Poemas, cuentos y leyendas

Tema en 'Temas de interés (no de plantas)' comenzado por mai^a, 27/2/08.

  1. maria egaña

    maria egaña

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    yo no sé si ésta ya estaba en este hilo, pero se las pongo

    Antonio MAchado

    Daba el reloj las doce... y eran doce
    golpes de azada en tierra...

    ... ¡Mi hora! -grité- ... El silencio
    me respondió: -No temas;
    tú no verás caer la última gota
    que en la clepsidra tiembla.

    Dormirás muchas horas todavía
    sobre la orilla vieja
    y encontrarás una mañana pura
    amarrada tu barca a otra ribera


    María Egaña
    Chile
     
  2. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    no, María, no estaba, puse muchas de Machado, pero esa no...muy bonita!;)
     
  3. maria egaña

    maria egaña

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Y Amado Nervo en " Amada Inmóvil " libro que escribió cuando se le murió su mujer??

    I. ¿LLORAR? ¿POR QUÉ?
    ESTE es el libro de mi dolor:
    lágrima a lágrima lo formé;
    una vez hecho, te juro, por
    Cristo, que nunca más lloraré.
    ¿Llorar? ¿Por qué?

    Serán mis rimas como el rielar
    de una luz íntima, que dejaré
    en cada verso; pero llorar,
    ¡eso ya nunca! ¿Por quién? ¿Por qué?

    Serán un plácido florilegio
    un haz de notas que regaré
    y habrá una risa por cada arpegio,
    ¿Pero una lágrima? ¡Qué sacrilegio!
    Eso ya nunca. ¿Por quién? ¿Por qué?

    III. "GRATIA PLENA"
    TODO en ella encantaba, todo en ella atraía:
    su mirada, su gesto, su sonrisa, su andar...
    El ingenio de Francia de su boca fluía.
    Era llena de gracia, como el Avemaría;
    ¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar!

    Ingenua como el agua, diáfana como el día,
    rubia y nevada como margarita sin par,
    al influjo de su alma celeste amanecía...
    Era llena de gracia, como el Avemaría;
    ¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar!

    Cierta dulce y amable dignidad la investía
    de no sé qué prestigio lejano y singular.
    Más que mucha princesas, princesa parecía:
    era llena de gracia, como el Avemaría;
    ¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar!

    Yo gocé el privilegio de encontrarla en mi vía
    dolorosa; por ella tuvo fin mi anhelar,
    y cadencias arcanas halló mi poesía.
    Era llena de gracia, como el Avemaría;
    ¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar!

    ¡Cuánto, cuánto la quise! ¡Por diéz años fue mía;
    pero flores tan bellas nunca pueden durar!
    ¡Era llena de gracia, como el Avemaría;
    y a la Fuente de gracia, de donde procedía,
    se volvió... como gota que se vuelve a la mar!


    XII. EL CELAJE

    ¿Adónde fuiste, Amor; adónde fuiste?
    Se extinguió del poniente el manso fuego,
    y tú que me decías: «hasta luego,
    volveré por la noche»... ¡no volviste!

    ¿En qué zarzas tu pie divino heriste?
    ¿Qué muro cruel te ensordeció a mi ruego?
    ¿Qué nieve supo congelar tu apego
    y a tu memoria hurtar mi imagen triste?

    ...Amor, ¡ya no vendrás! En vano, ansioso,
    de mi balcón atalayando vivo
    el campo verde y el confín brumoso;

    y me finge un celaje fugitivo
    nave de luz en que, al final reposo,
    va tu dulce fantasma pensativo.


    PD: Ojalá nuestros maridos o novios nos dijieran al menos un décimo de lo que nos expresan estos poetas. Amando Nervo me encanta!!!!!!!

    María Egaña
    Chile
     
  4. mai^a

    mai^a My Garden

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Lección de optimismo


    "Ya veis que no soy pesimista ni un desencantado,
    ni un vencido, ni un amargado por derrota ninguna, a mí no
    ha derrotado nadie, y aunque así hubiera sido, la derrota solo
    habría conseguido hacerme más fuerte, más optimista, más
    idealista, porque los únicos derrotados en este mundo son los
    que no creen en nada, los que no conciben un ideal, los que no
    ven más camino que el de su casa o negocio, y se desesperan
    y reniegan de sí mismos, de su patria y de su Dios, si lo tienen,
    cada vez que le sale mal algún cálculo financiero o político de
    la matemática del egoísmo.

    Trabajo va a tener el enemigo para desalojarme a mí del campo
    de batalla! El territorio de mi estrategia es infinito, y puedo fatigar,
    desconcertar, desarmar y aniquilar al adversario, obligándolo a
    recorrer distancias inmensurables, a combatir sin comer, ni tomar
    aliento, la vida entera, y cuando se acabe la tierra, a cabalgar por
    los aires sobre corceles alados, si quiere perseguirme por los campos
    de la imaginación y del ensueño. Y después, el enemigo no puede
    renovar su gente, por la fuerza o el interés, que no resisten mucho
    tiempo, y entónces, o se queda solo, o se pasa al amor, y es mi
    conquista, y se rinde con armas y bagajes a mi ejército invisible
    e invencible."



    Fragmento d por Joaquín V. González
    e página del discurso de Joaquín V. González:
    "La universidad y el alma Argentina" de 1918.
     
  5. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    María...muy lindo!;)
    Maia: Preciosas las palabras de Joaquin V. Gonzalez , que realmente fue un hombre dejo su marca en la cultura de nuestro país!;) :razz:

    El Principito de Antoine Saint Exupéry....(este capitulo es particularmente especial....:happy: )
    21

    ENTONCES apareció el zorro:

    -¡Buenos días! -dijo el zorro.

    -¡Buenos días! -respondió cortésmente el principito que se volvió pero no vió nada.

    -Estoy aquí, bajo el manzano -díjo la voz.

    [​IMG]
    -¿Quién eres tú? -preguntó el principito-. ¡Qué bonito eres!

    -Soy un zorro -dijo el zorro.

    -Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-, ¡estoy tan triste!

    -No puedo jugar contigo -dijo el zorro-, no estoy domesticado.

    -¡Ah, perdón! -dijo el principito.

    Pero después de una breve reflexión, añadió:

    -¿Qué significa "domesticar"?

    -Tú no eres de aquí -dijo el zorro- ¿qué buscas?

    -Busco a los hombres -le respondió el principito-. ¿Qué significa "domesticar"?

    -Los hombres -dijo el zorro- tienen escopetas y cazan. ¡Es muy molesto! Pero también crían gallinas. Es lo único que les interesa. ¿Tú buscas gallinas?

    -No -díjo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar"? -volvió a preguntar el principito.

    -Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa "crear lazos... "

    -¿Crear lazos?

    -Efectivamente, verás -dijo el zorro-. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos. Y no te necesito. Tampoco tú tienes necesidad de mí. No soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo...

    -Comienzo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor... creo que ella me ha domesticado...

    -Es posible -concedió el zorro-, en la Tierra se ven todo tipo de cosas.

    -¡Oh, no es en la Tierra! -exclamó el principito.

    El zorro pareció intrigado:

    -¿En otro planeta?

    -Sí.

    -¿Hay cazadores en ese planeta?

    -No.

    -¡Qué interesante! ¿Y gallinas?

    -No.

    -Nada es perfecto -suspiró el zorro.

    Y después volviendo a su idea:

    -Mi vida es muy monótona. Cazo gallinas y los hombres me cazan a mí. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres son iguales; por consiguiente me aburro un poco. Si tú me domesticas, mi vida estará llena de sól. Conoceré el rumor de unos pasos diferentes a todos los demás. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra; los tuyos me llamarán fuera de la madriguera como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves allá abajo los campos de trigo? Yo no como pan y por lo tanto el trigo es para mí algo inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada y eso me pone triste. ¡Pero tú tienes los cabellos dorados y será algo maravilloso cuando me domestiques! El trigo, que es dorado también, será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo.

    El zorro se calló y miró un buen rato al principito:

    -Por favor... domestícame -le dijo.

    -Bien quisiera -le respondió el principito pero no tengo mucho tiempo. He de buscar amigos y conocer muchas cosas.

    -Sólo se conocen bien las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame!

    -¿Qué debo hacer? -preguntó el príncipito.

    -Debes tener mucha paciencia -respondió el zorro-. Te sentarás al principio ún poco lejos de mí, así, en el suelo; yo te miraré con el rabillo del ojo y tú no me dirás nada. El lenguaje es fuente de malos entendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...
    [​IMG]
    El principito volvió al día siguiente.

    -Hubiera sido mejor -dijo el zorro- que vinieras a la misma hora. Si vienes, por ejempló, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la feliçidad. Pero si tú vienes a cualquier hora, nunça sabré cuándo preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.

    -¿Qué es un rito? -inquirió el principito.

    -Es también algo demasiado olvidado -dijo el zorro-. Es lo que hace que un día no se parezca a otro día y que una hora sea diferente a otra. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. Los jueves bailan con las muchachas del pueblo. Los jueves entonces son días maravillosos en los que puedo ir de paseo hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones.

    De esta manera el principito domesticó al zorro. Y cuando se fue acercando eI día de la partida:

    -¡Ah! -dijo el zorro-, lloraré.

    -Tuya es la culpa -le dijo el principito-, yo no quería hacerte daño, pero tú has querido que te domestique...

    -Ciertamente -dijo el zorro.

    - Y vas a llorar!, -dijo él principito.

    -¡Seguro!

    -No ganas nada.

    -Gano -dijo el zoro- he ganado a causa del color del trigo.

    Y luego añadió:

    -Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto.

    El principito se fue a ver las rosas a las que dijo:

    -No son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.

    Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles:

    -Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mí rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.

    Y volvió con el zorro.

    -Adiós -le dijo.

    -Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple : Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos.

    -Lo esencial es invisible para los ojos -repitió el principito para acordarse.

    -Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella.

    -Es el tiempo que yo he perdido con ella... -repitió el principito para recordarlo.

    -Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-, pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Tú eres responsable de tu rosa...

    -Yo soy responsable de mi rosa... -repitió el principito a fin de recordarlo








     
  6. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    EL DULCE MILAGRO

    ¿Qué es esto? ¡Prodigio! Mis manos florecen.
    Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen.
    Mi amante besóme las manos, y en ellas,
    ¡oh gracia! brotaron rosas como estrellas.

    Y voy por la senda voceando el encanto
    y de dicha alterno sonrisa con llanto
    y bajo el milagro de mi encantamiento
    se aroman de rosas las alas del viento.

    Y murmura al verme la gente que pasa:
    «¿No veis que está loca? Tornadla a su casa.
    ¡Dice que en las manos le han nacido rosas
    y las va agitando como mariposas!»

    ¡Ah, pobre la gente que nunca comprende
    un milagro de éstos y que sólo entiende,
    que no nacen rosas más que en los rosales
    y que no hay más trigo que el de los trigales!

    que requiere líneas y color y forma,
    y que sólo admite realidad por norma.
    Que cuando uno dice: «Voy con la dulzura»,
    de inmediato buscan a la criatura.

    Que me digan loca, que en celda me encierren,
    que con siete llaves la puerta me cierren,
    que junto a la puerta pongan un lebrel,
    carcelero rudo, carcelero fiel.

    Cantaré lo mismo: «Mis manos florecen.
    Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen».
    ¡Y toda mi celda tendrá la fragancia
    de un inmenso ramo de rosas de Francia!


    Juana de Ibarbourou


     
  7. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    El Principito de Antoine Saint Exupéry
    22

    -¡Buenos días! -dijo el principito.

    -¡Buenos días! -respondió el guardavías.

    -¿Qué haces aquí? -le preguntó el principito.

    -Formo con los viajeros paquetes de mil y despacho los trenes que los llevan, ya a la derecha, ya a la izquierda.

    Y un tren rápido iluminado, rugiendo como el trueno, hizo temblar la caseta del guardavías.

    -Tienen mucha prisa -dijo el principito-. ¿Qué buscan?

    -Ni siquiera el conductor de la locomotora lo sabe -dijo el guardavías.

    Un segundo rápido iluminado rugió en sentido inverso.

    -¿Ya vuelve? -preguntó el principito.

    -No son los mismos -contestó el guardvías-. Es un cambio.

    -¿No se sentían contentos donde estaban?

    -Nunca se siente uno contento donde está -respondió el guardavías.

    Y rugió el trueno de un tercer rápido iluminado.

    -¿Van persiguiendo a los primeros viajeros? -preguntó el principito.

    -No persiguen absolutamente nada -le dijo el guardavías-; duermen o bostezan allí dentro. Unicamente los niños aplastan su nariz contra los vidrios.

    -Unicamente los niños saben lo que buscan -dijo el principito. Pierden el tiempo con una muñeca de trapo que viene a ser lo más importante para ellos y si se la quitan, lloran...

    -¡Qué suerte tienen! -dijo el guardavías.



     
  8. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    El Principito de Antoine Saint Exupéry

    23

    -¡Buenos días! -dijo el principito.

    -¡Buenos días! -respondió el comerciante.

    Era un comerciante de píldoras perfeccionadas que quitan la sed. Se toma una por semana y ya no se sienten ganas de beber.

    -¿Por qué vendes eso? -preguntó el principito.

    -Porque con esto se economiza mucho tiempo. Según el cálculo hecho por los expertos, se ahorran cincuenta y tres minutos por semana.

    -¿Y qué se hace con esos cincuenta y tres minutos?

    -Lo que cada uno quiere... "

    "Si yo dispusiera de cincuenta y tres minutos -pensó el principito- caminaría suavemente hacia una fuente..."
     
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    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    LA VIDA ES SUEÑO - JORNADA III - ESCENA XIX

    SEGISMUNDO
    Es verdad, pues: reprimamos
    esta fiera condición,
    esta furia, esta ambición,
    por si alguna vez soñamos.
    Y sí haremos, pues estamos
    en mundo tan singular,
    que el vivir sólo es soñar;
    y la experiencia me enseña,
    que el hombre que vive, sueña
    lo que es, hasta despertar.

    Sueña el rey que es rey, y vive
    con este engaño mandando,
    disponiendo y gobernando;
    y este aplauso, que recibe
    prestado, en el viento escribe
    y en cenizas le convierte
    la muerte (¡desdicha fuerte!):
    ¡que hay quien intente reinar
    viendo que ha de despertar
    en el sueño de la muerte!

    Sueña el rico en su riqueza,
    que más cuidados le ofrece;
    sueña el pobre que padece
    su miseria y su pobreza;
    sueña el que a medrar empieza,
    sueña el que afana y pretende,
    sueña el que agravia y ofende,
    y en el mundo, en conclusión,
    todos sueñan lo que son,
    aunque ninguno lo entiende.

    Yo sueño que estoy aquí,
    destas prisiones cargado;
    y soñé que en otro estado
    más lisonjero me vi.
    ¿Qué es la vida? Un frenesí.
    ¿Qué es la vida? Una ilusión,
    una sombra, una ficción,
    y el mayor bien es pequeño;
    que toda la vida es sueño,
    y los sueños, sueños son.



    Pedro Calderón de la Barca, 1636-1673





     
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    clause Claudia

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    24

    Era el octavo día de mi avería en el desierto y había escuchado la historia del comerciante bebiendo la última gota de mi provisión de agua.

    -¡Ah -le dije al principito-, son muy bonitos tus cuentos, pero yo no he reparado mi avión, no tengo nada para beber y sería muy feliz si pudiera irme muy tranquilo en busca de una fuente!

    -Mi amigo el zorro..., me dijo...

    -No se trata ahora del zorro, muchachito...

    -¿Por qué?

    -Porque nos vamos a morir de sed...

    No comprendió mi razonamiento y replicó:

    -Es bueno haber tenido un amigo, aún si vamos a morir. Yo estoy muy contento de haber tenido un amigo zorro.

    "Es incapaz de medir el peligro -me dije - Nunca tiene hambre ni sed y un poco de sol le basta..."

    El principito me miró y respondió a mi pensamiento:

    -Tengo sed también... vamos a buscar un pozo...

    Tuve un gesto de cansancio; es absurdo buscar un pozo, al azar, en la inmensidad del desierto. Sin embargo, nos pusimos en marcha.

    Después de dos horas de caminar en silencio, cayó la noche y las estrellas comenzaron a brillar. Yo las veía como en sueño, pues a causa de la sed tenía un poco de fiebre. Las palabras del principito danzaban en mi mente.

    -¿Tienes sed, tú también? -le pregunté.

    Pero no respondió a mi pregunta, diciéndome simplemente:

    -El agua puede ser buena también para el corazón...

    No comprendí sus palabras, pero me callé; sabía muy bien que no había que interrogarlo.

    El principito estaba cansado y se sentó; yo me senté a su lado y después de un silencio me dijo:

    -Las estrellas son hermosas, por una flor que no se ve...

    Respondí "seguramente" y miré sin hablar los pliegues que la arena formaba bajo la luna.

    -El desierto es bello -añadió el principito.

    Era verdad; siempre me ha gustado el desierto. Puede uno sentarse en una duna, nada se ve, nada se oye y sin embargo, algo resplandece en el silencio...

    -Lo que más embellece al desierto -dijo el principito- es el pozo que oculta en algún sitio...

    Me quedé sorprendido al comprender súbitamente ese misterioso resplandor de la arena. Cuando yo era niño vivía en una casa antigua en la que, según la leyenda, había un tesoro escondido. Sin duda que nadie supo jamás descubrirlo y quizás nadie lo buscó, pero parecía toda encantada por ese tesoro. Mi casa ocultaba un secreto en el fondo de su corazón...

    -Sí -le dije al principito- ya se trate de la casa, de las estrellas o del desierto, lo que les embellece es invisible.

    -Me gusta -dijo el principito- que estés de acuerdo con mi zorro.

    Como el principito se dormía, lo tomé en mis brazos y me puse nuevamente en camino. Me sentía emocionado llevando aquel frágil tesoro, y me parecía que nada más frágil había sobre la Tierra. Miraba a la luz de la luna aquella frente pálida, aquellos ojos cerrados, los cabellos agitados por el viento y me decía : "lo que veo es sólo la corteza; lo más importante es invisible... "

    Como sus labios entreabiertos esbozaron una sonrisa, me dije: "Lo que más me emociona de este principito dormido es su fidelidad a una flor, es la imagen de la rosa que resplandece en él como la llama de una lámpara, incluso cuando duerme... " Y lo sentí más frágil aún. Pensaba que a las lámparas hay que protegerlas: una racha de viento puede apagarlas...

    Continué caminando y al rayar el alba descubrí el pozo.
     
  11. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    CANCIÓN DE OTOÑO EN PRIMAVERA

    A Gregorio Martínez Sierra

    Juventud, divino tesoro,
    ¡ya te vas para no volver!
    Cuando quiero llorar, no lloro...
    y a veces lloro sin querer...

    Plural ha sido la celeste
    historia de mi corazón.
    Era una dulce niña, en este
    mundo de duelo y de aflicción.

    Miraba como el alba pura;
    sonreía como una flor.
    Era su cabellera obscura
    hecha de noche y de dolor.

    Yo era tímido como un niño.
    Ella, naturalmente, fue,
    para mi amor hecho de armiño,
    Herodías y Salomé...

    Juventud, divino tesoro,
    ¡ya te vas para no volver!
    Cuando quiero llorar, no lloro...
    y a veces lloro sin querer...

    Y más consoladora y más
    halagadora y expresiva,
    la otra fue más sensitiva
    cual no pensé encontrar jamás.

    Pues a su continua ternura
    una pasión violenta unía.
    En un peplo de gasa pura
    una bacante se envolvía...

    En sus brazos tomó mi ensueño
    y lo arrulló como a un bebé...
    Y te mató, triste y pequeño,
    falto de luz, falto de fe...

    Juventud, divino tesoro,
    ¡te fuiste para no volver!
    Cuando quiero llorar, no lloro...
    y a veces lloro sin querer...

    Otra juzgó que era mi boca
    el estuche de su pasión;
    y que me roería, loca,
    con sus dientes el corazón.

    Poniendo en un amor de exceso
    la mira de su voluntad,
    mientras eran abrazo y beso
    síntesis de la eternidad;

    y de nuestra carne ligera
    imaginar siempre un Edén,
    sin pensar que la Primavera
    y la carne acaban también...

    Juventud, divino tesoro,
    ¡ya te vas para no volver!
    Cuando quiero llorar, no lloro...
    y a veces lloro sin querer.

    ¡Y las demás! En tantos climas,
    en tantas tierras siempre son,
    si no pretextos de mis rimas
    fantasmas de mi corazón.

    En vano busqué a la princesa
    que estaba triste de esperar.
    La vida es dura. Amarga y pesa.
    ¡Ya no hay princesa que cantar!

    Mas a pesar del tiempo terco,
    mi sed de amor no tiene fin;
    con el cabello gris, me acerco
    a los rosales del jardín...

    Juventud, divino tesoro,
    ¡ya te vas para no volver!
    Cuando quiero llorar, no lloro...
    y a veces lloro sin querer...
    ¡Mas es mía el Alba de oro!


    Rubén Darío, 1905
     
  12. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    25

    -Los hombres -dijo el principito- se meten en los rápidos pero no saben dónde van ni lo que quieren. . . Entonces se agitan y dan vueltas...

    Y añadió:

    -¡No vale la pena!...

    El pozo que habíamos encontrado no se parecía en nada a los pozos saharianos. Estos pozos son simples agujeros que se abren en la arena. El que teníamos ante nosotros parecía el pozo de un pueblo; pero por allí no había ningún pueblo y me parecía estar soñando.

    -¡Es extraño! -le dije al principito-. Todo está a punto: la roldana, el balde y la cuerda...

    Se rió y tocó la cuerda; hizo mover la roldana. Y la roldana gimió como una vieja veleta cuando el viento ha dormido mucho.

    [​IMG]

    -¿Oyes? -dijo el principito-. Hemos despertado al pozo y canta.

    No quería que el principito hiciera el menor esfuerzo y le dije:

    -Déjame a mí, es demasiado pesado para ti.

    Lentamente subí el cubo hasta el brocal donde lo dejé bien seguro. En mis oídos sonaba aún el canto de la roldana y veía temblar al sol en el agua agitada.

    -Tengo sed de esta agua -dijo el principito-, dame de beber...

    ¡Comprendí entonces lo que él había buscado!

    Levanté el balde hasta sus labios y el principito bebió con los ojos cerrados. Todo era bello como una fiesta. Aquella agua era algo más que un alimento. Había nacido del caminar bajo las estrellas, del canto de la roldana, del esfuerzo de mis brazos. Era como un regalo para el corazón. Cuando yo era niño, las luces del árbol de Navidad, la música de la misa de medianoche, la dulzura de las sonrisas, daban su resplandor a mi regalo de Navidad.

    -Los hombres de tu tierra -dijo el principito- cultivan cinco mil rosas en un jardín y no encuentran lo que buscan.

    -No lo encuentran nunca -le respondí. -Y sin embargo, lo que buscan podrían encontrarlo en una sola rosa o en un poco de agua...

    -Sin duda, respondí. Y el principito añadió:

    -Pero los ojos son ciegos. Hay que buscar con el corazón.

    Yo había bebido y me encontraba bien. La arena, al alba, era color de miel, del que gozaba hasta sentirme dichoso. ¿Por qué había de sentirme triste?

    -Es necesario que cumplas tu promesa -dijo dulcemente el principito que nuevamente se había sentado junto a mi.

    -¿Qué promesa?

    -Ya sabes... el bozal para mi cordero... soy responsable de mi flor.

    Saqué del bolsillo mis esbozos de dibujo. El principito los miró y dijo riendo:

    -Tus baobabs parecen repollos...

    -¡Oh! ¡Y yo que estaba tan orgulloso de mis baobabs!

    -Tu zorro tíene orejas que parecen cuernos; son demasiado largas.

    Y volvió a reír.

    -Eres injusto, muchachito; yo no sabía dibujar más que boas cerradas y boas abiertas.

    -¡Oh, todo se arreglará! -dijo el principito-. Los niños entienden.

    Bosquejé, pues, un bozal y se lo alargué con el corazón oprimido:

    -Tú tienes proyectos que yo ignoro...

    Pero no me respondió.

    -¿Sabes? -me dijo-. Mañana hace un año de mi caída en la Tierra...

    Y después de un silencio, añadió:

    -Caí muy cerca de aquí...

    El principito se sonrojó y nuevamente, sin comprender por qué, experimenté una extraña tristeza.

    Sin embargo, se me ocurrió preguntar:

    -Entonces no te encontré por azar hace ocho días, cuando paseabas por estos lugares, a mil millas de distancia del lugar habitado más próximo. ¿Es que volvías al punto de tu caída?

    El principito enrojeció nuevamente.

    Y añadí vacilante.

    -¿Quizás por el aniversario?

    El principito se ruborizó una vez más. Aunque nunca respondía a las preguntas, su rubor signifícaba una respuesta afirmativa.

    -¡Ah! -le dije- tengo miedo.

    Pero él me respondió:

    -Tú debes trabajar ahora; vuelve, pues, junto a tu máquina, que yo te espero aquí. Vuelve mañana por la tarde.

    Pero yo no estaba tranquilo y me acordaba del zorro. Si se deja uno domesticar, se expone a llorar un poco...





     
  13. Anveri

    Anveri Fanática de nativas -aves

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    :happy:

    Elegí estas bellas palabras.
    Gracias por permitirme leer al Principito, siempre había sentido cierta resistencia, no sé por qué.
    Gracias por los poemas. ¡Esas poesías de Rubén Darío que acompañan siempre!

    No alcancé a citar lo siguiente, de Calderón de la Barca que me llamó la atención:

    Sueña el rey que es rey, y vive
    con este engaño mandando,
    disponiendo y gobernando;
    y este aplauso, que recibe
    prestado, en el viento escribe
    y en cenizas le convierte
    la muerte (¡desdicha fuerte!):
    ¡que hay quien intente reinar
    viendo que ha de despertar
    en el sueño de la muerte!



    Les dejo el siguiente.

    El Sediento.
    Octavio Paz.

    Por buscarme, Poesía, en ti me busqué:
    deshecha estrella de agua,
    se anegó en mí ser.
    Por buscarte, Poesía,
    en mí naufragué.

    Después sólo te buscaba
    por huir de mí:
    ¡espesura de reflejos
    en que me perdí!

    Mas luego de tanta vuelta
    otra vez me vi:
    el mismo rostro anegado
    en la misma desnudez;
    las mismas aguas de espejo
    en las que no he de beber;
    y en el borde del espejo,
    el mismo muerto de sed.

    ;)
     
  14. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Muy linda Anveri!!!...me alegro muchisimo por El Principito...es maravilloso!;)

    PROVERBIOS Y CANTARES - XLVII

    Cuatro cosas tiene el hombre
    que no sirven en la mar:
    ancla, gobernalle y remos,
    y miedo de naufragar.


    Antonio Machado
    PROVERBIOS Y CANTARES - XLVI

    Anoche soñé que oía
    a Dios, gritándome: ¡Alerta!
    Luego era Dios quien dormía,
    y yo gritaba: ¡Despierta!


    Antonio Machado
    PROVERBIOS Y CANTARES - XXXVIII

    ¿Dices que nada se crea?
    Alfarero, a tus cacharros.
    Haz tu copa y no te importe
    si no puedes hacer barro.


    Antonio Machado





     
  15. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    (este es el más triste.....)
    El Principito de Antoine Saint Exupéry
    26

    Al lado del pozo había una ruina de un viejo muro de piedras. Cuando volví de mi trabajo al día siguiente por la tarde, vi desde lejos al principito sentado en lo alto con las piernas colgando. Lo oí que hablaba.

    -¿No te acuerdas? ¡No es aquí con exactitud!

    Alguien le respondió sín duda, porque él replicó:

    -¡Sí, sí; es el día, pero no es este el lugar!

    Proseguí mi marcha hacia el muro, pero no veía ni oía a nadie. Y sin embargo, el principito replicó de nuevo.

    -¡Claro! Ya verás dónde comienza mi huella en la arena. No tienes más que esperarme, que allí estaré yo esta noche.

    Yo estaba a veinte metros y continuaba sin distinguir nada.

    El principito, después de un silencio, dijo aún:

    -¿Tienes un buen veneno? ¿Estás segura de no hacerme sufrir mucho?

    Me detuve con el corazón oprimido, siempre sin comprender.

    -¡Ahora vete -dijo el principito-, quiero volver a bajarme!
    [​IMG]

    Dirigí la mirada hacia el pie del muro e instintivamente di un brinco. Una serpiente de esas amarillas que matan a una persona en menos de treínta segundos, se erguía en dirección al principito. Echando mano al bolsillo para sacar mi revólver, apreté el paso, pero, al ruido que hice, la serpiente se dejó deslizar suavemente por la arena como un surtidor que muere, y, sin apresurarse demasiado, se escurrió entre las piedras con un lígero ruido metálico.

    Llegué junto al muro a tiempo de recibir en mis brazos a mi principito, que estaba blanco como la nieve.

    -¿Pero qué historia es ésta? ¿De charla también con las serpientes?

    Le quité su eterna bufanda de oro, le humedecí las sienes y le di de beber, sin atreverme a hacerle pregunta alguna. Me miró gravemente rodeándome el cuello con sus brazos. Sentí latir su corazón, como el de un pajarillo que muere a tiros de carabina.

    -Me alegra -dijo el principito- que hayas encontrado lo que faltaba a tu máquina. Así podrás volver a tu tierra...

    -¿Cómo lo sabes?

    Precisamente venía a comunicarle que, a pesar de que no lo esperaba, había logrado terminar mi trabajo.

    No respondió a mi pregunta, sino que añadió:

    -También yo vuelvo hoy a mi planeta...

    Luego, con melancolía:

    -Es mucho más lejos... y más difícil...

    Me daba cuenta de que algo extraordinario pasaba en aquellos momentos. Estreché al principito entre mis brazos como sí fuera un niño pequeño, y no obstante, me pareció que descendía en picada hacia un abismo sin que fuera posible hacer nada para retenerlo.

    Su mirada, seria, estaba perdída en la lejanía.

    -Tengo tu cordero y la caja para el cordero. Y tengo tambíén el bozal.

    Y sonreía melancólicamente.

    Esperé un buen rato. Sentía que volvía a entrar en calor poco a poco:

    -Has tenido miedo, muchachito...

    Lo había tenido, sin duda, pero sonrió con dulzura:

    -Esta noche voy a tener más miedo...

    Me quedé de nuevo helado por un sentimiento de algo irreparable. Comprendí que no podía soportar la idea de no volver a oír nunca más su risa. Era para mí como una fuente en el desierto.

    -Muchachito, quiero oír otra vez tu risa...

    Pero él me dijo:

    -Esta noche hará un año. Mi estrella se encontrará precisamente encima del lugar donde caí el año pasado...
    [​IMG]

    -¿No es cierto -le interrumpí- que toda esta historia de serpientes, de citas y de estrellas es tan sólo una pesadilla?

    Pero el principito no respondió a mi pregunta y dijo:

    -Lo más importante nunca se ve...

    -Indudablemente...

    -Es lo mismo que la flor. Si te gusta una flor que habita en una estrella, es muy dulce mirar al cielo por la noche. Todas las estrellas han florecido.

    -Es indudable...

    -Es como el agua. La que me diste a beber, gracias a la roldana y la cuerda, era como una música ¿te acuerdas? ¡Qué buena era!

    -Sí, cierto...

    -Por la noche mirarás las estrellas; mi casa es demasiado pequeña para que yo pueda señalarte dónde se encuentra. Así es mejor; mi estrella será para ti una cualquiera de ellas. Te gustará entonces mirar todas las estrellas. Todas ellas serán tus amigas. Y además, te haré un regalo...

    Y rió una vez más.

    -¡Ah, muchachito, muchachito, cómo me gusta oír tu risa!

    -Mi regalo será ése precisamente, será como el agua...

    -¿Qué quieres decir?

    La gente tiene estrellas que no son las mismas. Para los que viajan, las estrellas son guías; para otros sólo son pequeñas lucecítas. Para los sabios las estrellas son problemas. Para mi hombre de negocios, eran oro. Pero todas esas estrellas se callan. Tú tendrás estrellas como nadie ha tenido...

    -¿Qué quieres decir? -Cuando por las noches mires al cielo, al pensar que en una de aquellas estrellas estoy yo riendo, será para ti como si todas las estrellas riesen. ¡Tú sólo tendrás estrellas que saben reír!

    Y rió nuevamente.

    -Cuando te hayas consolado (siempre se consuela uno) estarás contento de haberme conocido. Serás mi amigo y tendrás ganas de reír conmigo. Algunas veces abrirás tu ventana sólo por placer y tus amigos quedarán asombrados de verte reír mirando al cielo. Tú les explicarás: "Las estrellas me hacen reír siempre". Ellos te creerán loco. Y yo te habré jugado una mala pasada...

    Y se rió otra vez.

    -Será como si en vez de estrellas, te hubiese dado multitud de cascabelitos que saben reír...

    Una vez más dejó oír su risa y luego se puso serio.

    -Esta noche ¿sabes? no vengas...

    -No te dejaré.

    -Pareceré enfermo... Parecerá un poco que me muero... es así. ¡No vale la pena que vengas a ver eso...!

    -No te dejaré.

    Pero estaba preocupado.

    -Te digo esto por la serpiente; no debe morderte. Las serpientes son malas. A veces muerden por gusto...

    -He dicho que no te dejaré.

    Pero algo lo tranquilizó.

    -Bien es verdad que no tienen veneno para la segunda mordedura...

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    Aquella noche no lo vi ponerse en camino. Cuando le alcancé marchaba con paso rápido y decidido y me dijo solamente:

    -¡Ah, estás ahí!

    Me cogió de la mano y todavía se atormentó:

    -Has hecho mal. Tendrás pena. Parecerá que estoy muerto, pero no es verdad.

    Yo me callaba.

    -¿Comprendes? Es demasiado lejos y no puedo llevar este cuerpo que pesa demasiado.

    Seguí callado.

    -Será como una corteza vieja que se abandona. TIo son nada tristes las viejas cortezas...

    Yo me callaba. El principito perdió un poco de ánimo. Pero hizo un esfuerzo y dijo:

    -Será agradable ¿sabes? Yo miraré también las estrellas. Todas serán pozos con roldana herrumbrosa. Todas las estrellas me darán de beber.

    Yo me callaba.

    -¡Será tan divertido! Tú tendrás quinientos millones de cascabeles y yo quinientos millones de fuentes...

    El principito se calló también; estaba llorando.

    -Es allí; déjame ir solo.

    Se sentó porque tenía miedo. Dijo aún:

    -¿Sabes?... mi flor... soy responsable... ¡y ella es tan débil y tan inocente! Sólo tiene cuatro espinas para defenderse contra todo el mundo...

    Me senté, ya no podía mantenerme en pie.

    -Ahí está... eso es todo...

    Vacíló todavía un instante, luego se levantó y dio un paso. Yo no pude moverme.

    Un relámpago amarillo centelleó en su tobillo. Quedó un instante inmóvil, sin exhalar un grito. Luego cayó lentamente camo cae un árbol, sin hacer el menor ruido a causa de la arena.

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