión y con su buen ejemplo conmovían a los demás. Como la gente se lanzaba hacia él para tocarlo y quitarle pedacitos de su hábito para llevarlos como reliquias, tenía que pasar por entre las multitudes, rodeado de un grupo de hombres encerrándolo y protegiéndolo entre maderos y tablas. El santo pasaba saludando a todos con su sonrisa franca y su mirada penetrante que llegaba hasta el alma. Las gentes se quedaban admiradas al ver que después de sus predicaciones se disminuían enormemente las borracheras y la costumbre de hablar cosas malas, y las mujeres dejaban ciertas modas escandalosas o adornos que demostraban demasiada vanidad y gusto de aparecer. Y hay un dato curioso: siendo tan fuerte su modo de predicar y atacando tan duramente al pecado y al vicio, sin embargo las muchedumbres le escuchaban con gusto porque notaban el gran provecho que obtenían al oírle sus sermones. Vicente fustigaba sin miedo las malas costumbres, que son la causa de tantos males. Invitaba incesantemente a recibir los santos sacramentos de la confesión y de la comunión. Hablaba de la sublimidad de la Santa Misa. Insistía en la grave obligación de cumplir el mandamiento de Santificar las fiestas. Insistía en la gravedad del pecado, en la proximidad de la muerte, en la severidad del Juicio de Dios, y del cielo y del infierno que nos esperan. Y lo hacía con tanta emoción que frecuentemente tenía que suspender por varios minutos su sermón porque el griterío del pueblo pidiendo perdón a Dios, era inmenso. Pero el tema en que más insistía este santo predicador era el Juicio de Dios que espera a todo pecador. La gente lo llamaba "El ángel del Apocalipsis", porque continuamente recordaba a las gentes lo que el libro del Apocalipsis enseña acerca del Juicio Final que nos espera a todos. El repetía sin cansarse aquel aviso de Jesús: "He aquí que vengo, y traigo conmigo mi salario. Y le daré a cada uno según hayan sido sus obras" (Apocalipsis 22,12). Hasta los más empecatados y alejados de la religión se conmovían al oírle anunciar el Juicio Final, donde "Los que han hecho el bien, irán a la gloria eterna y los que se decidieron a hacer el mal, irán a la eterna condenación" (San Juan 5, 29). Los milagros acompañaron a San Vicente en toda su predicación. Y uno de ellos era el hacerse entender en otros idiomas, siendo que él solamente hablaba su lengua materna y el latín. Y sucedía frecuentemente que las gentes de otros países le entendían perfectamente como si les estuviera hablando en su propio idioma. Era como la repetición del milagro que sucedió en Jerusalén el día de Pentecostés, cuando al llegar el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego, las gentes de 18 países escuchaban a los apóstoles cada uno en su propio idioma, siendo que ellos solamente les hablaban en el idioma de Israel. San Vicente se mantuvo humilde a pesar de la enorme fama y de la gran popularidad que le acompañaban, y de las muchas alabanzas que le daban en todas partes. Decía que su vida no había sido sino una cadena interminable de pecados. Repetía: "Mi cuerpo y mi alma no son sino una pura llaga de pecados. Todo en mí tiene la fetidez de mis culpas". Así son los santos. Grandes ante la gente de la tierra pero se sienten muy pequeñitos ante la presencia de Dios que todo lo sabe. Los últimos años, ya lleno de enfermedades, lo tenían que ayudar a subir al sitio donde iba a predicar. Pero apenas empezaba la predicación se transformaba, se le olvidaban sus enfermedades y predicaba con el fervor y la emoción de sus primeros años. Era como un milagro. Durante el sermón no parecía viejo ni enfermo sino lleno de juventud y de entusiasmo. Y su entusiasmo era contagioso. Murió en plena actividad misionera, el Miércoles de Ceniza, 5 de abril del año 1419. Fueron tantos sus milagros y tan grande su fama, que el Papa lo declaró santo a los 36 años de haber muerto, en 1455. El santo regalaba a las señoras que peleaban mucho con su marido, un frasquito con agua bendita y les recomendaba: "Cuando su esposo empiece a insultarle, échese un poco de esta agua a la boca y no se la pase mientras el otro no deje de ofenderla". Y esta famosa "agua de Fray Vicente" producía efectos maravillosos porque como la mujer no le podía contestar al marido, no había peleas. Ojalá que en muchos de nuestros hogares se volviera a esta bella costumbre de callar mientras el otro ofende. Porque lo que produce la pelea no es la palabra ofensiva que se oye, si no la palabra ofensiva que se responde.
Re: ... de Historias y Tradiciones Tradiciones El Mateo "Mateo" es la primera pieza teatral, que su autor, Armando Discépolo (1887-1971), califica como "grotesco" dentro de su producción. Consta de tres cuadros y fue estrenada el 14 de mayo de 1923 en el Teatro "Nacional". Dice Luis Ordaz: "Don Miguel, el antihéroe de Mateo, es un humilde cochero de plaza -de las hasta entonces llamadas victorias-, y es el nombre del caballo el que da título a la pieza. Don Miguel, con su mentalidad detenida en el tiempo (por conformación y hábito), es arrasado por el torrente del progreso civilizador, simbolizado en este caso por el ruidoso y prepotente automóvil". Don Miguel se ve envuelto en una serie de situaciones con exterioridad risible y trasfondo dramático. Desde el estreno de "Mateo" a los coches de plaza se les dio ese nombre, y por extensión al cochero, lo que demuestra la resonancia popular que tuvo esta obra del grotesco criollo. Hacia 1925, los vehículos que circulaban por las calles capitalinas se dividían en partes iguales entre coches de caballo y automóviles. Los coches de caballo eran en su mayoría mateos, dado que aquellos que tuvieron berlinas o coches especiales ya habían sucumbido ante la moda motorizada y la velocidad que ella significaba. Jorge Ochoa de Eguileor, en el libro "Recuerdos de mi Buenos Aires del siglo XX", lo describe así: "el mateo cumplía su función de medio de transporte para pasajeros, en alquiler. Adelante iba el cochero y atrás los pasajeros, en un asiento con capacidad para tres personas. Si el número era mayor, una silleta, adosada en la parte posterior del cochero, se volcaba permitiendo que viajasen dos más, enfrentados con los primeros". Como no podía ser de otra manera, el mateo ingresa en el mundo del tango con el tema "Viejo coche", con letra de Celedonio Flores (1896-1947) y música de Eduardo Pereyra: "Viejo coche, que cuando era un muchacho calavera de madrugada ocupé. Si por pura fantasía de la milonga salía y a Palermo me tiré. Eras nuevo y lustroso y tu buen caballo brioso por el centro te lució. ¡Viejo coche, quien diría que a la larga rodarías como también rodé yo! Horacio Scornik, sobrino de los escritores Luisa Sofovich y del genial madrileño Ramón Gómez de la Serna (1888-1963), en su bello escrito "Recordando a Ramón", de sus "Ejercicios nostálgicos ", dice: "Durante el año ocurrían algunos pocos paseos. Impresiona al recordar, la naturalidad con que aceptábamos lo fuera de serio de sus convites. Ramón era un maestro en lógica infantil. A las 5 de la tarde de un crudo invierno, debía esperarlos en la puerta de casa, frente al Teatro Colón, ellos, Ramón, Luisa y Eduardo pasaban a buscarme en coche de caballos, un mateo. Ramón debía ser el único que los usaba como transporte habitual. Así que íbamos en medio de tranvías y colectivos...". Esto sucedía al inicio de los años 40. Pascual Galati y su hijo Miguel tienen un corralón de mateos en pleno barrio de Chacarita. En una reportaje realizado por investigadores de la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico cultural de la Ciudad de Buenos Aires, allí entre fardos de forraje y rodeados por los coches, negros en su mayoría, y algunos blancos, ricamente fileteados, don Pascual decía: "Empezó mi padre, hace sesenta años, nosotros seguimos por la tradición, porque otra razón no hay. Hay que tener otro trabajito para poder subsistir, con esto no alcanza para vivir. Mi hijo aprendió a reparar lo que se rompe porque desde chiquito estuvo al lado de mi papá, mirando como arreglaba una rueda, una capota, un elástico. Yo desde que tengo uso de razón ando en esto, hace ya cuarenta años. Mi papá vino de Italia a los 22 años, trabajó en el Mercado de Abasto como changador. En aquellos tiempos, los mateos eran taxis, llevaban unos relojes en el costado, donde ahora están los faroles. Paraban en Plaza Lorea, en Plaza Lavalle, en Constitución, en Retiro... Y así empezó mi padre, de a poco, luchando, trabajando veinte horas por día, como lo estoy haciendo yo ahora. Acá todo lo hacemos nosotros. Limpiamos los caballos, a veces acompañados por algún que otro amigo. Estos caballos son muy buenos, muy mansos, se conducen perfectamente en medio del tráfico. Para nosotros son parte de la familia. Los atendemos continuamente." En otra parte de la entrevista, comentaba Pascual: "Los mateos se usan mayoritariamente para casamientos, también para algunas filmaciones. Mi papá tiene un montón de películas hechas con Olmedo y Porcel, yo también. Hicimos películas con Sandrini. En ese tiempo se iba a filmar todo en Sono Film. Yo llevé a Xuxa. Mi mateo apareció en la primera película de Leonardo Favio, Crónica de un niño solo, y también en la última, Gatica". Miguel por su parte cuenta: "Me acuerdo que llevé a Marrone, iba al lado mío y estaba chocho de viajar en mateo porque nunca lo había hecho. Llevé a muchos artistas, pero al que más recuerdo es a Marrone, yo tendría 15 años". Con el paso del tiempo el mateo comenzó a desaparecer, hasta que una ordenanza municipal porteña de 1965 prohibió la tracción a sangre desde Pueyrredón hacia el centro, y otra, dos años después, extendió la prohibición al resto de la ciudad. En la actualidad sólo quedan unos pocos, autorizados como turísticos, que partiendo del Zoológico, desde la esquina de las avenidas del Libertador y Sarmiento, recorren los bosques de Palermo al ritmo del trote de los caballos, casi siempre acompañado por el tintinear característico de cascabeles. Al caer la tarde vuelven a sus corralones - refugio, como el de Paz Soldán casi Avalos, o al de Loyola y Fitz Roy. Artistas de la talla de Alcides Gubellini y Roberto Paéz, en pinturas o grabados, supieron interpretar su magia añeja y nostálgica.
Re: ... de Historias y Tradiciones 6 de Abril San Samuel Profeta (año 1100 a.C.) Samuel significa "Dios me ha escuchado" (Samu: me ha escuchado El: Dios). En la S. Biblia la historia de Samuel es una de las más interesantes y hermosas. Está narrada en los libros que se titulan 1º y 2º de Samuel, en el Antiguo Testamento. Era hijo de Elcana y Ana, dos israelitas muy creyentes. Ana tenía la enfermedad de la esterilidad que le impedía tener hijos y por eso la otra esposa de su marido la humillaba continuamente. Ana lloraba de continuo y ya no quería ni comer. Y sucedió que un año cuando subieron a rezar en la Casa de oración de Israel en Silo, Ana se quedó mucho tiempo junto al altar rezando con mucha fe y gran fervor. Y el sacerdote Helí al verla mover tanto los labios le dijo: "Ud. debe estar borracha y así no debería venir acá". Ella le respondió: "No estoy borracha, lo que estoy es muy angustiada y he venido a implorar el favor de mi Dios". El sacerdote le dijo: "Vete en paz, que el Señor ha escuchado tu oración". Entonces Ana le hizo a Dios este voto o promesa: "Si me concedes un hijo varón, te lo ofreceré para que se dedique a servirte a Ti en la Casa de oración". Y se volvió contenta a su casa lejana. Y al año le dio Dios a Ana su primer hijo, al cual le puso por nombre Samuel, que significa "Dios me ha escuchado", porque ella decía "Dios ha escuchado la oración que yo le hice pidiéndole un hijo". Cuando el niño ya fue grandecito, la mamá lo llevó a la Casa de oración en Silo y se lo ofreció a Dios para que se dedicara para siempre a servir junto al altar. Y llevó de regalo al templo un novillo de tres años, un bulto de harina y una vasija de vino y entonó un hermoso himno diciendo: "Mi corazón se regocija por el Señor, porque no hay santo como nuestro Dios, pues El a la mujer estéril le permite tener hijos. El Señor hunde en el abismo y levanta; da la pobreza y la riqueza; humilla y enaltece. El levanta del polvo al desvalido; alza de la basura al pobre. El guarda los pasos de sus amigos. El es un Dios que sabe; El es quien pesa todas las acciones". El sacerdote del templo se llamaba Helí y tenía dos hijos muy atrevidos que cometían muchas fechorías y maldades y el papá no se atrevía a corregirlos. Los pecados de esos jóvenes disgustaban mucho a Dios y el se propuso enviarles un castigo. El niño Samuel se quedaba cada noche a dormir en la Casa de oración para cuidarla. Y una noche oyó que lo llamaban diciendo: "¡Samuel! ¡Samuel!". El jovencito creyó que era Helí el que lo llamaba y corrió a donde el sacerdote y le dijo: "Aquí estoy señor. ¿Me ha llamado?". Helí le dijo: "No te he llamado. Vete a dormir en paz". Pero la voz de Dios volvió a llamar: - "¡Samuel!, ¡Samuel!". El jovencito corrió otra vez donde Helí para ver para qué lo necesitaba. Y así sucedió por tres veces. Entonces Helí se dio cuenta de que era Dios el que lo llamaba y le dijo: "Si te vuelve a llamar le dirás: Habla Señor que tu siervo escucha". Y así lo hizo Samuel cuando Dios lo volvió a llamar y entonces oyó que Dios decía: "Voy a castigar a Helí y a sus hijos con terrible mal, porque los hijos hicieron grandes males y el padre no los ha corregido". Y sucedió entonces que los filisteos atacaron al pueblo de Israel. Y los hijos de Helí se fueron con todo el ejército a defender la patria. Y se llevaron el Arca de la Alianza (donde estaba el Maná y las tablas de la Ley con los 10 Mandamientos) y se dio una gran batalla y los filisteos derrotaron a los israelitas e hicieron una gran matanza y asesinaron a los dos hijos de Helí y se robaron el Arca de la Alianza. Cuando un mensajero llegó a contar a Helí que se habían robado el Arca y habían matado a sus dos hijos, el pobre anciano que estaba sentado en una silla, se fue de para atrás del susto y se desnucó. El pueblo eligió entonces como sacerdote al joven Samuel y Dios empezó a traerle sus mensajes y a guiarlo en todo, porque Samuel era un santo. Los filisteos devolvieron el Arco y hubo paz. El Pueblo pidió que se le diera una rey. Samuel consultó a Dios, y el Señor le dijo que el rey sería Saúl, el cual era el última de la última familia, de la más pequeña tribu de Israel. Samuel lo llamó y le echó aceite sagrado sobre su cabeza y lo proclamó rey anto todo el pueblo. Y sucedió que Saúl empezó a desobedecer a lo que Dios ordenaba, y entonces el Señor le dijo a Samuel: "He retirado mi espíritu de Saúl y lo he pasado a David. Irás a Belén y ungirás a ese joven como rey". Samuel se fue a Belén a buscar a David. Este era un pastor de ovejas y estaba en el campo cuidando los animales. Samuel lo hizo venir y echando aceite sagrado sobre su cabeza lo ungió, y desde entonces el espíritu de Dios vino a David y lo fue guiando en todas sus acciones. Ya anciano, Samuel reunió a todo el pueblo y les dijo: "Durante 40 años los he guiado espiritualmente. Ahora les pido que si alguno tiene alguna queja contra mí la diga claramente. Y si a alguno le he quitado algo o le he hecho algún mal, que lo diga sin más". Y el pueblo entero le respondió: "Ningún mal nos has hecho y a nadie le has quitado nada, y nadie tiene la menor queja contra ti".
Re: ... de Historias y Tradiciones Tradiciones El Herrero El libro "Xilografías Porteñas", editado en 1947 por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, es el tercer título de la serie "Cuadernos de Buenos Aires". Los 25 grabados en madera que lo componen son obra de Juan Antonio. Así firmaba sus trabajos Juan Antonio Spotorno, pintor y xilógrafo porteño nacido en 1905. Entre las imágenes del libro, en este caso, nos interesan particularmente las llamadas "El herrero" y "Corralón". El herrero, o herrador, es quien realiza las herraduras, es decir la pieza de hierro curvada que se clava a las caballerías en el casco, o uña del pié. El herrero debe saber cortar el baso que crece, no lastimarlo, y por supuesto, debe saber colocar los clavos con precisión, para que el animal no sufra. Francisco Casata es el herrero que se encarga de los caballos del corralón de los Galati. Lo hace junto a su hijo Rubén. En una de las entrevistas que realizara la Comisión para la Preservación del Patrimonio, coordinadas por Estela Castronuovo y Paula Romero Levit, don Francisco dice: "Empecé cuando tenía 12 años más o menos a ´tener pata´, o sea tener la pata del caballo mientras le ponen la herradura. Después, como a los 14, comencé a herrar, aprendí el oficio. En la actualidad tengo mi taller en Villa Bosch, pero a lo de los Galati, por los mateos voy de vez en cuando, les herró los caballos y me voy. En la capital debe ser el único corralón que queda....." Casata continúa reflexionando: "Como todavía hay caballos, hay trabajo, afuera mucho más, sobre todo por el lado de José C. Paz, Pilar y toda esa zona. Por allá hay muchos botelleros, así que hay muchos caballos, además de otras actividades como desfiles, paseos, etc.". Rubén, de cuarenta años, en la misma entrevista, comenta: "Desde hace diecisiete que estoy metido en esto, pero siempre lo estuve, ya cuando nací mi viejo era herrero. Tenía la herrería en casa y yo estaba fijándome, mirando todo. Siempre anduve atrás del viejo...". Alberto Regueira, de ochenta años, recuerda que en 1955 comenzó a trabajar como herrador en la Facultad de Veterinaria de la UBA. Añora las épocas en que habían una o dos herrerías por cuadra. El oficio de Alberto viene de familia, su padre tuvo una en el barrio de La Paternal, frente al Cementerio de la Chacarita. "Dos cortaban el hierro y daban la primera forma a la herradura. Mi papá y yo la colocábamos. Otro iba todos los días a buscar a los corralones los caballos para herrar". La formación de don Regueira fue muy completa, con su padre llegaba a herrar hasta treinta caballos por día, además hizo el curso en la Escuela Municipal de Herradores, que quedaba en Sarandi y Constitución, donde había una buena cantidad de caballos, dado que ahí estaba el corralón de los carros de los recolectores de residuos, "los basureros". Con la desaparición de los caballos en la ciudad, el oficio se fue perdiendo, aunque en los últimos tiempos, coincide don Alberto con Casata, gracias a los clubes de campo, chacras, estancias turísticas y countries, hay un cierto renacer de la actividad. Regueira se reúne cada 1º de enero con sus pares, en un club de Quilmes, para celebrar el día de San Elois, patrono de los herradores. "La esquina del herrero, barro y pampa; tu casa, tu vereda y el zanjón, y un perfume de yuyos y de alfalfa que me llena de nuevo el corazón..." Homero Manzi. "Sur". Para finalizar mencionaremos a la herrería "El Dirigible", que funcionó en la calle Charlone 1730, donde Liberato Rafael Yadarola y su hijo Osvaldo Adolfo, realizaban piezas artísticas de muy buen diseño y notable calidad.
Re: ... de Historias y Tradiciones Lunes Santo El Lunes Santo es el segundo de los días de la Semana Santa, cuyo comienzo tiene lugar el Domingo de Ramos, y durante la cual los cristianos conmemoran la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. Así se pone de manifiesto en la liturgia de las distintas ceremonias que tienen lugar en Semana Santa en las distintas confesiones cristianas. Además de los actos celebrados en los templos, diversas manifestaciones populares tienen lugar durante la Semana Santa en todo el mundo, destacando las procesiones que se organizan en muchos pueblos y ciudades. La Unción de Jesús en Betania, pasaje del Evangelio de Lunes Santo.
Re: ... de Historias y Tradiciones 7 de Abril San Juan Bautista de la Salle Educador (año 1719) Es el fundador de los Hermanos Cristianos y nació en Francia en 1651. Nació en Reims y murió en Rouen, las dos ciudades que hizo famosas Santa Juana de Arco. Su vida coincide casi exactamente con los años del famoso rey Luis XIV. Probablemente su existencia habría pasado desapercibida si se hubiera contentado con vivir de acuerdo a su clase social adinerada, sin preocuparse por hacer ninguna obra excepcional en favor del pueblo necesitado. Pero la fuerza misteriosa de la gracia de Dios encontró en él un instrumento dócil para renovar la pedagogía y fundar las primeras escuelas profesionales y las más antiguas escuelas normales y fundar una Comunidad religiosa que se ha mantenido en principalísimos puestos en la educación en todo el mundo. Este santo fue un genio de la pedagogía, o arte de educar. Si San Juan Bautista de la Salle viviera hoy aquí en la tierra abriría los ojos aterrado al ver que la educación se ha secularizado, o sea se ha organizado como si Dios no existiera y sólo se preocupa por hacer de los seres humanos unos animalitos muy buen amaestrados, pero sin fe, sin mirar a la eternidad ni importarle nada la salvación del alma. Porque para él, lo imprescindible, lo que constituía su obsesión, era obtener la salvación del alma de los educandos y hacerlos crecer en la fe. Si no hubiera sido por estos dos fines, él no habría emprendido ninguna obra especial, porque esto era lo que en verdad le interesaba y le llamaba la atención: hacer que los educandos amaran y obedecieran a Dios y consiguieran llegar al reino eterno del cielo. Juan Bautista había estudiado en el famoso seminario de San Suplicio en París y allí recibió una formidable formación que le sirvió para toda su vida. Fue ordenado sacerdote y por su posición social y sus hermosas cualidades parecía destinado para altos cargos eclesiásticos, cuando de pronto al morir su director espiritual lo dejó como encargado de una obra para niños pobres que el santo sacerdote había fundado: una escuela para niños y un orfelinato para niñas pobres, dirigido por unas hermanitas llamadas de El Niño Jesús. Allí en esa obra lo esperaba la Divina Providencia para encaminarlo hacia la gran obra que le tenía destinada: ser el reformador de la educación. La Salle le dio un viraje de 180 grados a los antiguos métodos de educación. Antes se enseñaba a cada niño por aparte. Ahora La Salle los reúne por grupos para darles clases (en la actualidad eso parece tan natural, pero en aquel tiempo era una novedad). Antiguamente se educaba con base en gritos y golpes. El padre Juan Bautista reemplazaba el sistema del terror por el método del amor y de la convicción. Y los resultados fueron maravillosos. La gente se quedaba admirada al ver cómo mejoraba totalmente la juventud al ser educada con los métodos de nuestro santo. No les enseñaba solamente cosas teóricas y abstractas, sino sobre todo aquellos conocimientos prácticos que más les iban a ser de utilidad en la vida diaria. Y todo con base en la religión y la amabilidad. La Salle empezó a reunir a sus profesores para instruirlos en el arte de educar y para formarlos fervorosamente en la vida religiosa. Y con los más entusiastas fundó la Comunidad de Hermanos de las Escuelas Cristianas que hoy son unos 15,000 en más de mil colegios en todo el mundo. Y siguen siendo una autoridad mundial en pedagogía, en el arte de educar a la juventud. El éxito de los Hermanos Cristianos fue inmenso desde el principio de su congregación, y ya en vida del santo abrieron colegios en muchas ciudades y en varias naciones. Un 15 de agosto los consagró San Juan Bautista a la Santísima Virgen y han permanecido fervorosos propagadores de la devoción a la Madre de Dios. Al principio algunos le fallaron porque el santo era tan bondadoso que no podía imaginar mala voluntad en ninguno de sus discípulos. Para él todo el mundo era bueno, y por mucho que lo hubieran ofendido estaba siempre dispuesto a perdonar y a volver a recibir al que había faltado. Y tuvo la prueba dolorosísima de ver que algunos lo engañaron y se dejaron contagiar por el espíritu del mundo. Pero luego sus asesores lo convencieron para que no aceptara a ciertos sujetos no confiables y que expulsara a algunos que se habían vuelto indignos. Y el santo aceptando con toda humildad y mansedumbre los buenos consejos recibidos procedió a purificar muy a tiempo su congregación. Siendo de familia muy rica, repartió todos sus bienes entre los pobres y se dedicó a vivir como un verdadero pobre. Los últimos años cuando renunció a ser Superior General de su Congregación, pedía permiso al superior hasta para hacer los más pequeños gastos. Los viajes aunque a veces muy largos, los hacía casi siempre a pie, y pidiendo limosna para alimentarse por el camino, durmiendo en casitas pobrísimas, llenas de plagas y de incomodidades. Una vez pasó todos los tres meses del crudísimo invierno, en una habitación sin calefacción y con ventanas llenas de rendijas y con varios grados bajo cero. Esto le trajo un terrible reumatismo que durante todo el resto de su vida le produjo tremendos dolores y las anticuadas curaciones que le hicieron para ese mal lo torturaron todavía mucho más. En su juventud, por ser de familia muy adinerada, había gozado de una alimentación refinada y muy sabrosa. Cuando se dedicó a vivir la pobreza de una comunidad fervorosa y en la cual, los alimentos eran rudos y desagradables, tenía que aguantar muchas horas sin comer, para que su estómago fuera capaz de recibirle esos alimentos tan burdos. Su sotana y su manto eran tan pobres y descoloridos, que un pobre no se los hubiera aceptado como limosna. Su humildad era tan grande que se creía indigno de ser el superior de la comunidad. Estaba siempre dispuesto a dejar su alto puesto y alguna vez que por calumnias dispuso la autoridad superior quitarlo de ese cargo, él aceptó inmediatamente. Pero todos los Hermanos firmaron un memorial anunciando que no aceptaban por el momento a ningún otro como superior sino al Santo Fundador y tuvo que aceptar el seguir con el superiorato. No se cansaba de recomendar con sus palabras y sus buenos ejemplos, a sus religiosos y amigos que la preocupación número uno del educador debe ser siempre el tratar de que los educandos crezcan en el amor a Dios y en la caridad hacia el prójimo, y que cada maestro debe esforzarse con toda su alma por tratar de que los jovencitos conserven su inocencia si no la han perdido o que recuperen su amistad con Dios por medio de la conversión y de un inmenso horror al pecado y a todo lo que pueda hacer daño a la santidad y a todo lo que se oponga a la eterna salvación. Pasaba muchas horas en oración y les insistía a sus religiosos que lo que más éxito consigue en la labor de un educador es orar, dar buen ejemplo y tratar a todos como Cristo lo recomendó en el evangelio: "haciendo a los demás todo el bien que deseamos que los demás no hagan a nosotros". San Juan Bautista de la Salle murió el 7 de abril de 1619 a los 68 años. Fue declarado santo por el Sumo Pontífice León XIII en el año 1900. El Papa Pío XII lo nombró Patrono de los Educadores del mundo entero.
Re: ... de Historias y Tradiciones Esta unas de las 5 procesiones que hoy Martes Santo saldra por las calles de Granada de una gran belleza y una imagen vale mas que mil palabras
Re: ... de Historias y Tradiciones El Camino de Santiago Los cristianos por tradición son peregrinos y siempre han cumplido sus votos a lugares santos. En el medioevo, todos los caminos conducían a Santiago de Compostela. Jerusalén se hallaba conquistada por los moros y los cristianos no podían acudir a ese lugar santo, solo tenían abierto el camino de peregrinación a Roma y Santiago de Compostela. Las creencias, la devoción para limpiar alguna culpa o por cumplimiento de un voto, peregrinar por este les proporcionaba un salvoconducto y seguridad en sus vidas. Los milagros del camino, las curaciones y apariciones, llevó a los fieles a emprenderlo desde cualquier punto de Europa. Fue la ruta más importante de la Europa Medieval yconstituyó para los cristianos la raíz de su identidad. Los reyes cristianos ayudaban con donaciones a los monasterios. La orden de Cluny durante el siglo XI se avocó a promover peregrinaciones, y el camino quedó bien definido para recorrer las vías romanas que unían diferente puntos de la península. Se contruyeron albergues, hospitales, cementerios, puentes y se construyeron iglesias. Los peregrinos otrora debieron afrontar las inclemencias del tiempo y los ataques de las fieras y bandoleros que se les presentaban a través de paso. Iban vestidos con una túnica corta, capa con capuchón, llevaban un característico sombrero de ala ancha con conchas de vieira cosidas en este o en la capa; una alforja de piel abierta como señal de buena fe y un bastón para sortear el pedregoso camino y protegerse además de animales y ladrones. Estos fieles peregrinos llevaban la calabaza para guardar el agua o el vino atada al bastón o a la cintura, de ahí el nombre de “Calabaza del Peregrino” El Cabildo de Santiago de Compostela desde el medioevo otorga la “Compostela” un documento que le reconoce al peregrino que ha recorrido el camino bajo una causa piadosa. A todo peregrino se les perdonaba la tercera parte de sus pecados, si morían durante la peregrinación se les perdonaban todos y si la peregrinación coincide con “Año Santo” se le concede la indulgencia plenaria. El 17 de mayo de 1993 “El Camino de Santiago” es declarado “Patrimonio de la Humanidad
Re: ... de Historias y Tradiciones Mira!!de ahi viene el nombre de calabaza del peregrino!! no lo sabia!!