Re: ... de poetas, cuentos y leyendas TRISTITIA Mi infancia, que fue dulce, serena, triste y sola, se deslizó en la paz de una aldea lejana, entre el manso rumor con que muere una ola y el tañer doloroso de una vieja campana. Dábame el mar la nota de su melancolía; el cielo, la serena quietud de su belleza; los besos de mi madre, una dulce alegría, y la muerte del sol, una vaga tristeza. En la mañana azul, al despertar, sentía el canto de las olas como una melodía y luego el soplo denso, perfumado, del mar, y lo que él me dijera, aún en mi alma persiste; mi padre era callado y mi madre era triste y la alegría nadie me la supo enseñar ABRAHAM VALDELOMAR
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas ¿Celebras la Navidad? Una reciente encuesta refleja que gran parte de la población viva no celebra la Navidad. Los osos, por ejemplo, no toman parte en la Navidad porque están hibernando. Y a los árboles de hoja caduca les pasa algo parecido, se encuentran soñando como el Viejo Roble, de los Hnos. Grimm. Presenta: El último sueño del viejo roble Hans Christian Andersen Había una vez un roble que crecía al borde de la ladera. Era viejo, pues trescientos sesenta y cinco años llevaban sus raíces enterradas en esas tierras. Casi cuatro siglos asomado al borde del risco, como un faro que buscaban los marinos cuando se acercaban a tierra. Sin embargo, los robles miden el tiempo de forma diferente a los humanos, y mientras nosotros dormimos y soñamos cada noche, para ellos el periodo de sueño es todo el invierno. Había también en aquel paraje cercano al mar, una pequeña mariposa que nació por la mañana. Volaba entre las flores y las hierbas próximas al roble cuando éste se dirigió a ella: - ¡Pobre mariposa! - Le dijo - Apenas un día de vida y morirás, es muy breve tu existencia. - ¿Breve? - respondió ella, orgullosa - tengo infinidad de momentos agradables en lo que tú llamas corta vida. - Más bien creo, - continuó la mariposa - que son tus momentos los que resultan prolongados: tres estaciones de vigilia y un invierno de sueño se me antojan larguísimos. Despiertas en primavera, disfrutas del verano, te acuestas a dormir en otoño, y pasas toda una estación durmiendo. Tu tiempo es tan largo que ni siquiera puedo calcularlo, pero creo que nuestros momentos son igualmente intensos. Sin embargo el roble no podía evitar sentir lástima por los insectos, los humanos y en general, todas aquellas criaturas que tenían un período de vida menor que el suyo y a los que veía apagarse mientras él, invariable, seguía asomado al precipicio. Llegó el invierno y el árbol, ya despojado de sus vestidos, las hojas que los vientos del otoño se llevaron, se dispuso a dormir. - ¡Duerme! - le decían los primeros hielos de la noche. - ¡Sueña! - se despedían los pájaros - Nos veremos de nuevo en primavera. - ¡Duerme! - susurraba la escarcha - Traeré una sábana de blanca nieve para cubrir tus ramas. Duerme, y te despertará el sol de la primavera. - ¡Sueña! - Decían los vientos entre sus ramas desnudas - Y que tengas dulces sueños. Y el viejo roble durmió y soñó, recordando episodios de su larga vida. Recordaba su cuna, una bellota. Y sus primeras ramas, ansiosas por crecer altas para acercarse más al sol, para recoger la energía de la vida. Sus incipientes raíces, buscando sustento y apoyo en lo más profundo de la tierra. Hacía ya casi cuatro siglos de aquello. Soñó también con todos aquellos que, en un momento u otro de su dilatada vida habían compartido aquel risco con él: parejas de enamorados que buscaban la sombra de su follaje para compartir secretos a media voz o alabarderos que aprovechaban un momento de descanso en la batalla para descansar apoyados en su tronco o incluso encender una hoguera para calentar las viandas y reponer fuerzas. Soñó con los pequeños insectos, con las delicadas florecitas que le acompañaban apenas un día, para después desaparecer, dejando sólo el recuerdo... Y sintió una luz cegadora y brillante, una nueva savia que corría por su tronco hasta alcanzar las ramas más frágiles. Escuchaba de fondo el tañir de campañas que anunciaban la Navidad, y supo que, de alguna manera, la realidad se había mezclado con sus sueños. - Desearía que todos ellos, todos los que conocí, los que me acompañaron y los que pasaron por aquí para luego emprender su camino hacia lugares lejanos,... desearía compartir con ellos esta grata sensación. - Estamos aquí - Decían los pájaros en su sueño - ¡Ya hemos llegado! - le anunciaban las pequeñas flores. - ¡Hemos venido! - Decían los humanos a los que había conocido. Al día siguiente, una gran muchedumbre se agolpaba en torno al viejo roble: la tempestad de la noche anterior había arrancado las raíces del árbol, que ahora yacía tumbado. Algunos de los congregados no pudieron evitar verter unas lágrimas, pues el roble les había guiado hasta la costa en más de una ocasión. Pero aquel sueño glorioso fue en realidad el último sueño del viejo roble
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas El secuestro de la hija del Rey que sólo quería el mejor marido para su hija, ha tenido un feliz desenlace. Mientras algunos súbditos creen que la montaña de cristal representaba una prueba demasiado dura, otros se preguntan de dónde salió el viejo Rink Rank. Los Hermanos Grimm Presentan: El viejo RinkRank Érase una vez que se era un rey con una hija tan bella que decidió que sólo el mejor pretendiente la desposaría. Para probarlo, hizo construir una enorme montaña de cristal y mandó pregonar al heraldo que la princesa sólo se casaría con aquel capaz de subir corriendo por la montaña sin caerse. Muchos fueron los que los intentaron, pero ninguno era del agrado de la niña y ésta se alegró de las medidas tomadas por su padre. Cierto día, llegó a palacio un pretendiente que cautivó a la princesa por su porte distinguido y su elegancia. - Te ayudaré a trepar a la montaña, - le propuso ella - de esta manera pasarás la prueba. Pero quiso la mala fortuna que la chiquilla tropezara, resbalando por una grieta hacia el interior de la montaña de cristal. Por más que la buscaron e intentaron rescatarla, todos los esfuerzos resultaron vanos: no había ni rastro de la princesa por ninguna parte. En lo más profundo de la montaña, donde la niña terminó después de rodar durante un largo trecho, encontró a un viejo de larga barba que le habló así: - Te quedarás aquí y realizarás las tareas domésticas para mí. Con el tiempo, quizá te libere. A la princesa no le quedaba más remedio que obedecer, y así lo hizo durante muchos años, pues la única forma para salir de la montaña era utilizando una escalera mágica que el anciano guardaba en su bolsillo. Antes de partir, el viejo Rink Rank desplegaba la escalera, trepaba por ella para salir de la montaña y una vez fuera, la plegaba mágicamente y la volvía a guardar. Cuando regresaba a la montaña por las noches, el anciano solía preguntar a la muchacha: - Aquí llega el viejo RinkRank al corazón de la montaña. Princesa, ¿me has hecho la cama? - Ya la he hecho. - Respondía ella. - Aquí llega el viejo RinkRank con su bastón dorado. Princesa, ¿has lavado los platos? - Sí, los he lavado. - Contestaba la niña. - Aquí llega el viejo RinkRank con la mesa puesta. Princesa, ¡Ábreme la puerta! A pesar de su situación, la hija del Rey no perdía la esperanza de volver a ver a su padre y a su prometido, y un día ideó un plan para escaparse. Hizo la cama y fregó los platos, además de barrer, lavar y cocinar como todos los días, pero cuando el anciano, después de guardarse la escalera en el bolsillo la llamó para que le abriera la puerta, ella no contestó. - Aquí llega el viejo RinkRank con la mesa puesta. Princesa, ¡Ábreme la puerta! - Repitió el viejo ante el silencio de la princesa. Mas de nuevo, no obtuvo respuesta. Intrigado, decidió asomar la cabeza por la ventana para ver cuál era el motivo que impedía a la muchacha permitirle el paso al interior. Y en un instante, la hija del rey cerró la ventana, atrapando la larga barba del viejo. Por más que suplicó y gritó que le liberara, la niña hizo oídos sordos a los lamentos del viejo, buscó en su bolsillo la mágica escalera y aprovechó la oportunidad que el destino le brindaba para escapar de la montaña de cristal. Una vez fuera, corrió y corrió hacia el castillo donde encontró a su padre y a su enamorado, que no pudieron contener la alegría de volver a verla. El rey, avergonzado por haber construído la montaña de cristal que casi acaba con la vida de su pequeña, mandó derrumbarla sin importarle el destino de su extraño habitante. Al día siguiente se celebraron los esponsales y cada invitado se llevó como recuerdo del evento un pequeño cristal recogido de los restos de la montaña de oscura historia, para evitar que se cometieran en el futuro errores parecidos
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas AÑO NUEVO A J. Piquet. A las doce de la noche, por las puertas de la gloria y al fulgor de perla y oro de una luz extraterrestre, sale en hombros de cuatro ángeles, y en su silla gestatoria, San Silvestre. Más hermoso que un rey mago, lleva puesta la tiara, de que son bellos diamantes Sirio, Arturo y Orión; y el anillo de su diestra hecho cual si fuese para Salomón. Sus pies cubren los joyeles de la Osa adamantina, y su capa raras piedras de una ilustre Visapur; y colgada sobre el pecho resplandece la divina Cruz del Sur. Va el pontífice hacia Oriente; ¿va a encontrar el áureo barco donde al brillo de la aurora viene en triunfo el rey Enero? Ya la aljaba de Diciembre se fue toda por el arco del Arquero. A la orilla del abismo misterioso de lo Eterno el inmenso Sagitario no se cansa de flechar; le sustenta el frío Polo, lo corona el blanco Invierno y le cubre los riñones el vellón azul del mar. Cada flecha que dispara, cada flecha es una hora; doce aljabas cada año para él trae el rey Enero; en la sombra se destaca la figura vencedora del Arquero. Al redor de la figura del gigante se oye el vuelo misterioso y fugitivo de las almas que se van, y el ruido con que pasa por la bóveda del cielo con sus alas membranosas el murciélago Satán. San Silvestre, bajo el palio de un zodíaco de virtudes, del celeste Vaticano se detiene en los umbrales mientras himnos y motetes canta un coro de laúdes inmortales. Reza el santo y pontifica; y al mirar que viene el barco donde en triunfo llega Enero, ante Dios bendice al mundo; y su brazo abarca el arco y el Arquero. Rubén Darío
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Aparente quietud ante tus ojos, aquí, esta herida —no hay ajenos límites—, hoy es el fiel de tu equilibrio estable. La herida es tuya, el cuerpo en que está abierta es tuyo, aun yerto y lívido. Ven, toca, baja, más cerca. ¿Acaso ves tu origen entrando por tus ojos a esta parte contraria de la vida? ¿Qué has hallado? ¿Algo que no sea tuyo en permanencia? Tira tu daga. Tira tus sentidos. Dentro de ti te engendra lo que has dado, fue tuyo y siempre es acción continua. Esta herida es testigo: nadie ha muerto. Emilio Prados
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Epigrama 11 Heráclito y Demócrito Aquel filósofo ríe, este llora: aquel contempla lo cómico de la vida, este lo trágico de ella. Juan de Iriarte
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas CAMINO Confusa la historia y clara la pena. ANTONIO MACHADO Aquí estás, camino de siempre, hacia adelante, rota la aspiración rosada, luna que empalidece toda cosa. Aquí estás y debes andar, caminar como el agua absorta por el torcido cauce, altos los muros rojos, y a deshora. Como el agua inmóvil transcurres hacia un lejos, playa remota, ya confusas historia y pena, lejana la pena, la historia... Carlos Bousoño
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas EL ÚLTIMO DÍA DEL AÑO Y EL PRIMERO A mi hermano Pedro Aquí tienes al anciano terminando su agonía, y al niño en el mismo día empezando su vivir. Escucha cual suena, hermano, de ése que viene el gemido con el adiós confundido del otro que va a partir. ¿Qué es más triste, la ignorancia de aquel que busca la vida, o de otro que perdida deja la vida, el saber? ¿Qué lloras más, a la infancia que a padecer se encamina, o a la vejez que termina, hermano, su padecer? Tuvo el año lozanía, bella fue su primavera, mas ¿sabes en la pradera para qué las flores son? Para hacernos más sombría, cuando acaba su belleza, de los campos la tristeza en la invernal estación. ¿Dudas? ¡ay! estrecha cuenta hoy al año reclamemos, y sus penas coloquemos al lado de su placer. Ya verás cuál se acrecienta ancho el cerco de sus males, y el de sus bienes cabales cuán estrecho viene a ser. Tenemos pena cumplida, ventura sólo aplazada, con lágrima anticipada tan antes pagada ya, que parece que la vida poscrita al placer tenemos, y sólo que le soñemos castigo el dolor nos da. Tal nos pasa, tal sufrimos, tal es el mundo presente; tras nosotros otra gente más dichosa ha de venir: que las almas que nacimos de este siglo entre las guerras, para cruzar nuestras tierras en un perpetuo gemir. Bardos vendrán más contentos en otra edad venturosa que la vida hallen hermosa y canten sólo placer; mas nosotros, descontentos de estos tiempos revoltosos, con los ojos lagrimosos cantamos el padecer. Y cuando el año termina más nuestro duelo se aumenta; triste el año es que ahuyenta ¿mas cómo el otro será? Esa aurora que vecina sigue ya a la noche esta en alas del sol traspuesta, ¿sabes tú qué luz traerá? ¿Podrán los ojos mirarla frente a frente sin recelo? ¿Brillará pura en el ciclo? ¿Saldrá envuelta en lobreguez? ¿Vendrá algún astro a eclipsarla, tanta nube a oscurecerla, que nunca logremos verla en completa brillantez? Allá los sabios que miran por la noche a los luceros, en sus cálculos certeros lo que averiguan dirán; mas a mí que no me inspiran profecías las estrellas, no puedo decir por ellas lo que los años traerán. Pero los temo y los lloro, y entre su noche y su aurora está para mí la hora más triste del corazón; del rudo bronce sonoro que entrambos años separa, temblando aguardo la clara y solemne vibración... Dos... cuatro... seis... alegría al que nace saludemos; ocho... diez... doce... ¡lloremos al que deja de vivir! Es del año la agonía y el nacimiento del año, la esperanza y desengaño lo pasado y porvenir. Ermita de Bótoa, 1847 Carolina Coronado
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas POEMA DEL ÁRBOL La gracia de tu rama verdecida ANTONIO MACHADO Árbol, buen árbol, que tras la borrasca te erguiste en desnudez y desaliento, sobre una gran alfombra de hojarasca que removía indiferente el viento... Hoy he visto en tus ramas la primera hoja verde, mojada de rocío, como un regalo de la primavera, buen árbol del estío. Y en esa verde punta que está brotando en ti de no sé dónde, hay algo que en silencio me pregunta o silenciosamente me responde. Sí, buen árbol; ya he visto como truecas el fango en flor, y sé lo que me dices; ya sé que con tus propias hojas secas se han nutrido de nuevo tus raíces. Y así también un día, este amor que murió calladamente, renacerá de mi melancolía en otro amor, igual y diferente. No; tu augurio risueño, tu instinto vegetal no se equivoca: Soñaré en otra almohada el mismo sueño, y daré el mismo beso en otra boca. Y, en cordial semejanza, buen árbol, quizá pronto te recuerde, cuando brote en mi vida una esperanza que se parezca un poco a tu hoja verde... José Ángel Buesa
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas A Ricardo del Monte al muy querido y muy venerado maestro, dedica sus primeros versos Julián del Casal INTRODUCCIÓN Árbol de mi pensamiento Lanza tus hojas al viento Del olvido, Que, al volver las primaveras, Harán en ti las quimeras Nuevo nido; Y saldrán de entre tus hojas, En vez de amargas congojas, Las canciones Que en otro mayo tuvistes, Para consuelo de tristes Corazones. Julián del Casal
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas PROVERBIOS Y CANTARES - III A quien nos justifica nuestra desconfianza llamamos enemigo, ladrón de una esperanza. Jamás perdona el necio si ve la nuez vacía que dio a cascar al diente de la sabiduría. Antonio Machado
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas CONSEJOS I Este amor que quiere ser acaso pronto será; pero ¿cuándo ha de volver lo que acaba de pasar? Hoy dista mucho de ayer. ¡Ayer es Nunca jamás! II Moneda que está en la mano quizá se deba guardar: la monedita del alma se pierde si no se da. Antonio Machado
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas PROVERBIOS Y CANTARES - XXXI Corazón, ayer sonoro, ¿ya no suena tu monedilla de oro? Tu alcancía, antes que el tiempo la rompa, ¿se irá quedando vacía? Confiemos en que no será verdad nada de lo que sabemos. Antonio Machado
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas PROVERBIOS Y CANTARES - XXXVIII ¿Dices que nada se crea? Alfarero, a tus cacharros. Haz tu copa y no te importe si no puedes hacer barro. Antonio Machado
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Dice la esperanza: un día la verás, si bien esperas. Dice la desesperanza: sólo tu amargura es ella. Late, corazón... No todo se lo ha tragado la tierra. Antonio Machado