Poemas, cuentos y leyendas

Tema en 'Temas de interés (no de plantas)' comenzado por mai^a, 27/2/08.

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    Luz Maria Jimenez Faro

    Poeta y editora española nacida en Madrid en 1937.
    Es fundadora y Directora de Ediciones Torremozas, miembro del Patronato de la "Fundación Carmen Conde
    y Antonio Oliver" de Cartagena y Presidenta de la "Fundación Gloria Fuertes".
    Su trayectoria literaria se inició con la publicación del poemario "Por un cálido sendero" 1978,
    seguido por una extensa obra de la que se destacan especialmente "Sé que vivo" 1984, "Bolero" 1993,
    "Amados ángeles" 1997, "Mujer sin alcuza" 2005, y la edición de Poetisas Españolas desde el siglo XV al año 2001.
    Su labor como editora ha sido reconocida con las distinciones del Ateneo Puertorriqueño de Nueva York en 1987,
    la Medalla de Oro de la Fundación Josefina Romo Arregui” de Nueva York en 1988, y el galardón "Women in poetry"
    de Los Ángeles, California, en el año 2005.




    El ángel de la muerte

    Usted y yo tenemos una cita.
    Se que jamás se retrasó en la hora.
    Tal vez pueda darme algo ti tiempo
    para mirar mi vida.
    ¿Podré volver la vista hasta mi patio?
    Allí la madreselva era alegría
    su aroma resbalaba por los sueños
    de mi sangre crecida.
    Será muy puntual. Siempre lo ha sido.
    Usted perdonará si me entretengo
    y acaricio mis libros con ternura.
    Comprenda usted ¡son tantas horas juntos!
    que así, partir, tan fríamente,
    no me parece bien. Se quedan solos...
    Quiero que sepa que sé que ha de venir
    para llevarme con usted
    y créame si digo que estoy lista.
    He tratado de aprovecha mi tiempo:
    Amar, Vivir. Vivir y amar.
    No puede imaginarse el equipaje
    Que llevo en la memoria...
    Usted ¡que culpa tiene!
    Sólo es usted el ángel de la muerte
    Y usted y yo tenemos una cita.

    De "Amados ángeles" 1997







    En un salón de La Habana

    Hay mujeres que empapadas en ron
    hacen memoria de las cosas perdidas.
    La lumbre de sus cuerpos,
    el tibio don donde la fruta canta
    y se desborda el júbilo,
    es un manjar del trópico
    para bocas de ortiga.
    Mujeres dulces de trago desmedido.
    Mujeres de voz clara y de resaca.
    Color mulato de música habitado
    y caderas ciñéndose al sonido.
    Vosotras,
    puro habano: humo que exhala
    la Caridad del Cobre
    os entregáis a Yemayá Olokun
    para que nunca os falte
    el pan de cada día.
    Vosotras,
    luz del Caribe, flor de la guayaba,
    jineteras de luna sin pecado.
    Aquí dejo memoria de vosotras.


    De "Mujer sin alcuza" 2005





    La memoria es sólo un espejismo

    Granos de arena. Travesía del polvo.
    Piélago rendido a la distancia.
    Vaharada de tiempo que sofoca
    la ráfaga encendida.
    Fiebre sedienta y ávida.
    La memoria es sólo un espejismo.
    No remuevas la arena.

    De "Mujer sin alcuza" 2005



    Mujer sin alcuza

    Esta mujer no avanza por la acera
    de esta ciudad.
    Esta mujer va por un campo yerto.
    (Dámaso Alonso)


    La mujer deja la alcuza sobre su soledad.
    Observa
    la ciudad nocturna con sus negras pupilas
    donde habitan, furiosos, sólo pájaros ciegos.
    Mira las luces de neón, su colorido
    de acompasado parpadeo y respira
    el turbio aroma de las calles flageladas de lluvia.
    La mujer ha doblado su chal. De pie, junto al espejo
    se coloca su nuevo vestuario de colores. Con sus manos
    espectrales pone flores y plumas en su triste cabeza
    carcomida de horas. Lentamente, en su rito, completa
    su disfraz con guantes y zapatos de Dra. Queen.
    No oye, no habla, no se ríe.
    Desprende un viento frío de orfandades
    y un hálito de flores derrotadas.
    Esta mujer, viajera de lo inmóvil,
    Jamás descansa en estación alguna.
    Puede tardar, más llega a su destino,
    a su espacio de tránsito, puntual y sedienta.
    La mujer prepara su maleta:
    para este nuevo viaje nada puede olvidar.
    Como joyas maléficas va guardando cuidadosamente,
    la coca, el éxtasis, el sida, la heroína.
    Un nuevo álbum de fotos y una lista.
    Esta mujer de paso leve y actitud sombría
    irá hacia la noche
    y entre una multitud ebria de luces y de sombras,
    ebria de música, cumplirá cual verdugo su destino.

    De "Mujer sin alcuza" 2005




    Para contar cualquier historia vieja...

    Hoy mi playa se viste de amargura
    Porque tu barca tiene que partir
    A buscar otros mares de locura...

    Para contar cualquier historia vieja. Para que el tiempo
    reconozca que sangre, o grito, o verso es vida. Para decir
    tu nombre y no caer en un proyecto de monotonía. Para
    que las flores de Baudelaire encuentren esa capacidad de
    asombro y abrir al hombre a una memoria compartida.
    Para que las palabras que evitan desangrarse pierdan esa
    solemnidad de pompas de jabón. Para que este dolor de
    piedra y ala que se alza desde el pecho hasta la luna encuentre
    la cicatriz precisa. Para que este miedo con percusión oscura
    de campanas se seque al sol. Para que esto y aquello no se nos
    vuelva añicos, debemos usar algo la locura.
    Detesto a las abejas desde niña porque jamás poseerán
    Los mares.

    De "Bolero" 1993





    Un ángel pasa

    Rosas con las en el aire mudas..
    Latido sin latido de la sangre.
    Relámpago de pura luz sin trueno.
    Música que, sin notas, acompaña.
    La voz amada sin rumos alguno.
    Hay un silencio pleno de alegría...
    Y es que ha pasado un ángel.

    De "Amados ángeles" 1997
     
  2. .......

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    JOSE EMIJIO PACHECO


    Poeta y ensayista mexicano nacido en Ciudad de México en 1939.
    Empezó a brillar desde muy joven en el panorama cultural mexicano, gracias a su dominio de las formas clásicas
    y modernas y al enfoque universal de su poesía.
    Además de poeta y prosista se ha consagrado también como eximio traductor, trabajando como director y editor
    de colecciones bibliográficas y diversas publicaciones y suplementos culturales. Ha sido docente universitario
    e investigador al servicio de entidades gubernamentales.
    Entre sus galardones se cuentan: Premio Nacional de Poesía, Premio Nacional de Periodismo Literario,
    Premio Xavier Villaurrutia, Premio Magda Donato, Premio José Asunción Silva en 1996,el Premio Octavio Paz
    en el año 2003, el Premio Federico García Lorca 2005, el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda en 2004,
    la XVIII edición del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2009 y el Premio Cervantes en 2009.
    De su obra poética se destacan: «Los elementos de la noche» en 1963, «El reposo del fuego» en 1966,
    «No me preguntes cómo pasa el tiempo» en 1969, «Irás y no volverás» en 1973, «Islas a la deriva» en 1976,
    «Desde entonces» en 1980, «Trabajos en el mar» en 1983, y «El silencio de la luna» poemas de



    Caverna

    Es verdad que los muertos tampoco duran
    Ni siquiera la muerte permanece
    Todo vuelve a ser polvo

    Pero la cueva preservó su entierro

    Aquí están alineados
    cada uno con su ofrenda
    los huesos dueños de una historia secreta

    Aquí sabemos a qué sabe la muerte
    Aquí sabemos lo que sabe la muerte
    La piedra le dio vida a esta muerte
    La piedra se hizo lava de muerte

    Todo está muerto
    En esta cueva ni siquiera vive la muerte

    De "Islas a la deriva, 1973-1975"



    Copos de nieve sobre Wivenhoe

    Entrecruzados
    caen,
    se aglomeran
    y un segundo después
    se han dispersado.
    Caen y dejan caer
    a la caída.
    Inmateriales
    astros
    intangibles;
    infinitos,
    planetas en desplome.



    Contraelegía


    Mi único tema es lo que ya no está
    Y mi obsesión se llama lo perdido
    Mi punzante estribillo es nunca más
    Y sin embargo amo este cambio perpetuo
    este variar segundo tras segundo
    porque sin él lo que llamamos vida
    sería de piedra.




    El mar sigue adelante


    Entre tanto guijarro de la orilla
    no sabe el mar
    en dónde deshacerse

    ¿Cuándo terminará su infernidad
    que lo ciñe
    a la tierra enemiga
    como instrumento de tortura
    y no lo deja agonizar
    no le otorga un minuto de reposo?

    Tigre entre la olarasca
    de su absoluta impermanencia
    Las vueltas
    jamás serán iguales
    La prisión
    es siempre idéntica a sí misma

    Y cada ola quisiera ser la última
    quedarse congelada
    en la boca de sal y arena
    que mudamente
    le está diciendo siempre:
    Adelante


    El pulpo

    Oscuro dios de las profundidades,
    helecho, hongo, jacinto,
    entre rocas que nadie ha visto, allí, en el abismo,
    donde al amanecer, contra la lumbre del sol,
    baja la noche al fondo del mar y el pulpo le sorbe
    con las ventosas de sus tentáculos tinta sombría.
    Qué belleza nocturna su esplendor si navega
    en lo más penumbrosamente salobre del agua madre,
    para él cristalina y dulce.
    Pero en la playa que infestó la basura plástica
    esa joya carnal del viscoso vértigo
    parece un monstruo; y están matando
    / a garrotazos / al indefenso encallado.
    Alguien lanzó un arpón y el pulpo respira muerte
    por la segunda asfixia que constituye su herida.
    De sus labios no mana sangre: brota la noche
    y enluta el mar y desvanece la tierra,
    muy lentamente, mientras el pulpo se muere.


    El reposo del fuego

    (Don de Heraclito)

    Pero el agua recorre los cristales
    musgosarnente :
    ignora que se altera,
    lejos del sueño, todo lo existente.

    Y el reposo del fuego es tomar forma
    con su pleno poder de transformarse.
    fuego del aire y soledad del fuego.
    al incendiar el aire que es de fuego.
    Fuego es el mundo que se extingue y prende
    para durar (fue siempre) eternamente.

    Las cosas hoy dispersas se reúnen
    y las que están más próximas se alejan:

    Soy y no soy aquel que te ha esperado
    en el parque desierto una mañana
    junto al río irrepetible en donde entraba
    (y no lo hará jamás, nunca dos veces)
    la luz de octubre rota en la espesura.

    Y fue el olor del mar: una paloma,
    como un arco de sal,
    ardió en el aire.

    No estabas, no estarás
    pero el oleaje
    de una espuma remota confluía
    sobre mis actos y entre mis palabras
    (únicas nunca ajenas, nunca mías):
    El mar que es agua pura ante los peces
    jamás ha de saciar la sed humana.



    Éxodo

    En lo alto del día
    eres aquel que vuelve
    a borrar de la arena la oquedad de su paso;
    el miserable héroe que escapó del combate
    y apoyado en su escudo mira arder la derrota;
    el náufrago sin nombre que se aferra a otro cuerpo
    para que el mar no arroje su cadáver a solas;
    el perpetuo exiliado que en el desierto mira
    crecer hondas ciudades que en el sol retroceden;
    el que clavó sus armas en la piel de un dios muerto
    el que escucha en el alba cantar un gallo y otro
    porque las profecías se están cumpliendo: atónito
    y sin embargo cierto de haber negado todo;
    el que abre la mano
    y recibe la noche.



    Fin de siglo

    «La sangre derramada clama venganza».
    Y la venganza no puede engendrar
    sino más sangre derramada
    ¿Quién soy:
    el guarda de mi hermano o aquel
    a quien adiestraron
    para aceptar la muerte de los demás,
    no la propia muerte?
    ¿A nombre de qué puedo condenar a muerte
    a otros por lo que son o piensan?
    Pero ¿cómo dejar impunes
    la tortura o el genocidio o el matar de hambre?
    No quiero nada para mí:
    sólo anhelo
    lo posible imposible:
    un mundo sin víctimas.

    Cómo lograrlo no está en mi poder;
    escapa a mi pequeñez, a mi pobre intento
    de vaciar el mar de sangre que es nuestro siglo

    con el cuenco trémulo de la mano
    Mientras escribo llega el crepúsculo
    cerca de mí los gritos que no han cesado
    no me dejan cerrar los ojos



    Gota de lluvia


    Una gota de lluvia temblaba en la enredadera.

    Toda la noche estaba en esa humedad sombría

    que de repente

    iluminó la luna.
     
  3. poetisa

    poetisa http://wwwlatidospoeticos

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    PATRIA


    patria.jpg

















    Ella habita desde siempre en mí,

    como un viento necesario al velero,

    como luz que olvidó las sombras,

    En su redondo sueño me contiene,

    patria grande que de estrellas me iluminas.

    Con canciones de celestes y blancos,

    vestiste mi alma en tu ancho suelo

    generoso sin muros ni fronteras,

    y en el lenguaje latino late tu arroyo

    corriendo en mi sangre argentina.

    ****************************TE AMO ARGENTINA---------
     
  4. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    ?...

    Estrellas que entre lo sombrío,
    de lo ignorado y de lo inmenso,
    asemejáis en el vacío,
    jirones pálidos de incienso,

    nebulosas que ardéis tan lejos
    en el infinito que aterra
    que sólo alcanzan los reflejos
    de vuestra luz hasta la tierra,

    astros que en abismos ignotos
    derramáis resplandores vagos,
    constelaciones que en remotos
    tiempos adoraron los Magos,

    millones de mundos lejanos,
    flores de fantástico broche,
    islas claras en los oceanos,
    sin fin, ni fondo de la noche,

    ¡estrellas, luces pensativas!
    ¡estrellas, pupilas inciertas!
    ¿Por qué os calláis si estáis vivas
    y por que alumbráis si estáis muertas?...


    José Asunción Silva
     
  5. clause

    clause Claudia

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    RIMA LXIII

    Como enjambre de abejas irritadas,
    de un oscuro rincón de la memoria
    salen a perseguirme los recuerdos
    de las pasadas horas.

    Yo los quiero ahuyentar. ¡Esfuerzo inútil!
    Me rodean, me acosan,
    y unos tras otros a clavarme vienen
    el agudo aguijón que el alma encona.


    Gustavo Adolfo Bécquer
     
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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    El Mitayo

    Hijo, parto: la mañana
    reverbera en el volcán.
    Dame el báculo de chonta,
    las sandalias de jaguar.
    -Padre, tienes las sandalias,
    tienes el báculo ya,
    mas ¿por qué me ves y lloras?
    ¿A qué región vas?
    - La injusta ley de los Blancos
    me arrebata el hogar.
    Voy al trabajo y al hambre,
    voy a la mina fatal.
    -Tú, que parte hoy en día,
    ¿cuándo, cuándo volverás?
    -Cuando el llama de las punas
    ame el desierto arenal.
    - ¿Cuándo el llama de las punas
    las arenas amará?
    -Cuando el tigre de los bosques
    beba las aguas del mar.
    - ¿Cuándo el tigre de los bosques
    en los mares beberá?
    - Cuando del huevo de un cóndor
    nazca la sierpe mortal.
    -¿Cuando del huevo de un cóndor
    una sierpe nacerá?
    - Cuando el pecho de los Blancos
    se conmueva de piedad.
    - ¿Cuando el pecho de los Blancos
    piadoso y tierno será?
    - Hijo, el pecho de los Blancos
    no se conmueve jamás.​


    Manuel Gonzales Prada.
     
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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    LA TRISTEZA DEL INCA

    Este era un Inca triste, de soñadora frente,
    de ojos siempre dormidos y sonrisa de hiel,
    que recorrió su imperio, buscando inutilmente
    a una doncella hermosa y enamorada de él.

    Por distraer sus penas, el Inca dió en guerrero;
    puso a su tropa en marcha y el broquel requirió;
    fue sembrando despojos sobre cada sendero
    y las nieves mas altas con su sangre manchó.

    Tal, sus flechas cruzaron inviolables regiones,
    en que apenas los rios se atrevian a entrar;
    y tal fue, derramando sus heroicas legiones:
    de la selva a los andes de los andes al mar.

    Fue gastando las flechas que tenía en su aljaba,
    una vez y otra y otra, de región en región,
    porque cuando salía victorioso, lograba
    levantar la cabeza, pero no el corazón.

    Y cansado de tanto levantar la cabeza,
    celebró bailes magnos y banquetes sin fin,
    pero no logra nada disipar su tristeza,
    ni la sangre del choque, ni el licor del festín.

    Nada entraba en el fondo de su espiritu oculto:
    ni las cándidas ñustas de dignástico rol,
    ni los cirios de Quito, consagradas al culto,
    ni del Cuzco, tampoco, los vestales del sol.

    Fue llamado el más viejo sacerdote; Adivina
    este mal que me aqueja y el remedio del mal;
    dijo al gran sacerdote, con voz trémula y fina,
    aquel joven monarca, displicente y sensual.

    -Ay,senor! - dijo el viejo sacerdote -
    Tus penas remediarse no pueden; tu pasión es mortal.
    La mujer que has ideado tiene anil en las venas
    un trigal en los bucles y en la boca un coral.

    - Ay, senor! - ciertos dias vendran hombres muy blancos,
    Ha de oirse en los bosques el marcial caracol:
    cataratas de sangre colmaran los barrancos,
    y entrarán otros dioses en el Templo del Sol.

    La mujer que has ideado pertenece a tal raza,
    vanamente la buscas en tu innumera grey,
    y servirte no pueden oración ni amenaza,
    porque tiene otra sangre, otro dios y otro rey

    Cuando el rito sagrado le mando optar esposa,
    hizo astillas el cetro con vibrante dolor,
    y aquel joven monarca se enterró en una fosa
    y pensando en la rubia fue muriendo de amor.


    Jose Santos Chocano
     
  8. marianna

    marianna DAR HASTA QUE DUELA

    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    LA TIRANA

    Cuenta la leyenda que en el otoño de 1535, salió del Cusco, rumbo a Chile, el conquistador Diego de Almagro, con unos 500 españoles y diez mil indígenas. Entre ellos llevaba, como rehenes, a Huillac Huma, último sumo sacerdote del culto del sol, con su hermosa hija de 23 años, la Ñusta (princesa).

    La joven logró huir y se refugió con algunos seguidores en un oasis de la Pampa del Tamarugal, que dominó a sangre y fuego. Ejecutaba sin piedad a todo extranjero o indígena bautizado que cayera en sus manos. La llamaban la “Tirana del Tamarugal”.

    Pero... un día apareció un joven y apuesto minero, Vasco de Almeida. La Ñusta se enamoró perdidamente e inventó la forma de demorar su muerte.

    Tal era su amor, que, en los meses que siguieron ella se convirtió al cristianismo y él la bautizó. Cuando sus seguidores descubrieron su traición, los mataron a ambos bajo una lluvia de flechas.

    Años más tarde, un evangelizador español descubrió entre las ramas de tamarugos una tosca cruz de madera. Enterado de la tragedia, levantó en el lugar una capilla.
     
  9. -----......

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Paucar,Runtus Y Maray Q`imsa Jircayayag (Los tres Jircas)

    Tres moles, tres cumbres, tres centinelas que se yerguen en torno de la ciudad de los Caballeros de León de Huánuco. Los tres jircayayag, que llaman los indios.
    Marabamba es una aparente regularidad geométrica, coronada de tres puntas, el cono clásico de las explosiones geológicas, la figura menos complicada, más simple que afectan estas moles que viven en perpetua ansiedad de altura; algo así como la vela triangular de un barco perdido entre el oleaje de este mar pétreo llamado los Andes.

    Marabamba es a la vez triste y bello, con la belleza de los gigantes y la tristeza de las almas solitarias. En sus flancos graníticos no se ve ni el verde de las plantas, ni el blanco de los vellones, ni el rojo de los tejados, ni el humo de las chozas. Es perpetuamente gris, con el gris melancólico de las montañas muertas y abandonadas. Durante el día, en las horas de sol, desata todo el orgullo de su fiereza, vibra,reverbera, abrasa, crepita. El fantasma de la insolación pasea entonces por sus flancos. En las noches lunares su tristeza aumenta hasta reflejarse en el alma del observador y hacerle pensar en el silencio trágico de las cosas. Parece un predestinado a no sentir la garra inteligente del arado, ni la linfa fecundante del riego, ni la germinación de la semilla bienhechora. Es una de esas tantas inutilidades que la naturaleza ha puesto delante del hombre como para abatir su orgullo o probar su inteligencia. Mas quién sabe si Marabamba no sea realmente una inutilidad, quién sabe si en sus entrañas duerme algún metal de esos que la codicia insaciable del hombre transformará mañana en moneda, riel, máquina o instrumento de vida o muerte.

    Rondos es el desorden, la confusión, el tumulto, el atropellamiento de una fuerza ciega y brutal que odia la forma, la rectitud, la simetría .Es la crispadura de una ola hidrópica de furia, condenada perpetuamente a no saber del espasmo de la ola que desfallece enla playa. En cambio es movimiento, vida, esperanza, amor, riqueza. Por sus arrugas, por sus pliegues sinuosos y profundos el agua corre y se bifurca, desgranando entre los precipicios y las piedras sus canciones cristalinas y monótonas; rompiendo con la fuerza demoledora de su empuje los obstáculos y lanzando sobre el valle, en los días tempestuosos, olas de fango y remolinos de piedras enormes, que semejan el galope aterrador de una manada de paquidermos enfurecidos...

    Rondos, por su aspecto, párece uno de esos cerros artificiales y caprichosos que l~ imaginación de los creyentes levanta en los hogares cristianos en la noche de Navidad. Vense allí cascadas cristalinas y paralelas; manchas de trigales verdes y dorados; ovejas que pacen entre los riscos lentamente; pastores que van hilando su copo de lana enrollado, como ajorca, al brazo; grutas tapizadas de helechos, que lloran eternamente lágrimas puras y transparentes como diamantes; toros que restregan sus cuernos contra las rocas y desfogan su impaciencia con alaridos entrecortados; bueyes que aran resignados y lacrimosos, lentos y pensativos, cual si marcharan abrumados por la nostalgia de u:na potencia perdida; cabras que triscan indiferentes sobre la cornisa de una escarpadura escalofriante; árboles cimbrados por el peso de dorados y sabrosos frutos; maizales que semejan cuadros de indios empenachados; cactus que parecen hidras, que parecen pulpos, .que parecen boas. y en medio de todo esto, la nota humana, enteramente humana, representada por casitas blancas y rojas, que de día humean y de noche brillan como faros escalonados en un mar de tinta, y hasta tiene una iglesia, decrépita, desvencijada, ala cual las inclemencias de las tempestades y la incuria del indio, contagiado ya de incredulidad, van empujando inexorablemente a la disolución. Una vejez que se disuelve en las aguas del tiempo.

    Paucarbamba, no es como Marabamba ni como Rondos, tal vez porque no pudo ser como éste o porque no quiso ser como aquél. Paucarbamba es un cerró áspero, agresivo, turbulento, como forjado en una hora de soberbia. Tiene erguimientos satánicos, actitudes amenazadoras, gestos de piedra que anhelara triturar carnes, temblores de leviatán furioso, repliegues que esconden abismos traidores, crestas que retan el cielo. De cuando en cuando verdea y florece y alguna de sus arterias precipita su sangre blanca en el llano. Es de los tres el más escarpado, el más erquido, el más soberbio. Mientras Marabamba parece un gigante sentado y Rondos un gigante tendido y con los brazos en cruz, Paucarbamba parece un, gigante de pie, ceñudo y amenazador. Se diría que Marabamba piensa, Rondos duerme y Paucarbamba vigila.

    Los tres colosos se han situado en torno a la ciudad, equidistantemente, como defensa y amenaza a la vez. Cuando la niebla intenta bajar al valle en los días grises y fríos, ellos con sugestiones misteriosas, la atraen, la acarician, la entretienen y la adormecen para después, con manos invisibles -manos de artífice de ensueño- hacerse turbantes y albornoces, collares y coronas. y ellos son también los que refrenan y encauzan la furia de los vientos montañeses, los que entibian las caricias cortantes y traidoras de los vientos puneños y los que en las horas en que la tempestad suelta su jauría de truenos y desvían hacia sus cumbres las cóleras flagelantes del rayo.

    Y son también amenaza; amenaza de hoy, de mañana, de quién sabe cuándo. Una amenaza llamada a resolverse en convulsión, en desmoronamiento, en catástrofe. Porque ¿quién puede decir que mañana no proseguirán su marcha? Las montañas son caravanas en descanso, evoluciones en tregua, cóleras refrepdadas, partos indefinidos. La llanura de ayer es la montaña de hoy, y la montaña de hoy será el abismo o el valle de mañana.

    Lo que no sería extraño. Marabamba, Rondos y Paucarbamba tienen geológicamente vida. Hay días en que murmuran, en que un tumulto de voces interiores pugna por salir para decirle algo a los hombres. Y esas voces no son las voces argentinas de sus .metales yacentes, sino voces de abismos, de oquedades, de gestaciones terráqueas, de fuerzas que están buscando en un dislocamiento el reposo definitivo.

    Por eso una tarde en que yo, sentado sobre un peñón de Paucarbamba, contemplaba con nostalgia de llanura, cómo se hundía el sol tras la cumbre del Rondos, al levan tarme , excitado por el sacudimien to de un temblor, Pillco, el indio más viejo, más taimado, más supersticioso, más rebelde, en una palabra más incaico de Llicua me decía, poseído de cierto temor solemne:
    -Jirca-yayag. Jirca-yayag, con hambre, taita.

    -¿Quién es Jirca-yayag?

    -Paucarbamba, taita. Padre Paucarbamba, pide oveja, cuca, bescochos, comfuetes.

    -¡Ah, Paucarbamba come como los hombres y es goloso como los niños! Quiere confites y bizcochos.

    -Au, taita. Cuando pasa mucho tiempo sin comer, Paucarbamba piñashcaican. Cuando come cushiscaican.

    -No voy entendiéndote, Pillco.

    -Piñashcaican, malliumor; cushiscaican, alegría, taita.

    -¿Pero tú crees de buena fe, Pillco, que los cerros son como los hombres?

    -Au, taita. Jircas comen; jircas hablan; jircas son dioses. De día callan, piensan, murmuran o duermen. De noche andan. Pillco no mirar noche jircas; hacen daño. Noches nubladas jircas andar más, comer más, hablar más. Se juntan y conversan. Si yo te contara, taita, por qué jircas Rondos, Paucarbamba y Marabamba están aquí ..


    II


    Y he aquí lo que me contó el indio más viejo, más taimado, más supersticioso y más rebelde de Llicua, después de haberme hecho andar muchos días tras él, de ofrecerle dinero, que desdeñó señorialmente, de regalarle muchos puñados de coca y de prometerle, por el alma de todos los jircas andinos, el silencio para que su leyenda no sufriera las profanadones de la lengua del blanco, ni la cólera implacable de los jircas Paucarbamba, Rondos y Marabamba. "Sobre todo -me dijo con mucho misterio- que no sepa Paucarbamba. Vivo al pie, taita".

    "Maray, Runtus y Páucar , fueron tres guerreros venidos de tres lejanas comarcas. Páucar, vino de la selva, Runtus del mar ; Maray , de las punas. De los tres,Páucar era el más joven y Runtus, el más viejo. Los tres estuvieron a punto de chocar un día, atraídos por la misma fuerza: el amor. Pillco-Rumi,curaca de la tribu de los pillcos, después de haber tenido hasta cincuenta lújos, todos varones, tuvo al fin una hembra es decir una Orcoma,pues no volvió a tener otra hija. PiUco-Rumi por esta circunstancia puso en ella todo su amor, todo su orgullo, y su amor fue tal que medida que su hija crecía iba considerándola más digna de Pachacámac que de los hombres. Nació tan fresca, tan exuberante, tan bella que la llamó desde ese instante Cori-Huayta. y Cori-Huayta fue el orgullo del curacazgo, la ambición de los caballeros, la codicia de los sacerdotes, la alegría de Pillco-Rumi, la complacencia de Pachacámac. Cuando salía en su litera a recoger flores y granos para la fiesta del Raymi, seguida de sus doncellas y de sus criados, las gentes se asomaban a las puertas para verla pasar y los caballeros detenían su marcha embelesados, mirándose después, durante muchos días, recelosos y mudos.

    Pillco-Rumi sabía de estas cosas y sabía también que, según la ley del curacazgo, su hija estaba destinada a ser esposa de algún hombre. Si la esterilidad era considerada como una maldición entre los pillcos, la castidad voluntaria sin voto, era tenida como un signo de orgullo, que debía ser abatido, so pena de ser sacrificada la doncella a la cólera de los dioses y la ley de los pillcos prescribía que los varones debían contraer matrimonio a los veinte años y las mujeres a los dieciocho. Pillco-Rumi no estaba conforme con la ley. Pillco-Rumi sintió rebeldías contra ella y comenzó a odiarla y a pensar en la manera de eludirla. Según él, Cori-Huayta estaba por encima de la ley. La ley no se había puesto en el caso de que un padre que tuviera una orcoma habría necesariamente de casarla. Cuando se tiene varias hijas, bien puede cederse todas, menos la elegida por el padre para el cuidado de su vejez. y cuando se tiene una como Cori-Huayta, pensaba Pillco-Rumi, todos los hombres sumados, no merecen la dicha de poseerla.

    Y Pillco-Rumi, que, además de padre tierno, era hombre resuelto y animoso, juró ante su padre el Sol que Cori-Huayta no sería de los hombres sino de Pachacámac.


    II


    Y llegó el día en que Pillco-Rumi debía celebrar en la plaza pública el matrimonio de todos los jóvenes aptos según la ley.

    La víspera Pillco-Rumi había llamado a su palacio a Racucunca, el gran sacerdote, yaa Karu-Ricag, el más prudente de los amautas, para consultarles el modo de eludir el cumplimiento de la ley matrimonial.

    El amauta dijo:

    -La sabiduría de un curaca está en cumplir la ley. El que mejor la cumple es el más sabio y el mejor padre de sus súbditos.

    Y el gran sacerdote, que no había querido ser el primero en hablar:

    -Sólo hay dos medios: sacrificar a Cori-Huayta o dedicarla al culto de nuestro padre el Sol.

    Pillco-Rumi se apresuró a objetar:

    -Cori-Huayta cumplirá mañana dieciocho años; ha pasado ya la edad en que una doncella entra al servicio de Pachacámac.

    -Para nuestro padre -repuso Racucunca- todas las doncellas son iguales. Sólo exige juventud.

    Y el gran sacerdote, a quien Cori-Huayta desde dos años atrás venía turbándole la quietud, hasta hacerle meditar horribles sacrilegios y que parecía leer en el pensamiento de Pillco-Rumi, añadió:

    -No hay hombre en tu curacazgo digno de Cori-Huayta.

    El amauta, que a su vez leía en el pensamiento de Racucunca, intervino gravemente:

    -La belleza es fugaz; vale menos que el valor y la sabiduría. Un joven sabio y valiente puede hacer la dicha de Cori-Huayta.

    Ante tan sentencioso lenguaje, que significaba para Racucunca un reproche y para Pillco-Rumi una advertencia, aquél, disimulando sus intenciones, replicó:

    -Mañana, a la hora de los sacrificios lo consultaré en las entrañas del llama.

    Y mientras Racucunca, ceñudo y solemne, salía por un lado y Karu-Ricag, tranquilo y grave, por otro, Pillco-Rumi, con el corazón apretado, por la angustia y la esperanza, quedábase meditando en su infelicidad.

    Por eso en la tarde del día fatal, en tanto que el regocijo popular se difundía por la ciudad y en la plaza pública los corazones de los caballeros destilaban la miel más pura de sus alegrías; y los guerreros, coronados de plumas tropicales, en pelotones compactos, esgrimían sus picas de puntas. y regatones relucientes, balanceaban los arcos, blandían las macanas cabezudas, restregaban las espadas y las flechas, rastrallaban las hondas y batían banderas multicolores; y los haravicus, estacionados en los tres ángulos de la plaza, cantaban sus más tiernas canciones eróticas al son de los cobres estridentes; y las futuras esposas, prendidas en rubor, coronadas de flores, enroscadas las gargantas por collares de guayruros y cuentas de oro, y envueltas en albas turucas flotantes, giraban lentamente, cogidas de las manos, en torno de la gran piedra de los sacrificios; y Cori-Huayta, ignorante de su destino, esperaba la hora de los desposorios; Pillco-Rumi, de pie sobre el torreón del occidente, los brazos aspados sobre el pecho; la curva y enérgica nariz dilatada y palpitante, la boca contraída por una crispatura de soberbia y resolución y la frente surcada por el arado invisible de un pensamiento sombrío, encarando al sol el rojizo rostro, como una interrogación al destino, hacía esta invocación, mezcla de impiedad y apóstrofe:

    -¿Podrán los hombres más que Pachacámac? ¿No querrás tú, Padre Sol, cegar con tus ojos los ojos de aquél que pretende posarlos en los encantos de Cori-Huayta? ¿No podrías tú hacerles olvidar la ley a los sabios, a los sacerdotes, a los caballeros? Quiero que Cori-Huayta sea la alegría de mi vejez; quiero que en las mañanas, cuando tú sales y vienes a bañar con el oro de tus rayos bienhehores la humildad de mi templo, Cori-Huayta sea la que primero se bañe en ellos, pero sin que los hombres encargados de servirte la contemplen, porque se despertaría en ellos el irresistible deseo de poseerla, Cori-Huayta es, señor, digna de ti. ¡Librala de los deseos de los hombres!

    Y Pillco-Rumi, más tranquilo después de esta invocación, volviendo el rostro hacia la multitud, que bullía y clamoreaba más que nunca , clavó en ella una i11definible mirada de desprecio. y al reparar en Racucunca, que en ese instante, con un gran espejo cóncavo, de oro bruftido, recogía un haz de rayos solares para encender el nevado copo de algodón, del que había de salir el fuego sagrado para los sacrificios, levantó el puño como una maza, escupió al aire y del arco de su boca salió, como una flecha envenenada esta frase: "Cori-Huayta no será tuya, traidor. Yo también, como Karu-Ricag, adiviné ayer tu pensamiento. Primero mataré a Cori-Huayta".

    Pero Supay, el espíritu malo, que anda siempre apedreando las aguas de toda tranquilidad y de toda dicha para gozarse en verlas revueltas y turbias, comenzó por turbar el regocijo público, pararon las danzas, se levantaron azorados los amautas, temblaron las doncellas, se le escapó de la diestra al gran sacerdote, el espejo cóncavo generador del fuego sagrado, y la multitud prorrumpió en un inmenso alarido, que hizo estremecer el corazÓn de Cori-Huayta, al mismo tiempo que; señalando varios puntos del horizonte, gritaba: "¡Enemigos! ¡Enemigos! Vienen por nuestras doncellas. ¿Dónde está Pillco-Rumi? ¡Defiéndenos, Pillco-Rumi! ¡Pachacámac, defiéndenos!".

    Eran tres enormes columnas de polvo, aparecidas de repente en tres puntos del horizonte, que parecían tocar el cielo. Avanzaban, avanzaban... Pronto circuló la noticia. Eran Maray, de la tribu de los pascos; Runtus, de la de los huaylas; y Páucar, de la de los panataguas,la más feroz y guerrera' de las tribus. Cada uno había anunciado a Pillco-Rumi su llegada el primer día del equinoccio de la primavera, con el objeto de disputar la mano de Cori-Huayta, anuncio,que Pillco-Rumi desdeñó, confiado en su poder y engañado por las predicciones de los augures.

    Los tres llegaban seguidos de sus ejércitos; los tres habían caminado durante muchos días, salvando abismos, desafiando tempestades, talando bosques, devorando llanuras. y los tres llegaban a la misma hora, resueltos a no ceder ante nadie ni ante nada. Runtus, durante el viaje había caminado pensando: "Mi vejez es sabiduría. La sabiduría hermosea el rostro y sabe triunfar de la juventud en el amor". y Maray: "La fuerza impone y seduce a los débiles. y la mujer es débil y ama al fuerte". y Páucar: "La juventud lo puede todo, puede lo que no alcanza la sabiduría y la fuerza".

    Entonces Pillco-Rumi, que desde el torreón de su palacio había visto también aparecer en tres puntos del horizonte las columnas de polvo que levantaban hasta el cielo los ejércitos de Runtus, Páucar y Maray, comprendiendo a qué venían, en un arranque de suprema desesperación, exclamó, invocando nuevamente a Pachacámac: "Padre Sol, te habla por última vez Pillco-Rumi. Abrasa la ciudad, inunda el valle, o mata a Corilluayta antes de que yo pase por el horror de matarla".

    Ante esta invocación, salida de lo más hondo del corazón del Pillco-Rumi, Pachacámac, que, desde la cima de un arco iris, había estado viendo desdeñosamente las intrigas de Supay, empeñado en producir un conflicto y ensangrentar la tierra, cogió una montaña de nieve y la arrojó a los pies de Páucar, que ya penetraba ala ciudad, convirtiéndose al caer en bullicioso río. Páucar se detuvo. Después lanzó otra montaña delante de Maray, con el mismo resultado, y Maray se detuvo también. Ya Runtus, que, como el menos impetuoso y el más retrasado, todavía demoraba en llegar , se limitó a tirarle de espaldas de un soplo. Luego clavó en cada uno de los tres guerreros la mirada y convirtióles, junto con sus ejércitos, en tres montañas gigantescas. No satisfecho aún de su obra, volvió los ojos a Cori-Huayta, que asustada, había corrido a refugiarse al lado de su padre, y mirándola amorosamente exclamó: ¡Huáñucuy! y Cori-Huayta, más hermosa, más exuberante, más seductora que nunca, cayó fulminada en los brazos de Pillco-Rumi.

    Ante tal cataclismo, la tribu de los pillcos, aterrorizada, huyó, yendo a establecerse en otra región, donde fundó una nueva ciudad con el nombre de Huáñucuy, o Huánuco, en memoria de la gran voz imperiosa que oyeran pronunciar a Pachacámac.

    Desde entonces Runtus, Páucar y Maray están donde los sorprendió la cólera de Pachacámac, esperando que ésta se aplaque, para que el Huallaga y el Higueras tornen a sus montañas de nieve y la hija de Pillco-Rumi vuelva a ser la Flor de Oro del gran valle primaveral de los pillcos...

    Enrique Lopez Albujar,Cuentos Andinos.
     
  10. Anveri

    Anveri Fanática de nativas -aves

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    :happy:

    En el tarareo diario, siempre me acompañan esos versos cantados.








    José Santos Chocano.
    Me parece que vivió en la ciudad de Valdivia, cuando estuvo en Chile

    Deben ser hermosos los tamarugos.


    Dejo un poema:

    AROMOS RUBIOS EN LOS CAMPOS DE LONCOCHE.

    La pata gris del Malo pisó estas pardas tierras,
    hirió estos dulces surcos, movió estos curvos montes,
    rasguñó las llanuras guardadas por la hilera
    rural de las derechas alamedas hifrontes.

    El terraplén yacente removió su cansancio,
    se abrió como una mano desesperada el cerro,
    en cabalgatas ebrias galopaban las nubes
    arrancando de Dios, de la tierra y del cielo.

    El agua entró en la tierra mientras la tierra huía
    abiertas las entrañas y anegada la frente;
    hacia los cuatro vientos, en las tardes malditas,
    rodaban —ululando como tigres— los trenes.

    Yo soy una palabra de este paisaje muerto,
    yo soy el corazón de este cielo vacío;
    cuando voy por los campos, con el alma en el viento,
    mis venas continúan el rumor de los ríos.


    Adónde vas ahora? —Sobre el cielo la greda
    del crepúsculo, para los dedos de la noche.
    No alumbrarán estrellas... A mis ojos se enredan
    aromos rubios en los campos de Loncoche.

    Pablo Neruda, 1923

    Es parte de una antología del Aromo que hizo el poeta Jorge Teillier

    No he leído todo, lo siento.

    Anita.

    ;) ;) ;)
     
  11. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Hola Anita!! :beso: Cuanto hace que no te lei!! Buen Domigo!!
    y para los que festejan hoy el día de la madre , les dejo esto ....

    LA FUGA

    Madre mía, en el sueño
    ando por paisajes cardenosos:
    un monte negro que se contornea
    siempre, para alcanzar el otro monte;
    y en el que sigue estás tú vagamente,
    pero siempre hay otro monte redondo
    que circundar, para pagar el paso
    al monte de tu gozo y de mi gozo.

    Mas, a trechos tú misma vas haciendo
    el camino de burlas y de expolio.
    Vamos las dos sintiéndonos, sabiéndonos,
    mas no podemos vernos en los ojos, y no
    podemos trocarnos palabra,
    cual la Eurídice y el Orfeo solos,
    las dos cumpliendo un voto o un castigo,
    ambas con pies y con acentos rotos.

    Pero a veces no vas al lado mío:
    te llevo en mí, en un peso angustioso
    y amoroso a la vez, como pobre hijo
    galeoto a su padre galeoto,
    y hay que enhebrar los cerros repetidos,
    sin decir el secreto doloroso:
    que yo te llevo hurtada a dioses crueles
    y que vamos a un Dios que es de nosotros.

    Y otras veces ni estás cerro adelante,
    ni vas conmigo, ni vas en mi soplo:
    te has disuelto con niebla en las montañas,
    te has cedido al paisaje cardenoso.
    Y me das unas voces de sarcasmo
    desde tres puntos, y en dolor me rompo,
    porque mi cuerpo es uno, el que me diste,
    y tú eres un agua de cien ojos,
    y eres un paisaje de mil brazos,
    nunca más lo que son los amorosos:
    un pecho vivo sobre un pecho vivo,
    nudo de bronce ablandado en sollozo.

    Y nunca estamos, nunca nos quedamos,
    como dicen que quedan los gloriosos,
    delante de su Dios, en dos anillos
    de luz, o en dos medallones absortos,
    ensartados en un rayo de gloria
    o acostados en un cauce de oro.

    O te busco, y no sabes que te busco,
    o vas conmigo, y no te veo el rostro;
    o en mí tú vas, en terrible convenio,
    sin responderme con tu cuerpo sordo,
    siempre por el rosario de los cerros,
    que cobran sangre por entregar gozo,
    y hacen danzar en torno a cada uno,
    ¡hasta el momento de la sien ardiendo,
    del cascabel de la antigua demencia
    y de la trampa en el vórtice rojo!



    Gabriela Mistral


    DULZURA

    Madrecita mía,
    madrecita tierna,
    déjame decirte
    dulzuras extremas.

    Es tuyo mi cuerpo
    que juntaste en ramo;
    deja revolverlo
    sobre tu regazo.

    Juega tú a ser hoja
    y yo a ser rocío:
    y en tus brazos locos
    tenme suspendido.

    Madrecita mía,
    todito mi mundo,
    déjame decirte
    los cariños sumos.



    Gabriela Mistral

     
  12. Anveri

    Anveri Fanática de nativas -aves

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    ¡¡¡FELIZ DÍA DE LA MADRE!!!

    [​IMG]

    Anita.

    :beso:
     
  13. -----......

    -----...... Hogar Nuestro.

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCA


    Me moriré en París con aguacero,
    un día del cual tengo ya el recuerdo.
    Me moriré en París -y no me corro-
    tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.


    Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
    estos versos, los húmeros me he puesto
    a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
    con todo mi camino, a verme solo.


    César Vallejo ha muerto, le pegaban
    todos sin que él les haga nada;
    le daban duro con un palo y duro


    también con una soga; son testigos
    los días jueves y los huesos húmeros,
    la soledad, la lluvia, los caminos...

    Cesar Vallejo,Peruano
     
  14. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    55ksqv.jpg
    pinchar en la imagen para leerla!
     
  15. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    EL DESTERRADO
    (1977)

    Alguien recorre los senderos de Ítaca
    y no se acuerda de su rey, que fue a Troya
    hace ya tantos años;
    alguien piensa en las tierras heredadas
    y en el arado nuevo y el hijo
    y es acaso feliz.
    En el confín del orbe yo, Ulises,
    descendí a la Casa de Hades
    y vi la sombra del tebano Tiresias
    que desligó el amor de las serpientes,
    Y la sombra de Heracles
    que mata sombras de leones en la pradera
    y así mismo está en el Olimpo.
    Alguien hoy anda por Bolívar y Chile
    y puede ser feliz o no serlo.
    Quién me diera ser él.


    Jorge Luis Borges





    -------------------------------------------------------------------------




    [YT]EU9TPyp_igc[/MEDIA]

    Seguir siguiendo al corazón
    y coquetear con la intuición
    seguir creciendo y esquivando las rutinas
    seguir soñando en un rincón
    seguir creyendo que hay un Dios
    que me endereza de un tirón la puntería
    siempre voy detrás de lo que siento
    cada tanto muero

    y aquí estoy...

    tantos desiertos que crucé
    tantos atajos esquivé
    tantas batallas que pintaron mis heridas

    tantos incendios provoqué
    tantos fracasos me probé
    que no me explico como canto todavía

    y es que siempre voy detrás de lo que siento
    cada tanto muero
    y aquí estoy...

    por esos días por venir
    por este brindis para mí
    por regalarle a la intuición el alma mía

    porque los días se nos van
    quiero cantar hasta el final
    por otra noche como esta doy mi vida

    tantos festejos resigné
    tantos amigos extrañé
    tantos domingos muy lejos de mi familia

    tantas almohadas conocí
    tantas canciones me aprendí
    que los recuerdos me parecen de otras vidas
    siempre voy detrás de lo que siento
    cada tanto muero
    y aquí estoy...

    tantas palizas esquivé
    tantas traiciones me compré
    tantos enojos me hicieron mostrar los dientes

    con mil abrazos me cuidé
    con mil amores me curé
    juntando heridas sigo creyendo en la gente
    siempre voy detrás de lo que siento
    cada tanto muero

    pero hoy no...

    por esos días por venir
    por este brindis para mí
    por regalarle a la intuición el alma mía

    porque los días se nos van
    quiero cantar hasta el final
    por otra noche como esta doy mi vida

    por esos días por venir...

    y en esas noches de luna
    donde los recuerdos son puñal
    me abrazo a mi guitarra
    y canto fuerte mis plegarias
    y algo pasa, pero ya nada me hace llorar

    yo me abrazo a mi guitarra
    y canto fuerte mis plegarias
    y algo pasa, pero ya nada me va a cambiar
    por esos días por venir...