Re: ... de poetas, cuentos y leyendas CANCIÓN ÚLTIMA Pintada, no vacía: pintada está mi casa del color de las grandes pasiones y desgracias. Regresará del llanto adonde fue llevada con su desierta mesa con su ruidosa cama. Florecerán los besos sobre las almohadas. Y en torno de los cuerpos elevará la sábana su intensa enredadera nocturna, perfumada. El odio se amortigua detrás de la ventana. Será la garra suave. Dejadme la esperanza. Miguel Hernández
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas BALADA INTERIOR A GABRIEL El corazón, Que tenía en la escuela Donde estuvo pintada La cartilla primera, ¿Está en ti, Noche negra? (Frío, frío, Como el agua Del río.) El primer beso Que supo a beso y fue Para mis labios niños Como la lluvia fresca, ¿Está en ti, Noche negra? (Frío, frío Como el agua Del río.) Mi primer verso. La niña de las trenzas Que miraba de frente ¿Está en ti, Noche negra? (Frío, frío, Como el agua Del río,) Pero mi corazón Roído de culebras, El que estuvo colgado Del árbol de la ciencia, ¿Está en ti, Noche negra? (Caliente, caliente, Como el agua De la fuente.) Mi amor errante, Castillo sin firmeza, De sombras enmohecidas, ¿Está en ti, Noche negra? (Caliente, caliente, Como el agua De la fuente.) ¡Oh, gran dolor! Admites en tu cueva Nada más que la sombra. ¿Es cierto, Noche negra? (Caliente, caliente, Como el agua De la fuente.) ¡Oh, corazón perdido! ¡Réquiem aeternam! Vega de Zujaira, 16 de julio de 1920 Federico García Lorca
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Cuenta una leyenda de los indios Sioux que, cierta vez, Toro Bravo e Nube Azul llegaron tomados de la mano a la tienda del viejo hechicero de la tribu y le pidieron: - Nosotros nos amamos y vamos a casarnos. Pero nos amamos tanto que queremos un consejo que nos garantice estar para siempre juntos, que nos asegure estar uno al lado del otro hasta la muerte. Hay algo que podamos hacer? Y el viejo, emocionado al verlos tan jóvenes, tan apasionados y tan ansiosos por una palabra, les dijo: - Hacer lo que pueda ser hecho, aunque sean tareas muy difíciles. Tu, Nube Azul, debes escalar el monte al norte de la aldea solo con una red, cazar el halcón más fuerte y traerlo aquí, con vida, hasta el tercer día después de la luna llena. Y tú, Toro Bravo, debes escalar la montaña del trueno; allá encima encontrarás a las mas brava de todas las águilas. Solamente con una red deberás atraparla y traerla para mí, viva! Los jóvenes se abrazaron con ternura y luego partieron para cumplir con la misión. El viejo las sacó de las bolsas y constató que eran verdaderamente hermosos ejemplares de los animales que él les había pedido. -Y ahora, qué debemos hacer? Los jóvenes le preguntaron. -Tomen las aves y amárrenlas una a otra por las patas con esas cintas de cuero. Cuando estén amarradas, suéltenlas para que vuelen, libres. Ellos hicieron lo que les fue ordenado y soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron volar, pero apenas consiguieron dar pequeños saltos por el terreno. Minutos después, irritadas por la imposibilidad de volar, las aves comenzaron a agredirse una a otra, picándose hasta lastimarse. Entonces, el viejo dijo: - Jamás se olviden lo que están viendo. Y este es mi consejo: Ustedes son como el águila y el halcón. Si estuvieran amarrados uno al otro, aunque fuera por amor, no sólo vivirán arrastrándose sino también, mas tarde o mas temprano, comenzarán a lastimarse uno al otro. Si quieren que el amor entre ustedes perdure, vuelen juntos, pero jamás amarrados. Libera a la persona que amas para que ella pueda volar con sus propias alas Esta es una verdad en el matrimonio y también en las relaciones familiares, amistades y profesionales. Respeta el derecho de las personas de volar rumbo a sus sueños.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas ...que puedo decirte Zara Guapa, más que maravilloso, Gracias....de verdad!
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas El Fantasma de la Opera Gastón Leroux -¡Quédese! ¡Ahora tiene que saberlo todo aquí! -¿Por qué aquí, Christine? Temo por usted del fresco de la noche. -No debemos temer más que a las trampillas, amigo mío, y aquí nos encontramos en el confin del mundo de las trampillas... Además, no puedo verlo fuera del teatro... No es éste el momento de contrariarlo... No despertemos sus sospechas... -¡Christine, Christine! Algo me dice que hacemos mal en esperar hasta mañana por la noche y que deberíamos huir ahora mismo. -Le digo que, si no me oye cantar mañana por la noche, tendrá un gran disgusto. -Es muy difícil no hacer sufrir a Erik y a la vez huir para siempre... -En esto tiene razón, Raoul..., ya que lo más probable es que él se muera si me voy... -y la joven añadió con voz sorda-: Pero eso no impide que debamos irnos, ya que, de lo contrario, nos arriesgamos a que él nos mate. -¿La ama entonces? -¡Hasta el crimen! -Pero su escondrijo no puede ser imposible de encontrar... Podemos ir a buscarlo allí. Si Erik no es un fantasma, se le puede hablar e incluso obligarlo a responder. Christine negó con la cabeza. -¡No, no! No puede intentarse nada contra Erik... Lo único posible es huir. -¿Y cómo, teniendo la oportunidad de huir, volvió usted a él? -Porque era necesario... Y lo entenderá cuando le explique cómo pude salir de su casa... -¡Oh, cuanto lo odio!... -exclamó Raoul-. Y usted, Christine, dígame..., debe decirme algo para que yo pueda escuchar con calma el resto de esta extraordinaria historia de amor... ¿Y usted, le odia? -¡No! -dijo tan sólo Christine. -Entonces, ¿para qué hablar?... ¡Usted lo ama! ¡Su miedo, sus terrores, todo no es más que amor, y del más apasionado! De los que no se confiesan -explicó Raoul con amargura-. De los que estremecen cuando se piensa en él... ¡Piense, un hombre que vive en un palacio bajo tierra! Y soltó una carcajada. -¿Usted qué quiere? ¿Que vuelva? -le interrumpió brutalmente la joven... Tenga cuidado, Raoul, se lo he advertido: ¡ya no saldría jamás! Y se hizo un espantoso silencio entre ellos tres..., ellos dos que hablaban y la sombra que escuchaba detrás... -Antes de responderle quisiera saber qué sentimientos le inspira a usted él, sino lo odia. -¡Horror! -le contestó ella..., y pronunció estas palabras con tal fuerza que cubrieron los suspiros de la noche-. ¡Eso es lo terrible! -siguió diciendo febrilmente- ... Le tengo horror y no lo detesto. ¿Cómo podría odiarlo, Raoul? Contemplé a Erik a mis pies, en la mansión del lago, bajo tierra. Él mismo se acusa, se maldice, ¡implora mi perdón!... »Reconoce su impostura. ¡Me ama! ¡Despliega ante mí un intenso y trágico amor!... ¡Me ha raptado por amor!... Me ha encerrado con él en la tierra por amor..., pero me respeta, se arrastra, gime, llora... Y cuando me levanto, Raoul, cuando le digo que sólo puedo despreciarle si no me devuelve inmediatamente la libertad que me ha quitado, cosa extraña..., me la ofrece... No tengo más que irme... Está dispuesto a enseñarme el misterioso camino... Lo que ocurre es que él también se ha levantado y me veo obligada a recordar que, si no es fantasma ni ángel ni genio, sigue siendo la Voz, ¡ya que canta!... »Y yo lo escucho... y me quedo! »Aquella noche no intercambiamos ni una palabra más... ¡Cogió un arpa y se puso a cantarme, con voz de hombre, voz de ángel, la romanza de Desdémona! El recuerdo de que yo tenía de haberla cantado me avergonzaba. Hay una virtud en la música que hace que no exista nada en el mundo exterior fuera de esos sonidos que invaden el corazón. Olvidé mi extravagante aventura. Sólo revivía la voz, y la seguía embriagada en su viaje armonioso. Formaba parte del rebaño de Orfeo. Me paseó por el dolor y la alegría, el martirio y la desesperación, la dicha, la muerte y los himeneos triunfantes... Yo escuchaba... Aquella voz cantaba... Me cantó fragmentos desconocidos..., y me hizo escuchar una música nueva que me causó una extraña impresión de dulzura, languidez y reposo... Una música que, después de haber elevado mi alma, la apaciguó poco a poco y la condujo hasta el umbral del sueño. Me quedé dormida. »Cuando desperté me encontraba sola en un sofá, en una pequeña habitación muy sencilla, amueblada de una vulgar cama de caoba y paredes cubiertas de tela de Jouy, iluminada por una lámpara que descansaba sobre el mármol de una vieja cómoda estilo Luis Felipe. ¿Qué era aquel nuevo decorado?... Me pasé la mano por la frente como para rechazar un mal sueño... Pero ¡ay!, por desgracia no tardé mucho en darme cuenta de que no había soñado... ¡Estaba prisionera y no podía salir de mi habitación más que para entrar en un cuarto de baño muy bien acondicionado! Agua caliente y agua fría a voluntad. Al volver a mi habitación, vi sobre la cómoda una nota escrita en tinta roja que exponía exactamente cuál era mi triste situación y que, si aún no lo había entendido, me quitaba todas las dudas acerca de la realidad de los acontecimientos: "Mi querida Christine, decía la nota, no tengas miedo respecto a tu destino. No tienes en el mundo un amigo más fiel y respetuoso que yo. Cuando leas esta nota, estarás sola en esta morada, que te pertenece. Salgo para dar una vuelta por las tiendas y traerte toda la ropa que puedes necesitar." »-Decididamente -exclamé-, ¡he caído en manos de un loco! ¿Qué va a ser de mí? ¿Cuánto tiempo piensa ese miserable tenerme encerrada en su prisión subterránea? »Como una enajenada, recorrí mi pequeño apartamento, buscando siempre una salida que no encontré. Me acusé amargamente de mí estúpida superstición y sentí un placer enorme en burlarme de la perfecta inocencia con la que había acogido, a través de las paredes, a la Voz del genio de la música... ¡Cuando una es tan tonta, se está a merced de las más inauditas catástrofes. ¡Me lo había merecido! Tenía ganas de golpearme y me puse a reír y a llorar a la vez. En este estado me encontró Erik. »Después de dar tres golpecitos secos en la pared, entró tranquilamente por una puerta que yo no había sabido descubrir y que dejó abierta. Venía cargado de cajas y paquetes que dejó inmediatamente encima de mi cama, mientras yo lo insultaba y lo desafiaba a quitarse la máscara si es que tenía la pretensión de ocultar un rostro de hombre honrado. »-Nunca verás el rostro de Erik -me contestó con gran serenidad: »Y me reprochó por no haberme aseado aún a aquellas horas. Se dignó explicarme que eran las dos de la tarde. Me dejaba media hora de tiempo. Mientras hablaba, ponía mi reloj en hora, tras lo cual me invitó a pasar al comedor donde nos esperaba, anunció, un excelente desayuno. Yo tenía mucha hambre, le cerré la puerta en sus narices y entré en el cuarto de baño. Me bañé, después de dejar a mi lado un magnífico par de tijeras con las que estaba decidida a darme muerte si Erik, después de haberse comportado como un loco, dejaba de comportarse como un hombre honrado... El baño me hizo un gran bien y cuando reaparecí ante Erik, había tomado la sabia decisión de no insultarlo ni herirlo y, por el contrario, de halagarlo para obtener una rápida libertad. Habló él primero acerca de los proyectos que tenía sobre mí, precisándomelos para tranquilizarme. Le gustaba demasiado mi compañía para verse privado de ella inmediatamente, como por un momento había consentido el día anterior. Ante la expresión indignada de mi horror, yo debía entender que no había motivo para asustarme de tenerlo a mi lado; me amaba, pero ya no volvería a decír-melo si yo no se lo autorizaba, y el resto del tiempo lo pasaríamos con la música. »-¿Qué entiende usted por el resto del tiempo?... -le pregunté. »-Cinco días -me contestó con firmeza. ».-¿Y después seré libre? »-Serás libre, Christine, ya que, transcurridos esos cinco días, habrás aprendido a no temerme. Entonces volverás para ver, de cuando en cuando, al pobre Erik... »El tono en el que pronunció estas últimas palabras me conmovió profundamente. Me pareció reconocer una angustia tan real, tan digna de piedad, que alcé hacia la máscara un rostro enternecido. No podía ver los ojos detrás de la máscara, y esto no ayudaba a disminuir el desagradable sentimiento de malestar que sentía al interrogar a aquel misterioso trozo de tela negra. Pero, por debajo de la tela, en la punta de la barbilla de la máscara, aparecieron una, dos, tres, cuatro lágrimas. »Me señaló en silencio un asiento frente a él, al lado de un pequeño velador que ocupaba el centro de la estancia donde, el día anterior, había tocado el arpa para mí, y me senté muy turbada. Sin embargo, comí con apetito algunos cangrejos y un ala de pollo regada con un poco de vino de Tokay que él mismo había traído, decía, de las bodegas de Koenisgberg, antaño frecuentadas en otro tiempo por Falstaff. El no comía ni bebía. Le pregunté cuál era su nacionalidad y si aquel nombre de Erik no era de origen escandinavo. Me contestó que no tenía nombre ni patria y que había elegido el de Erik por casualidad. Le pregunté por qué, ya que me quería, no había encontrado un medio mejor de decírmelo que el de arrastrarme con él y encerrarme bajo tierra. »-Es muy difícil hacerse amar en una tumba -le dije. »-Uno tiene las "citas" que puede -respondió en un tono muy especial. »Luego se levantó y me tendió la mano, porque quería hacerme los honores de su vivienda, pero yo retiré con brusquedad mi mano de la suya lanzando un grito. Lo que acababa de tocar era a la vez húmedo y óseo, y recordé que sus manos olían a muerte. »-¡Oh, perdón! -gimió. Y abrió una puerta ante mí-. Esta es mi habitación -dijo-. Es bastante extraña... ¿Quieres visitarla? »No titubeé. Sus modales, sus palabras, todo su aspecto me hacían tener confianza y, además, sentía que no debía tener miedo. »Entré. Me pareció que entraba en una cámara mortuoria. Las paredes estaban totalmente tapizadas de negro, pero, en lugar de las lágrimas blancas que de ordinario completan este fúnebre ornamento, se veía, encima de una enorme partitura de música, las notas repetidas del Dies irae. En medio de la habitación había un dosel, del que colgaban unas cortinas de paño rojo y, bajo el dosel, un ataúd abierto. »Al verlo, retrocedí. »-Ahí es donde duermo -dijo Erik-. En la vida hay que acostumbrarse a todo, incluso a la eternidad. »Volví la cabeza, impresionada por aquel siniestro espectáculo. Mis ojos se posaron entonces en el teclado de un órgano que ocupaba toda una pared. Encima del pupitre se encontraba un cuaderno todo garrapateado de notas en rojo. Pedí permiso para mirarlo y leí en la primera página: Don Juan triunfante.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Gracias Claudia, por llerlo... me alegra mucho que te haya gustado
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas EL ERMITAÑO Se cuenta lo siguiente de un viejo anacoreta o ermitaño, es decir, una de esas personas que por amor a Dios se refugian en la soledad del desierto, del bosque o de las montañas para solamente dedicarse a la oración y a la penitencia. Se quejaba muchas veces que tenía demasiado quehacer. La gente preguntó cómo era eso de que en la soledad estuviera con tanto trabajo. Les contestó: "Tengo que domar a dos halcones, entrenar a dos águilas, mantener quietos a dos conejos, vigilar una serpiente, cargar un asno y someter a un león". No vemos ningún animal cerca de la cueva donde vives. ¿Dónde están todos estos animales? Entonces el ermitaño dio una explicación que todos comprendieron. Porque estos animales los tienen todos los hombres, ustedes también. Los dos halcones, se lanzan sobre todo lo que se les presenta, bueno y malo. Tengo que domarlos para que sólo se lanzan sobre una presa buena, son mis ojos. Las dos águilas con sus garras hieren y destrozan. Tengo que entrenarlas para que sólo se pongan al servicio y ayuden sin herir, son mis dos manos. Y los conejos quieren ir adonde les plazca, huir de los demás y esquivar las cosas difíciles. Tengo que enseñarles a estar quietos aunque haya un sufrimiento, un problema o cualquier cosa que no me gusta, son mis dos pies. Lo más difícil es vigilar la serpiente aunque se encuentra encerrada en una jaula de 32 varillas. Siempre está lista por morder y envenenar a los que la rodean apenas se abre la jaula, si no la vigilo de cerca, hace daño, es mi lengua. El burro es muy obstinado, no quiere cumplir con su deber. Pretende estar cansado y no quiere llevar su carga de cada día, es mi cuerpo. Finalmente necesito domar al león, quiere ser el rey, quiere ser siempre el primero, es vanidoso y orgulloso, es mi corazón.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Estaba escribiendo, pero se borró todo Lo que han escrito es de gran sensibilidad. Espero otro día tener paciencia y volver a escribir... Anita.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas hola Anveri!!! o es necesario que lo cites de nuevo! si te gusto ya esta el cometido cumplido!
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Pongo en negritas las palabras que no conozco. Encontré lo siguiente en Internet del tempisque ¿DÓNDE HAY ÁRBOLES DE TEMPISQUE? El tempisque es uno de esos árboles orgullosamente mesoamericanos, cuya distribución natural se inicia desde las Tierras Mayas en el sur de México, hasta Panamá, y aparentemente también es natural en algunas de las islas de las Antillas. En Costa Rica, las poblaciones de este árbol se localizan con más abundancia en la zona Pacífica del norte, desde el nivel del mar hasta los 800 metros de elevación más o menos, y se le encuentra con más frecuencia a lo largo de las orillas arenosas de los ríos de cauce amplio de las llanuras, aunque no son nada raros los individuos que crecen sobre laderas con pendientes de moderadas a fuertes. En la zona Norte y Atlántica también hay algunos árboles de tempisque dentro de los mismos rangos de elevación pero en mucho menor cantidad y más bien son raros de encontrar. En Costa Rica el tempisque ya es un árbol muy escaso cuya población se ha reducido a un mínimo muy peligroso... Encuentro lo siguiente de las gambas: Estructuras características de muchas especies de árboles de los bosques tropicales muy lluviosos principalmente. Consisten de una especie de "aletas" que se forman en cantidades variables en la base del tronco. También se les conoce como arbotantes o contrafuertes No conocía nada de nada de la literatura de América Central. Supongo que el ojo de agua es un manantial ¿Al ojo de agua se lo personifica con quien la violó? No lo sé o no lo entendí. ¡Que no se pierda la honra de la mujer por una violación! Anita.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas ahi Anveri no te puedo ayudar porque yo tampoco lo termine de entender y los términos tampoco, pero ya nos explicaran, porque seguramente son expresiones propias de centro america , como nosotros tenemos las nuestras . Maravillosa Violeta Parra!
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Pienso que una cuota de orgullo sirve un poco Tiene orgullo tanto el sabio como el ignorante, el rico como el indigente... Son fortalezas que da la Vida, aunque la persona esté equivocada. Anita.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas si , la necesaria como para quererse y cuidarse, pero siempre es bueno controlar al ego...porque suele traer grandes problemas ! Viste que buena reflexion la de Serrat...si que es así!
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Anveri Si,el ojo de agua es un manantial,La Juanita estaba en ese lugar y llego el joven,"El de a caballo,joven y guapo,apuro y pronto estuvo a su lado" Cipote_es niño_,en El Salvador usamos ese termino,puede ser de forma despectiva o de cariño.ejemplo_le decimos a nuestros hijos"Lo que estas haciendo ahora lo haciamos cuando heramos cipotes "o"Esa cipota es bien inteligente". Huizayote , guisquil o chayote,,es una verdura que se le hecha a las sopas es aguanoso y simple.Lo que sucede es que la cascara tiene unas pequeñas espinas,cuando se le quita la cascara desaparecen(cuando el pelo de alquien es corto y levantado generalmente los hombres le decimos cabeza de guisquil) El hermano era un niño de nueve años ,el se dio cuenta que el papa´ castigo a la Juana,por perder algo que quizas era de gran valor para el,entonces fue a buscarlo y lo que encontro fue un puñal,segun el eso era la honra que la Juana habia perdido.Cuando se lo llevo al papa´,el señor dijo "pues es cierto"porque penso en la venganza. En este cuento tambien se toca lo de la virginidad de la mujer ,la agrecion fisica,.En la epoca en que fue escrito la virginidad era vista de otra forma diferente de hoy en dia,.Hoy esta Los derechos humanos,Las dignas(defienden los derechos de la mujer)etc. Que lastima que no lo entendieron Saludos En esta direccion hablan de ese cuento; http://www.elsalvador.com/hablemos/2005/021005/021005-5.htm