EL ABRAZO Los dos cuerpos avanzan, después de romper el espejo intermedio, cada cuerpo reproduce el que está enfrente, comenzando a sudar como los espejos. Saben que hay un momento en que los pellizcará una sombra algo como el rocío, indetenible como el humo. La respiración desconocida de lo otro, del cielo que se inclina y parpadea, se rompe muy despacio esa cáscara de huevo. La mano puesta en el hombro de la mujer. Nace en ellos otro temblor, el invisible, el intocable, el que está ahí, grande como la casa, que es otro cuerpo que contiene y luego se precipita en un río invisible, intocable. Las piernas tiemblan, afanosas de llegar a la tierra descifrada, están ahora en el cuerpo sellado. Comienza apoyándose enteramente, un cuerpo oscuro que penetra en la otra luz que se va volviendo oscura y que es ella ahora la que comienza a penetrar. Lo oscuro húmedo que desciende en nuestro cuerpo. Tiemblan como la llama rodeada de un oscilante cuerpo oscuro. La penetración en lo oscuro, pero el punto de apoyo es ligeramente incandescente, después luminoso como los ojos acabados de nacer, cuando comienzan su victoriosa aprobación. La mano no está ya en el otro hombro. Se establece otro puente que respaldan los cuerpos penetrantes. Ya los dos cuerpos desaparecen, es la gran nebulosa oscura que apuntala su aspa de molino. Los dos cuerpos giran en la rueda de volantes chispas. Como después de una lenta y larga nadada, reaparecen los cabellos llenos de tritones. Miramos hacia atrás separando el oleaje Y aparece el desierto con alfombras y dátiles. Los dos cuerpos desparecen en un punto que abre su boca. Lo húmedo , lo blando, la esponja infinitamente extensiva, responden en la puerta, abrillantada con ungüentos de potros matinales y luces de faisanes con los ojos apenas recordados. El dolmen que regala los dones en la puerta aceitada, suena silenciosamente su madera vieja. Los dos cuerpos desaparecen y se unen en el borde de una nube. La manta, la lechuza marina, seca el sudor estrellado que los cuerpos exhalan en la crucifixión. El árbol y el falo no conocen la resurrección, nacen y decrecen con la media luna y el incendio del azufre solar. Los dos cuerpos ceñidos, el rabo del canguro y la serpiente marina, se enredan y crujen en el casquete boreal. José Lezama Lima
ROMANCE DEL REY MORO QUE PERDIÓ ALHAMA Paseábase el Rey moro por la ciudad de Granada desde la puerta de Elvira hasta la de Vivarrambla. -"¡Ay de mi Alhama!" Cartas le fueron venidas que Alhama era ganada: las cartas echó en el fuego y al mensajero matara. -"¡Ay de mi Alhama!" Descabalga de una mula, y en un caballo cabalga; por el Zacatín arriba subido se había al Alhambra. -"¡Ay de mi Alhama!" Como en el Alhambra estuvo, al mismo punto mandaba que se toquen sus trompetas, sus añafiles de plata. -"¡Ay de mi Alhama!" Y que las cajas de guerra apriesa toquen al arma, porque lo oigan sus moros, los de la Vega y Granada. -"¡Ay de mi Alhama!" Los moros que el son oyeron que al sangriento Marte llama, uno a uno y dos a dos juntado se ha gran batalla. -"¡Ay de mi Alhama!" Allí habló un moro viejo, de esta manera hablara: -"¿Para qué nos llamas, Rey, para qué es esta llamada?" -"¡Ay de mi Alhama!" -"Habéis de saber, amigos, una nueva desdichada: "que cristianos de braveza ya nos han ganado Alhama." -"¡Ay de mi Alhama!" Allí habló un Alfaquí de barba crecida y cana: -"¡Bien se te emplea, buen Rey! ¡Buen Rey, bien se te empleara!" -"¡Ay de mi Alhama!" -"Mataste los Bencerrajes, que eran la flor de Granada; "cogiste los tomadizos de Córdoba la nombrada." -"¡Ay de mi Alhama!" -"Por eso mereces, Rey, una pena muy doblada; "que te pierdas tú y el reino, y aquí se pierda Granada." -"¡Ay de mi Alhama!" Anónimo
ENTONCES Jamás con mi recuerdo estarás sola: viviré sin cesar en tu presencia, mientras el lago aquél tenga una ola; mientras el bosque aquél... guarde una esencia. Mientras que de tu pecho en los ardores des a mi imagen cariñoso abrigo; mientras reces por mí, mientras me implores, mientras me quieras, estaré contigo. ¿Sabes cuándo, en la vida, estarás sola? ¿Cuándo no me verás en tu presencia? Cuando en el lago aquél no haya una ola. Cuando el bosque aquél no haya una esencia. ¡Ay...! Cuando de tu pecho en los ardores a mi imagen no des cálido abrigo, cuando por mí no reces, ni me implores, ni me quieras, tú, sí estarás conmigo. Julio Flórez
Caricias ¿Te han acariciado sin rozarte la piel? Irradia el ser destellos ¿humanos? Inmanejables, irrazonables Suspiros enérgicos del material... ¿del que está hecha la vida? ¿Qué insubordina a tanta magia dormida? ¿Borrascas de otras vidas? ¿La adormecida sabiduría del alma que irrumpe la monotonía? Inanuciado anónimo segundo que une el origen y el fin y el todo desbordando destellos que decapitan las astas agudas del portal de la piel. Brilla la mirada se tensa la palma morando su entraña no rosa sustancia. Acelera el ritmo el pecho se detiene el tiempo. Alguien, lejos, toca tu cuerpo. Marcelo D. Ferrer
Solo una noche de amor es lo que pide mi alma, solo una noche contigo durmiendo a tu abrigo. Solo una vez en la vida sentirme amada... sentir que tus besos mis deseos calman. Quiero una noche de amor aunque sea una sola, aunque no te vuelva a ver regálame ese placer. Hazme tuya a tu manera quítame esta pena de saber que quiero ser de nuevo una mujer. Una mujer que casi olvidó los placeres del amor. la dulzura de unos besos dados con verdadera pasión. Una mujer que reclama que la amen de verdad, una mujer que implora la ternura del amor, por eso te pido una noche ¡Solo una noche de amor! Marycris
karo, amalia, preciosas poesías. Me encantan. LA VOZ A TI DEBIDA Versos 611 a 654 Amor, amor, catástrofe. ¡Qué hundimiento del mundo! Un gran horror a techos quiebra columnas, tiempos; los reemplaza por cielos intemporales. Andas, ando por entre escombros de estíos y de inviernos derrumbados. Se extinguen las normas y los pesos. Toda hacia atrás la vida se va quitando siglos, frenética, de encima; desteje, galopando, su curso, lento antes; se desvive de ansia de borrarse la historia, de no ser más que el puro anhelo de empezarse otra vez. El futuro se llama ayer. Ayer oculto, secretísimo, que se nos olvidó y hay que reconquistar con la sangre y el alma, detrás de aquellos otros ayeres conocidos. ¡Atrás y siempre atrás! ¡Retrocesos, en vértigo, por dentro, hacia el mañana! ¡Que caiga todo! Ya lo siento apenas. Vamos, a fuerza de besar, inventando las ruinas del mundo, de la mano tú y yo por entre el gran fracaso de la flor y del orden. Y ya siento entre tactos, entre abrazos, tu piel, que me entrega el retorno al palpitar primero, sin luz, antes del mundo, total, sin forma, caos. Pedro Salinas.
Me alegro Compa. Así, con vos... Un acercamiento de mano extendida. El encuentro de dos almas que a través de los ojos se miran. Pasión de luces encendidas bajo la azul alfombra de una noche cristalina. Así, con vos... La completa noción de estar por donde nos fluye la vida. Marcelo D. Ferrer La Plata, Buenos Aires, Argentina
para zeusz_z, ROMANCE ANÓNIMO Abenámar y el rey don Juan «Abenámar, Abenámar, moro de la morería, el día que tú naciste grandes señales había. Estaba la mar en calma, la luna estaba crecida; moro que en tal signo nace, no debe decir mentira.» Allí respondiera el moro, bien oiréis lo que decía: «No te la diré, señor, aunque me cueste la vida, porque soy hijo de un moro y una cristiana cautiva; siendo yo niño y muchacho mi madre me lo decía: que mentira no dijese, que era grande villanía: por tanto pregunta, rey, que la verdad te diría. «Yo te agradezco, Abenámar, aquesta tu cortesía. ¿Qué castillos son aquéllos? ¡Altos son y relucían!» «El Alhambra era, señor, y la otra la mezquita; los otros los Alijares, labrados a maravilla. El moro que los labraba cien doblas ganaba al día y el día que no los labra otras tantas se perdía. El otro es Generalife, huerta que par no tenía; el otro Torres Bermejas, castillo de gran valía.» Allí habló el rey don Juan, bien oiréis lo que decía: «Si tú quisieras, Granada, contigo me casaría; daréte en arras y dote a Córdoba y a Sevilla.» «Casada soy, rey don Juan, casada soy, que no viuda; el moro que a mí me tiene muy grande bien me quería.» besos, vega
AUN NO ESTOY PREPARADO PARA PERDERTE Aún no estoy preparado para perderte... No estoy preparado para que me dejes solo. Aún no estoy preparado para crecer y aceptar que es natural, para reconocer que todo tiene un principio y tiene un final. Aún no estoy preparado para no tenerte y sólo recordarte... Aún no estoy preparado para no poder oírte o no poder hablarte, no estoy preparado para que no me abraces y para no poder abrazarte. Aún te necesito y aún no estoy preparado para caminar por el mundo preguntándome ¿por qué? No estoy preparado hoy ni nunca lo estaré. Te necesito. Pablo Neruda
ERES FELIZ Eres feliz. Saber no quieras lo que brilla en los ojos humanos. Sonríe tú como mañana fresca, como tarde colmada en su ocaso. Porque eres eso, sí: la tarde pura en que a veces yo mojo mis manos, en que a veces yo hundo mi rostro. ¡La tarde pura en su placer dorado! La savia dulce de la primavera, toda la luz de la tarde en un cántico, sube entonces feliz y presurosa desde tu corazón hasta mis labios Carlos Bousoño
Te esperaba Ayer turbabas espectral los pliegues de mis sábanas, dormitabas bajo mis sienes plateadas o sigilosa morabas los rincones de la casa. Ayer... te buscaba en las sordas muecas de quienes me hablaban o eras mirada furtiva de todos los ojos que en los míos reposaban. Ayer, espectral y sigilosa ... inmaterializada ! Aún sin un rostro, acompañabas mis horas aciagas. Hoy... subido a la cumbre de mi alma, como un cóndor beso al lucero del alba, y abrazo aquellas añoranzas acariciándote con suavidad la cara. Marcelo D. Ferrer
Gracias a los dos, algun día colocare alguna mia, me gusta mucho la poesía NO ME SUELTES No me sueltes… No permitas que deje de quererte… Aférrame a tu pecho lleno de utopías, Y alimenta poco a poco mi alegría… No me sueltes… No dejes que mi sueño adolescente Se destruya contra el filo de los días… Y se esfume de un tirón la fantasía… No me sueltes… Nunca acabes de curarme las heridas… Galeno sanador de mi existencia despertastes en mí toda la inocencia… No me sueltes… Pero dejame un espacio para verte Dormido en mi regazo como un niño Llenandote de besos, hasta el ultimo suspiro… te amo ceciliapeiro
amalia ÉXTASIS Cada rosa gentil ayer nacida, cada aurora que apunta entre sonrojos, dejan mi alma en el éxtasis sumida... ¡Nunca se cansan de mirar mis ojos el perpetuo milagro de la vida! Años ha que contemplo las estrellas en las diáfanas noches españolas y las encuentro cada vez mas bellas. Años ha que en el mar, conmigo a solas, de las olas escucho las querellas, y aun me pasma el prodigio de las olas! Cada vez hallo la Naturaleza más sobrenatural, más pura y santa, Para mí, en rededor, todo es belleza; y con la misma plenitud me encanta la boca de la madre cuando reza que la boca del niño cuando canta. Quiero ser inmortal, con sed intensa, porque es maravilloso el panorama con que nos brinda la creación inmensa; porque cada lucero me reclama, diciéndome, al brillar: «Aquí se piensa, también aquí se lucha, aquí se ama». Amado Nervo
Emigrantes de otras vidas Una furibunda tormenta nos tendió su mano suave en el caer gris de la tarde... Nos buscamos con la mirada amparados bajo un paraguas que quiso Dios, me acompañara siendo que jamás lo usaba. Energía que fue prosa directa al alma lo que me devolvió su mirada... Y la mía..., que no supo decirle nada, que desde hace tanto la buscaba! quedó incrédula y desde ese momento, acompañada. Luz divina que cauteriza las heridas que el andar por la vida causa. Eres tú una presencia tan sutil y santa como lo era de niño mi ángel de la guarda. Y fueron días con glorias y temblores violentos los que siguieron... Y fuiste mía en otro encuentro y me entregue dócil a ti como en este cuento que te cuento. Paranoias del alma... hasta hace un tiempo era yo un reducto de impurezas urbanas y ahora, tu amor santifica mis andanzas. ¿Estaría escrito que alguna vez te encontrara? Que tonterías pienso! No hay escrito en ningún lugar nada... Somos emigrantes de otras vidas, un vendaval de lluvia con viento nos junta en ciclos eternos desde que el tiempo es tiempo y el amor ... se recrea en nosotros como en un cuento. Marcelo D. Ferrer