Re: ... de poetas, cuentos y leyendas interesante si alguien se lee esto les puede interesar la vecina del 403 UNIVERSIDAD ANAHUAC LOMAS DE ANAHUAC MEXICO 1972 Soy un cobarde. Por todo lo que digo y por que no he matado aun a la canosa vecina del segundo izquierdo. La primera vez que la vi, trato de convencerme de que yo era torero. Mucho más fácil de capa que de muleta. Mi traje preferido: el celeste y el oro. Hablo de mi alternativa en Madrid y me pidió que me cortara un dedo. Al día siguiente el dedo me dolía y la sangre coagulo despacio. Hubo sombras, sonaron violines, llovió, apenas recuerdo los relojes. No me sentí cansado entonces. Nuestro segundo encuentro fue en el ascensor un jueves al volver del colegio. Yo iba despeinado. Esta vez no me hablo. Lo de cortarme el segundo dedo, fue una sugerencia tan sutil que apenas me ofendió. Lo hice convencido de que esta era la última vez, pero de todas maneras era imposible negarse. Afile las cuchillas de diversos tamaños, escogí una hora prcisa y creí que todos los relojes la pronunciarían con dolor respetuoso, sin hastió, cómplices voluntarios. -¿Fue así? (me preguntaron mis amigos en la mañana siguiente) -”por supuesto” Y ya no se hablo más del asunto. Todos lo olvidaron. Poco después me entere que ella tenía en su casa todas las flores del mundo, con la intención de verlas secarse lentamente, y las regaba lo justo para engañarlas. En el tercer encuentro, ella iba cargada de gladiolas, gardenias, claveles, petunias, violetas, y hablo del amor. “posesión” dijo. “obcecación” entendí. Luego se aclaro todo. Cogio una flor al azar y la amo en mi presencia. Todos los pétalos quedaron destruidos. En el pequeño campo de batalla quedo, silencioso y ridículo, mi tercer dedo cortado hábilmente gracias a la experiencia adquirida con los dos anteriores. Desde entonces el oído fue fácil. Destruí hormigueros muy complejos y guaridas subterráneas de hombres que se esconden para huir de sus hermanos. En esa época huía de ella por todos los medios a mi alcance. Estaba convencido de que era preciso no volver a verla, que debía evitar la destrucción de los dedos que me quedaban. Comprendía que las manos tienen una evidente utilidad, que irremediablemente un dedo menos es una oportunidad menos de apretar un gatillo y morderse una uña. Para no encontrarme con ella entraba y salía de mi casa, por las ventanas, me disfrazaba, hablaba bajo, me negaba rotundamente a pactar con las cucarachas y me ponía guantes. Los demás vecinos decían que ella no existía. A las dos de la tarde se presento en mi piso con utensilios diversos que servían para todo. Me los ofreció amablemente y me explico su funcionamiento. En un mismo tubo de ensayo se conseguían alternativamente licor de cerezas y venenos azules. Me mostró paraguas contra la lluvia radioactiva, reproduciciones en cualquier tamaño del quijote, artefactos para producir el silencio, mapas del purgatorio y un dispositivo ingenioso para destruir cualquier civilización. Amputarme el cuarto dedo fue sencillísimo, considerando sus enseñanzas y la perfección técnica de los múltiples objetos subministrados. “Es evidente, me domina”. “no existe”. ¿”Como que no existe”? ¿”Y mis dedos”? “no existe”. “nunca existió”. Así fue y así seguirá siendo porque no me atraeré a matarla, no podría, aunque eso será discutible Me he enterado de que sigue usando el ascensor y el buzón de las cartas. Se que pasea sus flores y sus perritos gemelos; y la oigo respirar desde mi habitación. La oigo preparar el te, deslizarse sobre las alfombras. La oigo susurrando canciones de todas las épocas, imitando con su garganta el ruido de la lluvia y el de los frenazos de los automóviles. Se que viaja. Se que no se mueve de su butaca. Se que a pesar de todo vive sola. Sus deseos son líquidos y gotean sin derramarse. Se que volveré a encontrarla y que no quiero perder mas dedos. No podré huir, ella conoce todas las ciudades, ha estado en todas las esquinas, ha leído todos los libros que se han escrito, y conoce su mentira. Dice que no existe. Recuerdo perfectamente las arrugas de su cuello, su perfecta insolencia, sus labios un poco pintados, su nariz, su hastío. Los periódicos dicen que no existe. Recuerdo su perfume cuando la oigo toser débilmente. Recuerdo su sonrisa neutra y mi despertador que suena cuando ella quiere. Ahora esta cantando. Pronto bostezara, moverá los picaportes para entrar en habitaciones que solo ella conoce y a las ocho tomara su helado con nueces. Mis vecinos dicen que no existe; pero a todos les faltan cuatro dedos, a todos.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas 2 - LA PRENDA DEL PAYADOR El sol se oculta: inflamado el horizonte fulgura, y se extiende en la llanura ligero estambre dorado. Sopla el viento sosegado, y del inmenso circuito no llega al alma otro grito ni al corazón otro arrullo que un monótono murmullo, que es la voz del infinito. Santos Vega cruza el llano, alta el ala del sombrero levantada del pampero al impulso soberano. Viste poncho americano, suelto en ondas de su cuello y chispeando en su cabello y en el bronce de su frente lo cincela el poniente con el último destello. ¿Dónde va? Vese distante de un ombú la copa erguida, como espiando la partida de la luz agonizante. Bajo la sombra gigante de aquel árbol bienhechor, su techo, que es un primor de reluciente totora, alza el rancho donde mora la prenda del payador. Ella, en el tronco sentada, meditabunda le espera, y en su negra cabellera hunde la mano rosada. Le ve venir: su mirada, más que la tarde serena, se cierra entonces sin pena, porque es todo su embeleso que él la despierte de un beso dado en su frente morena. No bien llega, el labio amado toca la frente querida, y vuela un soplo de vida por el ramaje callado... Un ¡ay! apenas lanzado, como susurro de palma gira en la atmósfera en calma; y ella fingiéndose enojos alza a su dueño unos ojos que son dos besos del alma. Cerró la noche. Un momento quedó la Pampa en reposo, cuando un rasgueo armonioso pobló de notas el viento. Luego, en el dulce instrumento vibró una endecha de amor, y, en el hombro del cantor, llena de amante tristeza, ella dobló la cabeza para escucharlo mejor. "Yo soy la nube lejana (Vega en su canto decía) que con la noche sombría huye al venir la mañana; soy la luz que en tu ventana filtra en manojos la luna; la que de niña, en la cuna, abrió tus ojos risueños; la que dibuja tus sueños en la desierta laguna "Yo soy la música vaga que en los confines se escucha, esa armonía que lucha con el silencio, y se apaga; el aire tibio que halaga con su incesante volar, que del ombú vacilar hace la copa bizarra, ¡Y la doliente guitarra que suele hacerte llorar!" Leve rumor de un gemido, de una caricia llorosa, hendió la sombra medrosa, crujió en el árbol dormido. Después, el ronco estallido de rotas cuerdas se oyó; un remolino pasó batiendo el rancho cercano; y en el circuito del llano todo en silencio quedó. Luego, inflamando el vacío, se levantó la alborada, con esa blanca mirada que hace chispear el rocío. Y cuando el sol en el río vertió su lumbre primera, se vio una sombra ligera en occidente ocultarse, y el alto ombú balancearse sobre una antigua tapera.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Dejo dos textos con palabras inventadas;son poemas de Oliverio Girondo EL PURO NO El no el no inóvulo el no nonato el noo el no poslodocosmos de impuros ceros noes que noan noan noan y nooan y plurimono noan al morbo amorfo noo no démono no deo sin son sin sexo ni órbita el yerto inóseo noo en unisolo amódulo sin poros ya sin nódulo ni yo ni fosa ni hoyo el macro no ni polvo el no más nada todo el puro no sin no YOLLEO Eh vos tatacombo soy yo dí no me oyes tataconco soy yo sin vos sin voz aquí yollando con mi yo sólo solo que yolla y yolla y yolla entre mis subyollitos tan nimios micropsíquicos lo sé lo sé y tanto, desde el yo mero mínimo al verme yo, harto en todo junto a mis ya muertos y revivos yoes siempre siempre yollando y yoyollando siempre por qué Si sos por qué dí eh vos no me oyes tatatodo por qué tanto yollar responde y hasta cuándo...
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Ahora sí, "La inmiscusión terrupta" de Julio Cortázar. A tono con el texto que citó Espliego en el Me gusta..... A que se entiende lo que dicen las vecinas...¿o no? Como no le melga nada que la contradigan, la señora Fifa se acerca a la Tota y ahí nomás le flamenca la cara de un rotundo mofo. Pero la Tota no es inane y de vuelta le arremulga tal acario en pleno tripolio que se lo ladea hasta el copo. – ¡Asquerosa! – brama la señora Fifa, tratando de sonsonarse el ayelmado tripolio que ademenos es de satén rosa. Revoleando una mazoca más bien prolapsa, contracarga a la crimea y consigue marivorearle un suño a la Tota que se desporrona en diagonía y por un momento horadra el raire con sus abrocojantes bocinomias. Por segunda vez se le arrumba un mofo sin merma a flamencarle las mecochas, pero nadie le ha desmunido el encuadre a la Tota sin tener que alanchufarse su contragofia, y así pasa que la señora Fifa contrae una plica de miercolamas a media resma y cuatro peticuras de esas que no te dan tiempo al vocifugio, y en eso están arremulgandose de ida y de vuelta cuando se ve precivenir al doctor Feta que se inmoluye inclótumo entre las gladiofantas. – ¡Payahás, payahás! – crona el elegantiorum, sujetirando de las desmecrenzas empebufantes. No ha terminado de halar cuando ya le están manocrujiendo el fano, las colotas, el rijo enjuto y las nalcunias, mofo que arriba y suño al medio y dos miercolanas que para qué. – ¿Te das cuenta? – sinterrunge la señora Fifa. – ¡El muy cornaputo! – vociflama la Tota. Y ahí nomás se recompalmean y fraternulian como si no se hubieran estado polichantando más de cuatro cafotos en plena tetamancia; son así las tofitas y las fitotas, mejor es no terruptarlas porque te desmunen el persiglotio y se quedan tan plopas.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas hola Piscui! La salvación [Cuento. Texto completo] Adolfo Bioy Casares Ésta es una historia de tiempos y de reinos pretéritos. El escultor paseaba con el tirano por los jardines del palacio. Más allá del laberinto para los extranjeros ilustres, en el extremo de la alameda de los filósofos decapitados, el escultor presentó su última obra: una náyade que era una fuente. Mientras abundaba en explicaciones técnicas y disfrutaba de la embriaguez del triunfo, el artista advirtió en el hermoso rostro de su protector una sombra amenazadora. Comprendió la causa. "¿Cómo un ser tan ínfimo" -sin duda estaba pensando el tirano- "es capaz de lo que yo, pastor de pueblos, soy incapaz?" Entonces un pájaro, que bebía en la fuente, huyó alborozado por el aire y el escultor discurrió la idea que lo salvaría. "Por humildes que sean" -dijo indicando al pájaro- "hay que reconocer que vuelan mejor que nosotros". FIN
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Santos Vega -Poema de Rafael Obligado 3 - EL HIMNO DEL PAYADOR En pos del alba azulada, ya por los campos rutila del sol la grande, tranquila y victoriosa mirada. Sobre la curva lomada que asalta el cardo bravío, y allá en el bajo sombrío donde el arroyo serpea, de cada hierba gotea la viva luz del rocío. De los opuestos confines de la Pampa, uno tras otro, sobre el indómito potro que vuelca y bate las crines, abandonando fortines, estancias, ranchos, mujer, vienen mil gauchos a ver si en otro pago distante, hay quien se ponga delante cuando se grita: ¡A vencer!. Sobre el inmenso escenario vanse formando en dos alas, y el sol reluce en las galas de cada bando contrario; puéblase el aire del vario rumor que en torno desata la brillante cabalgata que hace sonar, de luz llenas, las espuelas nazarenas y las virolas de plata. De entre ellos el más anciano divide el campo después, señalando de través larga huella por el llano; y alzando luego en su mano una pelota de cuero con dos manijas certero la arroja al aire gritando: "¡Vuela el pato!-¡Va buscando un valiente verdadero!". Y cada bando a correr suelta el potro vigoroso, y aquél sale victorioso que logra asirlo al caer. Puesto el que supo vencer en medio, la turba calla, y a ambos lados de la valla de nuevo parten el llano, esperando del anciano la alta señal de batalla. Dala al fin. Hondo clamor ronco truena en el circuito, y el caballo salta al grito de su impávido señor; y vencido y vencedor, del noble triunfo sedientos, se atropellan turbulentos en largas filas cerradas, cual dos olas encrespadas que azotan contrarios vientos. Alza en alto la presea su feliz conquistador, y su bando en derredor le defiende y clamorea. Uno y otro aguijonea el ágil bruto, y chocando entre sí, corren dejando por los inciertos caminos polvorosos remolinos sobre las pampas rodando. Vuela el símbolo del juego por el campo arrebatado, de los unos conquistado de los otros presa luego; vense, entre hálitos de fuego, varios jinetes rodar, otros súbito avanzar pisoteando los caídos; y en el aire sacudidos, rojos ponchos ondear. Huyen en tanto, azoradas de las lagunas vecinas, como vivientes neblinas, estrepitosas bandadas; las grandes plumas cansadas tiende el chajá corpulento; y con veloz movimiento y con silbidos de balas, bate el carancho las alas hiriendo a hachazos el viento. Con fuerte brazo les quita robusto joven la prenda, y tendido, a toda rienda: "¡Yo solo me basto!" grita. En pos de él se precipita, y tierra y cielos asorda tras el audaz desafío, con la pujanza de un río que anchuroso se desborda. Y allá van, todos unidos, y él los azuza y provoca, golpeándose la boca, con salvajes alaridos. Danle caza, y confundidos, todos el cuerpo inclinado sobre el arzón del recado, temen que el triunfo les roben, cuando, volviéndose, el joven echa al tropel su tostado... El sol ya la hermosa frente abatía, y silencioso, su abanico luminoso desplegaba en occidente, cuando un grito de repente llenó el campo y, al clamor cesó la lucha, en honor de un solo nombre bendito, que aquel grito era este grito: ¡Santos Vega, el payador! Mudos ante él se volvieron, y, ya la rienda sujeta, en derredor del poeta un vasto círculo hicieron. Todos el alma pusieron en los atentos oídos, porque los labios queridos de Santos Vega cantaban y en su guitarra zumbaban estos vibrantes sonidos: "¡Los que tengan corazón, los que el alma libre tengan, los valientes, ésos vengan a escuchar esta canción! Nuestro dueño es la nación que en el mar vence la ola que en los montones reina sola, que en los campos nos domina, y que en la tierra argentina clavo la enseña española. "Hoy mi guitarra, en los llanos, cuerda por cuerda, así vibre: ¡hasta el chimango es más libre en nuestra tierra, paisanos! Mujeres, niños, ancianos, el rancho aquél que primero llenó con sólo un ¡te quiero! la dulce prenda querida, ¡todo! ¡el amor y la vida, es de un monarca extranjero! "Ya Buenos Aires, que encierra como las nubes, el rayo, el Veinticinco de Mayo clamó de súbito: "¡Guerra!" ¡Hijos del llano y la sierra, pueblo argentino! ¿Qué haremos? ¿Menos valientes seremos que los que libres se aclaman? ¡De Buenos Aires nos llaman, a Buenos Aires volemos! "¡Ah! ¡Si es mi voz impotente para arrojar, con vosotros, nuestra lanza y nuestros potros por el vasto continente; si jamás independiente veo el suelo en que he cantado, no me entierren en sagrado donde una cruz me recuerde entiérrenme en campo verde, dónde me pise el ganado!" Cuando cesó esta armonía, que los conmueve y asombra era ya Vega una sombra que allá en la noche se hundía... ¡Patria! a sus almas decía el cielo, de astros cubierto, ¡Patria! el sonoro concierto de las lagunas de plata, ¡Patria! la trémula mata del pajonal del desierto. Y a Buenos Aires volaron, y el himno audaz repitieron, cuando a Belgrano siguieron, cuando con Güemes lucharon, cuando por fin se lanzaron tras el Ande colosal, hasta aquel día inmortal en que un grande americano batió el sol ecuatoriano nuestra enseña nacional.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Gracias, piscui, se entiende perfectamente. Os escribo un poema de Vicente Medina, poeta español que nació en Archena (Murcia) en 1866 y murió en Rosario de Santa Fe (Argentina) en 1937, y que escribía sus versos en “panocho”, un dialecto (si es que llega a la categoría de dialecto) que, por desgracia, va desapareciendo, ya sólo lo hablan algunas personas mayores en ámbitos rurales. Os transcribo uno de los poemas de Medina. Espero también que se entienda. Un saludo a todos. CANSERA ¿Pa qué quiés que vaya? ¿Pa ver cuatro espigas arroyás y pegás a la tierra; pa ver los sarmientos ruines y mustios y esnúas las cepas, sin un grano d’uva, ni tampoco siquiá sombra de ella...? ¿Pa ver el barranco, pa ver la laera, sin una matuja...? ¿Pa ver que se embisten, de pelás, las peñas?... Anda tú, si quieres, que a mí no me quea ni un soplo d’aliento, ni una onza'e juerza, ni ganas de verme, ni de que me mienten, siquiá, la cosecha... Anda tú, si quieres, que yo pué que nunca pise más la senda, ni pué que la pase, si no es que entre cuatro, ya muerto, me llevan... Anda tú, si quieres... No he d’ir, por mi gusto, si en crus me lo ruegas, por esa sendica por ande se fueron, pa no volver nunca, tantas cosas buenas... esperanzas, quereres, suöres... ¡tó se fue por ella! Por esa sendica se marchó aquel hijo que murió en la guerra... Por esa sendica se fue la alegría... ¡Por esa sendica vinieron las penas!... No te canses, que no me remuevo; anda tú, si quieres, y éjame que duerma, ¡a ver si es pa siempre!... ¡Si no me espertara!... ¡Tengo una cansera!...
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Me encantan las poesías y narraciones que envían, algunas ya las había leído. Inclúyanme en el grupo y mandaré algo.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Bienvenida Dora, y bienvenido sea lo que nos traigas!!! gracias ...
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Gracias espliego por traernoslá y que bueno que lo recuerdes ... es como recuperar, como seguir manteniendoló vivo al dialécto!
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas clause!! .. piscui!! yo no lo entendí a sí a la primera leída! ... lo leeré más tranqui!