Re: ... de poetas, cuentos y leyendas LO PERDIDO ¿Dónde estará mi vida, la que pudo haber sido y no fue, la venturosa o la de triste horror, esa otra cosa que pudo ser la espada o el escudo y que no fue? ¿Dónde estará el perdido antepasado persa o el noruego, dónde el azar de no quedarme ciego, dónde el ancla y el mar, dónde el olvido de ser quien soy? ¿Dónde estará la pura noche que al rudo labrador confía el iletrado y laborioso día, según lo quiere la literatura? Pienso también en esa compañera que me esperaba, y que tal vez me espera. Jorge Luis Borges, 1972
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas UNA MAÑANA DE 1649 Carlos avanza entre su pueblo. Mira a la izquierda y a la derecha. Ha rechazado los brazos de la escolta. Liberado de la necesidad de la mentira, sabe que hoy va a la muerte, no al olvido, y que es un rey. La ejecución lo espera; la mañana es atroz y verdadera. No hay temor en su carne. Siempre ha sido, a fuer de buen tahúr, indiferente. Ha apurado la vida hasta las heces; ahora está solo entre la armada gente. No lo infama el patíbulo. Los jueces no son el Juez. Saluda levemente y sonríe. Lo ha hecho tantas veces. Jorge Luis Borges
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Mi querido enemigo Jean Weabster Hogar John Grier, Sábado. Querido Gordon: He recibido tu disparatada carta del jueves. No estoy tratan- do de dejarte caer de a poco; no es ése mi carácter. Si alguna vez te dejo caer, será de golpe y porrazo. Te aseguro que no me he dado cuenta de que hayan pasado tres semanas desde que escribí. Perdona, pero también tengo que llamarte a ti al orden. Supimos que estuviste en Nueva York la semana pasa- da y no te acercaste a vernos. Nos consideramos ofendidos. Para que tengas una idea, ¿te gustaría conocer mis activi- dades de hoy? Pues bien: informe mensual para el Consejo. Cuentas. Comer con un agente de la Asociación de Caridad. Repasar los menús de los niños para diez días. Dictar cartas a familias que tienen adoptados niños de esta institución. Visitar a Loretta Higgins que está hospedada en la casa de una familia donde aprende a trabajar. Tomar el té y celebrar una conferen- cia con el doctor sobre problemas del día. Leer un artículo acerca de los sistemas de pequeñas casas para niños huérfa- nos. (Necesitamos casitas. Envíanos unas cuantas como rega- lo de Navidad.) Y ahora, a las nueve de la noche, estoy muerta de sueño empezando esta carta para ti. ¿Conoces a alguien que trabaje tanto como yo? Se me olvidaba decirte que esta mañana distraje diez minu- tos de las cuentas para recibir a una nueva cocinera. Nuestra Sallie Washington-Johnston guisaba como los ángeles pero su espantoso genio aterrorizaba a Noé, nuestro súper excelente panadero, hasta el punto de que renunció. No podíamos des- prendernos de Daniel; es más útil a la institución que la misma directora y, por consiguiente, Sallie Washington-Johnston fue despedida. Cuando le pregunté su nombre a la nueva cocinera, me dijo que se llamaba Susana Estela, pero que sus amigos la llama- ban Favorita. ............................................................................................... Los puntos indican que el sueño me dominó justo ahí. -Ahora han transcurrido dos días. ¡Por Dios, Gordon! ¡No te he dado las gracias por la pasta de modelar que llegó hace dos semanas y que era un regalo tan extraordinariamente inteligente, que debía haber motivado un telegrama. A los niños les encanta y es un aspecto muy útil de su educación que se debe fomentar. Después de un cuidadoso estudio de la historia de América, he determinado que nada es tan valioso para un futuro presi- dente, como el temprano y obligatorio ejercicio de las tareas domésticas. Y por eso, he dividido el trabajo diario de esta insti- tución en cien secciones y los niños pasan semanalmente por una serie de trabajos desacostumbrados. Claro que todo lo hacen mal; pero a medida que progresan, pasan a hacer algo nuevo. (Miércoles.) ¿Qué nueva rama del saber crees que he introducido en el Hogar? Estoy enseñando a comer y nunca creí que fuera tan difícil. Su método favorito es aplicar la lengua a los platos y ab- sorber la leche como gatitos. Los buenos modales no son un ornato inútil. Significan disciplina y respeto a los demás, y mis niños tienen que aprenderlo así. La antigua directora no les permitía hablar en la mesa y me está costando un trabajo horrible sacar de ellos alguna conver- sación que no sea en asustados cuchicheos. He establecido la costumbre de que todo el personal nos sentemos a la mesa con ellos y dirijamos su conversación sobre temas alegres e instructivos. He dispuesto también una pequeña mesa de ins- trucción donde cada semana se sientan niños distintos. Nues- tras conversaciones se desarrollan así: -Sí Tom, Napoleón Bonaparte era un gran hombre..., quita los codos de la mesa. Poseía el tremendo poder de concentrar su pensamiento en cualquier cosa que quisiera hacer y así es como realizó..., no empujes Susana; pide cortésmente el pan y Carrie te lo dará. Pero fue un ejemplo del hecho de que el pen- samiento egoísta que no tiene en cuenta las vidas de los de- más, acaba en... ¡Tom! No abras la boca cuando estés mas- cando, y después de la batalla de Waterloo... No toques el postre de Sadie... Su caída fue mayor porque... Sadie Kate, le- vántate de la mesa. No importa lo que él haya hecho. Una se- ñora no le pega a un caballero con ningún pretexto. Han pasado dos días más, esta es una carta como las que acostumbro escribirle a Judith. Por fin, mi querido amigo, no te puedes quejar de que no he pensado en ti esta semana. Ya sé que no te gusta que te cuente las cosas del asilo; pero no pue- do evitarlo, porque es todo lo que sé. No dispongo de cinco mi- nutos diarios para leer el periódico. El mundo exterior se ha desvanecido. Todos mis intereses están dentro de esta cárcel de hierro. No soy más que Sallie Mac Bride. Directora del Hogar John Grier. Jueves. Querido Enemigo: Nos está visitando un agente que dispone de lugares donde situar a nuestros niños y en que podríamos colocar cuatro. Uno de ellos sería Tomás Kehoe, que iría a una finca en Connecti- cut, donde trabajará al principio por su comida y vivirá con la familia. Parece que esto es lo que le conviene... ¿Qué opina usted? ¿Debemos arriesgarnos? No le podemos tener aquí siempre. Siento mucho distraerle de su alegre trabajo, pero le agra- decería mucho que viniera hacia las ocho de la noche para ce- lebrar una conferencia con el agente. Suya afectísima, Sallie Mac Bride
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Cancion De Las Simples Cosas Uno se despide insensiblemente de pequeñas cosas Lo mismo que un árbol en tiempo de otoño se queda sin hojas Al fin la tristeza es la muerte lenta de las simples cosas Esas cosas simples que quedan doliendo en el corazón. Uno vuelve siempre a los viejos sitios en que amo la vida Y entonces comprende como están de ausentes las cosas queridas Por eso muchacho no partas ahora soñando el regreso Que el amor es simple y las cosas simples se las devora el tiempo. Demórate aquí en la luz mayor de este mediodía Donde encontraras con el pan al sol la mesa tendida Por eso muchacho no partas ahora soñando el regreso Que el amor es simple y las cosas simples las devora el tiempo.. Soledad Guerrero
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Corazón libre (Rafael Amor) Te han sitiado corazón y esperan tu renuncia, los únicos vencidos corazón, son los que no luchan. No los dejes corazón que maten la alegría, remienda con un sueño corazón, tus alas malheridas. No te entregues corazón libre, no te entregues. No te entregues corazón libre, no te entregues. Y recuerda corazón, la infancia sin fronteras, el tacto de la vida corazón, carne de primaveras. Se equivocan corazón, con frágiles cadenas, más viento que raíces corazón, destrózalas y vuela. No los oigas corazón, que sus voces no te aturdan, serás cómplice y esclavo corazón, si es que los escuchas. Adelante corazón, sin miedo a la derrota, durar, no es estar vivo corazón, vivir es otra cosa.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Sólo le pido a Dios que el dolor no me sea indiferente, que la reseca muerte no me encuentre vacío y solo sin haber hecho lo suficiente. Sólo le pido a Dios que lo injusto no me sea indiferente, que no me abofeteen la otra mejilla después que una garra me arañó esta suerte. Sólo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente, es un monstruo grande y pisa fuerte toda la pobre inocencia de la gente. Sólo le pido a Dios que el engaño no me sea indiferente si un traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente. Sólo le pido a Dios que el futuro no me sea indiferente, desahuciado está el que tiene que marchar a vivir una cultura diferente. Leon gieco
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Zamba para no morir Romperá la tarde mi voz hasta el eco de ayer voy quedándome sólo al final muerto de sed, harto de andar pero sigo creciendo en el sol, vivo era el tiempo la flor la madera frutal luego el hacha se puso a golpear verse caer, sólo rodar pero el árbol reverdecerá, nuevo Al quemarse en el cielo la luz del día, me voy con el cuerpo asombrado me iré ronco al gritar que volveré repartido en el aire al gritar, siempre Mi razón no pide piedad se dispone a partir no me gusta las muerte ritual sólo dormir, verme borrar una historia me recordará, vivo veo el campo, el fruto, la miel y estas ganas de amar no me puede el olvido vencer hoy como ayer, siempre llegar en el hijo se puede volver, nuevo Hernan Figueroa Reyes
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Mi querido enemigo Jean Weabster Sallie Mac Bride. 17 de junio. Querida Judith: Betsy les ha jugado la treta más grande que te puedes figu- rar a una pareja de padres adoptivos. Habían venido desde Ohio en su automóvil, con el doble propósito de ver el país y adoptar una hija. Parece que son gente importante en su pueblo, de cuyo nombre no me acuerdo en este momento, pero es un pueblo muy importante que tiene gas y luz eléctrica, de cuyas fábricas son propietarios estos se- ñores. A una señal de su mano la ciudad se quedaría a oscu- ras, pero, afortunadamente, él es un hombre de bien y no pien- sa hacer semejante cosa aunque no lo reelijan alcalde. Vive en una casa de ladrillo con tejado de pizarra y dos torres. Tiene en ella un venado, una fuente y muchos árboles. (Lleva la fotogra- fía en el bolsillo.) Son gentes sencillas, generosas, amables, sonrientes y un poco gordas. Serán unos papás ideales. Teníamos exactamente a la hija de sus ensueños, sólo que como llegaron sin avisar, estaba vestida con un camisón de dormir y con la cara sucia. La miraron, pero no les impresionó. Nos dieron cortésmente las gracias y dijeron que la tendrían presente; querían visitar el Orfanato de Nueva York antes de decidir. Comprendimos inmediatamente que si visitaban aquella magnífica asamblea de niños, nuestra pobre Carolina no ten- dría la menor posibilidad de ser elegida. Entonces Betsy, que parece crecer con las dificultades, los invitó a tomar té en su casa aquella tarde y a ver una de nues- tras niñas que estaba allí visitando a una sobrina suya. Aque- llos señores no conocen mucha gente en esta región y, por consiguiente, aceptaron inocentemente complacidos. En cuanto se marcharon al hotel a comer, Betsy pidió por teléfono su au- tomóvil y se llevó a Carolina a su casa. Le puso el mejor vesti- do bordado de su sobrina; un sombrerito de encaje, unos calce- tines color de rosa y unos zapatitos blancos, y la sentó en la hierba, delante de la casa, a la sombra de un árbol, al cuidado de una niñera con delantal blanco (también de su sobrina). Le dio pan y leche y algunos juguetes, de manera que cuando los presuntos adoptantes llegaron, estaba alimentada, contenta y los saludó con gritos de alegría. Desde que sus ojos se posa- ron en ella les invadió el deseo de adoptarla, sin que se les pa- sase por la imaginación que aquélla era la misma niña que habían visto por la mañana. Cumplidas las formalidades de ri- gor, creo que Carolina se educará en la casa de las torres y se convertirá en una persona importante de aquel pueblo. Debo ponerme a trabajar en la urgente reforma de los vesti- dos de nuestras niñas. Con la mayor estimación, queda de usted atenta y humilde servidora, Sallie Mac Bride. 19 de junio. Mi queridísima Judith: Tu corazón se llenará de alegría con la noticia: ¡SE ACABÓ EL LIENZO AZUL! Y te contaré más: Pensando que en esta vecindad de tan magníficas casas de campo debía haber gran cantidad de co- sas para nues tro Asilo, me he introducido en todos los círc ulos y ayer, comiendo, descubrí una bella y encantadora viuda que lleva unos vestidos preciosos hechos por ella misma. Me confió que le hubiera gustado ser modista y que lo habría sido si hubiese necesitado trabajar. Me contó también que siempre que ve a una jovencita mal vestida, se le van las manos por arreglarla bien. ¿Puede darse nada más a propósito? -Yo le puedo mostrar a usted cincuenta y nueve niñas mal vestidas -le dije- sólo venga conmigo. Trató de excusarse, pero en vano. Subimos a su automóvil y le indiqué al chofer: -Hogar John Grier. La primera que apareció ante nuestros ojos fue Sadie Kate, hecha todo un espectáculo repugnante para una persona de gusto refinado como la bella viuda. Además, se le estaba ca- yendo una media, tenía el delantal mal abrochado y había per- dido una de las cintas del pelo. -¿Ve usted cuánto la necesitamos? –dije yo-. ¿Qué se pue- de hacer para embellecer a Sadie Kate? -Lavarla -dijo la señora Livermore. Sadie Kate fue conducida a mi cuarto de baño. Una buena jabonada, el pelo peinado hacia atrás y la media levantada a una altura conveniente... La volví a presentar; esta vez era una huérfana normal. La señora Livermore la miró por todos lados y la estudió cuidadosamente. Sadie Kate es por na- turaleza una belleza algo salvaje, pero todo se pierde tras el horrible uniforme. Después de observarla, la señora Livermore levantó los ojos y dijo: -Sí, les hago falta a ustedes. E inmediatamente formamos nuestros planes. Ella escogerá a tres amigas para que la ayuden y, con nuestras niñas que ya cosen muy bien, transformará el aspecto de esta institución. Está tan entusiasmada que pareciera que somos nosotros los que hacemos un favor a ella. No me digas que no fui hábil al encontrarla. Estoy feliz con todo esto. Hay muchas más noticias; podría escribir un segundo volu- men, pero quiero mandar esta carta al correo con el señor Wit- herspoon, quien, con un cuello muy alto y el más negro de los trajes de etiqueta, se dispone a ir a un baile. Le he advertido que escoja las más bonitas de las chicas que bailen con él, pa- ra que vengan al Hogar a contarles cuentos a los niños. Me estoy volviendo insoportable. En cuanto veo a alguien, pienso en qué podrá servirle al Hogar. Pero también está el pe- ligro de que esta directora se interese tanto en su trabajo, que no quiera dejarlo nunca. Ya me veo vieja, con el pelo blanco, en una silla de ruedas, recorriendo el Hogar y dando órdenes, empeñada en dirigir la cuarta generación de huérfanos. Te ruego que me despidas antes de que llegue ese día. Tuya, Sallie.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Si se calla el cantor, calla la vida, porque la vida misma es toda un canto. Si se calla el cantor, muere de espanto, la esperanza, la luz y la alegría. Si se calla el cantor, se quedan solos los humildes gorriones, de los diarios. Los obreros del puerto, se persignan, quién habrá de luchar, por sus salarios. Qué ha de ser de la vida, si el que canta, no levanta su voz en las tribunas. Por el que sufre, por el que no hay ninguna razón que lo condene a andar sin manta. Si se calla el cantor, muere la rosa, de qué sirve la rosa, sin el canto. Debe el cantor ser luz, sobre los campos, iluminando siempre, a los de abajo. Que no calle el cantor porque el silencio cobarde, apaña la maldad, que oprime. No saben los cantores de agachadas, no callarán jamás de frente al crimen. Que se levanten todas las banderas cuando el cantor se plante con su grito. Que mil guitarras desangren en la noche, una inmortal canción al infinito. Si se calla el cantor, calla la vida. Horacio Guaraní
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Gracias a la vida (Violeta Parra) Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me dio dos luceros que, cuando los abro, perfecto distingo lo negro del blanco, y en el alto cielo su fondo estrellado y en las multitudes el hombre que yo amo. Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me ha dado el oído que, en todo su ancho, graba noche y día grillos y canarios; martillos, turbinas, ladridos, chubascos, y la voz tan tierna de mi bien amado. Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me ha dado el sonido y el abecedario, con él las palabras que pienso y declaro: madre, amigo, hermano, y luz alumbrando la ruta del alma del que estoy amando. Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me ha dado la marcha de mis pies cansados; con ellos anduve ciudades y charcos, playas y desiertos, montañas y llanos, y la casa tuya, tu calle y tu patio. Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me dio el corazón que agita su marco cuando miro el fruto del cerebro humano; cuando miro el bueno tan lejos del malo, cuando miro el fondo de tus ojos claros. Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me ha dado la risa y me ha dado el llanto. Así yo distingo dicha de quebranto, los dos materiales que forman mi canto, y el canto de ustedes que es el mismo canto y el canto de todos, que es mi propio canto. Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Mi querido enemigo Jean Weabster Tuya, Sallie. Viernes. Querida Judith: Ayer por la mañana, sin el más pequeño aviso, dejaron a nuestra puerta dos niños y una niña, un caballo y un oso de cartón. Esta es la historia: los niños eran hijos de un artista que murió hace tres semanas. Otros artistas amigos resolvieron traer a los niños a este Hogar porque les parecía sólido y res- petable. No se les había ocurrido pensar en que para incorpo- rar a un niño en un asilo hacía falta cumplir algunas formalida- des. Me reuní con los artistas y les dije que el Hogar estaba lleno y que no teníamos sitio. Pusieron tal cara de espanto que les pedí que se sentaran y que conversáramos para ver qué se podía hacer. Mandamos a los pequeños a jugar, mientras yo escuchaba su historia. Estos artistas tienen un modo trágico de decir las cosas, o quizá fue la risa de la pequeña: el hecho es que antes de que terminaran de hablar, los niños eran nues- tros. No he visto nunca una criatura tan encantadora como la pe- queña Allegra. Tiene tres años y es muy risueña. Don y Clifford, robustos niños de cinco y siete años, son más serios y parecen asustados. Su madre era una profesora de párvulos que se ca- só con un artista poseedor de un capital de entusiasmo y algu- nos tubos de pintura. Sus amigos dicen que tenía talento, pero que tuvo que desperdiciarlo para mantener a los suyos. Su vida fue muy azarosa y pobre, pero tuvo un lado feliz: mucho amor, muchos amigos y elevados sentimientos, que se advierten en la gentileza y finura de los niños. Tienen un aire que muchos de los míos, a pesar de todos los modales que yo pueda enseñar- les, no adquirirán nunca. La madre murió en el hospital, pocos días después del na- cimiento de Allegra, y el padre luchó dos años más, cuidándo- los y pintando anuncios como loco, cualquier cosa, para ali- mentar y dar un hogar a sus hijos. Murió hace tres semanas en el hospital San Vicente. Una neumonía, unida al exceso de tra- bajo y a la desesperación. Sus amigos recogieron a los niños, vendieron lo que quedaba en el estudio, pagaron las deudas, buscaron el mejor asilo... y, ¡Dios nos asista!, nos han encon- trado a nosotros. Luego de comer, los artistas volvieron a Nueva York con la promesa de que prestaría a los niños mi maternal atención. Y aquí están los tres, con cuatro cajas de lienzos y un baúl lleno de cartas de su papá y mamá, y un algo espiritual, intangible, que es su herencia. No se me van de la cabeza. Me he pasado la noche haciendo proyectos para su porvenir. Los muchachos son cosa fácil; con la ayuda de Jervis... Ya los veo graduados en la Universidad y honrados profesionales. Pero con Allegra no sé qué hacer; no sé qué desear para esta niña. Lo lógico sería buscar una pareja de padres adopti- vos, pero sería una crueldad separarla de sus hermanos. Su amor por la niña emociona. Ellos la han criado y sólo les he oí- do reír cuando su hermanita hace algo gracioso. Los pobres echan mucho de menos a su padre; anoche encontré a Don, el de cinco años, sollozando en su cama porque no podía darle las buenas noches a su papá. ¿Qué puedo hacer por ellos? No los puedo colocar fuera y me parece horrible criarlos aquí, porque por muy bien que es- temos cuando nos reorganicemos, somos un asilo al fin y al cabo. Tenía muchas otras noticias de que hablarte, pero mi nueva familia me ha distraído. Los niños son ciertamente, un gran go- zo; pero no un pequeño cuidado. Siempre tuya, Sallie. P. S. Que no se te olvide que me tienes que venir a visitar la semana que viene. P.S. 2. El doctor, tan científico y positivista, se ha enamorado de la pequeña Allegra. Ni siquiera le miró la garganta, simple- mente la tomó en sus brazos. ¡Es una pequeña bruja! ¿Qué se- rá de ella? Querida Judith: Puedo participarte que no te tienes que preocupar más res- pecto de nuestras insuficientes defensas en caso de incendio. El doctor y Witherspoon han prestado a este asunto su mayor atención, y ninguno de los juegos que se han inventado resulta tan interesante y destructivo como las prácticas en caso de in- cendio. Los niños se van a acostar. Suena la campana de alarma. Saltan de la cama; se ponen los zapatos, se amarran la manta sobre sus imaginarios camisones de dormir, se forman en línea y trotan escaleras abajo hasta el salón. Los diecisiete más pe- queños están cada uno a cargo de un indio (siguen organiza- dos en tribus) que los baja liados en su manta. Los indios res- tantes, mientras no haya peligro de que los tejados se desplo- men, se dedican al salvamento de enseres. Durante el primer ensayo, bajo las órdenes de Percy, el contenido de media do- cena de armarios de ropa fue vaciado en unas mantas y arroja- do por las ventanas. Alcancé justo a impedir que las almohadas y los colchones siguieran el mismo camino. Pasamos después varias horas ordenando, mientras que Percy y el doctor se marchaban olímpicamente al campamento con sus pipas. Los próximos ensayos no serán tan a lo vivo. Sin embargo, tengo la satisfacción de manifestarte que, bajo la dirección de Percy, evacuamos el edificio en seis minutos y veintiocho se- gundos. Allegra tiene sangre de hada en las venas. En esta institu- ción no se ha visto otra como ella. Ha subyugado completa- mente al doctor. En lugar de irse a hacer sus visitas, se viene a mi biblioteca de la mano de Allegra y se pasa media hora ju- gando con ella. No te imaginas cuánto ha cambiado Mac Rae. Hace dos noches vino a charlar con Betsy y conmigo y estuvo frívolo. Hizo tres chistes y se sentó al piano y cantó dos o tres canciones escocesas, no muy educativas, y bailó unos cuantos pasos. Yo estaba radiante sobre mi costura, pues la verdad es que todo esto es obra mía: mi frívolo ejemplo, los libros que le he prestado y la presentación de amigos tan ligeros como Juan, Percy y Gordon Hallock. Si lo trabajase unos cuantos meses más, humanizaría del todo a este hombre. Dejó las corbatas ro- jas y ahora usa un traje gris. No tienes idea de lo bien que le sienta. Se verá muy distinguido tan pronto como consiga que no llene de cosas sus bolsillos. Adiós, y acuérdate de que te espero el viernes. Sallie. P. S. Te mando un retrato de Allegra tomado por el señor Wit- herspoon. ¿No es un amor?
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas De su página Oficial: Parte de prensa En el día de la fecha, en la ciudad de Bs As, Argentina, tenemos que informarle que la señora Mercedes Sosa, la más grande Artista de la Música Popular Latinoamericana, nos ha dejado. Haydé Mercedes Sosa, nació el día 9 de Julio de 1935 en la ciudad de San Miguel de Tucumán. Con 74 años de edad y una trayectoria de 60 años, Ella transitó diversos países del mundo, compartió escenarios con innumerables y prestigiosos artistas, y dejó además, un enorme legado de grabaciones discográficas. Su voz llevó siempre un profundo mensaje de compromiso social a través de la música de raíz folklórica, sin prejuicios de sumar otras vertientes y expresiones de calidad musical. Su talento indiscutible, su honestidad y sus profundas convicciones dejan una enorme herencia para las generaciones futuras. Admirada y respetada en todo el mundo, Mercedes se constituye como un símbolo de nuestro acervo cultural que nos representará por siempre y para siempre. Quizás, las palabras de su entrañable amiga, Teresa Parodi, resuman el sentimiento de muchos: “…Mercedes, salmo en los labios amorosa madre amada mujer de América herida tu canción nos pone alas y hace que la patria toda menudita y desolada no se muera todavía, no se muera porque siempre cantarás en nuestras almas…” Sus restos serán velados en el Salón de los Pasos Perdidos, en el Honorable Congreso de la Nación, Avda. Rivadavia 1864 a partir del mediodía de hoy. Su Familia, allegados y amigos, agradecen profundamente el acompañamiento y el apoyo expresado en estos días. Mercedes Sosa Mercedes Sosa (n. en San Miguel de Tucumán el 9 de julio de 1935) afectuosamente conocida también como La Negra, es una cantante de raíz folclórica argentina muy reconocida en América Latina y Europa, considerada una de las exponentes principales de la nueva canción. Asimismo ha incursionado en otros géneros musicales como el tango, el rock y el pop, entre otros. Su popularidad le ha ganado el apelativo de "la voz de Latinoamérica", y su trayectoria ha sido resumida en las palabras de su compatriota Fito Páez: "Mercedes Sosa es la mejor cantante que ha dado este país" Registro vocal La Negra Sosa es muy admirada por la profundidad y singular belleza de su voz. En sus inicios poseía un registro cercano a una soprano, pero luego evolucionó hacia algo más grave. Su registro vocal es de más de dos octavas, y su punto fuerte es la potencia con que afronta los graves. Gracias a su timbre oscuro y cálido y a una perfecta entonación, se ha convertido, sin duda, en una de las voces más destacables de la historia de la música argentina. Biografía Descendiente de diaguitas y franceses, comenzó su carrera usando un seudónimo: Gladys Osorio. En 1950, a los quince años, ganó un concurso musical organizado por una emisora local de radio y la contrataron durante dos meses. Junto con su primer marido —Manuel Oscar Matus, con quien tuvo un hijo— y Armando Tejada Gómez, fueron intérpretes clave del movimiento de la nueva canción desarrollado a mediados de los años sesenta (que en Argentina se llamó Movimiento del Nuevo Cancionero). Luego de publicar su primer disco en 1962 (La voz de la zafra, RCA LXA-7009),[2] que pasó inadvertido, graba un segundo álbum en 1965, Canciones con fundamento, que pasa igualmente inadvertido, pero que en el futuro se volvería el disco exponente del Nuevo Cancionero. Pero fue en ese mismo año de 1965, que Mercedes Sosa alcanzó la consagración popular, cuando Jorge Cafrune la invitó por iniciativa propia a subir a cantar al escenario del Festival de Cosquín, el más importante del país. Por esa época lanzó con su voz la obra de los compositores tucumanos Pato Gentilini, el Chivo Valladares y Pepe Núñez, inmortalizando canciones como Tristeza de los Hermanos Núñez. En 1967, hizo una exitosa gira por los Estados Unidos y Europa. En los años subsiguientes, continuó actuando y grabando, extendiendo su repertorio hasta incluir material de toda América Latina. Mercedes Sosa junto a los autores de la Cantata Sudamericana, Félix Luna (de pie) y Ariel Ramírez (al piano) .A comienzo de los años setenta, publicó dos álbumes conceptuales en colaboración con el compositor Ariel Ramírez y el letrista Félix Luna: Cantata Sudamericana y Mujeres Argentinas. También hizo un tributo a la cantautora chilena Violeta Parra. Simpatizante de Perón en su juventud, apoyó las causas de izquierda a lo largo de su vida. Tras el golpe de estado del 24 de marzo de 1976, permaneció en el país a pesar de la represión y del hecho de que sus discos fueran prohibidos, hasta que en 1979, en un concierto en La Plata, fue cacheada y detenida en el propio escenario y el público asistente arrestado. Se exilió entonces en París y después en Madrid. Poco antes había muerto su segundo marido. Volvió a la Argentina en 1982, poco después de que el régimen militar se viera obligado a iniciar el traspaso del poder a un gobierno civil, tras la Guerra de Malvinas. En esa ocasión realizó una serie de conciertos históricos a sala repleta en el Teatro Ópera de Buenos Aires, que se convirtieron en un acto cultural contra la dictadura, a la vez que un hecho renovador de la música popular argentina, al incluir temas y músicos provenientes de diferentes corrientes musicales, como el folclore, el tango y el rock nacional. La actuación fue registrada en un doble álbum que constituyó un éxito de ventas y uno de los discos destacados de la historia musical del país. Como productora, organizó uno de los espectáculos más importantes presentados en la Argentina: Sin Fronteras, que reunió en el estadio Luna Park de Buenos Aires: las argentinas Teresa Parodi y Silvina Garré, la colombiana Leonor González Mina, la venezolana Lilia Vera, la brasileña Beth Carvalho y la mexicana Amparo Ochoa, además de la propia Mercedes. Mercedes Sosa hacia 1972. Durante los años siguientes continuó dando recitales exitosos dentro y fuera de Argentina, actuando en estadios y en los escenarios más grandes y prestigiosos como el Lincoln Center, el Carnegie Hall donde recibió una ovación de 15 minutos, el Mogador de París y el Concertegebouw de Ámsterdam, el Teatro Colón de Buenos Aires, en el coliseo romano, etc. En 1992 cantó en la Quinta Vergara, de Viña del Mar y en el Estadio Chile, de Santiago. Fueron tres actuaciones cargadísimas de emociones y en 1993 vuelve nuevamente para intervenir en el Festival Internacional de Viña del Mar. representó a las voces de la Argentina y América, en el Segundo Concierto de Navidad realizado en la Sala Nervi del Vaticano. Fue la más aplaudida en ese espectáculo realizado para el Vicariato de Roma y el papa Juan pablo II. Siguió siempre ampliando su repertorio, y grabando en varios estilos. Fue convocada por artistas internacionales como Luciano Pavarotti, Sting, Lucio Dalla, Nana Mouskouri, Tania Libertad, Joan Baez, Andrea Bocelli, Silvio Rodríguez, Alfredo Kraus, Pablo Milanés, Milton Nascimento, Caetano Veloso, Chico Buarque, Gal Costa, Gian Marco, Konstantin Wecker, Nilda Fernández, Pata Negra, David Broza, Luz Casal, Cecilia Todd, Ismael Serrano, Shakira, entre otros. También colaboró, en diversas oportunidades, con músicos argentinos de la talla de Atahualpa Yupanqui, Charly García, Roberto Goyeneche, Ariel Ramírez, Fito Páez, León Gieco, Víctor Heredia, Pedro Aznar, Antonio Tarragó Ros, Alberto Cortez, Los Chalchaleros, Piero, Teresa Parodi, Rodolfo Mederos, David Lebón, Julia Zenko, Soledad Pastorutti, etc. De los reconocimientos que ha recibido sobresale el Gran Premio CAMU-UNESCO 1995, otorgado por el Consejo Argentino de la Música y por la Secretaría Regional para América Latina y el Caribe, del Consejo Internacional de la Música de la UNESCO, el Martín Fierro 1994 al mejor show musical en televisión. .También el Premio de la UNIFEM, organismo de las Naciones Unidas que la distinguió por su labor en defensa de los derechos de la mujer; Konex de Platino 1995 a la Mejor Cantante Femenina de Folklore y Konex de Brillante a la Mejor Artista Popular de la Década. También recibió otra distinción, esta vez del Consejo Interamericano de Música de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Ese año fue además incluida por la Secretary-General United Nations Politic World Conference on Women, en la colección discográfica denominada Global Divas. Fue condecorada con honores en el año 2005 por el Honorable Senado de la Nación Argentina con el premio Sarmiento en reconocimiento a su trayectoria artística, su compromiso social y su constante lucha en materia de Derechos Humanos. Así también se alzó con varias estatuillas en los Grammy Latinos y los Premios Gardel. En el año 2008 fue nombrada embajadora cultural de Mendoza junto al grupo Karamelo Santo por el gobernador Celso Jaque. Actualmente se desempeña como Embajadora de buena voluntad de la UNESCO para Latinoamérica y el Caribe. El 18 de septiembre de 2009 ingresó al Sanatorio de la Trinidad (en Buenos Aires) debido a una disfunción renal, la cual ha evolucionado negativamente hacia una falla cardio-respiratoria. Su estado de salud se volvió el 2 de octubre de 2009. Discografía Mercedes Sosa en 1980. La voz de la zafra (1962) Canciones con fundamento (1965) Yo no canto por cantar (1966) Hermano (1966) Para cantarle a mi gente (1967) Con sabor a Mercedes Sosa (196 Mujeres argentinas (1969) Navidad con Mercedes Sosa (1970) El grito de la tierra (1970) Homenaje a Violeta Parra (1971) Hasta la victoria (1972) Cantata Sudamericana (1972) Traigo un pueblo en mi voz (1973) Niño de mañana (1975) A que florezca mi pueblo (1975) En dirección del viento (1976) O cio da terra (1977) Mercedes Sosa interpreta a Atahualpa Yupanqui (1977) Si se calla el cantor (1977) Serenata para la tierra de uno (1979) A quién doy (1980) Gravado ao vivo no Brasil (1980, ‘grabado en vivo en Brasil’) Mercedes Sosa en Argentina (1982) Mercedes Sosa (1983) Como un pájaro libre (1983) Recital (1983) ¿Será posible el sur? (1984) Vengo a ofrecer mi corazón (1985) Corazón americano (1985) (con Milton Nascimento y León Gieco) Mercedes Sosa ’86 (1986) Mercedes Sosa ’87 (1987) Gracias a la vida (1987) Amigos míos (198 En vivo en Europa (1990) De mí (1991) 30 años (1993) Sino (1993) Gestos de amor (1994) Oro (1995) Escondido en mi país (1996) Alta fidelidad (1997) (con Charly García) Al despertar (199 Misa Criolla (2000) Acústico (2002) Argentina quiere cantar (2003) (con Víctor Heredia & León Gieco) Corazón libre (2005) Cantora (2009) Filmografía Güemes, la tierra en armas (1971) Argentinísima (1972) Esta es mi Argentina (1974) Mercedes Sosa, como un pájaro libre (1983) Será posible el sur: Mercedes Sosa (1985) Historias de Argentina en vivo (2001)
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Todo cambia Cambia lo superficial cambia también lo profundo cambia el modo de pensar cambia todo en este mundo Cambia el clima con los años cambia el pastor su rebaño y así como todo cambia que yo cambie no es extraño Cambia el mas fino brillante de mano en mano su brillo cambia el nido el pajarillo cambia el sentir un amante Cambia el rumbo el caminante aunque esto le cause daño y así como todo cambia que yo cambie no extraño Cambia todo cambia Cambia todo cambia Cambia todo cambia Cambia todo cambia Cambia el sol en su carrera cuando la noche subsiste cambia la planta y se viste de verde en la primavera Cambia el pelaje la fiera Cambia el cabello el anciano y así como todo cambia que yo cambie no es extraño Pero no cambia mi amor por mas lejos que me encuentre ni el recuerdo ni el dolor de mi pueblo y de mi gente Lo que cambió ayer tendrá que cambiar mañana así como cambio yo en esta tierra lejana Cambia todo cambia Cambia todo cambia Cambia todo cambia Cambia todo cambia Pero no cambia mi amor
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas L@s invit@ a quienes no la conocian y quienes la conocian http://www.infojardin.com/foro/showthread.php?t=120889&page=85
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Claudia No sabía que tenía sangre diaguita. Simplemente un gran pesar su partida, ahora que más que nunca nos aguijonean los exitosos, aquí en Chile están muy de moda y dan ganas de llorar de rabia e impotencia. Anita.