Los dos éramos muy jóvenes, casi unos niños. Nos conocimos unas vacaciones en el pueblo, cuando las vacaciones de verano duraban tres meses. Paseos por el monte, verbenas con la pandilla, tardes de cine, risas… nuestras miradas limpias se iban cruzando, algo nacía poco a poco entre los dos. Un día de septiembre, con las maletas grises del regreso ya casi cargadas en los seiscientos de nuestros padres, nos cogimos de la mano y nos perdimos en una guincha plantada de cáñamo. Allí olvidaste tu primer pendiente. Y yo conocí la ternura… Luego, en silencio, grabamos nuestros nombres en la piel de un joven chopo de la ribera del río “diego y …” Tú te marchaste al oeste, yo me marché hacia el sur. Nunca volvimos a vernos, el invierno, la distancia y el viento se encargaron pronto de barrernos hacia la fría isla del olvido. Hoy, muchos años después, me ha venido tu recuerdo a la memoria y he buscado nuestros nombres grabados. Y los encontré, aunque algo han cambiado, el tiempo no pasa en balde… El chopillo es hoy un arbolazo de 20 metros de altura, y ahí arriba seguimos, juntos, pegados a la cruceta de las primeras ramas. Los trazos finos por los que fluyó aquel día la savia joven son ahora cicatrices anchas, renegridas, secas y retorcidas, la cintura ha engruesado, la piel tersa de ayer hoy es arruga… pero sólo el viejo chopo ha mantenido unidos y eternos nuestros sentimientos de aquel verano. Mañana serás de nuevo bruma, pero hoy he vuelto a recordar con una sonrisa nostálgica tu pendiente perdido aquella tarde en el cáñamo
Qué bonito, Diego ... Yo viví algo igual ... pero en nuestro caso el ayuntamiento secó a propósito el chopo (que había sido protegido ya que era centenario) para poder construir unas viviendas ... Un saludo!
Qué recuerdos... y qué veranos tan maravillosos. Mi árbol ya no existe, era un pino, y lo talaron para hacer un chalet. Ay, qué bonito Diego.
Joer Diego! Siempre me ha dado mucha pena y mucha rabia ver los árboles o las piedras marcados pero después de leerte puedo ver el otro lado de la historia. Gracias por hacernos disfrutar una vez mas
,¡¡¡ Ay........que bonito ¡¡¡¡¡ ¿Se llamaba Isabel ? Besicos y gracias [web:0a00e4103c]http://www.aragoneria.com/teruel/teruel/amantes.php[/web:0a00e4103c]
¡Qué suerte la tuya Diego! Todavía puedes ver algo de aquel verano. Yo grababa los nombres con un palito en la arena, amor efímero como los trazos en el suelo.
Puse tantos nombres en tantos arboles que me resultaría imposible recordarlos y encontrarlos... Lo siento Malu, era menor de edad recuerda que en mis tiempos hasta los 21 se era menor.... Diego la historia preciosa, tas nostálgico eh? es el otoño
Yo, ya ecológica, no sé por qué, no pude escribir ni un solo nombre en un árbol, y no recuerdo que alguien pusiera el mío... se hubiera ganado una bofetada. Pero sí recuerdo a uno al que no le hice nigún caso (ayy, amores no correspondidos, qué tristes) que con 15 añitos llevaba un anillo de oro que ponía dentro...¿qué ponía? pues eso: "begoña" ¡qué fuerte! y era un encanto. Yo escribía los nombres en los libros y cuadernos del cole, nombres que cambiaba con frecuencia, y no quedaba ni un trocito en blanco. Por supuesto, todos eran no correspondidos. Nunca logré que coincidiéramos.