La caza en el origen del hombre prehistórico

Tema en 'Naturaleza, ecología y medio ambiente' comenzado por jlnadal, 13/12/09.

  1. No niego que la grasa haya contribuido a la evolución del cerebro, no controlo el tema.

    Pero tengo claro que la evolución y cotas de civilización esta ligada al domino de la agricultura, es lo que siento y me baso en el cambio experimentado en nosotros a niveles físicos y anímicos tras abandonar la típica dieta social establecida y machada desde los medios.

    Hay una cosa curiosa, las pocas tribus que subsisten hoy día, viviendo de una manera muy neolítica sin agricultura, recolectando y cazando, siguen sencillamente viviendo como en el neolítico, no han evolucionado apenas, por que será?

    Hey!!! no digo que sean incultos o menos listos, los considero muy sabios, pero anclados en sus forma de vida ancestral para bien o para mal.

    Sigo pensando que el uso de la agricultura y el consumo de cereales nos hicieron realmente evolucionar :happy: y alcanza nuestro nivel intelectual para bien y para mal.

    Hay teorías muy interesantes al respecto sobre los cereales y la evolución humana.
    Seguiré incluyendo un 70% de cereales en mi alimentación, no sea que involucione, jajajajajajaja:meparto: !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

    Salud.
     
  2. jlnadal

    jlnadal tartessio y aprendiz

    *

    Yo seguiré comiendo de todo...aunque mi nefróloga me lo prohíba.

    Pero y para llevarte la contraria...el hombre como hombre tiene más de cien mil años y la agricultura ... ¿ seis mil... ?

    Un fuerte abrazo


    Jose Luis


    .
     
  3. treebeard

    treebeard

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    Hola, he leído todo el hilo y pido la palabra para decir que estoy de acuerdo con la postura de Iosa [​IMG]
     
  4. Kira

    Kira

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    Hola


    Volviendo al tema ...


    Bueno, antes tengo que decir una cosa:


    Iosa, y dale ... qué manía con meter a la Ciencia en todos los fregados ... la Ciencia simplemente pretende explicar las cosas. Lo que luego se haga con la Ciencia, por quien o en nombre de quien, es otra cosa ...
    Es el ejemplo de la energía nuclear. La Ciencia simplemente estudia y trata de conocer el fenómeno de la radioactividad.
    Que luego con esos conocimientos se hagan bombas atómicas o se curen enfermedades es otra cosa ...


    De vuelta a la evolución humana ...

    Hace no mucho leí sobre la dieta paleolítica. Algunos antropólogos, incluyendo a Arsuaga mantienen que la dieta ideal para el ser humano debe ser la que tomaba en su estado primigenio, ésto es, cuando era cazador-recolector y se basaba en verduras, raíces, frutas y frutos secos, carnes, pescados y poco más (prácticamente nada de lacteos, legumbres ni cereales).

    La verdad es que cuando lo leí me pareció extrañísimo ... ¿pues no nos dicen que la dieta humana está basada en los cereales y las legumbres son también importantes?


    Pero ... tras leer un poco más ... desde luego tiene una base más que razonable: dificilmente nuestros antepasados de las cavernas comerían muchos cereales o legumbres, simplemente porque las variedades que había entonces (antes de ser seleccionadas por el hombre) eran de grano tan chico y tan dispersas que su recolección no sería rentable.

    La verdad es que es de una lógica aplastante.
    Está claro que la programación genética no puede variar en unos pocos miles de años de "culturización". El ser humano, como cualquier ser vivo, es lo que sus genes son.


    Iosa, el estado de agricultor que tu dices, no es, defienden estos señores, el estado primigenio del hombre y por lo tanto esa dieta es adquirida secundarimente (la basada en cereales, y que incluye lacteos y leguminosas, todo producto de la agricultura y ganadería).

    Pero además muestran ciertos argumentos, que de ser verdad, lo confirmarían (no he leido suficiente para tener opinión fundada): estudiando a "los cavernícolas" o ser humano primigenio, y a sus descendientes, los primeros agricultores-ganaderos, parece ser que los primeros estaban mucho más sanos y que es justo con la aparición de los segundos cuando empiezan a aparecer enfermedades que ahora están mucho más extendidas y que son productos de la alimentación:


    Al loro, Iosa ... que según estos estudios, tu dieta, tipo neolítica, va contra la naturaleza del hombre, y argumentan que es la causa de muchas de las enfemedades que padecemos hoy en día ... y que justamente estudios antropológicos demuestran que empezaron en el Neolítico, pues parece ser que los Paleolíticos eran mucho más sanotes ...

    Cágate lorito. Con perdón. Pero eso pensé yo la primera vez que lo leí ...

    Según estos señores, justamente en el neolítico se empiezan a ver estas enfermedades y si, la población humana aumenta enormemente, pero a costa de reducir su esperanza de vida y aumentar sus enfermedades. Lo cual carece de importancia biológica mientras los seres humanos llegasen hasta la edad de procrear o poco más.
    Vamos, que la agricultura y ganadería sirvieron para aumentar la población humana pero disminuir la longevidad y bienestar de los individuos.

    Iosa ... ¿cómo te has quedado?;)


    Saludos
     
  5. jlnadal

    jlnadal tartessio y aprendiz

    *

    Yo sigo con mis "carnívoros" y no soy quien así los llama,sino que así son llamados por la pluma de Juan Luis Arsuaga...



    LA IBERIA PREHISTÓRICA
    Por Juan Luis Arsuaga


    Publicado en El País Semanal

    Decía Rainer Maria Rilke que la infancia es la patria del hombre. De ahí venimos y ahí permanecemos un poco para siempre. Es verdad. Pero también es cierto que la patria de todo ser humano es la Prehistoria. También venimos de ahí, porque somos en gran medida lo que hemos sido a lo largo del dilatado proceso evolutivo que empezó hace más de 3.500 millones de años. Mucho más recientemente aparecieron los primeros homínidos, en África hace unos siete millones de años, y hace “tan sólo” unos 180.000 años nos parió la Tierra, también en África, a los humanos actuales, los orgullosos y a veces insensatos miembros de la especie “Homo sapiens”.

    A los primeros homínidos africanos difícilmente podemos calificarlos de humanos, aunque sean antepasados nuestros, porque no tenían muchos de los atributos que nos distinguen de los demás primates y nos hacen únicos. Ni siquiera cuando se pusieron de pie, hace quizás seis millones de años, eran radicalmente diferentes de nuestros parientes los chimpancés. Vivían como ellos en los bosques y se alimentaban de frutos maduros y de hojas y tallos tiernos. Eran todavía una rama más del árbol de los grandes monos.

    'Homínidos: el origen del hombre': 'Paranthropus aethiopicus'Hubo, más adelante, grandes cambios en la geografía y en el clima de África que afectaron también a nuestros antepasados, que se fueron adaptando a nuevos ambientes, más abiertos, y a nuevos recursos. Con el tiempo su cerebro creció, incorporaron la carne a la alimentación, y aprendieron a tallar la piedra para sustituir con la tecnología lo que les negaba su morfología: la capacidad para machacar y rasgar. Estos homínidos eran de talla pequeña, comparada con la nuestra. No alcanzaban mucha más altura que los chimpancés puestos de pie.

    Finalmente, los homínidos, hace cerca de dos millones de años, ya tenían un aspecto y una estatura que nos harían exclamar si los viéramos: ¡humanos! Fueron ellos los que salieron de África para poblar, por primera vez, Europa. Y aquí comienza nuestro viaje a la Iberia más profunda, la de los padres de los padres de nuestros padres.

    Nos hemos acostumbrado a un hecho que, si bien se mira, es prodigioso. Resulta que la Tierra tiene memoria, que conserva recuerdos de los acontecimientos que se han producido en ella desde que se formó, de los cambios que han afectado a sus rocas, a su relieve y a los seres vivos que la han habitado a lo largo de la inmensidad del tiempo geológico. A sus paisajes, en definitiva. Y es en esos archivos donde los prehistoriadores -paleontólogos y arqueólogos-, buscamos los rastros de nuestros predecesores. Afortunadamente, la memoria de la Península Ibérica es larga y extraordinariamente completa. Los prehistoriadores españoles somos muy afortunados.

    Hubo un tiempo, hace diez millones de años, en el que gran parte de la Península Ibérica estaba cubierta por una selva de árboles del tipo del laurel, que necesitaban bastante humedad y un clima benigno, sin heladas. En ese tiempo, el planeta estaba más caliente que en la actualidad. Hoy ya no se ven esas exuberantes formaciones vegetales en la Península, aunque en ciertos refugios húmedos y cálidos aún medran algunos testigos, como el propio laurel y el loro. Este último arbolillo es un pariente cercano de ciruelos y cerezos, pero no pierde la hoja en todo el año.

    En los llamados “canutos” de Cádiz, que son barrancos abrigados, ciertas especies de helechos han sobrevivido al cambio climático que hizo desaparecer nuestras selvas. Los célebres pinsapos de algunas sierras de Málaga y Cádiz también llevan ahí muchísimo tiempo, gracias a las abundantes lluvias que recogen esas montañas. Pero quien quiera imaginarse mejor aquellos ambientes pretéritos, hará bien en conocer las laurisilvas canarias, esos maravillosos bosques de niebla de Tenerife y La Gomera. Y es que para entender cabalmente la Prehistoria es necesario saber mirar también fuera de las cuevas, porque el paisaje es en sí mismo un documento que registra el paso del tiempo.

    Pues bien, hace diez millones de años vivían los driopitecos en las laurisilvas de nuestra Península. Eran estos unos grandes monos cuyos restos se han encontrado en Cataluña. No son antepasados directos nuestros, entre otras cosas porque aún no se había separado nuestro linaje de la estirpe del chimpancé.

    Los primeros indicios de presencia humana en nuestro solar vienen del sur, de Granada, más concretamente de la comarca de Orce, donde en un par de yacimientos se han excavado utensilios de piedra de 1,3 millones de años de antigüedad. La cuenca de Guadix-Baza, a la que pertenecen estos yacimientos, es riquísima en vestigios arqueológicos y paleontológicos, pero además el campo es de una impresionante belleza, áspera y desolada, que tiene mucho de salvaje y de ancestral. Merece la pena, desde luego, recorrer y sentir estos paisajes.

    Es posible que hubiera humanos antes de 1,3 millones de años en la Península, porque en el yacimiento de Dmanisi, al sur del Caúcaso, en Georgia, se han recuperado unos cráneos espléndidos de hace 1.800.000 años. Estos fósiles son de unos humanos muy arcaicos, para los que se ha creado la nueva especie Homo georgicus. Tal vez el Homo georgicus llegara hasta nuestras tierras, aunque no es, ni mucho menos, seguro.

    Canibalismo en el nivel 6 del yacimiento de la Gran Dolina (Atapuerca, Burgos), hace algo más de 780.000 añosPero donde sí podemos encontrarnos cara a cara con europeos muy antiguos es en el yacimiento de la Gran Dolina, en la Sierra de Atapuerca. Este hallazgo nos mantiene en vilo desde el año 1994, cuando un pequeño sondeo nos llevó hasta el nivel 6 de la estratigrafía de la cueva. Allí aparecieron los restos óseos de media docena de personas, muy fragmentados y con marcas de corte. Dos niños, un preadolescente, un adolescente y dos adultos muy jóvenes habían sido consumidos en ese lugar por otros humanos. No hay, en principio, razones para creer que se tratara de un canibalismo de tipo ritual. Si no pensamos que los ciervos y caballos que aparecen mezclados con los fósiles humanos en el yacimiento fueran consumidos ritualmente, tampoco hay por qué pensarlo de los humanos.

    Para estos primeros restos europeos se ha creado la especie “Homo antecessor”. Aún no sabemos mucho de ella, porque la mayor parte del yacimiento está por excavar, pero tiene rasgos mucho más modernos que los del “Homo georgicus”. O sea, son mucho más parecidos a nosotros que los fósiles georgianos, y no es de extrañar porque entre unos y otros habían transcurrido 800.000 años de evolución.

    Me he atrevido antes a llamar personas a los homínidos de la Gran Dolina y ahora quisiera extenderme un poco más sobre el tema. Físicamente, es decir “por fuera”, se parecían indudablemente mucho más a nosotros que a los chimpancés. Pero no todos los expertos admitirían sin más que cuanto más parecido sea a nosotros un homínido fósil “por fuera”, más lo será “por dentro”. Y me estoy refiriendo a sus capacidades mentales.

    Los humanos de la especie “Homo sapiens” nos diferenciamos mucho de los demás animales en la mente, por utilizar un término que entiende todo el mundo. Tenemos ciertas capacidades cognitivas que no se encuentran en absoluto, o apenas están desarrolladas, incluso en nuestros parientes más cercanos. Para empezar somos conscientes de nuestra propia existencia, y de la existencia de los demás. Y también sabemos que los demás tienen una mente como la nuestra, e intentamos leerla para anticiparnos a sus actos, o para que se adhieran a nuestros proyectos, o simplemente para engañarlos.

    Además podemos imaginarnos el futuro, o los posibles futuros, e intentar planificar nuestra vida a largo plazo. A veces las cosas no salen como habíamos imaginado, pero al menos tratamos de evitar futuros indeseables y ponemos los medios para que no ocurran.

    Nuestra mente es, además, capaz de crear símbolos, a través de los cuales nos comunicamos. Es a eso a lo que llamamos lenguaje humano.

    Y además tenemos una infancia muy larga, que supone un prolongado periodo de aprendizaje, nos organizamos en grupos en los que todos los individuos cooperan entre sí, y somos capaces de fabricar instrumentos muy complicados.

    Nos gustaría mucho a los prehistoriadores saber cuándo surgieron estas facultades en la evolución humana, pero es mucho más fácil reconstruir a las especies fósiles “por fuera” que “por dentro”. La “Paleontología Cognitiva” es una disciplina con muchos problemas.

    Hay, afortunadamente, un yacimiento en la Sierra de Atapuerca que nos puede ayudar en esa investigación acerca de la evolución de las capacidades cognitivas. Se llama la Sima de los Huesos, y contiene los esqueletos completos de una treintena de humanos, que van siendo recuperados poco a poco. Su antigüedad ha sido establecida en unos 400.000 años y la especie a la que pertenecen se llama “Homo heidelbergensis”. Eran unos humanos terriblemente fuertes, mucho más que nosotros; más anchos y más musculosos. Algunos tienen señales de haber recibido golpes fuertes en la cabeza, pero prácticamente no hay huesos del cuerpo con fracturas curadas; es decir, que se rompieran en vida y que luego se soldaran. Como no es posible imaginar que nadie se partiera jamás un brazo, una pierna o la cadera, hay que deducir más bien que no sobrevivían a esos traumatismos graves. Debían de ser poblaciones muy móviles y sometidas a pruebas muy duras, que raramente superarían los que se accidentaran gravemente.

    El cerebro de los humanos de la Sima se acercaba ya en tamaño al nuestro, aunque todavía la media era más baja. Como además pesaban más que nosotros, su cerebro resultaba claramente inferior en proporción. No serían por tanto mentalmente como nosotros, pero ¿podemos llamarlos ya personas? Quizás la respuesta se encuentre en el propio yacimiento, porque pensamos que los cadáveres los depositaron en aquel oscuro rincón de la Cueva Mayor otros humanos como ellos. Se trataría así de una práctica funeraria, que posiblemente esté conectada a alguna idea o creencia compartida por todo el grupo. Junto con los cadáveres se ha encontrado una extraña y bella hacha de mano de color rojo, que podría interpretarse como una ofrenda.

    Excalibur, el único bifaz encontrado en la Sima de los Huesos de Atapuerca, pudo ser aportado hace más de 500 mil años al fondo de la Sima, a modo de ofrendaTambién pensamos que aquellos humanos eran cooperativos. Esto lo deducimos de las escasas diferencias de tamaño que había entre hombres y mujeres. En los gorilas, por ejemplo, hay grandes diferencias de corpulencia entre los dos sexos, y los machos adultos no se toleran entre sí. Por eso son tan fuertes, porque tienen que combatir unos con otros.

    Un aspecto muy importante del estudio de los homínidos fósiles es el del lugar que éstos ocupaban en sus ecosistemas. Lo que hoy se llama el nicho ecológico. ¿Era la población de la Sima básicamente recolectora de frutos y otros productos vegetales, y un poco carroñera? ¿O eran, además de recolectores y carroñeros, cazadores poderosos capaces de abatir grandes presas? ¿Competían en igualdad de condiciones con el lobo, el cuon, la hiena y el león, los otros grandes depredadores sociales de la época?

    Hay un espléndido paraje soriano, cerca de Medinaceli, donde se han producido importantes batallas científicas por esta cuestión de la economía de los hombres prehistóricos más antiguos. En los yacimientos de Torralba y Ambrona se han encontrado muchos esqueletos de los grandes elefantes de defensas rectas. Su antigüedad es un poco inferior a la de la Sima de los Huesos, pero el tipo humano que poblaba entonces la meseta era básicamente el mismo. Algunos autores han creído que en aquellos páramos sorianos, entonces tierras pantanosas, los humanos organizaban grandes cacerías de proboscidios. Es ésta posiblemente una visión demasiado optimista de las capacidades cinegéticas de los hombres prehistóricos, e incluso de los cazadores modernos antes de las armas de fuego.

    Pero que humanos como los de la Sima de los Huesos no dieran batidas de elefantes no los convierte, a mi juicio, en los más humildes de los carroñeros, porque tampoco los leones cazan elefantes en la plenitud de su vigor. Yo pienso que aquellos humanos eran muy poderosos físicamente, disponían de largas lanzas de puntas muy agudas, eran listos y estaban bien organizados. Se encontrarían por lo tanto en lo más alto de la pirámide ecológica, con la ventaja adicional sobre los carnívoros estrictos de que también sabrían aprovechar los frutos que deparan nuestros bosques a finales del verano y en el otoño. En todo caso, hay que ir a Ambrona a ver esos esqueletos de elefante y a sentir el viento de la paramera en la cara.

    Los humanos que vienen después en este paseo por la Iberia más profunda son los neandertales. Siempre aclaro que no son unos humanos antiguos, o por lo menos no más antiguos que nosotros, porque se originaron más o menos a la vez. Solo que ellos lo hicieron en Europa y nosotros en África. Hace 150.000 años ya podemos hablar de “Homo neanderthalensis” y de “Homo sapiens” como dos especies que coexistían, pero que aún no convivían.

    El registro paleontológico y arqueológico de los neandertales de la Península Ibérica es muy importante. Hay fósiles en las cuevas de El Sidrón (Asturias), en Cova Negra (Valencia), en Zafarraya (Málaga), en La Carihuela (Granada) y en muchos sitios más. Los últimos neandertales desaparecieron hace unos 30.000 años, quizás incluso algo menos, y parece que se extinguieron antes en el norte que en el mundo mediterráneo. El cráneo más completo procede de un yacimiento de Gibraltar, y es uno de los primeros restos que se conocieron de esta especie. Vivían los neandertales gibraltareños muy cerca de la costa, y en ocasiones explotaban los recursos marinos. El paisaje de sus correrías no sería muy diferente al del actual Coto de Doñana, por lo que ya tenemos los aficionados a la Prehistoria una estupenda excusa para visitar este rincón de naturaleza salvaje, tan lleno de vida hoy como pleno de oportunidades para los neandertales en el pasado.

    Los neandertales ya no están aquí, y su extinción coincide con la llegada del “Homo sapiens” a Europa. O mejor dicho, se produce en los milenios que siguieron a la llegada de los cromañones (los representantes paleolíticos del “Homo sapiens”) a nuestro continente. Yo creo que la razón por la que ya no hay neandertales es porque nosotros los desplazamos. Eso no quiere decir que hubiera grandes peleas, pero sí que competían por los recursos disponibles en el medio. La competencia entre dos especies es tanto más intensa cuanto más parecidos son sus nichos ecológicos. Por eso precisamente, pienso yo, los cromañones y los neandertales eran incompatibles. No porque sus economías fueran muy diferentes, sino porque coincidían casi en todo.

    Está claro que los europeos no descendemos de los neandertales, pero pudo, en principio, haberse dado algún caso de mestizaje si eran genéticamente compatibles (en cuyo caso no serían diferentes especies). En mi opinión, tal cosa no ocurrió nunca o casi nunca.

    Encuentro entre dos humanidades: los 'Homo sapiens' (izquierda), y los Neandertales (derecha)El capítulo de la convivencia entre neandertales y cromañones en la Península Ibérica es fascinante, pero el que viene luego es deslumbrador. Para empezar el clima se hizo muy frío, despiadadamente frío podríamos decir, y el paisaje cambió completamente. Eran tiempos duros en los que los icebergs se paseaban por nuestros litorales cantábricos y atlánticos. Como había mucha agua congelada en forma de hielo en el planeta, el nivel del mar estaba más de cien metros por debajo del actual, y la línea de costa no coincidía con la presente. Prácticamente desapareció todo el bosque, y nuestros altiplanos se convirtieron en una inmensa estepa barrida por el viento en la que pastaban las manadas de caballos. Los hombres prehistóricos de las tierras del interior peninsular solo verían algunos rodales de pinos y de abedules. También formarían parte de sus vidas las indómitas sabinas. Pero en los valles más bajos y protegidos, y en refugios costeros, se acantonaban los últimos bosques templados y mediterráneos, que repoblarían la Península al terminar la glaciación.

    Aquellos dilatados y rudos paisajes esteparios ya no existen, salvo en las altas alcarrias o en las tierras más secas, donde del hombre moderno ha eliminado los árboles. En esos territorios, como diría el jefe Diez Osos, el viento aún vaga libre y nada se interpone en el camino del sol.

    Tenemos mudos testigos del frío en los fósiles, en las montañas y en las pinturas rupestres. La Península también guarda memoria de aquella gran glaciación. Confieso que entre las faunas prehistóricas siento debilidad por las especies que indican ambientes muy fríos, porque me transportan a las tierras del Gran Norte, a las tundras y taigas próximas al Polo. Los renos se movieron por el norte de la península, y posiblemente también por la Meseta, pero los mamuts y los rinocerontes lanudos llegaron todavía más abajo. Hay fósiles de los segundos en Madrid, aunque no conocemos su antigüedad, y restos de mamuts al sur de Granada, fechados en 35.000 años, cuando todavía vivían los neandertales. Estos rinocerontes lanudos y mamuts españoles son los más meridionales conocidos en toda Eurasia.

    Otro impresionante recuerdo de la última glaciación lo tenemos en las montañas, y en todas las grandes cordilleras de la Península. Son los glaciares, que se extendieron mucho, y cuyas huellas, por ser tan recientes, se conservan muy bien. Amén de que todavía nos quedan, aunque muy reducidos, algunos glaciares “vivos" en los Pirineos. No necesitamos desplazarnos mucho para ver cómo los viejos glaciares modelaron el paisaje, labrando valles como el de Ordesa – o excavando hoyas si eran más modestos-, puliendo las rocas, y acumulando depósitos de piedras llamados morrenas. Gran parte de los españoles tenemos algún buen ejemplo cerca de casa. Los madrileños sólo tienen que acercarse a la Sierra de Guadarrama, sobre todo al sector de Peñalara, para verlos, y si viajan hasta la cercana Sierra de Gredos, la recompensa sería aún mayor.

    La cima de Peñalara en la Sierra de Guadarrama (Madrid) Y por supuesto, está el arte prehistórico, tanto en forma de pequeñas esculturas e instrumentos decorados de hueso y asta, como en pinturas y grabados, bien en placas de piedra, en cuevas o al aire libre. Aquí tenemos una manifestación del espíritu humano que no se les conoce a los neandertales, y tal vez revele una diferencia sustancial en el tipo de mente. Yo no creo que los neandertales carecieran de capacidad simbólica; sabemos que enterraban a sus muertos y yo les supongo dotados de lenguaje, pero es posible que su imaginación y su creatividad no llegaran tan lejos.

    Hay multitud de estaciones de arte rupestre a disposición de los españoles inquietos y curiosos, y debemos acercarnos a ellas y llevar a nuestros hijos a que las conozcan. Cuanto antes. Altamira es por méritos propios la más famosa, pero a mi me han emocionado igualmente otros muchos de estos lugares sagrados. Tantos que renuncio de antemano a hacer una lista de preferencias, entre otras cosas porque cuenta, y de qué manera, la actitud con la que uno se acerca al arte prehistórico, como a cualquier otra manifestación artística, y el estado de ánimo no siempre es el mismo. Pero puedo asegurar que todas las rocas pintadas y grabadas que he visto en mi vida han dejado en mí una huella imborrable.

    Entre las estaciones al aire libre, es imprescindible visitar los conjuntos de Foz Côa, en Portugal, y Siega Verde en Salamanca. Y hay además una cueva en Cantabria, llamada La Garma, que no puedo dejar de mencionar porque, aunque no está abierta al público, nos transporta directamente al mundo del paleolítico. Su entrada se cerró en aquel entonces y ha llegado hasta nosotros intacta, con sus suelos cubiertos de restos de comida y de instrumentos, sus estructuras de habitación y sus paredes espléndidamente pintadas. El tiempo se ha detenido en La Garma.

    Hace unos diez mil años terminó la glaciación, y entonces el paisaje empezó a poblarse de árboles, salvo en las montañas más altas, y adquirió su fisonomía actual. O mejor, la que tenía antes de que los primeros agricultores y ganaderos empezaran a abrir, pocos milenios después, claros en los bosques para sus cultivos y sus animales domésticos. Los últimos cazadores y recolectores explotaban todos los recursos disponibles, tanto marinos como terrestres. Ésa fue la época en la que la naturaleza salvaje proporcionó más calorías a los seres humanos.

    La adopción de la economía de producción, agrícola y ganadera, se fue abriendo paso en la Península, y cada vez eran menos los que vivían exclusivamente de la caza y de la recolección. El rendimiento del terreno, naturalmente en términos de calorías para los humanos, era mayor con la agricultura y la ganadería, y por eso las sociedades con economía productiva se fueron haciendo más y más numerosas. Seguramente hubo conflictos entre unos y otros, y éste es otro tema precioso de la prehistoria ibérica. De esa época en la que se iba extendiendo la nueva economía, y desaparecía la vieja, son las famosas pinturas del llamado Arte Levantino, que se encuentran en gran parte del litoral mediterráneo y profundizan mucho hacia el interior peninsular. Un espléndido conjunto, muy digno de visitarse con calma, es el del barranco de la Valltorta, en Tirig, Castellón, pero hay otros muchos. Son pinturas bellísimas realizadas en abrigos, muy diferentes del arte de la época de la glaciación. Aparecen en ellas arqueros y danzantes, escenas de caza y de recolección. La prehistoria no termina con ellas, pero tal vez sea éste de los últimos cazadores un buen momento de poner el punto final a nuestro viaje por la Iberia auténticamente salvaje.

    Portada Nature 2008, vol. 452 'The first hominin of Europe'CODA: Durante los meses de Junio y Julio del año 2007 se encontró una mandíbula en el yacimiento de la Sima del Elefante (Atapuerca) que se aproxima al millón y medio de años.



    http://www.atapuerca.tv/cuaderno/index.php?cuaderno=21

    y podéis seguir por este enlace...http://www.atapuerca.tv/cuaderno/

    Un fuerte abrazo

    Jose Luis


    .
     
  6. Hola kira y compañía.
    Se me ha quedado un cuerpo bailongo, jejeje!!!

    Una sola pregunta:

    ¿Con el hallazgo de huesos y algunas caquitas de los hombres y mujeres de antaño es posible saber que enfermedades sufrieron?

    Basándome en mi absoluta ignorancia, pienso que no es posible, como mucho las enfermedades que afectarían a los huesos serian detectables, es mas pienso que enfermedades tendrían y muchas, si estoy en un error sacarme de el.

    Pues ya se les atribuye el uso de plantas medicinales y “brujerías” del chaman, para que? Para pasar el rato, jejeje!!!

    Respecto a la dieta ideal, solo hay una que la que haga sentir bien, no te provoque cansancio físico y mental, ni exceso de peso, hinchazón, tripa abultada, celulitis, ni enfermedad alguna de ningún tipo, y un largo etc… que tengan relación directa con los alimentos y eso requiere muchos años de búsqueda y pruebas personales, desconfiar de todos los métodos y probarlos todos y creo que no conozco a casi nadie que lo haya echo, bueno si, en mis últimos 15 años he probado casi de todo lo que se comenta en el mundo de la nutrición y en mi organismo, desechando teorías UNAS TRAS OTRAS, y me quedo con lo ya expuesto, pero ese es mi caso concreto, cada cual tendrá que ver.

    Y no me refiero a métodos de adelgazamiento, si no dietas nutricionales base para comer toda la vida y sentirse bien, sano y feliz.

    P.D. Los Antropólogos y arqueólogos que se dedique a los huesitos, que para comer hay que saber bastante más de biología humana, sin acritud, pues los respeto mucho y me apasiona su conocimiento.
    .
     
  7. jlnadal

    jlnadal tartessio y aprendiz

    *

    Iosa...no hay peor ciego que el no quiere ver...:11risotada:

    La Antropología Moderna no sólo son huesos...

    Date cuenta la cantidad de científicos varios que participan...http://www.atapuerca.tv/equipo/

    lee este enlace y aprende cómo se realizan los exámenes de los coprolitos...http://www.ifeanet.org/publicaciones/boletines/14(1-2)/85.pdf


    Yo tengo sangre aragonesa,de Belchite, y soy cabezón...pero lo tuyo es como lo de los talibanes...:meparto: ...sólo hay un dios verdadero...el mío.

    menos mal que te da por el buen humor...que como te dé por el cuchillo...:twisted:

    Un fuerte abrazo

    Jose Luis


    .
     
  8. Pues si, menos mal que me da por el humor, que no falte...

    Pero eso no contesta mi pregunta, como se pueden saber las enfermedades con esos pocos restos?
    Cabezón soy un rato, y no es una virtud:desconsolado: .
    Salud.
     
  9. jlnadal

    jlnadal tartessio y aprendiz

  10. treebeard

    treebeard

    Mensajes:
    7
    Pues parece que la pluma de Arsuaga y su absurda teoría del carroñeo tiene sus detractores. En el artículo siguiente Carlos. A. Marmelada pone en entredicho los argumentos de ese iluminado.
    http://www.conoze.com/doc.php?doc=8853
    Subscribo y me quedo con la última frase del artículo que Marmelada dirige, sin nombrarlo, a Arsuaga: “somos del parecer de que el gran prestigio social que ha alcanzado la ciencia ha de implicar, necesariamente, una mayor responsabilidad por parte de los científicos a la hora de dejar bien claro qué es lo que son conocimientos ciertos y qué hipótesis más o menos plausibles.”
    :5-okey:
     
  11. jlnadal

    jlnadal tartessio y aprendiz

    *

    Interesante el artículo...a comprar el libro.:11risotada:

    reconoce con gran honradez que es un tema que, desde el punto de vista científico, quizás nunca pueda ser zanjado de modo concluyente, y es que: «la cuestión de si la mente humana surgió de golpe con el Homo sapiens, o si es producto de evolución gradual, es una vieja discusión que ya enfrentó a Darwin y Wallace, y para la que no se sabe si algún día se alcanzará una definitiva respuesta»


    iluminado y teoría absurda

    y ¿ cual es la tuya...? Fe y Razón, web al servicio de la Iglesia


    Opiniones...como culos,cada uno el suyo.

    Un fuerte abrazo

    Jose Luis



    .
     
  12. A través del estudio de sus contenidos, los científicos pueden determinar qué comía el individuo, detectar la existencia de parásitos intestinales e incluso ver si el sujeto padecía alguna enfermedad metabólica que le impidiera digerir bien algún componente de los alimentos.

    Bueno después de leer todo y por mucho que se afanen en buscar restos en los copritos esos, siguen si demostrar que no tuvieran enfermedades, cuando lo demuestren, hablamos.

    Puede haber muchas causas organizas que impiden asimilar alguna sustancia concreta, de hay a decir que es una enfermedad metabólica, en algunas ocasiones si, en otras no, para nada.

    Al final todo son teorías, nada más que eso, y eso les encanta a los científicos, es la razón de su existencia, intentan demostrar todo por medio de ellas, sin más…

    Vamos que eran súper hombres y mujeres que ni para dios enfermaban, suena hasta ridículo. Con la vida tan dura que tenían, las penurias que seguro pasaban, y lo débil que es el organismo, en fin...

    Me han encantado estas frases.

    Somos libres de especular y de suponer todo lo que queramos, pero hemos de ser conscientes de que debemos de distinguir entre lo que es un escenario evolutivo hipotético, de lo que es una verdad científica firmemente establecida, y lo cierto es que la ciencia no puede determinar con exactitud empiriométrica cómo surgió la inteligencia humana.

    Lo que no debemos de olvidar es que el conocimiento científico no es la única forma de conocimiento objetivamente válido que tenemos los humanos.

    Desde el siglo XVIII y sus teorías científicas mecanicistas, parece ser que si, jajajaja!!!!
    Que bueno que la física quántica lo pone todo en tela de juicio y a lo largo de este siglo tendremos que reescribir la historia, la ciencia y bastantes cosas más, tiempo al tiempo.


    Otra joya.

    Martín acompaña estas afirmaciones con datos concretos, afirmando que los humanos del Mesolítico (hace unos diez mil años) presentaban una media de encefalización de 1593 cc. los varones y 1502 cc. las hembras; en cambio los hombres actuales tienen un promedio de 1436 cc. y las mujeres 1241.

    Ahora comprendo por que las mujeres son más inteligentes :5-okey: que los hombres de goleada, todo es una cuestión de cerebro, por supuesto.

    Realmente estamos en pañales en casi todo, pero nos las damos de grandes sabios, que pedazo de ego arrastramos por dios.


    Cabezón soy un rato, y no es una virtud:desconsolado: .
    Salud.
     
  13. Kira

    Kira

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    Hola.


    Jo, pues si no lo dices, ni me doy cuenta ... :meparto:



    :beso:
     
  14. jlnadal

    jlnadal tartessio y aprendiz

    *

    Con artículos como éste (en mi opinión)...se puede rebatir o cuestionar...

    Los humanos ya se alimentaban de cereales hace 100.000 años

    Un arqueólogo de la Universidad de Calgary (Canadá) ha descubierto el ejemplo más antiguo de la fuerte dependencia de una dieta a base de cereales y raíces de los primeros Homo sapiens hace más de 100.000 años.


    El arqueólogo Julio Mercader (Almería, 1966), titular de la Cátedra de Investigación de Canadá en Arqueología Tropical del Departamento de Arqueología de la Universidad de Calgary, recuperó de una profunda cueva en Mozambique docenas de herramientas de piedra que muestran que el sorgo silvestre, antepasado del principal cereal consumido hoy en el África Subsahariana en harinas, panes, gachas y bebidas alcohólicas, se almacenaba en la despensa del Homo sapiens junto con palma de vino africana, platanera de abisinia, gandules, naranjas silvestres y “patata” africana. Esta es la primera prueba directa en el mundo del uso de cereales “predomesticados” entre humanos. Los descubrimientos de Mercader se publican el 18 de diciembre en la prestigiosa revista de investigación Science.

    “Esto amplía la cronología del uso de semillas de plantas por nuestra especie y atestigua que nuestra dieta es amplia y sofisticada desde mucho antes de lo que pensábamos”, afirma Mercader. “Esto ocurrió durante la Edad de Piedra media, una época de la que se pensaba que la recolección de cereales silvestres era una actividad irrelevante y sin tanta importancia como la recolección de raíces, frutas y frutos secos”.

    En 2007, Mercader y sus compañeros de la Universidad Eduardo Mondlane de Mozambique excavaron una cueva de piedra caliza cerca del lago Niassa utilizada de forma intermitente por antiguos forrajeadores durante el transcurso de más de 60.000 años. En la profundidad de la cueva, encontraron docenas de herramientas de piedra, huesos de animales y restos de plantas, indicios de las prácticas alimentarias prehistóricas. El descubrimiento de varios miles de granos de almidón en las espátulas y molinos de grano manuales excavados demostraba que el sorgo silvestre se traía a la cueva y se procesaba de forma sistemática.

    “Se ha supuesto que el uso del almidón representa un paso crucial en la evolución humana al mejorar la calidad de la dieta en las sabanas y bosques africanos, donde la línea de humanos modernos empezó a evolucionar. Este podría considerarse uno de los primeros ejemplos de la transformación de la dieta”, explica Mercader. “La introducción de cereales en nuestra dieta se considera un paso importante en la evolución humana debido a la complejidad técnica y a la manipulación culinaria que se necesitan para moler los cereales”.

    Mercader dice que las pruebas se corresponden con el uso de semillas de plantas por parte de cazadores y recolectores en muchas partes del mundo durante las etapas finales de la última Edad de Hielo, hace aproximadamente 12.000 años. En este caso, la tendencia data de principios de la Edad de Hielo, unos 90.000 años antes.


    Fuente...http://www.agroterra.com/noticias/a...imentaban-de-cereales-hace-100-000-anos/21969


    Un fuerte abrazo

    Jose Luis



    .
     
  15. Kira

    Kira

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    Interesante artículo.

    No, si al final Iosa va a tener razón ... los cereales "son buenos" ... o el hombre evolucionó con una dieta que incluía cereales ...


    Saludos