Un poco de poesía

Tema en 'Temas de interés (no de plantas)' comenzado por NiLo, 13/11/04.

  1. zeusz_z

    zeusz_z

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    Madrid
    LA NORIA
    La tarde caía
    triste y polvorienta.
    El agua cantaba
    su copla plebeya
    en los cangilones
    de la noria lenta.
    Soñaba la mula
    ¡ pobre mula vieja !
    al compás de sombra
    que en el agua suena.
    La tarde caía
    triste y polvorienta
    Yo no sé que noble,
    divino poeta
    unió a la amargura
    de la eterna rueda
    La dulce armonía
    del agua que sueña
    y vendó tus ojos
    ¡ pobre mula vieja !...
    Mas sé que fue un noble,
    divino poeta,
    corazón maduro
    de sombra y de ciencia.
    Antonio Machado
     
  2. karo.

    karo.

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    ALTA MAREA

    Cuando un hombre y una mujer que se han amado
    se separan
    se yergue como una cobra de oro el canto ardiente del orgullo
    la errónea maravilla de sus noches de amor
    las constelaciones pasionales
    los arrebatos de su indómito viaje sus risas a través de las piedras sus plegarias y cóleras
    sus dramas de secretas injurias enterradas
    sus maquinaciones perversas las cacerías y disputas
    el oscuro relámpago humano que aprisionó un instante el furor de sus cuerpos con el lazo fulmíneo de los antípodas
    los lechos a la deriva en el oleaje de gasa de los sueños
    la mirada de pulpo de la memoria
    los estremecimientos de una vieja leyenda cubierta de pronto con la palidez de la tristeza y todos los gestos del abandono
    dos o tres libros y una camisa en una maleta
    llueve y el tren desliza un espejo frenético por los rieles de la tormenta
    el hotel da al mar
    tanto sitio ilusorio tanto lugar de no llegar nunca
    tanto trajín de gentes circulando con objetos inútiles o enfundados en ropas polvorientas
    pasan cementerios de pájaros
    cabezas actitudes montañas alcoholes y contrabandos informes
    cada noche cuando te desvestías
    la sombra de tu cuerpo desnudo crecía sobre los muros hasta el techo
    los enormes roperos crujían en las habitaciones inundadas
    puertas desconocidas rostros vírgenes
    los desastres imprecisos los deslumbramientos de la aventura
    siempre a punto de partir
    siempre esperando el desenlace
    la cabeza sobre el tajo
    el corazón hechizado por la amenaza tantálica del mundo

    Y ese reguero de sangre
    un continente sumergido en cuya boca aún hierve la espuma de los días indefensos bajo el soplo del sol
    el nudo de los cuerpos constelados por un fulgor de lentejuelas insaciables
    esos labios besados en otro país en otra raza en otro planeta en otro cielo en otro infierno
    regresaba en un barco
    una ciudad se aproximaba a la borda con su peso de sal como un enorme galápago
    todavía las alucinaciones del puente y el sufrimiento del trabajo marítimo con el desplomado trono de las olas y el árbol de la hélice que pasaba justamente bajo mi cucheta
    este es el mundo desmedido del mundo sin reemplazo el mundo desesperado como una fiesta en su huracán de estrellas
    pero no hay piedad para mí
    ni el sol ni el mar ni la loca pocilga de los puertos
    ni la sabiduría de la noche a la que oigo cantar por la boca de las aguas y de los campos con las violencias de este planeta que nos pertenece y se nos escapa
    entonces tú estabas al final
    esperando en el muelle mientras el viento me devolvía a tus brazos como un pájaro
    en la proa lanzaron el cordel con la bola de plomo en la punta y el cabo de Manila fue recogido
    todo termina
    los viajes y el amor
    nada termina
    ni viajes ni amor ni olvido ni avidez
    todo despierta nuevamente con la tensión mortal de la bestia que acecha en el sol de su instinto
    todo vuelve a su crimen como un alma encadenada a su dicha y a sus muertos
    todo fulgura como un guijarro de Dios sobre la playa
    unos labios lavados por el diluvio
    y queda atrás
    el halo de la lámpara el dormitorio arrasado por la vehemencia del verano y el remolino de las hojas sobre las sábanas vacías
    y una vez más una zarpa de fuego se apoya en el corazón de su presa
    en este Nuevo Mundo confuso abierto en todas direcciones
    donde la furia y la pasión se mezclan al polen del Paraíso y otra vez la tierra despliega sus alas y arde de sed intacta y sin raíces
    cuando un hombre y una mujer que se han amado se separan

    Enrique Molina
     
  3. karo.

    karo.

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    SONETO SEDIENTO


    Mi tú. Mi sed. Mi víspera. Mi te-amo.
    El puñal y la herida que lo encierra.
    La respuesta que espero cuando llamo.
    mi manzana del cielo y de la tierra.

    Mi por-siempre jamás. Mi agua delgada,
    gemidora y azul. Mi amor y seña.
    La piel sin fin. La rosa enajenada.
    El jardín ojeroso que me sueña.

    El insomnio estelar. Lo que me queda.
    La manzana otra vez. La sed. La seda.
    Mi corazón sin uso de razón:

    me faltas tanto en esta lejanía,
    en la tarde, a la noche, por el día,
    como me faltaría el corazón


    EDUARDO CARRANZA,
    (Colombia, 1913 - 1985)
     
  4. Manalv

    Manalv

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    ¿MI CORAZÓN SE HA DORMIDO?

    ¿Mi corazón se ha dormido?
    Colmenares de mis sueños,
    ¿ya no labráis? ¿Está seca
    la noria del pensamiento,
    los cangilones vacíos,
    girando, de sombra llenos?

    No, mi corazón no duerme.
    Está despierto, despierto.
    Ni duerme ni sueña, mira,
    los claros ojos abiertos,
    señas lejanas y escucha
    a orillas del gran silencio.

    Antonio Machado
     
  5. karo.

    karo.

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    LUNAS DE AYER

    La luna, esta noche, la que nunca ha vuelto
    vendrá para nosotros.

    Porque hemos mentido, como en las lunas de ayer.
    No habrá segunda parte esta vez.

    Nuestro amor ha de ser como nunca fue,
    un insensato amor, amor de dos
    que nada necesitan ni nada desean
    más que amarse.

    Nuestro amor será así
    o no será.

    HAROLD ALVARADO TENORIO
    (Colombia)
     
  6. ASOR

    ASOR

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    Zeus, me has hecho recordar una de mis poesías favoritas de Antonio Machado.
    Gracias.

    Fue una tarde, triste y soñolienta

    tarde de verano. La hiedra asomaba

    al muro del parque, negra y polvorienta...

    La fuente sonaba.


    Rechinó en la vieja cancela mi llave;

    con agrio ruido abrióse la puerta

    de hierro mohoso y, al cerrarse, grave

    golpeó el silencio de la tarde muerta.


    En el solitario parque, la sonora

    copla borbollante del agua cantora

    me guió a la fuente. La fuente vertía

    sobre el blanco mármol su monotonía.


    La fuente cantaba: ¿Te recuerda, hermano,

    un sueño lejano mi canto presente?

    Fue una tarde lenta del lento verano.


    Respondí a la fuente:

    No recuerdo, hermana,

    más sé que tu copla presente es lejana.


    Fue esta misma tarde: mi cristal vertía

    como hoy sobre el mármol su monotonía.

    ¿Recuerdas, hermano?... Los mirtos talares,

    que ves, sombreaban los claros cantares

    que escuchas. Del rubio color de la llama,

    el fruto maduro pendía en la rama,

    lo mismo que ahora. ¿Recuerdas, hermano?...

    Fue en esta misma tarde de verano.


    -No sé qué me dice tu copla riente

    de ensueños lejanos, hermana la fuente.


    Yo sé que tu claro cristal de alegría

    ya supo del árbol la fruta bermeja:

    yo sé que es lejana la amargura mía

    que sueña en la tarde de verano vieja.


    Yo sé que tus bellos espejos cantores

    copiaron antiguos delirios de amores:

    mas cuéntame, fuente de lengua encantada,

    cuéntame mi alegre leyenda olvidada.


    Yo no sé leyendas de antigua alegría,

    sino historias viejas de melancolía.


    Fue una clara tarde del lento verano...

    Tú venias solo con tu pena, hermano;

    tus labios besaron mi linfa serena,

    y en la clara tarde dijeron tu pena.


    Dijeron tu pena tus labios que ardían;

    la sed que ahora tienen, entonces tenían.


    -Adiós para siempre, la fuente sonora,

    del parque dormido eterna cantora.

    Adiós para siempre; tu monotonía,

    fuente, es más amarga que la pena mía.


    Rechinó en la vieja cancela mi llave;

    con agrio ruido abrióse la puerta

    de hierro mohoso y, al cerrarse, grave

    sonó en el silencio de la tarde muerta.
     
  7. karo.

    karo.

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    POEMA 20-Cuestión de Piel

    Lo más sabio acerca de nosotros
    referido a nuestro amor
    a nuestro amor imposible
    a nuestro amor maduro e inmaduro
    a nuestro amor con rasgos de adolescencia
    a nuestro amor escondido
    a nuestro amor que nos mueve a encontrar
    nuestros pies debajo de las mesas
    a nuestro amor alimentado con mensajes
    y pensamientos escritos sobre cualquier pedazo
    de papel arrugado
    y entregado en medio de reuniones
    sin que otros lo sospechen
    a nuestro amor de miradas incandescentes
    en fin
    simplemente a nuestro amor
    hecho a las medidas y posibilidades nuestras
    ya fue dicho por ti:
    algún día -me decías-
    vencerá el adulto que hay en ti o en mí
    vencerán la razón y la cordura
    el deseo de no dañar a otros.
    Entonces deberemos soltar nuestras manos
    para decirnos adiós.

    Este día ha llegado ya.
    Este día ha llegado ya y yo me resisto
    porque sé que nuestro amor me ha resucitado
    y temo morirme nuevamente.

    HERNÁN DARÍO BLAIR T. (Colombia)
     
  8. Manalv

    Manalv

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    SOÑÉ QUE TÚ ME LLEVABAS

    Soñé que tú me llevabas
    por una blanca vereda,
    en medio del campo verde,
    hacia el azul de las sierras,
    hacia los montes azules,
    una mañana serena.

    Sentí tu mano en la mía,
    tu mano de compañera,
    tu voz de niña en mi oído
    como una campana nueva,
    como una campana virgen
    de un alba de primavera.

    ¡Eran tu voz y tu mano,
    en sueños, tan verdaderas! ...

    Vive, esperanza, ¡quién sabe
    lo que se traga la tierra!.

    Antonio Machado
     
  9. karo.

    karo.

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    Del libro "El Cuento de la Vida"

    VIVIR LO QUE SE SIENTE

    Bastó verte
    para sentirme acogid@
    aceptado@y comprendid@.
    Bastó escucharte
    para sentirme confrontad@
    amorosamente herid@
    invitad@ a despojarme de mis miedos y mis dudas.
    Bastó sentirte cerca
    para experimentarme en resonancia
    conectad@ y asistid@.
    Bastaron unos pocos cantos y unas cuantas
    [danzas
    para sentirme niño
    alegre juguetón desprevenido inocente y limpio.
    Bastó vendar mis ojos
    y caminar a obscuras tras de ti
    para sentirme maravillosamente seguro
    valiente luchador guerrero.
    Bastó abrazarte
    para sentir la paz
    el corazón con alas
    y la certeza absoluta
    de que es posible vivir sagradamente
    cada minuto de la vida.

    En fin
    bastaron unas pocas horas junto a ti
    para sentir la Eternidad
    y el privilegio de estar viv@.


    HERNÁN DARÍO BLAIR T.
     
  10. ASOR

    ASOR

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    ¡Cómo me gusta Machado! Gracias Manalv por el Soñé... también la tenía olvidada.
     
  11. zeusz_z

    zeusz_z

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    RECUERDO INFANTIL
    (Antonio Machado)

    Una tarde parda y fría
    de invierno. Los colegiales
    estudian. Monotonía
    de lluvia tras los cristales.
    Es la clase. En un cartel
    se representa a Caín
    fugitivo, y muerto Abel
    junto a una mancha carmín.
    Con timbre sonoro y hueco
    truena el maestro, un anciano
    mal vestido, enjuto y seco,
    que lleva un libro en la mano.
    Y todo un coro infantil
    va cantando la lección:
    mil veces ciento, cien mil,
    mil veces mil, un millón.
     
  12. ASOR

    ASOR

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    Gracias zeus_z
     
  13. zeusz_z

    zeusz_z

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    Asor, ahí tienes otra de Antonio Machado


    A UN OLMO SECO
    Antonio Machado
    A un olmo secoviejo, hendido por el rayo
    y en su mitad podrido,
    con las lluvias de abril y el sol de mayo,
    algunas hojas verde le han salido.
    ¡El olmo centenario en la colina
    que lame el Duero! Un musgo amarillento
    le mancha la corteza blanquecina
    al tronco carcomido y polvoriento.
    No será, cual los álamos cantores
    que guardan el camino y la ribera,
    habitado de pardos ruiseñores.
    Ejército de hormigas en hilera
    va trepando por él, y en sus entrañas
    hunden sus telas grises las arañas.
    Antes que te derribe, olmo del Duero,
    con su hacha el leñador, y el carpintero
    te convierta en melena de campana,
    lanza de carro o yugo de carreta;
    antes que, rojo en el hogar, mañana
    ardas, de alguna mísera caseta
    al borde de un camino;
    antes que te descuaje un torbellino
    y tronche el soplo de las sierras blancas;
    antes que el río hacia la mar te empuje,
    por valles y barrancas,
    olmo, quiero anotar en mi cartera
    la gracia de tu rama verdecida.
    Mi corazón espera
    también hacia la luz y hacia la vida,
    otro milagro de la primavera
     
  14. ASOR

    ASOR

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    ...otro milagro de la primavera.

    Gracias, de nuevo.

    Rosa
     
  15. zeusz_z

    zeusz_z

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    Y ahora una de mis favoritas

    ROMANCE
    José Zorrilla

    Corriendo van por la vega
    a las puertas de Granada
    hasta cuarenta gomeles
    y el capitán que los manda.
    Al entrar en la ciudad,
    parando su yegua blanca,
    le dijo éste a una mujer
    que entre sus brazos lloraba:
    «Enjuga el llanto, cristiana
    no me atormentes así,
    que tengo yo, mi sultana,
    un nuevo Edén para ti.
    Tengo un palacio en Granada,
    tengo jardines y flores,
    tengo una fuente dorada
    con más de cien surtidores,
    y en la vega del Genil
    tengo parda fortaleza,
    que será reina entre mil
    cuando encierre tu belleza.
    Y sobre toda una orilla
    extiendo mi señorío;
    ni en Córdoba ni en Sevilla
    hay un parque como el mío.
    Allí la altiva palmera
    y el encendido granado,
    junto a la frondosa higuera,
    cubren el valle y collado.
    Allí el robusto nogal,
    allí el nópalo amarillo,
    allí el sombrío moral
    crecen al pie del castillo.
    Y olmos tengo en mi alameda
    que hasta el cielo se levantan
    y en redes de plata y seda
    tengo pájaros que cantan.
    Y tú mi sultana eres,
    que desiertos mis salones
    están, mi harén sin mujeres,
    mis oídos sin canciones.
    Yo te daré terciopelos
    y perfumes orientales;
    de Grecia te traeré velos
    y de Cachemira chales.
    Y te dará blancas plumas
    para que adornes tu frente,
    más blanca que las espumas
    de nuestros mares de Oriente.
    Y perlas para el cabello,
    y baños para el calor,
    y collares para el cuello;
    para los labios... ¡amor!»
    «¿Qué me valen tus riquezas
    -respondióle la cristiana,
    si me quitas a mi padre,
    mis amigos y mis damas?
    Vuélveme, vuélveme, moro
    a mi padre y a mi patria,
    que mis torres de León
    valen más que tu Granada.»
    Escuchóla en paz el moro,
    y manoseando su barba,
    dijo como quien medita,
    en la mejilla una lágrima:
    «Si tus castillos mejores
    que nuestros jardines son,
    y son más bellas tus flores,
    por ser tuyas, en León,
    y tú diste tus amores
    a alguno de tus guerreros,
    hurí del Edén, no llores;
    vete con tus caballeros.»
    Y dándole su caballo
    y la mitad de su guardia,
    el capitán de los moros
    volvió en silencio la espalda