Un poco de poesía

Tema en 'Temas de interés (no de plantas)' comenzado por NiLo, 13/11/04.

  1. Manalv

    Manalv

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    FEDERICO GARCÍA LORCA

    Deseo


    Sólo tu corazón caliente,
    y nada más.

    Mi paraíso un campo
    sin ruiseñor
    ni liras,
    con un río discreto
    y una fuentecilla.

    Sin la espuela del viento
    sobre la fronda,
    ni la estrella que quiere
    ser hoja.

    Una enorme luz
    que fuera
    luciérnaga
    de otra,
    en un campo
    de miradas rotas.

    Un reposo claro
    y allí nuestros besos,
    lunares sonoros
    del eco,
    se abrirían muy lejos.

    Y tu corazón caliente,
    nada más.
     
  2. karo.

    karo.

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    SUPREMO TRIUNFO

    Estoy ahora impregnada toda yo de dulzura.
    Desde que me besaste, toda yo soy amor.
    Y en la vida y la muerte, en lecho y sepultura,
    ya no seré otra cosa que amor, amor, amor....

    En la carne y el alma, en la sombra y los huesos,
    ya no tendré más nunca otro olor y sabor,
    que el sabor y el perfume que he absorbido a tus besos;
    me has dado una fragancia, tersa y viva, de flor.

    Hasta el último átomo de mi piel es aroma,
    Eres mi hermano , ¡Oh lirio! Eres...

    Desde que él me besara, rosa mi cuerpo es...


    Juana De Ibarbourou
     
  3. Manalv

    Manalv

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    RAFAEL DE LEÓN

    Necesito de ti


    Necesito de ti, de tu presencia,
    de tu alegre locura enamorada.
    No soporto que agobie mi morada
    la penumbra sin labios de tu ausencia.

    Necesito de ti, de tu clemencia,
    de la furia de luz de tu mirada;
    esa roja y tremenda llamarada
    que me impones, amor, de penitencia.

    Necesito tus riendas de cordura
    y aunque a veces tu orgullo me tortura
    de mi puesto de amante no dimito.

    Necesito la miel de tu ternura,
    el metal de tu voz, tu calentura.
    Necesito de ti, te necesito.
     
  4. karo.

    karo.

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    Percepciones


    Te escucho…
    cuando grita la tarde
    y la ciudad esparce sus sirenas,
    cuando amaina la noche
    en la tumba abierta de un lucero
    y cuando enciende la vida,
    lumbre roja, cada día un sol.



    Nadie más
    dice mi nombre letra a letra,
    apoderándose los labios
    de las curvas, los sonidos y la piel
    que esconde la sombra y los barrotes,
    prisionera ilusión desentrañada
    de tus manos
    regándome en secreto,
    como cardos silvestres del otoño.


    Te escucho…
    aunque no puedo verte
    y se deshacen las horas, en mis tiempos de arena,
    cuando crecen las aguas
    de tormenta marina agigantando horizontes
    y cuando estrecho mis alas
    empapadas de bruma y pedacitos de vos.


    Nadie más
    bebe y sangra mi nombre letra a letra,
    destilando los hilos
    transparentes, de la trama
    que desviste solitaria
    la sed y la codicia
    de un amor que orada
    entre murmullos,
    el tiempo, la razón y la distancia.


    Te escucho…
    cuando laten mis venas,
    aunque apagues el aire,
    aunque selles tu boca


    Te escucho…
    remover el río de mi nombre
    y naufragar en la orilla serpenteante,
    de tu voz


    Aunque no digas nada
    nunca… más
    yo…

    Te escucho.
     
  5. Manalv

    Manalv

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    EFRAÍN HUERTA

    Absoluto amor


    Como una limpia mañana de besos morenos
    cuando las plumas de la aurora comenzaron
    a marcar iniciales en el cielo. Como recta
    caída y amanecer perfecto.

    Amada inmensa
    como un violeta de cobalto puro
    y la palabra clara del deseo.

    Gota de anís en el crepúsculo
    te amo con aquella esperanza del suicida poeta
    que se meció en el mar
    con la más grande de las perezas románticas.

    Te miro así
    como mirarían las violetas una mañana
    ahogada en un rocío de recuerdos.

    Es la primera vez que un absoluto amor de oro
    hace rumbo en mis venas.

    Así lo creo te amo
    y un orgullo de plata me corre por el cuerpo.
     
  6. Bruja.

    Bruja. Guest

    MI MUCHACHA salvaje, hemos tenido
    que recobrar el tiempo
    y marchar hacia atrás, en la distancia
    de nuestras vidas, beso a beso,
    recogiendo de un sitio lo que dimos
    sin alegría, descubriendo en otro
    el camino secreto
    que iba acercando tus pies a los míos,
    y así bajo mi boca
    vuelves a ver la planta insatisfecha
    de tu vida alargando sus raíces
    hacia mi corazón que te esperaba.
    Y una a una las noches
    entre nuestras ciudades separadas
    se agregan a la noche que nos une.
    La luz de cada día,
    su llama o su reposo
    nos entregan, sacándolos del tiempo,
    y así se desentierra
    en la sombra o la luz nuestro tesoro,
    y así besan la vida nuestros besos:
    todo el amor en nuestro amor se encierra:
    toda la sed termina en nuestro abrazo.
    Aquí estamos al fin frente a frente,
    nos hemos encontrado,
    no hemos perdido nada.
    Nos hemos recorrido labio a labio,
    hemos cambiado mil veces
    entre nosotros la muerte y la vida,
    todo lo que traíamos
    como muertas medallas
    lo echamos al fondo del mar,
    todo lo que aprendimos
    no nos sirvió de nada:
    comenzamos de nuevo,
    terminamos de nuevo
    muerte y vida.
    Y aquí sobrevivimos,
    puros, con la pureza que nosotros creamos,
    más anchos que la tierra que no pudo extraviarnos,
    eternos como el fuego que arderá
    cuanto dure la vida.

    Pablo Neruda
     
  7. karo.

    karo.

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    "SOBRE EL ÁNGEL Y EL HOMBRE"


    Primera parte

    I
    Me salva de mí misma:
    huésped del alma en alma devolviendo
    la palabra que abisma,
    lo que entiendo y no entiendo
    por este viaje en que llorando aprendo.

    Amoroso elemento
    forma su fina y leve arquitectura;
    con ágil movimiento
    de flor sin atadura
    abre su vuelo reino de blancura.

    Sube de mí, conmigo,
    a cumbres de silencio, a ruido vano;
    siendo el eterno amigo
    con invisible mano
    siembra fuego cantor en barro humano.

    Su llamada secreta
    colma venas de noche, luz vigía;
    es canción y saeta,
    profunda compañía,
    íntimo sol... para mi breve día.

    Le he visto por la nube
    con rabel de pastor cuidando sueños;
    por su arboleda anduve
    sobre aromas pequeños,
    y era el abril de verdes abrileños.

    Cuando el clavel tenía
    edad de tierna boca adolescente;
    cuando el gorrión ponía
    aleteo en mi frente,
    él ya me daba su lección paciente.

    Mi soledad le pide
    alta verdad y voz corregidora;
    sé que su tiempo mide
    vida razonadora
    y miseria viviente, hora tras hora.

    Calor sin mengua vierte
    en puertasola, bajo nieve hundida;
    amando me convierte
    en amante aprehendida,
    y ya no puedo estar semidormida.

    Contraluz de mi pecho
    a veces me lo vuelve casi nada;
    mas del soplo deshecho
    su pena derramada
    es goce de otra cita enjazminada.

    Isla de mar adentro,
    donde dulce marea crece y canta;
    iluminado centro
    que hasta el cielo levanta
    angélico poder de mi garganta....
     
  8. Manalv

    Manalv

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    GERARDO DIEGO

    El sueño


    Apoya en mí la cabeza,
    si tienes sueño.
    apoya en mí la cabeza,
    aquí, en mi pecho.
    Descansa, duérmete, sueña,
    no tengas miedo del mundo,
    que yo te velo.
    Levanta hacia mí tus ojos,
    tus ojos lentos,
    y ciérralos poco a poco
    conmigo dentro;
    ciérralos, aunque no quieras,
    muertos de sueño.

    Ya estás dormida. Ya sube,
    baja tu pecho,
    y el mío al compás del tuyo
    mide el silencio,
    almohada de tu cabeza,
    celeste peso.
    Mi pecho de varón duro,
    tabla de esfuerzo,
    por ti se vuelve de plumas,
    cojín de sueños.
    Navega en dulce oleaje,
    ritmo sereno,
    ritmo de olas perezosas
    el de tus pechos.
    De cuando en cuando una grande,
    espuma al viento,
    suspiro que se te escapa
    volando al cielo,
    y otra vez navegas lenta
    mares de sueño,
    y soy yo quien te conduce
    yo que te velo,
    que para que te abandones
    te abrí mi pecho.
    ¿Qué sueñas? ¿Sueñas? ¿Qué buscan
    - palabras, besos -
    tus labios que se te mueven,
    dormido rezo?
    Si sueñas que estás conmigo,
    no es sólo sueño;
    lo que te acuna y te mece
    soy yo, es mi pecho.

    Despacio, brisas, despacio,
    que tiene sueño.
    Mundo sonoro que rondas,
    hazte silencio,
    que está durmiendo mi niña,
    que está durmiendo
    al compás que de los suyos
    copia mi pecho.
    Que cuando se me despierte
    buscando el cielo
    encuentre arriba mis ojos
    limpios y abiertos.
     
  9. karo.

    karo.

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    II

    Ángel enamorado
    de la doliente casa de los hombres;
    criatura sin pecado
    que dejas, olvidado,
    el nombre eterno en terrenales nombres;

    tu escondida presencia
    es un fulgor que canta o que suspira;
    la muda confidencia
    se escucha en la conciencia
    y a veces... con el aire se respira.

    Proclamo tu blancura;
    quiero explicar espacios que no entiendo:
    aquí... mi luz oscura,
    allá... lágrima pura,
    y el mundo su ceguera defendiendo.

    Si tu mano en mi mano
    coge parte del río que se bebe;
    si la hoja y el grano
    del pulsante verano
    son en tu fino amor latido breve;

    prolongado latido
    es en mi corazón lo que despiertas;
    y vives recogido
    en mi frente o perdido
    por esta noche de cerradas puertas.

    Escucho los rumores
    que vienen de la pálida ribera;
    con mis versos menores
    y mis grandes amores
    persigo la existencia verdadera.

    Tu designio me obliga
    a encontrar el camino innominado;
    tu desvelo me liga
    a dolor y fatiga
    del que va con el grito desgarrado.

    Alumbras y sostienes;
    brotan dulces praderas de tu aliento;
    estás conmigo... vienes
    del soplo que mantienes
    en vasto y poderoso movimiento.

    Buscándote en mi sombra
    -entre el miedo de ser y de acabarme-
    cuando el alma te nombra,
    al nombrarte se asombra
    de que quieras oírme y ampararme.

    Morador de mi sueño:
    por tu brasa de luz, por tu alborada,
    este día pequeño,
    este fugaz empeño,
    son tu abismo de vida y tu posada...
     
  10. Manalv

    Manalv

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    JOSÉ LUÍS HIDALGO

    Hoguera de amor


    Este día que viene a mis labios
    esgrimiendo su zumo de oro,
    moja el alma en su triste belleza,
    y la embriaga de sueños remotos.

    Todo acaba en su luz amarilla.
    Los recuerdos se borran, y de otro
    me parecen las manos que tocan,
    me parecen las cosas que lloro.

    No pensar en las hojas que sufren
    y olvidar el dolor de sus troncos.
    No saber si las nubes que nacen
    vuelven ya de un oscuro retorno...

    Mas sentir en el pecho, encendida
    por el viento que trae el otoño,
    una hoguera de fuego que, alegre,
    quema el mundo con un amor loco.
     
  11. karo.

    karo.

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    III
    El constructor radiante,
    dueño de la virtud que aquí sostiene
    la línea vacilante,
    el asombrado instante
    en que la forma realidad obtiene;

    dibuja lo más leve,
    suelta un águila blanca sobre el día,
    frondas y ciervos mueve
    en verde lejanía
    y es piedra y flor... ¡tenaz sabiduría!

    Por latidos de aroma
    y por vuelos finísimos del trino
    inaugurado asoma,
    y en inefable idioma
    nos da su pulsación y su destino.

    Otros ángeles miran
    la vida en plenitud diferenciada;
    y al contemplar admiran
    y en beatitud aspiran
    la múltiple energía desatada;

    pero el más refulgente
    -en la idea central de lo que existe-
    de sonido viviente,
    de mar inteligente,
    ve surgir la experiencia que persiste.

    Las torres de su altura;
    el agua de los lirios, hasta el fondo;
    mi cuerpo -esta envoltura
    de la humana criatura-
    con el cual le descubro y le respondo;

    brotan de su desvelo
    y están en su dominio contenidos:
    hijos de fuego y hielo,
    por la tierra y el cielo
    despertando, despiertos y dormidos.

    Pregunto: ¿dónde, cuándo
    su incomprensible rostro será mío?
    Me voy enamorando
    de lo que ando buscando
    por secretos de llanto y de rocío.

    Si el corazón pudiera
    seguirlo -con deseo largo y fuerte-
    mi sombra, tan severa,
    olvido... olvido fuera
    como el suave olvidarnos en la muerte.

    Ángel: días rectores
    me dan breves atisbos de la espera;
    con fríos punzadores
    y ceniza de flores
    ando el invierno, porque soy viajera.

    Sin cansarme persigo
    la solitaria luz que adentro arde;
    angustiada te digo:
    territorio enemigo
    voy a cruzar... y a veces soy cobarde.

    Siento que no me dejas;
    conozco tu fulgor, de ahora y antes;
    si pienso que te alejas
    advierto que reflejas
    la eternidad en luces caminantes....
     
  12. Manalv

    Manalv

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    EFRAÍN HUERTA

    Ternura


    Lo que más breve sea:
    la paloma, la flor,
    la luna en las pupilas;
    lo que tenga la nota más suave:
    el ala con la rosa,
    los ojos de la estrella;
    lo tierno, lo sencillo,
    lo que al mirarse tiembla,
    lo que se toca y salva
    como salvan los ángeles,
    como salva el verano
    a las almas impuras;
    lo que nos da ventura e igualdad
    y hace que nuestra vida
    tenga el mismo sabor
    del cielo y la montaña.
    Eso que si se besa purifica.
    Eso, amiga: tus manos.
     
  13. Bruja.

    Bruja. Guest

    "Poesía"

    Tu vives siempre en tus actos.
    Con la punta de tus dedos
    pulsas el mundo, le arrancas
    auroras, triunfos, colores,
    alegrías: es tu música.
    La vida es lo que tu tocas.

    De tus ojos, sólo de ellos,
    sale la luz que te guía
    los pasos. Andas
    por lo que ves. Nada más.

    Y si una duda te hace
    señas a diez mil kilómetros,
    lo dejas todo, te arrojas
    sobre proas, sobre alas,
    estás ya allí; con los besos,
    con los dientes la desgarras:
    Ya no es duda.
    Tú nunca puedes dudar.

    Porque has vuelto los misterios
    del revés. Y tus enigmas,
    lo que nunca entenderás,
    son esas cosas tan claras:
    la arena donde te tiendes,
    la marcha de tu reló
    y el tierno cuerpo rosado
    que te encuentras en tu espejo
    cada día al despertar,
    y es el tuyo. Los prodigios
    que estan descifrados ya.

    Y nunca te equivocaste,
    más que una vez, una noche
    que te encapricho una sombra
    -la única que te ha gustado-.
    Una sombra parecía.
    Y la quisiste abrazar.
    Y era yo

    PEDRO SALINAS
     
  14. Manalv

    Manalv

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    JUAN GIL-ALBERT

    La rosa


    La imagen del amor como una rosa
    abre sus encendidas ilusiones
    y sobre el tallo esbelto resplandece
    su oscura primavera deseada;
    el naciente reflejo de su sombra
    nubla el claro contorno de la vida
    y nos absorbe su letal aliento
    cual la luz la cautiva mariposa.
    Alas llevo rondando el escondido
    deseo de mi amor, ansiosas alas
    me sirven como un velo trasparente
    ante el divino rostro que enamora,
    y en la locura de ese vuelo incauto,
    quemándome las alas cual se ajan
    las dulces vestiduras de mis sueños,
    ¿me acerco al ser extraño que está abriendo
    sus abismadas aguas de belleza,
    o cada vez más cerca de su vida
    me alejo del misterio deseado?
    ¡Inútil desazón, vuelo perdido
    que nunca detendrá sus angustiosas
    alas negras de amor ante esa llama
    del fuego primitivo que despierta
    como una rosa el pasmo de los hombres!
    Cual un pájaro ciego yo te canto,
    porque eres mi sombría rosa amada,
    y cuando está anegado de tristeza
    mi corazón renueva sus canciones.
     
  15. karo.

    karo.

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    MCMLXXIX

    Descansando en mi lecho
    oyendo la lluvia caer
    estoy...

    Sola, con mis pensamientos,
    - quizás despierto en un sueño
    o dormida en un momento
    que existe en realidad -

    Unos versos, un recuerdo,
    algo que no sé si olvidar;
    una imagen a lo lejos,
    un interno palpitar.

    Quizás despierta en un sueño
    viendo el tiempo pasar;
    la lluvia cae afuera...
    oigo las gotas tocar
    el suelo en su caída.

    Descansando en mi lecho,
    aguardando unos minutos
    para volver a soñar....