Poemas, cuentos y leyendas

Tema en 'Temas de interés (no de plantas)' comenzado por mai^a, 27/2/08.

  1. mai^a

    mai^a My Garden

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

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    Mi amigo Garrone

    Viernes, 4


    No han sido más que dos los días de vacaciones
    y me parece que he estado mucho tiempo sin ver
    a Garrone. Cuanto más lo conozco, tanto más lo
    aprecio, y lo mismo les sucede a los demás, con
    excepción de los presuntuosos y arrogantes,
    aunque a su lado no puede haberlos, porque no
    permite que ninguno se haga el mandón. Cada vez
    que uno de los mayores levanta la mano sobre un
    pequeño, grita éste: «¡Garrone!» y el mayor no
    osa pegarle.

    Garrone es el más alto de la clase; levanta un
    banco con una mano; no para de comer. Su padre
    es maquinista del tren y él empezó a ir tarde a la
    escuela porque estuvo enfermo dos años. Es muy
    servicial: cualquier cosa que se le pida, un lápiz,
    una goma, papel o el cortaplumas, lo presta o lo da.
    Es muy serio, y en clase ni habla ni se ríe; está muy
    quieto en el banco, que resulta reducido para él,
    debiendo tener la espalda agachada y la cabeza
    como metida en los hombros. Cuando lo miro, me
    dirige una sonrisa y entorna los ojos, cual si quisiera
    decirme: «¿Qué, Enrique? Somos amigos, ¿no?»

    Da risa verle tan grandote y corpulento, con su
    chaqueta, pantalones, mangas y todo demasiado
    estrecho y corto; el sombrero no le cubre la cabeza;
    lleva el pelo a rape, botas pesadas y la corbata
    siempre arrollada como un cordel. ¡Cuánto quiero a
    ese muchacho! Basta ver una vez su cara para
    tomarle cariño.

    Todos los más pequeños desearían tenerlo junto a sí
    como compañero de banco. Sabe mucho de Aritmética.
    Lleva los libros atados con una correa de cuero
    encarnado. Tiene una navajita con mango nacarado
    que se encontró el año pasado en la plaza de Armas,
    y un día se cortó un dedo hasta el hueso, pero ninguno
    se lo notó en clase, y en su caso no dijo nada para no
    asustar a sus padres. Consiente que le digan cualquier
    cosa sin tomarlo nunca a mal; pero, ¡ay si le dicen «no
    es verdad» cuando afirma algo! Entonces echa chispas
    por los ojos y da puñetazos capaces de partir el banco.

    El sábado por la mañana dio una moneda a un chiquito
    de la primera superior que estaba llorando en medio de
    la calle porque le habían quitado el suyo y ya no podía
    comprarse el cuaderno que necesitaba. Hace tres días
    que está afanado en escribir una carta de ocho páginas,
    con dibujos hechos a pluma en los lados, para el
    onomástico de su madre, que viene con frecuencia a
    esperarlo; una mujer alta y gruesa como él, muy cariñosa.

    El maestro está siempre mirándole, y cada vez que pasa
    a su lado le da palmaditas en el cuello cariñosamente.
    Me gusta estrecharle la mano, que, por lo grande y gorda,
    parece la de un hombre. Yo le quiero mucho.
    Estoy seguro de .que arriesgaría su vida por salvar a un
    compañero y que hasta se dejaría matar por defenderlo.
    Aunque por su hablar recio parezca que refunfuñe, su voz
    viene, en vez, de un corazón noble y generoso.
     
  2. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Precioso!!!:razz: :razz:
     
  3. Jah

    Jah Hija de Gaïa

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Buenas soletes!!!

    Aquí estoy de nuevo:happy:
    Por cierto, muy lindo relato maia:beso: encima siendo educadora, todo lo relacionado con los niños me encanta.

    Bueno, había pensado (si os parece bien) escribir de vez en cuando unos cuentos que me han marcado y ayudado mucho tanto en mi vida profesional como en la privada, quizás hayais oído hablar de él, se llama "Cuentos que ayudan a crecer" de Jaques Salomé, psicosociólogo francés (Si tardo en escribirlo es normal, los tengo que traducir según los vaya compartiendo con ustedes, espero ser fiel y transmitiros bien la atmosfera del cuento con la traducción;) ).

    Sus relatos están escritos con muchas metáforas, a primera vista se podría pensar que es un libro escrito para los niños pero..........."Las apariencias engañan". Estos cuentos nos los podemos aplicar también a nosotros mismos, los adultos. Tratan de anhelos, inquietudes, diversas experiencias vividas en la infancia o incluso en la vida adulta que por un motivo u otro no se asimilan o nos pesan durante años...............en fin, temas sensibles que a menudo nos cuesta abordar. Todos terminan con una moraleja.

    Empezaré por escribiros algunos párrafos del prólogo escrito por el mismo autor (si os parece muy aburrido no dudéis en decírmelo, que cambio de tema y ya:5-okey: ).

    CUENTOS PARA CRECER I
    Prólogo

    “Erase una vez un psicosociólogo que se acordaba del niño que había sido, de las historias que se contaba antes de dormir para calmar las heridas del día pasado, para dominar los miedos de la noche, para restaurar la imagen negativa que el mundo tenia de él……….En aquella época!!”

    También querría decirles que esta colección ha nacido de un triple descubrimiento, que ha sido esencial en mi vida personal y profesional.

    • Primero he descubierto cómo es necesario, en toda relación, de osar el decirse las cosas, de nombrar los sentimientos, lo vivido, las emociones o deseos, de ir más allá del silencio de las palabras para sobrepasar la dolencia de los males.
    • Mi segundo descubrimiento ha sido el comprender que todas las enfermedades (lo que cuesta decir) son lenguajes simbólicos, con los cuales una persona con problemas de salud tiene la tentativa de decir o de no decir lo insoportable, lo innombrable.
    • Mi tercer descubrimiento ha sido aceptar que mas allá de nuestros cinco sentidos usados habitualmente, cada uno de nosotros poseemos otros cinco todavía mas maravillosos, mas raramente utilizados: la emoción, la imaginación, la intuición simbólica, la inspiración creativa y la consciencia universal que nos une a lo divino.

    Descubrir todo esto me ha llevado a desarrollar, desde hace algunos años, el concepto de “cuidados relacionales”. Llamo cuidados relacionales al conjunto de gestos, de palabras, actitudes, proposiciones realistas o simbólicas que puedo proponer a una persona con problemas de salud………..
    Para que entienda mejor el sentido de sus males somatizados, el pasar a la acción, las violencias psíquicas recibidas o generadas por su cuerpo;
    Para permitirle volver a ser un sujeto activo;
    Para que esa persona pueda encontrar de nuevo y desarrollar energía y recursos que le den acceso a mucha mas autonomía psíquica, a mas “posibilidades” en sus encuentros con la vida.

    Entre los cuidados relacionales, he introducido cuentos, metáforas, historias poéticas y lúdicas: incitan en aquel que las lee o escucha un despertar, una toma de consciencia, estimula los lazos de la historia propia y la familiar.
    Llamo lazos a la capacidad de relacionar entre si acontecimientos, situaciones de nuestra historia, esparcidos en el tiempo, desjuntados y aparentemente sin relación común y por tanto tienen un sentido, significativos de algún mensaje, de algo a lo que se tiene que ser fiel o a una misión.
    Estas relaciones nos permiten acercar trozos del puzle de nuestra vida y gracias a esta unión, esta posible reconciliación, dar un sentido a nuestra existencia.

    [………]

    “Los cuentos tienen el poder de sensibilizarnos sobre varios registros de la vida, de reactivar nuestro inconsciente, de estimular la memoria de nuestros olvidos, de suscitar otra mirada sobre el mundo, otra escucha, ser portadores de energía creativa”

    Ofrezco estos cuentos a cada uno de vosotros, lectores. A vosotros mismos os queda la misión de entender el sentido y el mensaje que estén dispuestos a recibir.
    Mi abuela decía:
    -Solo se ven los problemas de cada uno que con sus propios ojos.
    Y como ella inventaba sus dichos, añadía:
    -Nadie es mas sordo que aquel que solo oye………………
    Porque lo mas difícil en la búsqueda de la verdad, es que a veces……….la encontramos!!!!



    (Cita antes del primer cuento)
    “- De donde vienen los cuentos? Se interrogaba un niño.
    -Vienen de la poesía, de la poética que hay en cada uno de nosotros.

    -Como sabias que había una mujer desnuda en esta piedra? Preguntaba otro niño a un escultor.
    -No lo sabia, le contestaba el artista, la sentía en mí, muy profundamente y simplemente la he dejado salir.

    -Donde encuentras todas esas historias? Insistía un “ex niño”
    -Yo no las he encontrado, son ellas las que me han buscado y encontrado.”​


    Mañana o esta noche (si el tiempo me deja y os parece bien), empiezo con el primer cuento: "El cuento del hombre enamorado del planeta Venus":happy:

    Hasta otra!!!:79regalofloressorpr
     
  4. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    muy bonito Jah!!!!:razz: :razz: :razz: y espero el cuento!!!:5-okey:
     
  5. clause

    clause Claudia

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  6. mai^a

    mai^a My Garden

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  7. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Maia:beso: :beso: Gracias a vos!:razz:
     
  8. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas


    Alejandro Dumas
    EL HOMBRE DE LA MASCARA DE HIERRO

    ––Todavía quedan un par de ojos muy molestos para vos, monseñor.

    ––Ya, os referís al capitán de mosqueteros, a vuestro amigo D'Artagnan.

    ––En realidad es amigo mío.

    ––El que acompañó a La Valiére a Chaillot, el que metió a Monck en una caja para entregárselo a Carlos II, el que ha servido tan bien a mi padre, en una palabra, el hombre a quien le debe tanto la corona de Francia, que se lo debe todo. ¿Por ventura vais también a pedirme que destierre a D'Artagnan?

    ––Nunca, Sire. D'Artagnan es hombre a quien me reservo contárselo todo llegada la ocasión; pero desconfiad de él, porque si antes de mi revelación nos descubre, vos o yo la pagaremos con la libertad o la vida. Es hombre audaz v resuelto.

    ––Lo reflexionaré. Bueno, hablemos' ahora de Fouquet. ¿Qué habéis determinado respecto de él?

    ––Permitidme que todavía no os hable de él, monseñor, y perdonadme mi aparente falta de respeto al interrogaros incesantemente.

    ––Cumplís con vuestro deber al hacerlo, y aun diré que estáis en vuestro derecho.

    ––Antes de hablar del señor Fouquet, tendría escrúpulo de olvidar a otro amigo mío.

    ––Al señor de Vallón, el Hércules de Francia. Este tiene asegurada su fortuna.

    ––No quise referirme a él, monseñor.

    ––¿Al conde de La Fere, pues?

    ––Y a su hijo, el hijo de nosotros cuatro.

    ––¿El doncel que se muere de amor por La Valiére, a quien se la ha robado por manera tan desleal mi hermano? Nada temáis, yo haré que la recobre. Decidme, caballero de Herblay, ¿olvida el hombre las injurias cuando ama? ¿Perdona a la mujer infiel? ¿Encaja esto con el carácter francés, o es una de las leyes del corazón humano?

    ––El hombre que ama como ama Raúl de Bragelonne, acaba por olvidar el crimen de su amada; lo que no sé, es si Raúl olvidará.

    ––Procuraré que así sea. ¿Nada más tenéis que decirme, referente a vuestro amigo?

    ––Nada más.

    ––Ahora hablemos del señor Fouquet. ¿Qué pensáis vos que quiero hacer de él?

    ––Dejadlo donde está; que continúe siendo superintendente.

    ––Conformes; pero hoy es primer ministro.

    ––No del todo.

    ––Un rey ignorante e indeciso como lo seré yo, necesita forzadamente un primer ministro.

    ––Lo que necesita Vuestra Majestad es un amigo. Tengo uno, vos.

    ––Más adelante tendréis más, pero ninguno tan abnegado ni tan amante de vuestra gloria como yo.

    ––Vos seréis mi primer ministro.

    ––No, desde luego, monseñor. Esto levantaría demasiadas sospechas, causaría grande extrañeza.

    ––¿Por ventura el primer ministro de mi abuela María de Médicis, Richelieu, era algo más que obispo de Luzón, como vos lo sois de Vannes?

    ––Veo que Vuestra Alteza ha aprovechado bien mis notas. No podéis figuraros cuánto me halaga vuestra maravillosa perspicacia.

    ––También sé que, gracias a la protección de la reina, Rechelieu no tardó en recibir el capelo.

    ––Más valdrá, ––repuso Aramis inclinándose, ––que no sea yo

    primer ministro hasta que Vuestra Alteza me haya hecho nombrar cardenal.

    ––Lo seréis antes de dos meses, señor de Herblay. Pero esto es muy poco, tan poco, que me daríais un disgusto si limitáis a eso vuestra ambición.

    ––Por eso espero más, monseñor.

    ––¡Ah! decid, decid.

    ––El señor Fouquet no desempeñará por mucho tiempo la superintendencia, pues envejecerá rápidamente. Si hoy comparte el placer con el trabajo, hasta donde éste se lo permite, es porque le queda aún algo de juventud; algo que desaparecerá a la primera aflicción o a la primera enfermedad que le asalte. La aflicción se la evitaremos, porque es hombre digno y de corazón noble, pero en cuanto a la enfermedad, nada podemos. De consiguiente, quedamos en que una vez hayáis pagado las deudas del señor Fouquet y repuesto la hacienda, aquél, a quien habremos enriquecido, continuará siendo rey en medio de su corte de poetas y pintores. Entonces yo, primer ministro de Vuestra Alteza Real, podré pensar en mis intereses y en los vuestros.

    El príncipe miró a su interlocutor.

    ––Richelieu, del cual hemos hablado, ––continuó Aramis, –– cometió el grande error de querer gobernar por sí sobre el reino, de dejar que se sentaran dos reyes en un mismo trono, Luis XIII y él, cuando pudo instalarlos más cómodamente en dos tronos diferentes.

    ––¿En dos tronos? ––repuso Felipe.

    ––Sí, monseñor, ––prosiguió Aramis con voz sosegada: ––un cardenal primer ministro de Francia, con ayuda del favor y del apoyo del rey cristianísimo; un cardenal a quien su amo y señor presta sus tesoros, sus ejércitos y su consejo, al aplicar únicamente a Francia sus recursos no cumpliría con los deberes a su cargo. Por otra parte, ––añadió Aramis dirigiendo una mirada escrutadora a Felipe, ––vos no seréis un rey como vuestro padre, delicado, tardío y hastiado de todo, sino un rey inteligente y guerrero, y como tal, anheloso de ensanchar vuestros dominios, en los cuales yo os molestaría. Ahora bien, nuestra amistad debe no verse nunca, no diré alterada, pero ni siquiera levemente velada por un designio oculto. Yo os habré dado el trono de Francia, vos me daréis el trono de San Pedro. Cuando vuestra mano leal, firme y armada tenga por gemela la de un papa como yo seré, ni Carlos V, que ha poseído los dos tercios del mundo, ni Carlomagno, llegarán a vuestra cintura. Como no tengo alianzas ni prevenciones, no os enfrascaré en la persecución de los herejes ni en las guerras de familia. Vos y yo nos compartiremos el universo, vos en lo temporal, yo en lo espiritual, y como yo moriré primero que vos, vuestra será mi herencia. ¿Qué os parece mi plan, monseñor?

    ––Que sólo el haberos comprendido me llena de gozo y de orgullo; seréis cardenal, señor Herblay, y una vez cardenal, mi primer ministro, y una vez mi primer ministro, haré cuanto me digáis para que os elijan papa. Pedidme garantías.

    ––¿Para qué? Nunca haré yo cosa alguna sin que vos salgáis ganando; ni subiré, que no os haya hecho subir a vos el escalón superior, y me mantendré siempre lo bastante lejos de vos para sustraerme a vuestros celos, y lo bastante cerca para conservar vuestro provecho y celar vuestra amistad. En este mundo todos los pactos se rompen porque el interés que encierran tiende a ladearse de sólo un lado. Entre vos y yo nunca pasará eso; he ahí por qué no necesito garantías.

    ––¿Así pues... mi hermano... desaparecerá?

    ––Sí, monseñor, y sin que persona alguna se dé cuenta de ello. Lo robaremos de su cama valiéndonos de una trampa que cede a la presión del dedo. Dormido a la sombra de la corona, despertará en el cautiverio. Vos, desde aquel instante, impondréis vuestra única voluntad, y nada os interesará como el conservarme a vuestro lado.

    ––Es cierto. Aquí está mi mano, señor de Herblay.

    ––Permitidme que me arrodille respetuosamente en vuestra presencia, Sire. El día que la corona ciña vuestra frente, y la tiara la mía, nos abrazaremos.

    ––Abrazadme sin más tardanza, y sed para mí más que un hombre grande y hábil, más que un genio sublime: sed bueno para conmigo, sed un padre.

    Al escuchar tales palabras, Aramis casi se le subieron las lágrimas a los ojos, y le pareció sentir en su corazón algo hasta entonces para él desconocido; pero aquella impresión fue fugaz.

    ––¡Su padre! ––dijo entre sí Herblay. ––Padre, sí, pero padre santo.

    El príncipe y el obispo subieron nuevamente a la carroza, que partió a escape camino de Vaux.

    Continua

     
  9. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas


    LA POESIA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO



    Cuando ya nada se espera personalmente exaltante
    mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
    fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
    como un pulso que golpea las tinieblas,

    cuando se miran de frente
    los vertiginosos ojos claros de la muerte,
    se dicen las verdades:
    las bárbaras, terribles, amorosas crueldades:

    Se dicen los poemas
    que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
    piden ser, piden ritmo,
    piden ley para aquello que sienten excesivo.

    Con la velocidad del instinto,
    con el rayo del prodigio,
    como mágica evidencia, lo real se nos convierte
    en lo idéntico a sí mismo.

    Poesía para el pobre, poesía necesaria
    como el pan de cada día,
    como el aire que exigimos trece veces por minuto,
    para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

    Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
    decir que somos quienes somos,
    nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
    Estamos tocando el fondo.

    Maldigo la poesía concebida como un lujo
    cultural por los neutrales
    que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
    Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

    Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
    y canto respirando.
    Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
    personales, me ensancho.

    Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
    y calculo por eso con técnica, qué puedo.
    Me siento un ingeniero del verso y un obrero
    que trabaja con otros a España en sus aceros.

    Tal es mi poesía: Poesía-herramienta
    a la vez que latido de lo unánime y ciego.
    Tal es, arma cargada de futuro expansivo
    con que te apunto al pecho.

    No es una poesía gota a gota pensada.
    No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
    Es algo como el aire que todos respiramos
    y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

    Son palabras que todos repetimos sintiendo
    como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
    Son lo más necesario: Lo que no tiene nombre.
    Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.

    GABRIEL CELAYA ("Poesía urgente")




     
  10. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas




    Testamento de miércoles
    (Mario Benedetti - Joan Manuel Serrat)

    Quiero aclarar que este testamento
    no es el corriente colofón de vida
    más bien se trata de un legado frágil
    vigente sólo hacia el final de un día

    digamos pues que lego para el jueves
    las inquietudes que me puso el martes
    cambiadas sólo un poco por los sueños
    y esa tristeza que es inevitable.

    Lego una nube de mosquitos y una
    computadora que no tiene pilas
    y hasta mi soledad con la esperanza
    de que mis legatarios no la admitan.

    Lego al jueves cuatro remordimientos
    la lluvia que contemplo y no me moja
    y el helecho ritual que me intimida
    con la vieja elegancia de sus hojas.

    Lego el crujido azul de mis bisagras
    y una tajada de mi sombra leve
    no toda porque un hombre sin su sombra
    pierde el respeto de la buena gente.

    Lego el pescuezo que he lavado como
    para un jueves de horca o guillotina
    y un talante que ignoro si es recato
    o estupidez malsana o alegría.

    Lego los arrabales de una idea
    un tríptico de espejos que me hiere
    el mar allá al alcance de la mano
    la hiedra que abanica las paredes.

    Y sólo ahora pienso que en mi árbol
    en mis brumas sin rostro y en mi vino
    me quedan por legar tantas historias
    que alguna se me esconde en el olvido.

    Así que por si acaso y por las dudas
    y para no afligir a quien me herede
    las dejo para otro testamento
    digamos el del viernes.



     
  11. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Alejandro Dumas
    EL HOMBRE DE LA MASCARA DE HIERRO

    Capitulo 12

    EL CASTILLO DE VAUX

    El castillo de Vaux, situado a una legua de Melún, fue construido por Fouquet en 1653, es decir en un tiempo en que en Francia era grande la escasez de dinero, pues por una parte Mazarino lo había robado casi todo, y por la otra, Fouquet gastaba el resto. Sin embargo, como hay hombres que tienen fecundos los defectos y útiles los vicios, Fouquet, al sembrar los millones en su palacio, halló manera de cosechar tres hombres ilustres; a Levau, arquitecto del edificio, a Le Notres, autor del plano de los jardines, y a Le Brun, que pintó las habitaciones.

    Vaux no tenía más que un defecto, y era su carácter grandioso, su graciosa magnificencia.

    Una gran verja sostenida por cariátides forma la entrada de Vaux, y luego que uno la ha atravesado se encuentra frente al cuerpo principal del edificio, precedido de un gran patio ceñido de profundos fosos coronados de una magnífica barandilla de piedra. Aquel edificio, construido por un vasallo, se parece más a un alcázar que no los palacios que Wolsey se creía obligado a regalar a su señor para no despertarle la envidia.

    Pero, si algo puede ser preferido a la espléndida disposición de las habitaciones, al lujo de los dorados, a la profusión de las pinturas y las estatuas, es el parque, son los jardines de Vaux. Los surtidores, maravillosos en 1653, lo son aún en la hora presente: las cascadas despertaban la admiración de reyes y príncipes; y por lo que hace la famosa gruta, el lector nos perdonará que no describamos todas sus bellezas, porque no querríamos despertar, respecto de nosotros, críticas como las que a la sazón meditaba Boileau. Haremos, pues, como Despreaux, entraremos en el parque que tenía entonces tan sólo ocho años, no obstante lo cual se doraban a los primeros rayos del sol las ya frondosas y altas cimas de sus árboles. Le Notre anticipó el goce del mecenas: todos los planteles dieron árboles precoces gracias al sumo cuidado que se puso en su cultura y al eficaces abonos. Todo árbol de las cercanías que presentaba condiciones de gran desarrollo, era, trasplantado al parque, para adorno del cual podía fouquet comprar muy bien árboles y más árboles, cuando para agrandarlo había comprado tres aldeas junto con lo que contenían.

    El suntuoso palacio estaba dispuesto para recibir “al más gran de rey del mundo”. Los amigos de Fouquet habían conducido a él, en coche, unos sus actores y sus decoraciones, otros sus estatuarios y sus pintores, y, otros, finalmente, algunos ingenios, pues se trataba de improvisar en grande.

    Por patios y corredores circulaba un ejército de criados, mientras Fouquet, que hasta aquella mañana misma no llegó, se paseaba tranquilo y perspicaz, para dar las últimas órdenes, después de haber pasado los mayordomos la última revista.

    Era el 15 de agosto. El sol caía verticalmente sobre los hombros de los dioses de mármol y de bronce, y al tiempo que calentaba el agua de los estanques, hacía madurar en los vergeles los magníficos melocotones, por los que debía suspirar medio siglo después el “gran rey”, que decía a cierto personaje: Sois demasiado joven para haber comido melocotones del señor Fouquet.

    ¡Oh recuerdo! ¡oh trompetas de la fama! ¡oh gloria terrenal! ¡Aquel que tanto sabía apreciar el mérito; aquel que recogió la herencia de Nicolás fouquet, y la quitara a Le Notre y a Le Brun, y lo mandara sepultar a perpetuidad en una prisión de Estado, sólo recordaba los melocotones de su enemigo vencido, aniquilado, olvidado! Por más que fouquet tiró treinta millones en sus estanques, en los crisoles de sus estatuarios, en los bufetes de sus poetas y en las carteras de sus pintores, en vano creyó que dejaría memoria de él; y un puñado de materia vegetal que un lirón roe con la mayor frecuencia, bastaba para que un gran rey evocara en su memoria la imagen lamentable del último superintendente de Francia.

    Seguro de que Aramis había distribuido bien los criados, cuidado de hacer guardar las puertas, y preparado los alojamientos, Fouquet no se ocupó más que en el conjunto. Aquí, Gourville le mostró la disposición de los fuegos artificiales, allí Moliére lo condujo al teatro, hasta que por fin y después de haber visitado la capilla, los salones y las galerías, al bajar, rendido de cansancio, Fouquet se encontró en la escalera con Aramis, que le hizo una seña.

    El superintendente se unió a su amigo, que le detuvo ante un cuadro apenas terminado, y al cual daba los últimos toques Le Brun, sudando, manchado de colores, pálido de fatiga y de inspiración. Era el esperado retrato del rey, con el traje de ceremonia.

    Fouquet se colocó delante de aquel retrato, que, por decirlo así, respiraba, miró la figura, calculó el trabajo, se admiró, y no hallando recompensa digna de aquella hercúlea labor, echó los brazos al cuello del artista y lo estrechó contra su pecho.

    Si para el artista fue aquel un momento de gozo, no así para el sastre Percerín, que iba tras Fouquet, y admiraba en la pintura de Le Brun el traje que él hiciera para Su Majestad.

    Las exclamaciones de Percerín fueron interrumpidas por la señal que dieron desde la torre del palacio. Más allá de Melún, en la llanura, los vigías de Vaux habían divisado el cortejo del rey y de las reinas: Su Majestad entraba en aquel momento en Melún con su larga fila de carrozas y jinetes.

    ––Dentro de una hora, ––dijo Aramis a Fouquet.

    ––¡Dentro de una hora! ––exclamó el superintendente exhalando un suspiro.

    ––¡Y el pueblo que pregunta de qué sirven las fiestas reales! –– prosiguió el obispo riéndose con hipocresía.

    ––¡Ay! también yo me lo pregunto y no soy pueblo, ––repuso Fouquet.

    ––Dentro de veinticuatro horas os responderé, monseñor. Poned buena cara, que es día de júbilo.

    ––Tanto si me creéis como si no, Herblay, designando con el dedo el cortejo de Luis en el horizonte, ––sé deciros que aunque él no me quiere mucho ni yo le quiero más a él, a proporción que va acercándose...

    ––¿Qué?

    ––Me es sagrado, es mi rey, casi me es querido.

    ––¿Querido? lo creo ––repuso Aramis haciendo hincapié en el vocablo, como andando el tiempo hizo el padre Terray con Luis XV.

    ––No lo toméis a broma, Herblay; conozco que, de quererlo él, amaría a ese joven.

    ––Eso no tenéis que contármelo a mí ––replicó el obispo, –– sino a Colbert.

    ––¡A Colbert! ––exclamó Fouquet. ––¿Por qué?

    ––Porque hará que os señalen una pensión sobre el bolsillo particular del rey, cuando sea superintendente.

    ––¿Adónde vais? ––preguntó Fouquet con gesto sombrío, al ver que Aramis se marchaba después de haber disparado el dardo.

    ––A mi habitación para mudar de traje.

    ––¿Dónde estáis alojado?

    ––En el cuarto azul del piso segundo.

    ––¿El que cae encima del dormitorio del rey?

    ––Sí.

    ––¡Vaya una sujección que os habéis impuesto! ¡Condenarse a la inmovilidad!

    ––Paso la noche durmiendo o leyendo, monseñor.

    ––¿Y vuestros criados?

    ––Sólo me acompaña una persona.

    ––¡Nada más!

    ––Me basta mi lector. Adiós, monseñor; no os fatiguéis en demasía. Conservaos bien para la llegada del rey.

    ––¿Os veremos a vos y al vuestro amigo Vallón?

    ––Le he dejado junto a mí. Ahora se está vistiendo.

    Fouquet saludó con la cabeza y con una sonrisa, y pasó cual generalísimo que recorre las avanzadas al anunciarle la presencia del enemigo.

    continua
     
  12. Lalya

    Lalya Jardinerita aficionada

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    cartagena,calida
    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    que hermosura,alimento para el alma con vuestro permiso mi pequeña aportacion de uno de mis poesta favoritos.
    MIGUEL HERNANDEZ
    ACEITUNEROS
    Andaluces de Jaen
    aceituneros altivos,¿decidme en el alma:¿quien,
    quien levanto los olivos?

    no los levanto la nada,
    ni el dinero,ni el señor,
    sino la tierra callada,
    el trabajo y el sudor.

    unidos al agua pura
    y alos planetas unidos
    los tres dieron la hermosura
    de los troncos retorcidos.

    Levantate,olivo cano,
    dijeron al pie del viento.
    Y el olivo alzo una mano
    poderosa de cimiento.

    Andaluces de Jaen,
    aceituneros altivos,decidme en el alma:¿quien
    amamanto los olivos?

    Vuestra sangre,vuestra vida
    no la del explotador
    que se enriquecio en la herida
    generosa del sudor.

    No la del terrateniente
    que os sepulto en la ppobreza,
    que os pisoteo la frente
    os redujo la cabeza.

    Arboles que vuestro afan
    consagro al centro del dia
    eran principio de un pan
    que solo el otro comia.

    ¡Cuantos siglos de aceituna
    los pies y las manos presos´,
    sol a sol y luna a luna
    pesan sobre vuestros huesos

    Andaluces de jaen,
    aceituneros altivos,
    decidle a mi alma:¿de quien,
    de quien son estos olivos?

    Jaen levantate brava
    sobre tus piedras lunares.
    no vayas a ser esclava
    con todos tus olivares.

    dentro de la claridad
    del aceite y sus aromas,
    indican tu libertad
    la libertad de tus lomas.

    :happy:
     
  13. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Muy lindo Lalya!!!:razz: Gracias!!!
     
  14. Jah

    Jah Hija de Gaïa

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    CUENTOS PARA CRECER II

    El cuento del hombre enamorado del planeta Venus
    [​IMG]

    Un hombre estaba enamorado del planeta Venus (muchos solo se detienen en el monte de Venus!), pero este hombre estaba verdaderamente enamorado, y cada noche estrellada, se tumbaba delante de su casa para declarar su amor al inaccesible planeta, al menos……el así lo creía!

    Una noche en la que soñaba con ello, escucho una dulce voz que le murmuraba al oído:
    -Conmovida por tu fervor, e impaciente por estrecharte entre mis brazos, ven conmigo, ven………

    El hombre se levanto de un salto, había reconocido la voz de su amada aunque nunca antes la hubiese oído. Al fin el planeta Venus había percibido su amor y respondía a su llama.

    -Pero como puedo llegar hasta ti si tan solo soy un hombre?

    El planeta le murmuro muy cerca:
    -Mira el rayo de Luna que centellea a tus pies, sube y encontraras otro rayo que he dejado para ti y que te llevara hasta mí….

    El hombre se subió al rayo y con facilidad se elevo hasta la Luna. Sobre este satélite descubrió lo prometido, el rayo de Venus, y comenzó a elevarse hacia ella.

    A mitad del camino, el hombre, de repente, tuvo este pensamiento: “Pero…..no puede ser verdad, estoy soñando, no puede ser posible que un ser humano pueda caminar de esta forma sobre el rayo de un planeta…”

    Y con esta naciente duda en él, el hombre tropezó y empezó a caer….la caída terminó a millones de kilómetros de donde se encontraba…..sobre Marte.

    Antes de morir, el hombre escucho de nuevo la voz de su amada que le susurraba muy cerquita de la oreja.

    -No bastaba con amarme, ni con confiar en mi, hacia falta que confiases en tus capacidades y mas aún, que confiases en ti mismo.
    Así termina el cuento del hombre que no sabia que lo posible esta justo a un paso después de lo imposible.


    Uno de los venenos más potentes en nuestra vida lo constituyen todos los miedos que nos habitan. Poseemos una habilidad increíble para crear nuevos miedos, para conservar los antiguos y tener al día el almacén sin fin de nuestros temores.
    Como los miedos es uno de los lenguajes mas empleados por los niños y también por los que ya fueron niños, he concebido este escueto cuento.



    Erase una vez el Mago de los Miedos
    [​IMG]

    Erase una vez, una sola vez, en un país de nuestro mundo, había un hombre al que todos llamaban el Mago de los Miedos.
    Lo que hace falta saber, antes de decir mas, es que todas las mujeres, hombres y niños de este país estaban habitados por miedos que ni se podían nombrar.

    Viejos temores, venidos del fondo de la humanidad, cuando los hombres aun no conocían la risa, el abandono, la confianza y el amor.

    Miedos más recientes, que vienen de la infancia de cada uno, cuando la inocencia de una mirada, la sorpresa de una palabra, la maravilla de un gesto o de una sonrisa chocan con lo incomprensible de la realidad.

    Lo que es bien cierto, es que todos y cada uno de los habitantes, en cuanto oían hablar del Mago de los Miedos, no dudaban en emprender un largo viaje para encontrase con él. De esta forma esperaban hacer desaparecer y suprimir los miedos que cada uno llevaba en el cuerpo, la mente o que simplemente acompañaba sus vidas.

    Nadie sabía lo que podría pasar durante ese encuentro. En sus casas había aquellos que volvieron del viaje con mucho pudor para compartir con el resto lo que habían vivido. Lo que es realmente cierto, es que el viaje de vuelta era siempre mas largo que el de la ida.

    Un día, un niño revelo el secreto del Mago de los Miedos. Aquello que contaba pareció tan sencillo, tan increíblemente simple que nadie le creyó.

    “Vino hacia mi, contaba el niño, puso mis manos entre las suyas y me susurro:
    -Detrás de cada miedo, se esconde un deseo. Siempre hay un deseo bajo cada miedo por muy pequeño, por muy terrorífico que sea!! Siempre hay un deseo, que lo sepas.
    El Mago tenía la boca muy cerca de mi oreja y olía a pan de especias, confirmaba el niño.
    También me dijo:
    -Pasamos nuestra vida escondiendo los deseos, es por eso que hay tanto miedo en el mundo.
    Mi único trabajo y mi único secreto, es permitir a cada uno atreverse a encontrarle, atreverse a escucharle y atreverse a respetar el deseo que llevamos en el interior y que esta detrás de cada uno de nuestros miedos.”

    El niño, contando todo esto, noto bien que nadie le creía y se puso a dudar de nuevo en sus propios deseos.
    Fueron muchos años mas tarde que el niño encontró de nuevo la libertad de escuchar sus deseos, de aceptarlos en su interior, pero todo esto ya es otro cuento.

    Aun así, un día, un hombre decidió poner al Mago de los Miedos en dificultad.
    Si, el hombre quería que el Mago viviese un fracaso. Hizo el viaje, y fue al encuentro del Mago con un miedo que enuncio de esta forma:
    -Tengo miedo de mis deseos!

    El Mago de los Miedos le pregunto:
    -Me puedes decir el mas terrible deseo que hay en ti?

    -Deseo no morir nunca,- murmuro el hombre.

    -En efecto, es un terrible y fantástico deseo el que tienes.

    Y….después de un largo silencio, El Mago de los Miedos sugirió:
    -Y qué miedo hay en ti, detrás de ese deseo?

    Porque detrás de cada deseo, también hay un temor que se puede refugiar, incluso varios.

    El hombre dijo de un tirón:
    -Tengo miedo de no tener el tiempo de vivir toda mi vida.

    -Y cual es el deseo de ese miedo?

    -Me gustaría vivir cada instante de mi vida de la forma más intensa, la más viva, la más alegre, sin desperdiciar nada.

    -Pues ahí tienes tu deseo más grande,- murmuro el Mago,-Escúchame bien. Cuida ese deseo, es un deseo precioso, único. Vivir cada instante de la forma más intensa, la más viva, la más alegre……sin desperdiciar nada, es un lindo deseo. Si le respetas, si le das un lugar real en ti, no temerás morir. Ve, puedes volver a tu casa.

    Pero ustedes que me leen, que puede que me escuchen, me vais a decir enseguida:
    -Entonces, cada uno de nosotros puede ser un mago de los miedos!

    -Claro que si, es posible, si cada uno se emplea en descubrir el deseo que llevamos dentro, bajo cada uno de los miedos! Si, cada uno de nosotros puede atreverse a descubrir, nombrar o proponer sus deseos. La única condición es aceptar que todos los deseos no se pueden realizar. Cada uno debe aprender la diferencia entre un deseo y su realización…..

    -Entonces, todos los deseos no se pueden realizar, aunque lo deseemos profundamente?

    -No, todos los deseos no se pueden realizar, solo algunos. Y nadie sabe de antemano cual de sus deseos se hará escuchar, cual será realizado, cual será descartado o cual crecerá hasta las estrellas!.


    Es este, el gran secreto de la vida. La vida es imprevisible, siempre servida y, al mismo tiempo, inmensamente abierta y generosa cara a los deseos humanos. También hay deseos que necesitan permanecer en la condición de deseo para que se cumplan con plenitud.
    Hay rumores que cuentan que el Mago de los Miedos podría pasarse algún día por vuestro país.

    (Continua)

    Saludos:79regalofloressorpr
     
  15. clause

    clause Claudia

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    Re: ... de poetas, cuentos y leyendas

    Que precioso Jah,todo lo que nos estas dejando!!!! Me encantan!!!!:razz: Gracias!!:happy: