Poemas, cuentos y leyendas

Tema en 'Temas de interés (no de plantas)' comenzado por mai^a, 27/2/08.

  1. clause

    clause Claudia

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    Halagos insuficientes
    En 1619, el falso alquimista polaco Mikael Sendivogius se presentó ante el emperador Fernando II diciendo que era capaz de convertir la plata en oro. Para demostrarlo presentó una moneda de plata, la que sometida a ciertos procedimientos se hizo de oro. Muy pronto se descubrió el fraude: la moneda era en verdad de oro y había sido revestida con un fino baño de plata que desapareció al ser calentada.
    Esta moneda sirve para pagar una sencilla alegoría. Deben existir personas excelentes que por discreción, por pudor o por el horror de lucirse, atenúan levemente sus virtudes. No fingen maldad ni estupidez. Se limitan a descender un peldaño.
    Nos sobra para una última idea. Ante esa clase de seres, los imbéciles emiten halagos que son en realidad afrentas: "el señor Newton tiene ocurrencias muy ingeniosas"; "el señor Alighieri tiene facilidad para escribir"; "en toda Genova no hay viajero como el señor Colón".
    Los que confunden la plata con oro van sin duda al infierno de los ingratos, o a otro construido especialmente para ellos, donde las llamas parecen peores de lo que son.





    Bovarismo
    Se ha admitido siempre que el bovarismo es la actitud del individuo que por falta de autocrítica se imagina superior a su entorno social y reclama consideración a la personalidad idealizada que él mismo se ha forjado.
    La definición no me complace. No creo que la falta de autocrí ica sea causa única y exclusiva del bovarismo. Tampoco creo que un bovarista se imagine superior a su entorno social, sino más bien a sí mismo. Y para terminar, la diferencia que el bovarista imagina con su verdadero ser no siempre señala una superioridad.
    Podríamos hablar de un bovarismo ascendente, en el que el individuo se cree mejor de lo que es; un bovarismo descendente, en el que se siente peor y un bovarismo horizontal, en el que lo imaginado y lo real no se sacan ventaja.
    Emma Bovary encarnaba la primera y más frecuente de estas patologías. Me atrevo a llamar la atención en este trabajo sobre la peligrosidad social del bovarista descendente.
    Ortega y Gasset relaciona la nobleza con la elección de un destino. El habla de la criatura selecta, que no halla placer en la vida si no la hace consistir en continuos intentos de alcanzar metas difíciles. En el otro extremo, Ortega ubica al hombre-masa, que elige siempre lo más sencillo, lo menos exigente, lo menos comprometedor. La criatura vulgar no se remite jamás a instancias superiores y ejerce una aparente soberanía vital, que en el fondo no es más que la terca negativa a la búsqueda de la excelencia. Lo más frecuente es que el hombre-masa se crea noble y reclame las prerrogativas de las criaturas de selección.
    Pero en ocasiones sucede lo contrario. Personas bien dotadas se inventan una personalidad mediocre y buscan el destino correspondiente a esa idea que tienen de sí mismos.
    A veces se trata de una mera comodidad: ocupar posiciones inferiores al propio merecimiento, tentarse con las baratijas del triunfo pequeño. Casi siempre —y esto es lo peor— el bovarista descendente se rodea de personas que le son inferiores. Entre ellas suele lograr fáciles renombres. Las pandillas, los grupos violentos, las hinchadas del fútbol, resultan ámbitos hospitalarios para la persona empeñada en elegir lo peor de sí misma. Y así como el bovarista ascendente procura imitar los hábitos de la clase social o del grupo intelectual al que desea pertenecer, el bovarista descendente se esfuerza para no desentonar entre las personas más groseras, viles o deshonestas.
    No hay que confundir el bovarismo con la mera hipocresía: el bovarista no finge. Cree legítimamente en la actitud que se construye. Emma Bovary no trataba de presumir. Estaba convencida de la naturaleza excelsa de sus amoríos de pacotilla.
    También puede inducir a confusión la indudable influencia que los grupos cerrados imponen a sus miembros. El que trabaja en una oficina, salvo en el caso de poseer una clara conciencia de lo que es, sufre una presión continua que lo va despojando de sus características personales hasta imponerle unos rasgos que son los que el grupo espera de un oficinista. El bovarista descendente ni siquiera sufre esa transformación. Más bien cree que la sufre y actúa en consecuencia.
    El filósofo John Rawls dice que los seres humanos disfrutan con el ejercicio de sus capacidades realizadas y que este disfrute es mayor cuantas más capacidades se realizan o cuanto mayor es su complejidad.
    Los vendedores de baratijas ocultan esta verdad, niegan el placer de lo complejo y prefieren defender el carácter subjetivo del goce, las propiedades festivas de las cosas simples y, en último caso, los ejercicios de satisfacción mínima pero inmediata y de alcance ecuménico.
    Poseedor acaso de la competencia necesaria para altas voluptuosidades, el bovarista descendente mira televisión, escucha música banal y comparte su cama con personas a las que no admira en lo más mínimo.
    Me atrevo a decir que este fenómeno está esperando su Flaubert. Ya puedo imaginar la degradación creciente, la elección de conductas canallescas y al final la más impensable y absurda de las traiciones. En algún punto el bovarista choca con la verdad. Emma Bovary no pudo soportar la revelación de su propia vulgaridad. Ahora bien: ¿cuándo se le revela su excelencia negada al bovarista descendente? Un buen lugar es el infierno, donde el protagonista descubre demasiado tarde que es un ángel, o mejor dicho, cualquier lugar se transforma en el infierno cuando uno descubre que es un ángel que se ha comportado como un imbécil.
    Un final feliz, que yo elegiría si padeciera el bovarismo descendente que estoy glosando, es el de la salvación por el amor: a último momento un ángel no bovarista rescata a la víctima y la conduce al cielo
    .
     
  2. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Si alguien llama a tu puerta, amiga mía,
    y algo en tu sangre late y no reposa
    y en su tallo de agua, temblorosa,
    la fuente es una líquida armonía.

    Si alguien llama a tu puerta y todavía
    te sobra tiempo para ser hermosa
    y cabe todo abril en una rosa
    y por la rosa se desangra el día.

    Si alguien llama a tu puerta una mañana
    sonora de palomas y campanas
    y aún crees en el dolor y en la poesía.

    Si aún la vida es verdad y el verso existe.
    Si alguien llama a tu puerta y estás triste,
    abre, que es el amor, amiga mía.

    Gabriel García Márquez
     
  3. Athla

    Athla Venta plantas

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    “La Tristeza y la Furia”

    En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizá donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta...

    En un reino mágico donde las cosas no tangibles se vuelven concretas...

    Había una vez...
    un estanque maravilloso.

    Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente...

    Hasta aquel estanque mágico y transparente se acercaron la tristeza y la furia para bañarse en mutua compañía. Las dos se quitaron sus vestidos y, desnudas, entraron en el estanque.

    La furia que tenía prisa (como siempre le ocurre a la furia), urgida –sin saber por qué--, se baño rápidamente y, más rápidamente aún, salió del agua...

    Pero la furia es ciega o, por lo menos, no distingue claramente la realidad. Así que, desnuda y apurada, se puso, al salir, el primer vestido que encontró...

    Y sucedió que aquel vestido no era el suyo, sino el de la tristeza...
    Y así, vestida de tristeza, la furia se fue.

    Muy calmada, muy serena, dispuesta como siempre a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y, sin ninguna prisa –o ,mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo--,con pereza y lentamente, salió del estanque.

    En la orilla se dio cuenta de que su ropa ya no estaba.

    Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo. Así que se puso la única ropa que había junto al estanque: el vestido de la furia.
    Cuentan que, desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel terrible y enfadada. Pero si nos damos tiempo para mirar bien, nos damos cuenta de que esta furia que vemos es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad, está escondida la tristeza.

    Jorge Bucay, "Cuentos para pensar"

    Espero que os guste :beso:
     
  4. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Buenisimo Athla !! :razz: :razz:
    Realmente es asi!! toda furia esconde una tristeza, y toda pena encierra un enojo ...pero lo mejor seria que ambas encontraran el vestido de la comprension y asi , sin pena ni furia, veriamos que todo tiene un por que y que solo es cuestion de encontrarlo y ponerse de la vereda opuesta...claro que para ser tan sabios, hay que vestirse muchas veces de tristeza y de furia! ;)

    Es tuyo?
     
  5. Athla

    Athla Venta plantas

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Qué va... ya me gustaría a mí escribir esas cosas :icon_redface:
    Lo he sacado de un libro de Jorge Bucay "Cuentos para pensar", que me regaló mi madre. :beso:

    P.D: Edito y pongo el autor, que se me pasó.
     
  6. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    ahhh ...esta muy buena!!
    y por que no podia ser! es cuestion de ponerse! :happy:
     
  7. RACHELY

    RACHELY soñando

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    M BUENO YO LES TENGO UNA HISTORIA ALLA EN PARRAS COAHUILA , MEXICO HAY UNOS COMO ALBERCAS PERO SE LLAMAN TANQUES SON UNAS COSAS GRANDES SUPONGO QUE ERAN UTILIZADOS COMO RESERVA DE AGUA AHORA SON BALNEARIOS PARA TURISTAS Y MAS BUENO EN FIN EN UNO DE ESOS TANQUES CERCA DE AHI HAY UN POZO ASI ES LLAMADO TAMBIEN AHI HAY AGUA Y DICEN QUE SALE UN TIPO CHANGO O DUENDE O ALGO RARO NO SE LLAMADO EL CHAN Y MI TIA ME CONTABA SIEMPRE ESO Y PENSABA QUE ERA UNA BOBADA JAJAJ PERO OH SORPRESA ES CIERTO ESE CUENTO O RELATO NO SE SE CONOCE EN TODO PARRAS JAMAS VERAS A UNA PERSONA DESPUES DE OBSCURECER POR AHI DE HECHO NO HAY CASAS CERCA COMO VENNN.

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    VEAN ESO ES UNO DE LOS TANQUES MIDEN MUCHO LA VERDAD NO RECUERDO CUANTO Y SON MUY HONDOS SOLO SE VE LA MITAD LA FOTO LA SAQUE DE LA RED
     
  8. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Bueno , busque la leyenda para transcribirla y esa precisamente no la encontre, pero si muchas leyendas del lugar ( que por cierto es maravilloso) , como asi tambien otras leyendas mexicanas.
    Saludos.
     
  9. RACHELY

    RACHELY soñando

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    SI BUENO HAY TANTAS LEYENDAS DEMI PARRAS COAHUILA NO SOY DEAHI PERO MI MADRE SI Y ES FANTASTICO EL LUGAR ES UN PARAISO BUENO AQUI LES VA ESTA OTRA LEYENDA DEL LUGAR


    EL CHARRO DEL CERRO MUERTO
    Al oriente de la ciudad hay un cerro que se llama del Santo Cristo
    cuidado por un tiempo por las monjas del asilo Quinta Manuelita que
    hay en ese lugar.
    Cuenta la leyenda que anteriormente al cerro le llamaban los vecinos
    de ese lugar y en la actualidad se le sigue llamando "El cerro del
    Muerto", debido a que en ese lugar se aparecía en las noches de luna
    llena un charro que escoltaba por veredas que llegaban a las goteras
    de esta ciudad una carreta que presumiblemente contenía un cargamento
    de monedas y víveres que se traían para el pago de peones del Marques
    de Aguayo qué en aquellos tiempos era el amo y señor de esta región.
    Este cargamento despertaba la codicia de los bandoleros de la época,
    logrando en una ocasión emboscar a los conductores de esta carreta y
    a este jinete vestido de charro que los custodiaba robándolos y
    asesinándolos y para no despertar sospechas de su fechoría los
    enterraron a ellos y al cargamento en aquel lugar aledaño al cerro
    del muerto.
    Durante años estos asesinos buscaron en vano este cargamento pero no
    lo encontraron, y aun en nuestros días las gentes que conocen las
    leyendas y le dan credibilidad porque en mas de una ocasión han
    escuchado el pesado crujir de la carreta, el cansado andar de los
    caballos que la tiran, o ven bajo las noches oscuras o de la luz
    tenue de la luna, las siluetas que a través de los tiempos buscan a
    su amo para hacerle entrega de su valioso cargamento. Si algún día
    acudes por estos lugares podrás observar que personas aficionadas
    siguen en busca del cargamento que se trajo a nuestra región y que en
    algún lugar se encuentra todavía.
     
  10. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Gracias Rachely por copmpartirlas!
     
  11. clause

    clause Claudia

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    La musa
    Los antiguos creían que los artistas no eran sino instrumentos de los dioses. La inteligencia, la destreza, el rigor de los aprendizajes, de poco servían sin la intervención de las musas. Por eso al comienzo de cada canto pedían explícitamente una ayuda sobrenatural, invocando a la diosa:
    Canta, diosa, la venganza fatal de Aquiles de Peleo.
    O más recientemente: Pido a los santos del cielo que ayuden mi pensamiento.
    Sin la diosa, un poeta no era nada. La poesía es en verdad una invocación religiosa de la Musa. Y la recompensa del arte no es otra que la experiencia mágica de dicha y horror que la aparición de la diosa provoca.
    Los griegos contaban que las musas eran nueve hermanas, hijas de Zeus, y fruto de otras tantas noches de amor con Mnemó- sine, que era la personificación de la memoria. Antes que nada eran cantoras. Las convidaban a las grandes fiestas del Olimpo y sus himnos deleitaban a Zeus. Vivían en un bosque sagrado, cercano al monte Helicón. Solían reunirse alrededor de Hipocrene, es decir la Fuente del Caballo, un manantial abierto por Pegaso, al dar sus cascos contra una roca. El agua de aquella fuente favo- recía la inspiración poética.
    Con el tiempo, cada una de las hermanas vino a tener una función determinada: Calíope se ocupó de la poesía épica; Clío, de la
    historia; Polimnia, de la pantomima; Euterpe, de la flauta; Terpsícore, de la danza; Erato, de la lírica coral; Melpómene, de la tragedia; Talía, de la comedia; Urania, de la astronomía.
    En los mitos escandinavos, Odín consiguió hacerse con unos frascos de miel y de sangre fabricados por los enanos y que son el secreto de la poesía. Por eso habla siempre en verso.
    La psicología, esa colección de mitos de nuestro tiempo, desmiente la intervención de la diosa y la reemplaza por otros estímulos menos convincentes.
    Lo cierto es que el artista siente, a veces, que le dictan o le cantan en el oído. O mejor todavía, siente que una fuerza que le es exterior lo impulsa a cumplir los arduos trabajos del arte. Se trata —es necesario decir— de fuerzas mucho más poderosas que las encarnadas por el ansia de fama, dinero o distinciones.
    En rigor, no puede hablarse del placer de la creación artística, porque esta creación no siempre es placentera y la mayoría de las veces está rodeada de unas penurias tales que es necesario un enorme valor para evitar el desaliento.
    Algunos deterministas sostienen que —a falta de musa— el artita es el inevitable resultado de las circunstancias sociales, económicas y políticas. Es decir, que examinadas las condiciones de una región en un momento histórico determinado, es posible conjeturar qué clase de obras se acuñarán allí. Así, se ha señalado que la vida pastoril, típica de la Pampa, produjo el Martín Fierro. Borges objeta que esta misma vida pastoril ha sido típica de muchas regiones de América, desde Montana y Oregón hasta Chile, pese a lo cual estos territorios se abstuvieron enérgicamente de redactar El gaucho Martín Fierro. Ciertamente, lo social y lo económico influyen en el arte. Pero es imposible saber de qué modo. El artista puede acompañar a su época o resistirla. Un régimen autoritario puede engendrar un riguroso arte oficial o una indignada rebelión romántica, o cualquier otra cosa.
    Durante mucho tiempo me ha gustado creer que el verso perfecto estaba al final de un camino lleno de espantos y pena.
    El puente Chinvat de los persas prometía un tránsito fácil para los justos e imposible para los malvados. Este sendero poético que me atreví a imaginar conducía a un lugar más glorioso cuanto mayores eran los sufrimientos del camino. Y allí los malvados elegían el camino fácil, el que no llevaba a ninguna parte.
    Más tarde, Robert Graves me reveló una verdad: la musa es la mujer que uno ama. El poeta inspirado se conecta con la diosa sólo a través de una mujer en la que ella reside hasta cierto punto. Un poeta verdadero se enamora absolutamente y su amor sincero es para él la encarnación de la musa.
    Desventuras de última hora me hicieron ver que tal vez ambas intuiciones son ciertas. El camino difícil es el camino del enamorado y del poeta. Ese camino es el que conduce a la diosa, que es la mujer amada y la única que conoce —o nos hace conocer- la música buscada.
     
  12. clause

    clause Claudia

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    El fantasma IV
    Pasó el tiempo y mis recursos empezaron a agotarse. A veces, entregaba trabajos ajenos con la mayor desvergüenza. Otras veces, faltaba redondamente a la cita. El fantasma nunca hacía reproches. Era un ser reservado y sereno. En todas nuestras citas me ha- blaba de algún distrito celestial.
    —Los indios pampas no podían llegar al paraíso. El camino entre el cielo y la tierra, que en verdad era la Vía Láctea, fue cerrado para siempre. Escuche bien.
    Chachao, el Viejo, el creador del mundo, solía bajar del cielo a en- tretenerse en la Pampa. Una tarde, de puro aburrido, amasó con ba- rro unos muñecos que se le parecían lejanamente, como si fueran una caricatura de la divinidad. Su hermano Walichu —el espíritu del mal— resolvió jugarle una broma y sopló sobre aquellas figuras irrisorias. Con ese soplo les dio vida y así nacieron los hombres. Cuando advirtió lo sucedido, Chachao se espantó y huyó al cielo. Con su fa- cón cortó la galaxia y aisló para siempre la región celestial.
    Desde entonces, Chachao vive solo, sin que parezca importarle de- masiado el género humano. En cambio Walichu se quedó en el mundo con los hombres y recibe de ellos toda clase de homenajes.
    Mire el cielo: aún quedan señales de aquel episodio. En el firmamento austral se ve la huella de un ñandú que en la confusión quiso seguir a Chachao. Esa huella es la Cruz del Sur. Y también puede verse la marca de las boleadoras que el dios indiferente le arrojó. Allá está: es la constelación del centauro.
    -¿ Usted cree que ella volverá a quererme?




    Túnel
    La isla de San Martín es una más en el modesto archipiélago frente a las Costas Bajas. No está lejos de tierra firme y es fácil identificarla: el alto muro de piedra de la cárcel es inevitable mojón de referencia para los escasos pescadores de la región.
    El exiguo litoral de la isla fue vigilado perpetuamente durante siglos. Los guardias celosos de la prisión se apresuraban a balear cualquier objeto flotante. Peces voladores, ballenatos, náufragos, han sido a través de los años víctimas del plomo de los carceleros. Una vez por mes, un barquito del gobierno atracaba en el viejo muelle. Llevaba provisiones baratas, algún empleado, algún preso.
    Siendo legendaria la seguridad del penal, las autoridades envia- ban allí a los convictos más temibles, especialmente a los que ha- bían intentado fugarse de otras cárceles.
    Nadie escapó jamás de San Martín. Es verdad que un buen na- dador podría alcanzar la costa vecina sin demasiado esfuerzo. Lo di- fícil era arrojarse al agua. Los muros eran impenetrables. No había ventanas ni respiraderos. Los presos de la isla nunca veían el mar.
    La administración central casi no se ocupaba de esta cárcel. Los directores no eran removidos casi nunca, salvo por muerte o jubi- lación. Un cierto descuido burocrático provocaba dificultades en el abastecimiento y en algunas oficinas de la capital ni siquiera sabían si la prisión seguía funcionando.
    Se dice que el régimen interno era severísimo. Todos hemos oído alguna historia acerca del extravagante sadismo de los carceleros de San Martín. Se trataba de personas solitarias que carecían de cualquier solaz. Durante un tiempo, el barquito arrimó algunas prostitutas para recreo de la guarnición. Pero con los años vi- no a observarse un creciente desinterés de los hombres. Al pare- cer, mejor los complacía la crueldad que la lujuria.
    La isla estaba completamente ocupada por la cárcel. Fuera de ella no había nada. Apenas unos metros de arena entre las paredes y el mar. A pesar de no medir más de un kilómetro en su punto más ancho, los intrincados pasillos y las tortuosas galerías de los absurdos edificios producían en sus habitantes una penosa sensa- ción de infinitud. Los sectores al aire libre eran también depri- mentes: una laguna pantanosa donde los penados pescaban
    renacuajos, una loma pelada que ocupaba el centro de la isla, un patio empedrado. Los pocos árboles que existían ocupaban el dis- trito destinado a las autoridades.
    No se sabe cuándo, alguien pensó en hacer un túnel. Un túnel bajo los muros y bajo el mar, que condujera directamente a tierra firme. Describiré la magnitud de los trabajos necesarios.
    La distancia entre la isla San Martín y la costa es de unos 6500 metros. La profundidad del mar es escasa: unos 30 pies como máximo. Los sedimentos cuya acumulación ha dado origen a las islas son relativamente fáciles de remover. Ingenieros comedidos han calculado que una cuadrilla de convictos trabajando con herramientas elementales, en horarios reducidos por la prudencia y mermado su rendimiento por el sigilo, podrían avanzar un metro cada tres días en un corredor de un metro de diámetro.
    Los mismos ingenieros, o quizá otros, podrían continuar el cálculo: diez metros en un mes. Poco más de una cuadra en un año. 1200 metros en una década. Y el recorrido completo en unos 65 años.
    Tal vez ignorando estas cifras incorruptibles, cautivos ingenuos empezaron el túnel.
    Los datos que siguen son inevitablemente dudosos. Esta clase de obras progresa en la clandestinidad. Hemos consultado a funcionarios policiales, antiguos presos, pobladores de la zona y pro- veedores de la prisión y las noticias resultantes están desfiguradas por el olvido, el temor, la suspicacia o el mero desconocimiento.
    Algunos dicen que el túnel tenía tres bocas. Dos de ellas eran falsas y se procuraba que las autoridades descubrieran los fingidos trabajos que allí se realizaban. La verdadera entrada pudo haber estado en la quinta letrina del más antiguo de los baños.
    El célebre delincuente Tony Musante estuvo recluido cinco años en San Martín. Allí escribió unos textos, bajo la forma de memorias, cuyo propósito se vinculaba menos con el ejercicio de la literatura que con el de la venganza. En esas páginas se menciona el túnel varias veces.
    "La Hermandad del Túnel me pidió ayuda en la excavación. Les hice saber que no estaba dispuesto a ningún trabajo manual. Los mensajeros prometieron que jamás habían pensado en ello. Más bien me necesitaban para amenazar a los renuentes y, llegado el caso, pa- ra eliminar a los traidores. Quise saber quiénes eran los jefes de la Hermandad, pero los mensajeros no lo sabían.
    "Al parecer, el túnel mide ya cerca de dos kilómetros. Me convidaron a recorrerlo. No acepté. Según pude saber, se trata de un agujero muy estrecho por el que se circula en cuatro patas. Cada cien metros hay tramos más anchos y más altos para el descanso y para que puedan cruzarse personas que marchan en dirección opuesta. "
    Musante escribía esto en 1930. Todo hace suponer que jamás vio el túnel. Tampoco llegó a saber quiénes dirigían la Herman- dad. Es casi seguro que no prestó su servicio. En 1934 lo trasla- daron a otra cárcel menos rigurosa, en atención a su buena conducta.
    Sin duda el testimonio escrito de mayor importancia fue el que surgió de la confesión del arquitecto Bompiani.
    Marcos Bompiani fue un asesino serial, que acostumbraba a emparedar a sus víctimas en los muros de los edificios que cons- truía su empresa. Condenado a prisión perpetua, estuvo en San
    Martín más de diez años. Allí también cometió algunos crímenes. Obligado a confesarlos, admitió -de paso- haber dirigido perso- nalmente las obras del túnel y haber sido el jefe de la Hermandad. Sin embargo, Bompiani jamás reveló la ubicación de los accesos verdaderos.
    El arquitecto señaló unos gravísimos problemas. El desconocimiento de la profundidad exacta del mar obligaba a cavar muy profundo, por precaución. El aire era escaso y era imposible construir respiraderos. Además, cuanto más progresaba el emprendi- miento, más se tardaba en llegar gateando hasta el punto de excavación. Bompiani estimó que el tiempo empleado en el tra- yecto (unos 3000 metros en 1946) era de casi tres horas. Esto hacen seis horas entre la ida y la vuelta. Ante la dificultad de justificar las prolongadas ausencias de los presos, hubo que redu- cir al mínimo la duración de los turnos. Tal vez nadie cavara más de quince minutos por jornada.
    En los primeros años, el clásico problema de deshacerse de la tierra removida parecía más o menos resuelto. La loma pelada fue creciendo de a poco. Los presos llenaban sus bolsillos en el túnel y los vaciaban allí. Pero Bompiani comprendió que tarde o temprano las autoridades iban a extrañarse de aquel fenómeno. El ar-
    quitecto calculó que la obra completa implicaría el desalojo de siete mil toneladas de tierra, cuyo volumen sería aproximadamente el de un edificio de catorce pisos. Resolvió entonces designar a un grupo de especialistas para que procediera a capturar toda clase de pájaros, con preferencia de buen tamaño. Esta tarea se realizaba con el permiso y hasta con el beneplácito de las autoridades. A cada ave capturada se le ataba a la pata una pequeña bolsa de papel llena de tierra y agujereada. En esas condiciones los pájaros abandonaban la isla con vuelo esforzado, desparramando la tierra del túnel por todo el océano. Bompiani se extendía en explicaciones tediosas acerca de las dificultades para conseguir bolsas de papel o para evitar que los guardianes se dieran cuenta de estas maniobras.
    En medio de nuestro trabajo de investigación, encontramos numerosas menciones del túnel, en fechas remotísimas. La más antigua data del año 1790.
    ¿Cuándo comenzó realmente la excavación del túnel? ¿Hace doscientos años? ¿Hace trescientos? ¿Por qué nunca fue terminado?
    Puede conjeturarse que no estamos hablando de uno, sino de varios túneles, que fueron comenzados en distintas épocas. Es probable que los carceleros hayan descubierto y clausurado la mayoría de ellos. De hecho, todos los directores han conocido los rumores sobre un misterioso plan de fuga.
    Se sabe que la policía solía infiltrar a algunos de sus agentes entre los prisioneros. Eran maniobras muy discretas: ni siquiera los carceleros podían diferenciar a los falsos criminales de los verdaderos. Sin embargo las negligencias administrativas, que ya hemos señalado, generaban errores inconcebibles. Muchos policías han terminado su vida en la cárcel de San Martín, ante el olvido de sus superiores, gritando a los impasibles carceleros nombres, direcciones e inútiles referencias.
    En 1940, el periodista inglés Andrew Harrison obtuvo permi- so del director de la cárcel para fingirse presidiario e investigar por
    su cuenta. Los resultados de más de un año de sacrificio fueron pobrísimos. Nadie sabía nada del túnel, ni de la Hermandad. A Bompiani, ni siquiera lo conoció. Muchas veces fue víctima de las bromas de los convictos, que se complacían en señalar supuestas entradas del túnel en los lugares más indignos. Años después, se reveló que todo el mundo sabía que Harrison era un periodista encubierto y que se consideraba de buen tono el contarle mentiras para su posterior publicación. En 1942, apareció el libro Mejor que no hable, en el que se divulgaban las confidencias íntimas de los penados. Allí se sostuvo que el túnel no existía. Esta cómo- da opinión fue ovacionada por los Refutadores de Leyendas de to- do el mundo. Durante décadas el asunto fue olvidado.
    En 1974, la cárcel de San Martín fue clausurada y en 1977, se demolieron los siniestros edificios. Al parecer, no se hallaron rastros de túnel alguno.
    Pero en 1980, en su libro Túneles del mundo, el viajero francés Jean Luc Toinette razonó que los rastros de una obra tan elemental desaparecían fácilmente y que la ausencia de vestigios no ga- rantizaba la inexistencia del famoso túnel.
    Dejo para el final el testimonio del último director de la prisión, el odontólogo Antón Garat:
    "El túnel existió y fue la obra más noble de la que yo haya tenido noticia. Los presos preparaban una vía de escape que ellos mismos no iban a ver terminada. Estaban trabajando para la fuga de hom- bres que ni siquiera habían cometido aún el delito que los iba a con- denar.
    "El túnel era la esperanza. Era necesario para unos hombres embrutecidos por el sufrimiento. Por eso nunca me esforcé demasiado en encontrarlo. La excavación ocupaba sus energías y los mantenía ale- jados de motines y reclamos. "
    Me atrevo a postular que la existencia real del túnel es asunto secundario. La ilusión de la fuga no fue jamás una promesa concreta. Las ilusiones grandes nunca lo son. Quizá la verdadera función de la Hermandad haya sido esa: mantener vivo un sueño imposible. Tal vez las autoridades no hayan estado lejos de la cofradía. El informe termina aquí, apresuradamente, cuando se oye el ya cercano trote de las alegorías.
     
  13. Anveri

    Anveri Fanática de nativas -aves

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    :happy:

    [​IMG]

    En el día Internacional de la Mujer un voto por Madame Bovary. Simplemente iba en busca del amor idealizado, más que condena me llena de compasión. Lo que no entiendo es su escaso amor de madre

    De repente, me pongo cualquier vestido que encuentro a mano :icon_rolleyes:

    Anita.

    :beso:
     
  14. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Hola Anveri!! :beso:
    Si, yo trato de que no , aunque a veces la emocion supera!..en mas de una ocasion!
    Todo bien ? mejora la situacion? Igual ya se que a nivel pais, sera un trabajo arduo y de años, me refiero a vos y los tuyos!
     
  15. Anveri

    Anveri Fanática de nativas -aves

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    :happy:

    Estamos bien: mi marido, mis hijos, mi hermana y mi suegra.

    Algunas grietas en la casa, pero no es nada para lo que han tenido que sufrir otras personas.

    Como los sismos son una constante en mi país, dejo unas décimas de doña Violeta Parra del terremoto de 1960.



    :beso: