Bueno, en un arrebato de aburrimiento he escrito estas cortas lineas, a ver que os parecen _______________________________________________________________ Antes de saber todo esto temía a la muerte por lo desconocido, supongo que le pasará a todo ser humano que desconfía de lo que no conoce o no controla, pero cuando no hay vuelta de hoja y toca tragar saliva... ¿Qué le vamos a hacer? De todas formas las situaciones deben de asimilarse lo antes posible, aunque ciertamente no me costó lo más mínimo. Después de ascender al reino de los cielos y ver a todos mis familiares y conocidos que estaban mejor que nunca, siguieron el ritual de bienvenida donde reían buenamente de mí por todo lo que me tocaba sufrir allí abajo. -Insensato me decían... Y seguro que tenías miedo de venir a vernos, seguro. Luego me llevaron a sus habitáculos, los muy listos vivían en bonitas casas en la zona sur de Sucusumusu, donde las sucus brillaban por su presencia, nunca mejor dicho; de primeras y recibiendo con sus bonitas formas florales las haworthias, sempervivums y echeverias alegraban la entrada de forma pasmosa, eran grandes y verdosas, ni en las fotos de infojardín había visto nada igual. El camino que seguíamos pronto daría a su fin, al toparnos con un manto de lithops, como si de cesped se tratara, la gente los pisaba sin dañarlos siquiera para poder pasar, y creaba un cosquilleo armonioso en la palma de los pies indescriptible, no entiendo de especies, así que no entraré en detalles de las que habían, pero para mí que la variedad era inacabable. Allá a lo lejos se apreciaban las euphorbias espinosas como siempre, era el lugar prohibido para que los niños jugaran al balón, bueno en verdad no hacía falta prohibirles jugar allí, ya llegaba su joven conciencia a sobrepasar el saber de que euphorbias y niños no se llevaban bien, estas hacían límite con la zona cactuespimusu, pero solo llegué a saber eso, no visite aquella zona de sequedad y dureza a base de pincharse, aunque había gente viviendo allí la mar de contenta. Las aloes disponían de un lugar privilegiado al oeste, también eran grandes y hermosas, menos la ferox en lo de hermosa que daba más respeto que otra cosa, y justo alrededor de las casas, las crasulas mandaban, con sus bonitas y gruesas hojas, que delicadeza en expresión daban a la vista del visitante, quedé perplejo. Todavía me esperaban dos sorpresas más, en el interior de los caserones, porque no se les podía llamar casas, una variada gama de kalanchoes adornaban cuidadosamente cada habitación, dándole un caché personal a cada zona del habitáculo, pero si se me ocurría salir a las terrazas la expresión que me seguía era de asombro, acompañado de un: -¡Pero que de sedums! Que contento iba yo a estar aquí, este era mi lugar, con los míos y miles de plantas de las que aprender, tan solo de pensarlo la boca segregaba acuosidad... Era de pensar en ello o de una mala posición que cogí durmiendo, porque cuando sonó el despertador para ir al trabajo se me quedó una cara de espanto, vergüenza e incertidumbre, pero me gustó la experiencia, y viajo al cielo todas las noches que puedo, y yo, soy feliz.
Que Nirvana más bonito. Yo no creía en el más allá, pero si me lo pintas así, hasta puede que me convenzas. Para cuando el libro?
Precioso snailofgardenn, una historia muy imaginativa, me ha gustado mucho esperemos que pongas más historietas de éstas!
