Un poco de poesía

Tema en 'Temas de interés (no de plantas)' comenzado por NiLo, 13/11/04.

  1. karo.

    karo.

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    Sueños 2

    Sueño con ser el vaso
    en el que bebes cada día,
    para sentir tus dulces labios
    y tus tímidas caricias.

    Sueño con ser tus anillos
    para acariciarte la mano,
    y sueño llegar hasta envejecer
    estando tú a mi lado.

    Sueño con ser la luna
    que cada noche te mira,
    a través de la ventana
    para ver si estás dormido.


    Sueño con ser un árbol
    para darte sombra en verano,
    y sueño con ser la nieve
    para que juegues conmigo en tus manos...
     
  2. Manalv

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    VICENTE GAOS

    Te quiero y te lo digo


    Toda la luz del cielo ya en la frente
    y en el labio un carbón apasionado.
    Mi pensamiento, así de iluminado,
    mi lenguaje, de amor, así de ardiente.

    Así de ardiente, así de vehemente,
    diamante en su pasión transfigurado.
    Amarte a ti, universo deseado.
    Mi luz te piensa apasionadamente.

    Mi luz te piensa a ti, luz de mi vida,
    pasión mía, luz mía, fuego mío
    llama mía inmortal, noche encendida,

    cauce feliz de mi profundo río,
    arrebatada flecha, alba elegida,
    mi dulce otoño, mi abrasado estío.
     
  3. karo.

    karo.

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    AMÉMONOS

    Bajo las alas rosa de este laurel florido,
    amémonos. El viejo y eterno lampadario
    de la luna ha encendido su fulgor milenario
    y este rincón de hierba tiene calor de nido.

    Amémonos. Acaso haya un fauno escondido
    junto al tronco del dulce laurel hospitalario
    y llore al encontrarse sin amor, solitario,
    mirando nuestro idilio frente al prado dormido.

    Amémonos. La noche clara, aromosa y mística
    tiene no sé qué suave dulzura cabalística.
    Somos grandes y solos sobre el haz de los campos..


    Juana de Ibarbourou.
     
  4. Manalv

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    VICENTE GAOS

    Sólo tú


    Tú, mi razón de vida, mi razón
    de amor; mi razón, mi pensamiento,
    mi desencadenado sentimiento,
    la luz y el fuego de mi corazón.

    Vivir en ti es vivir, viva pasión,
    y la vida sin ti no es mi tormento,
    sino injustificable y vano intento,
    imposible, imposible abdicación.

    Si tú eres la verdad, si tú la vida,
    morir será morir, pero prefiero
    tan breve posesión de la verdad

    a otra existencia luego concedida.
    Vivir será morir, pero te quiero.
    Sólo tú, sólo tú mi eternidad.
     
  5. karo.

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    ¿SUEÑO?

    ¡Beso que ha mordido mi carne y mi boca
    con su mordedura que hasta el alma toca!
    ¡Beso que me sorbe lentamente vida
    como una incurable y ardorosa herida!

    ¡Fuego que me quema sin mostrar la llama
    y que a todas horas por más fuego clama!
    ¿Fue una boca bruja o un labio hechizado
    el que con su beso mi alma ha llagado?

    ¿Fue un sueño o vigilia que hasta mí llegó
    el que entre sus labios mi alma estrujó?
    Calzaré sandalias de bronce e iré

    a donde esté el mago que cura me dé.
    ¡Secadme esta llaga, vendadme esta herida
    que por ella en fuga se me va la vida!



    Juana de Ibarbourou.
     
  6. Manalv

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    VICENTE GAOS

    La voz precisa


    Sella tú con tus labios, éstos míos.
    Pon tu mano en mi mano.
    O deja que acaricie tu cabello,
    tus mejillas, tu frente,
    mientras hundo mis ojos en tus ojos,
    en la insondable luz de tu mirada.
    Deja que, así, te exprese,
    cuando huyen las palabras
    -ay, expresión del tacto,
    única voz precisa-,
    deja que, así, te exprese mi ternura.
     
  7. karo.

    karo.

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    TE DOY MI ALMA

    Te doy mi alma desnuda,
    como estatua a la cual ningún cendal escuda.

    Desnuda como el puro impudor
    de un fruto, de una estrella o una flor;

    De todas esas cosas que tienen la infinita
    serenidad de Eva antes de ser maldita.

    De todas esas cosas,
    frutos, astros y rosas.

    Que no sienten vergüenza del sexo sin celajes
    y a quienes nadie osara fabricarles ropajes.

    ¡Sin velos, como el cuerpo de una diosa serena
    que tuviera una intensa blancura de azucena!

    ¡Desnuda, y toda abierta de par en par
    por el ansia de amar!


    Juana de Ibarbourou.
     
  8. Manalv

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    MANUEL MARÍA FLORES

    El sol


    Y no buscaste un sol, no; le tenías
    dentro del corazón, y ya el instante
    de su feliz oriente presentías...

    ¡Ese sol era Amor! Astro fecundo
    que el corazón inflama
    y, con su fuego iluminando el mundo,
    como un sol en el alma se derrama.
    Ante él los sueños de la fe benditos,
    las blancas ilusiones, la esperanza,
    y del alma la virgen poesía,
    todo en enjambre celestial se lanza
    a hacer en torno al corazón el día.

    Así también el sol del firmamento
    fúlgido al asomar. La flecha de oro
    de su rayo primer rasga el espacio...
    En el pálido azul del éter vago,
    las últimas estrellas
    cintilan en sus limbos de topacio,
    tiemblan, se apagan tímidas... y luego
    el astro rey desde el confín profundo
    sacude sobre el mundo
    su cabellera espléndida de fuego.

    Como bocas amantes
    que se aprestan al beso voluptuosas,
    entreabren palpitantes
    su incensario de púrpura las rosas.
    Las brisas se levantan
    a despertar los pájaros dormidos
    en el tibio regazo de sus nidos,
    y ellos, alegres, despertando, cantan.
    Y cantando despiertan
    el inquieto rumor de los follajes,
    y el bosque todo, saludando al día
    desata la magnífica armonía
    de sus himnos solemnes y salvajes.

    Y todo es vida rebosando amores
    y todo amores rebosando vida.
    Desde el trémulo seno de las flores
    cargadas de rocío;
    desde el murmullo del cristal del río,
    y el retumbo soberbio de los mares;
    desde la excelsa cumbre de los montes
    y el azul de los anchos horizontes
    hasta la inmensidad del firmamento,
    es todo luz, perfumes y cantares,
    es todo amor, y vida y movimiento.

    Tu sol, el de tu amor, por mucho tiempo
    dentro de tu alma retardó su oriente;
    por mucho tiempo su divino rayo
    no iluminó sobre tu regia frente
    las lindas flores de tu rico mayo.
    Por mucho tiempo en vano la belleza
    te revistió de sus preciosas galas,
    y en torno de tu espléndida cabeza
    impaciente el amor batió sus alas.

    Por mucho tiempo así. Llegó el momento,
    la ansiada aurora, el despertar fecundo:
    y, tú lo sabes bien: dentro de mi alma,
    ante el sol de tu amor, alzose un mundo.

    El mundo de mi loca fantasía,
    mi mundo de poeta,
    un pedazo de cielo que se abría
    en la región del alma más secreta,
    un enjambre de sueños voladores
    en torno de dos almas cariñosas,
    y del alba a los tibios resplandores
    un escondido tálamo de rosas
    para el sueño nupcial de los amores.

    Un cáliz desbordado de embriagueces,
    de inmortales delicias,
    un torrente de besos, de suspiros,
    de lágrimas de amor y de caricias.
    ¡Ah! ¿Dónde estaba de mi lira ardiente
    la orgullosa canción que supe un día?
    ¿Do la palabra que, bañado en fuego,
    al oído feliz de la belleza,
    en otro tiempo modular sabía?
    ¿Do las flores gentiles que el poeta
    al pasar la Hermosura derramaba
    con musa fácil, juvenil e inquieta?

    ¿En dónde está mi audacia, en otro tiempo.
    en otro tiempo tan feliz y loca...?

    Ante el sol del amor que vi en tus ojos,
    cayó a tus pies mi adoración de hinojos
    mi alma tembló y enmudeció mi boca.
     
  9. karo.

    karo.

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    COMO UNA SOLA FLOR DESESPERADA

    Lo quiero con la sangre, con el hueso,
    con el ojo que mira y el aliento,
    con la frente que inclina el pensamiento,
    con este corazón caliente y preso,

    y con el sueño fatalmente obseso
    de este amor que me copa el sentimiento,
    desde la breve risa hasta el lamento,
    desde la herida bruja hasta su beso.

    Mi vida es de tu vida tributaria,
    ya te parezca tumulto, o solitaria,
    como una sola flor desesperada.

    Depende de él como del leño duro
    la orquídea, o cual la hiedra sobre el muro,
    que solo en él respira levantada...


    Juana de Ibarbourou.
     
  10. Manalv

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    MANUEL MARÍA FLORES

    Un beso nada más


    Bésame con el beso de tu boca,
    cariñosa mitad del alma mía:
    un solo beso el corazón invoca,
    que la dicha de dos... me mataría.

    ¡Un beso nada más! Ya su perfume
    en mi alma derramándose la embriaga
    y mi alma por tu beso se consume
    y por mis labios impaciente vaga.

    ¡Júntese con la tuya! Ya no puedo
    lejos tenerla de tus labios rojos...
    ¡Pronto... dame tus labios! ¡Tengo miedo
    de ver tan cerca tus divinos ojos!
    Hay un cielo, mujer en tus abrazos,
    siento de dicha el corazón opreso...
    ¡Oh! ¡Sosténme en la vida de tus brazos
    para que no me mates con tu beso!
     
  11. karo.

    karo.

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    EL FUERTE LAZO

    Crecí
    para ti.
    Tálame. Mi acacia
    implora a tus manos su golpe de gracia.

    Florí
    para ti.
    Córtame. Mi lirio
    al nacer dudaba ser flor o ser cirio.

    Fluí
    para ti.
    Bébeme. El cristal
    envidia lo claro de mi manantial.

    Alas di
    por ti.
    Cázame. Falena,
    rodeé tu llama de impaciencia llena.

    Por ti sufriré.
    ¡Bendito sea el daño que tu amor me dé!
    ¡Bendita sea el hacha, bendita la red,
    y loadas sean tijeras y sed!

    Sangre del costado
    manaré, mi amado.
    ¿Qué broche más bello, qué joya más grata,
    que por ti una llaga color escarlata?

    En vez de abalorios para mis cabellos
    siete espinas largas hundiré entre ellos.
    Y en vez de zarcillos pondré en mis orejas,
    como dos rubíes, dos ascuas bermejas.

    Me verás reír
    viéndome sufrir.
    Y tú llorarás.
    Y entonces... ¡más mío que nunca serás!


    Juana de Ibarbourou.
     
  12. Manalv

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    MANUEL MARÍA FLORES

    Soñando


    Anoche te soñaba, vida mía,
    estaba solo y triste en mi aposento,
    escribía... no sé qué; mas era algo
    de ternura, de amor, de sentimiento.
    Porque pensaba en ti. Quizás buscaba
    la palabra más fiel para decirte
    la infinita pasión con que te amaba.

    De pronto, silenciosa,
    una figura blanca y vaporosa
    a mi lado llegó... Sentí en mi cuello
    posarse dulcemente
    un brazo cariñoso, y por mi frente
    resbalar una trenza de cabello.
    Sentí sobre mis labios
    el puro soplo de un aliento blando,
    alcé mis ojos y encontré los tuyos
    que me estaban, dulcísimos, mirando.
    Pero estaban tan cerca que sentía
    en yo no sé qué plácido desmayo
    que en la luz inefable de su rayo
    entraba toda tu alma hasta la mía.

    Después, largo, suave
    y rumoroso apenas, en mi frente
    un beso melancólico imprimiste,
    y con dulce sonrisa de tristeza
    resbalando tu mano en mi cabeza
    en voz baja, muy baja, me dijiste:
    -"Me escribes y estás triste
    porque me crees ausente, pobre amigo;
    pero ¿no sabes ya que eternamente
    aunque lejos esté, vivo contigo?"-

    Y al despertar de tan hermoso sueño
    sentí en mi corazón plácida calma;
    y me dijiste: es verdad... ¡eternamente!
    ¿cómo puede jamás estar ausente
    la que vive inmortal dentro del alma?
     
  13. karo.

    karo.

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    LA PEQUEÑA LLAMA

    Yo siento por la luz un amor de salvaje.
    Cada pequeña llama me encanta y sobrecoge;
    ¿no será, cada lumbre, un cáliz que recoge
    el calor de las almas que pasan en su viaje?

    Hay unas pequeñitas, azules, temblorosas,
    lo mismo que las almas taciturnas y buenas.
    Hay otras casi blancas: fulgores de azucenas.
    Hay otras casi rojas: espíritus de rosas.

    Yo respeto y adoro la luz como si fuera
    una cosa que vive, que siente, que medita,
    un ser que nos contempla transformado en hoguera.

    Así, cuando yo muera, he de ser a tu lado
    una pequeña llama de dulzura infinita
    para tus largas noches de amante desolado...

    Juana de Ibarbourou.
     
  14. Manalv

    Manalv

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    MANUEL MARÍA FLORES

    Ausencia


    ¡Quién me diera tomar tus manos blancas
    para apretarme el corazón con ellas,
    y besarlas....., besarlas, escuchando
    de tu amor las dulcísimas querellas!

    ¡Quién me diera sentir sobre mi pecho,
    reclinada tu lánguida cabeza,
    y escuchar, como en antes, tus suspiros
    tus suspiros de amor y de tristeza!

    ¡Quién me diera posar casto y suave
    mi cariñoso labio en tus cabellos,
    y que sintieras sollozar mi alma
    en cada beso que dejara en ellos!

    ¡Quién me diera robar un solo rayo
    de aquella luz de tu mirar en calma,
    para tener, al separarnos luego,
    con qué alumbrar la soledad del alma!

    ¡Oh, quién me diera ser tu misma sombra,
    el mismo ambiente que tu rostro baña,
    y, por besar tus ojos celestiales,
    la lágrima que tiembla en tu pestaña!

    ¡Y ser un corazón todo alegría,
    nido de luz y de divinas flores,
    en que durmiese tu alma de paloma
    el sueño virginal de sus amores!

    Pero en su triste soledad, el alma
    es sombra y nada más, sombra y enojos...
    ¿Cuándo esta noche de la negra ausencia
    disipará la aurora de tus ojos?
     
  15. karo.

    karo.

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    LAS LENGUAS DE DIAMANTE

    Bajo la luna llena, que es una oblea de cobre,
    vagamos taciturnos en un éxtasis vago,
    como sombras delgadas que se deslizan sobre
    las arenas de bronce de la orilla del lago.

    Silencio en nuestros labios una rosa ha florido.
    ¡Oh, si a mi amante vencen tentaciones de hablar!,
    la corola, deshecha, como un pájaro herido,
    caerá, rompiendo el suave misterio sublunar.

    ¡Oh dioses, que no hable! ¡Con la venda más fuerte
    que tengáis en las manos, su acento sofocad!
    ¡Y si es preciso, el manto de piedra de la muerte
    para formar la venda de su boca, rasgad!

    Yo no quiero que hable. Yo no quiero que hable.
    Sobre el silencio éste, ¡qué ofensa la palabra!
    ¡Oh lengua de ceniza! ¡Oh lengua miserable,
    no intentes que ahora el sello de mis labios te abra!

    ¡Bajo la luna-cobre, taciturnos amantes,
    con los ojos gimamos, con los ojos hablemos.
    Serán nuestras pupilas dos lenguas de diamantes
    movidas por la magia de diálogos supremos...


    Juana de Ibarbourou.