Amor, esta noche es perfecta, Para amar en tus brazos, Cubrirte de besos por doquiera, En esta quimera que deslumbramos. Hazme tuya en esta brisa, Del mar abierto y arcano, Sobre las rocas dientes mojados, Por esta tormenta tan fría. Derrama en mí tus caricias Donde la lluvia es palpable, Bésame la piel sin medida, Derrámate en un sueño deseable. Tienes mi cuerpo al aire, Has de tus manos derroches, Quiero ser tuya esta noche, Regálame toda esencia de hombre. Un suspiro audaz se escapa, Mientras el cielo, abre sus alas, Los truenos los besos desnudan, Mientras me mojo en marejadas. Tendidos sobre la noche ciega, De un panorama que eleva, Sumergen solo deseos y aromas, De furtivas pasiones internas. Janet Londres
ROMANCE DEL REY MORO QUE PERDIÓ ALHAMA Paseábase el Rey moro por la ciudad de Granada desde la puerta de Elvira hasta la de Vivarrambla. -"¡Ay de mi Alhama!" Cartas le fueron venidas que Alhama era ganada: las cartas echó en el fuego y al mensajero matara. -"¡Ay de mi Alhama!" Descabalga de una mula, y en un caballo cabalga; por el Zacatín arriba subido se había al Alhambra. -"¡Ay de mi Alhama!" Como en el Alhambra estuvo, al mismo punto mandaba que se toquen sus trompetas, sus añafiles de plata. -"¡Ay de mi Alhama!" Y que las cajas de guerra apriesa toquen al arma, porque lo oigan sus moros, los de la Vega y Granada. -"¡Ay de mi Alhama!" Los moros que el son oyeron que al sangriento Marte llama, uno a uno y dos a dos juntado se ha gran batalla. -"¡Ay de mi Alhama!" Allí habló un moro viejo, de esta manera hablara: -"¿Para qué nos llamas, Rey, para qué es esta llamada?" -"¡Ay de mi Alhama!" -"Habéis de saber, amigos, una nueva desdichada: "que cristianos de braveza ya nos han ganado Alhama." -"¡Ay de mi Alhama!" Allí habló un Alfaquí de barba crecida y cana: -"¡Bien se te emplea, buen Rey! ¡Buen Rey, bien se te empleara!" -"¡Ay de mi Alhama!" -"Mataste los Bencerrajes, que eran la flor de Granada; "cogiste los tomadizos de Córdoba la nombrada." -"¡Ay de mi Alhama!" -"Por eso mereces, Rey, una pena muy doblada; "que te pierdas tú y el reino, y aquí se pierda Granada." -"¡Ay de mi Alhama!" Anónimo
ROMANCE DEL REY MORO QUE PERDIÓ ALHAMA Paseábase el Rey moro por la ciudad de Granada desde la puerta de Elvira hasta la de Vivarrambla. -"¡Ay de mi Alhama!" Cartas le fueron venidas que Alhama era ganada: las cartas echó en el fuego y al mensajero matara. -"¡Ay de mi Alhama!" Descabalga de una mula, y en un caballo cabalga; por el Zacatín arriba subido se había al Alhambra. -"¡Ay de mi Alhama!" Como en el Alhambra estuvo, al mismo punto mandaba que se toquen sus trompetas, sus añafiles de plata. -"¡Ay de mi Alhama!" Y que las cajas de guerra apriesa toquen al arma, porque lo oigan sus moros, los de la Vega y Granada. -"¡Ay de mi Alhama!" Los moros que el son oyeron que al sangriento Marte llama, uno a uno y dos a dos juntado se ha gran batalla. -"¡Ay de mi Alhama!" Allí habló un moro viejo, de esta manera hablara: -"¿Para qué nos llamas, Rey, para qué es esta llamada?" -"¡Ay de mi Alhama!" -"Habéis de saber, amigos, una nueva desdichada: "que cristianos de braveza ya nos han ganado Alhama." -"¡Ay de mi Alhama!" Allí habló un Alfaquí de barba crecida y cana: -"¡Bien se te emplea, buen Rey! ¡Buen Rey, bien se te empleara!" -"¡Ay de mi Alhama!" -"Mataste los Bencerrajes, que eran la flor de Granada; "cogiste los tomadizos de Córdoba la nombrada." -"¡Ay de mi Alhama!" -"Por eso mereces, Rey, una pena muy doblada; "que te pierdas tú y el reino, y aquí se pierda Granada." -"¡Ay de mi Alhama!" Anónimo
ME MIRASTE TÚ Me miraste tú, y la luz se volvió toda de plata. Y cantaron los rosales con sus rosas de olor suave y sus corolas tan pálidas… Me miraste tú, y el sol se convirtió en catarata de pedrería y de fuego. Mi garganta se abrasaba…, y no te supe decir lo que decirte anhelaba. Me miraste tú, y el cielo color de turquesa estaba. Y sentí la inmensidad entre las alas del alma, abriéndose a mi vivir. ¡Luz, rosales, cielo, sol! Inmensidad en tu mirada. ¡Pedrería, fuego, azul! Contigo, ¡la Nada es Todo! Y todo sin ti, no es nada…
Hoy que me siento feliz ven musa inspiradora y enjuga las lágrimas de mi corazón que cabalga en mi pecho huero. Quiero cantar a la memoria de los recuerdos de una música lejana que embargó el espíritu inquieto del niño que fui y nunca volverá a ser. Porque no quisiera hacerme mayor ni envejecer el ánimo de mi inocencia perdida de aquella sonrisa ingenua y cautivadora ni de aquella vergüenza a flor de piel. He descubierto la plenitud del silencio, el aroma y la fragancia de las flores, el embeleso del inmenso cielo y mar, y la mirada tierna de un adolescente, la sabiduría de un anciano, la compañía de un buen libro, el calor entrañable de un amigo. Pero cómo poder expresar, poesía mía, en palabras lo que es sentimiento puro y noble que el alma toda se estremece trémula en ráfagas de escalofríos y la voz se vuelve escandida y el cuerpo se conmociona de gozo interior. Dime, poesía, quién eres tú que así me interpelas, sin quererlo, en melancólica sinfonía de laúdes como madre acogedora y solícita para poder llamarte cuando mi alma se sienta desdichada y huérfana y volver así de nuevo a ser niño, y soñar despierto a tu lado. Porque no me quiero hacer mayor, la muerte me atemoriza y el dolor de la vejez me asusta. Hoy he vuelto a evocar con nostalgia la melodía que me susurrabas en mi niñez atormentada y un rayo fugaz y gélido me ha atravesado las entrañas y he sentido como si volviera a la añorada juventud en un viaje astral frenético de ida y vuelta pero, de repente, he despertado de ese maravilloso sueño y he vuelto a la realidad cansina. ¿Dónde estás, poesía mía, que no puedo vivir sin ti? Ven pronto y socórreme que estoy triste sin tu presencia y llévame contigo al paraíso del amor para disfrutar juntos de la felicidad eterna en un vals interminable de alegría. Javier Manzana
EN SUEÑOS Ya aspiro los aromas de su huerto; Las brisas gimen y las hojas tiemblan. Cuán bella ¡oh luna! a nuestra cita vienes... Sueña, alma mía... ¡sueña! Herido traigo el corazón... ¿Deliro? ¿Es el canto del ave que se queja? Es su voz... ¡y me llama! ¿Por qué tardas? Ven, mis brazos te esperan. ¿Son mentira tus besos?... ¡No me engañes! Ábreme tu alma y cuéntame tus penas. ¿Lloras?... ¿por qué ?... Si nuestro amor es crimen, Crimen, bendito seas; Traigo para tu sien una corona, Para ensalzarte mi arpa de poeta. Yo haré en mis cantos, alma de mi alma, ¡Nuestra pasión, eterna! Jura otra vez que me amas, que eres mía; Jura... ¡nadie nos oye! ¡Nada temas! —«¡Tuya! bien mío... ¡para siempre tuya!» ¡Sueña, alma mía... sueña! Ismael Enrique Arciniegas
ROMANCE DEL JURAMENTO QUE TOMO EL CID AL REY DON ALONSO En santa Gadea de Burgos, do juran los hijosdalgo, allí le toma la jura el Cid al rey castellano. Las juras eran tan fuertes que al buen rey ponen espanto; sobre un cerrojo de hierro y una ballesta de palo: -Villanos te maten, Alonso, villanos, que no hidalgos, de las Asturias de Oviedo, que no sean Castellanos; mátente con aguijadas, no con lanzas ni con dardos; con cuchillos cachicuernos, no con puñales dorados; abarcas traigan calzadas, que no zapatos con lazo; capas traigan aguaderas, no de contray ni frisado; con camisones de estopa, no de holanda ni labrados; caballeros vengan en burras, que no en mulas ni en caballos; frenos traigan de cordel, que no cueros fogueados. Mátente por las aradas, que no en villas ni en poblado; sáquente el corazón por el siniestro costado; si no dijeres la verdad de lo que te fuere preguntando, si fuiste ni consentiste en la muerte de tu hermano.- Jurado había el rey que en tal nunca se ha hallado, pero allí hablara el rey malamente y enojado: -Muy mal me conjuras, Cid, Cid, muy mal me has conjurado; mas hoy me tomas la jura, mañana me besarás la mano. -Por besar mano de rey no me tengo por honrado, porque la besó mi padre me tengo por afrentado. -Vete de mis tierras, Cid, mal caballero probado, y no vengas más a ellas dende este día en un año. -Pláceme, dijo el buen Cid, pláceme, dijo, de grado, tú me destierras por uno, yo me destierro por cuatro.- Ya se parte el buen Cid, sin al rey besar la mano, con trescientos caballeros, todos eran hijosdalgo, todos son hombres mancebos, ninguno no había cano; todos llevan lanza en puño y el hierro acicalado, y llevan sendas adargas, con borlas de colorado; mas no le faltó al buen Cid adonde asentar su campo.
Muchas gracias Vega Esta va dedicada a ti ROMANCE DE LA DONCELLA GUERRERA En Sevilla a un sevillano siete hijas le dio Dios, todas siete fueron hembras y ninguna fue varón. A la más chiquita de ellas le llevó la inclinación de ir a servir a la guerra vestidita de varón. Al montar en el caballo la espada se le cayó; por decir, maldita sea, dijo: maldita sea yo. El Rey que la estaba oyendo, de amores se cautivó, - Madre los ojos de Marcos son de hembra, no de varón. - Convídala tú, hijo mío, a los rios a nadar, que si ella fuese hembra no se querrá desnudar. Toditos los caballeros se empiezan a desnudar, y el caballero Don Marcos se ha retirado a llorar. Por qué llora Vd. Don Marcos por qué debo de llorar, por un falso testimonio que me quieren levantar. No llores alma querida no llores mi corazón, que eso que tú tanto sientes, eso lo deseo yo. ANONIMO (Hacia el siglo XV)
Arte de la profanación. Las palabras qua arrojé al rio han quedado impuras bajo el fondo. Se hunden en la arena como un ancla sola retienen a esta embarcación, sucias entre el cielo y la herrumbre pero vivas, fijas en mi conciencia. Una vela ante el viento y su aventura, atentas a la orilla, a las corrientes q se pierden lejos sin rumbo y hacía abajo. Las palabras q lancé más allá del cielo no han bajado todavía. Se dan al abandono vuelan como cometas danzan en el aire, rien y sueñan el ideal más puro entre las nubes pero saben q dependen de un hilo de otra voluntad ajena al suelo. Dispuestas al mañana vienen desde el azul donde llegarán a ser ceniza y polvo. Del rio que guardó mis pensamientos ya no es río. Sin agua es turba ardiendo, un manto gris convertido en pliegue donde un fuego se resguarda. Palabras que salen y se retuercen. Son llave y puerta y trampa q no se dice. El cielo q acogío mis desvaríos ya no es cielo. Sin luz es una casa con fondo, una cueva negra convertida en laberinto donde un juego me resguarda. Palabras que callan y apuestan. Son falsas copias de otro río y otro cielo. Bello engaño. Miguel Galanes, 1997
UN DESEO Si me concedieran un deseo,"de congelar el tiempo" ¿cuál sería el instante, que lo haría eterno?. Sería... tal vez... Cuando nuestros labios navegan por los mares del deseo, Cuando tus manos acarician mi piel desnuda, convirtiéndola en llama, Cuando en un abrazo sin palabras, hablamos de amor, necesidad y deseos. Cuando nuestros cuerpos encuentran el punto exacto de amarnos... y el descanso. Cuando... ¡¿cuándo?! Habría mil instantes a tu lado para elegir tan solo uno. Pero si el deseo me lo concedieran ten por seguro, amor, que elegiría, el instante aquel, en que me dices: "¡te quiero!" Maria Mercedes Manolio
Hacerte el amor Hechizado de blanquecina magia a orillas de tu presencia, se pasan las horas en que me moras entre rojos intensos de pasión. Te dibujo informe en el aire saturado de esencias y de las sordas voces de nuestra respiración. Consecuente placebo llegar con mis dedos a cada rincón impulsado por latidos inconscientes del corazón... Y vuelta a contornearte buscando las formas que más me unen a vos mientras los labios se prodigan besos bebiendonós. Marcelo D. Ferrer La Plata, Buenos Aires, Argentina.
ACUERDATE DE MI Acuérdate de mí cuando llueva Cuando mires a la luna y las estrellas Acuérdate de mí cuando en las noches Sientas frío y quieras el suave calor De mis labios al tocarte No olvides el llamarme cuando te Sientas solo o quieras simplemente Platicar con alguien. Recuerda siempre mi nombre Que aunque pasen muchos años Seguirá grabado en la luz escondida De una noche con estrellas y en la Sombra apagada de la luna llena. Marcia Echávarry
Cada palabra escrita por un poeta tiene la magia de seducir, de conquistar o tal vez de enamorar como el canto de aquellas sirenas mitológicas que a los marinos encantaban, y cuando ellos seguían esa bella melodía y a las sirenas se acercaban estas los mataban. Por eso te digo que no te dejes atrapar en las redes de unos simples versos escritos con dulzura, no te enamores de mi por lo que escribo y no sufras por mi amor; porque no me conoces, ni sabes como soy en realidad, te dejo la duda para que no llores ni te enamores de alguien que solo sabe escribir algunas bellas palabras de amor. Ámate a ti misma y observa cuanta magia hay dentro de ti, eres muy importante y guarda para alguien muy especial todos tus besos, y no te fíes de mis dulces palabras, ni te enamores nunca de mis versos. Texto tomado de: http://abel_ulacio.tripod.com.ve/Abel/
SIN PALABRAS No puedo escribir lo que siento Porque está más allá de las palabras Más allá de las parábolas Y la poesía; No puedo escribir lo que siento Pero si sentir lo que escribo, Lo que hablo, lo que pienso. ¿Cómo hablar del amor -del mío- que está más allá De los sentidos…? Marcia Echávarry
HABÍA OLVIDADO LAS COSAS SIMPLES Había olvidado las cosas simples como decir hola y sonreír mirar a través de las vidrieras y buscar golondrinas de verano, tomar los parques de la mano y vestirme de muselina blanca así transparente como el aire. Había olvidado el olor de la mañana, el chocolate y su espuma del cielo de colores y ese empezar el día con alas y canciones. Vuelvo a sentir la tentación de mirar a los hombres descubrir que tienen pasos largos una barba con sueños, que pueden inventarnos palabras como arrullos y ser una luz placentera entre los poros. Vuelvo a encontrar esa dulce pereza de entretener el ocio con gaviotas, un castillo que trepe hasta mi alma y ese violín detenido en una nota larga, vibrante, elástica, como una piel enamorada. Quiero el agua del grifo, verla correr, dejar que dance su humedad en mis manos, el olor del jabón y esa espuma que hace globitos y me tienta a imaginar planetas transparentes con hombrecitos pequeñas de orejas largas y pupilas moradas. La noche es una cama con almidón de sueños y un amor vertical que me acompaña Beatríz Zuluaga