Te dejo algo Dul-C. CABALLO DE LOS SUEÑOS INNESESARIO, viéndome en los espejos con un gusto a semanas, a biógrafos, a papeles, arranco de mi corazón al capitán del infierno, establezco cláusulas indefinidamente tristes. Vago de un punto a otro, absorbo ilusiones, converso con los sastres en sus nidos: ellos, a menudo, con voz fatal y fría cantan y hacen huir los maleficios. Hay un país extenso en el cielo con las supersticiosas alfombras del arco iris y con vegetaciones vesperales: hacia allí me dirijo, no sin cierta fatiga, pisando una tierra removida de sepulcros un tanto frescos, yo sueño entre esas plantas de legumbre confusa. Paso entre documentos disfrutados, entre orígenes, vestido como un ser original y abatido: amo la miel gastada del respeto, el dulce catecismo entre cuyas hojas duermen violetas envejecidas, desvanecidas, y las escobas, conmovedoras de auxilios, en su apariencia hay, sin duda, pesadumbre y certeza. Yo destruyo la rosa que silba y la ansiedad raptora: yo rompo extremos queridos: y aún más, aguardo el tiempo uniforme, sin medidas: un sabor que tengo en el alma me deprime. Qué día ha sobrevenido! Qué espesa luz de leche, compacta, digital, me favorece! He oído relinchar su rojo caballo desnudo, sin herraduras y radiante. Atravieso con él sobre las iglesias, galopo los cuarteles desiertos de soldados y un ejército impuro me persigue. Sus ojos de eucaliptus roban sombra, su cuerpo de campana galopa y golpea. Yo necesito un relámpago de fulgor persistente, un deudo festival que asuma mis herencias. Pablo Neruda.
SED DE TI Sed de ti me acosa en las noches hambrientas. Tremula mano roja que hasta tu vida se alza. Ebria de sed, loca sed, Sed de metal ardiendo, sed de raices avidas. Hacia donde, en las tardes que no vayan tus ojos en viaje hacia mis ojos, esperandote entonces. Estas llena de todas las sombras que me acechan. Me sigues como siguen los astros a la noche. Mi madre me dio lleno de preguntas aguadas. Tu las contestas todas. Eres llena de voces. Ancia blanca que cae sobre el mar que cruzamos. Surco para la turbia semilla de mi nombre. Que haya una tierra mia que no cubra tu huella. Sin tus ojos viajeros, en la noche, hacia donde. Pero eso era la sed y lo que ha de saciarla. Como poder no amarte si he de amarte por eso. Si esa es la amarra como poder cortarla, como. Como si hasta mis huesos tienen sed de tus huesos. Sed de ti, sed de ti, guirnalda atroz y dulce. Sed de ti que en las noches me muerde como un perro. Los ojos tienen sed, para que estan tus ojos. La boca tiene sed, para que estan tus besos. El alma esta incendiada de estas brasas que te aman. El cuerpo incendio vivo que ha de quemar tu cuerpo. De sed. Sed infinita. Sed que busca tu sed. Y en ella se aniquila como el agua en el fuego. Pablo Neruda
9 Canción del macho y de la hembra! La fruta de los siglos exprimiendo su jugo en nuestras venas. Mi alma derramándose en tu carne extendida para salir de ti más buena, el corazón desparramándose, estirándose como una pantera, y mi vida, hecha astillas, ¡anudándose a ti como la luz a las estrellas! Me recibes como al viento la vela. Te recibo como el surco a la siembra. Duérmete sobre mis dolores si mis dolores no te queman, amárrate a mis alas, acaso mis alas te llevan, endereza mis deseos, acaso te lastima su pelea. Tú eres lo único que tengo desde que perdí mi tristeza! Desgárrame como una espada o táctame como una antena! Bésame, muérdeme, incéndiame, que yo vengo a la tierra sólo por el naufragio de mis ojos de macho en el agua infinita de tus ojos de hembra! Pablo Neruda Salu2
Hombre con violín Esos hombres del violín llevan su voz en el brazo como la vena firme de una canción muchacha. Van celándola dulces, con los ojos cerrados, todos brasa y suspiro del ensueño que llueve diminuto rocío de aprisionadas flores en los cuerpos fragrantes de tus violines músicos, aun con hojas y aromas del encendido bosque. Un violín es la voz de una fuente con viento a la que brizan ásperos y dulcísimos soplos, lo sabe quien lo pulsa, y flotan sus cabellos como hierba que sube por el tronco de un árbol, mientras la mano empuja hacia el cielo las cuerdas y la otra recorre con el arco un zodíaco. En rubio; huele a nardo en la noche con luna, y de jazmines siembra la abandonada tarde. Tan delgado y ligero como fueron las ninfas, sinuoso y con algas, como verde sirena. Es la voz que prefiere la primavera fría. Y al otoño le cuenta que se fueron las aves. Los cipreses la exhalan. El calor de los vuelos en los violines junta con las plumas los nidos. Carmen Conde
Muro Muro facil y extraordinario, muro sin peso y sin color: un poco de aire en el aire. Pasan los pajaros de un sesgo, pasa el columpio de la luz, pasa el filo de los inviernos como el resuello del verano; pasan las hojas en las rafagas y las sombras incorporadas. Pero no pasan los alientos, pero el brazo no va a los brazos y el pecho al pecho nunca alcanza! Gabriela Mistral
LA VOZ A TI DEBIDA Versos 2191 a 2219 No quiero que te vayas dolor, última forma de amar. Me estoy sintiendo vivir cuando me dueles no en ti, ni aquí, más lejos: en la tierra, en el año de donde vienes tú, en el amor con ella y todo lo que fue. En esa realidad hundida que se niega a sí misma y se empeña en que nunca ha existido, que sólo fue un pretexto mío para vivir. Si tú no me quedaras, dolor, irrefutable, yo me lo creería; pero me quedas tú. Tu verdad me asegura que nada fue mentira. Y mientras yo te sienta, tú me serás, dolor, la prueba de otra vida en que no me dolías. La gran prueba, a lo lejos, de que existió, que existe, de que me quiso, sí, de que aún la estoy queriendo. Pedro Salinas Salu2
¿De dónde has nacido? ¿De dónde has nacido? Candil que alumbra las avenidas por donde resbalan los días como las gotas del rocío pétalos que lloran lágrimas sin vida. Saliste del silencio de entre la neblina del alba y las sobras del recuerdo. Emergente como Venus de su concha, afloras al sentimiento; tranquila, sin más ir, como el movimiento de las olas rompiendo... Serena dejas tu palabras en la arena de mi orilla y te vas arrumbando como conchas marinas los pensamientos tuyos. ¿ De dónde nace el silencio éste que me deja sabor a besos? ¿ y tus labios? que si los siento es ardiendo, haciendo llagas dentro... Bajo el infinito, el infinito destello de tu amor, amanece y tengo el cielo entero en el corazón.
Amantes Dos amantes dichosos hacen un solo pan, una sola gota de luna en la hierba, dejan andando dos sombras que se reunen, dejan un solo sol vacio en una cama. De todas las verdades escogieron el dia: ne se ataron con hilos sino con un aroma, y no despedazaron la paz ni las palabras. La dicha es una torre transparente. El aire, el vino van con los dos amantes, la noche les regala sus petalos dichosos, tienen derecho a todos los claveles. Dos amantes dichosos no tienen fin ni muerte, nacen y mueren muchas veces mientras viven, tienen la eternidad de la naturaleza. Pablo Neruda
Por que lloras Dul-C. Te dejo algo para que levantes el animo. Tus orillas Todos los fuegos podrán fecundar el fuego más helado de tu alma serán las astillas de tu lengua las que desgarren la carne, y fluirá el embriagante perfume del hastío, el amargo néctar de la calma el dolor más leve amotinará a todos los secretos y será ese instante de desolación y caos cuando la magia se hará dueña sin saberlo de todas las aguas que bañan tus orillas. DANIEL DI TRANA
EL AMOR Las voces del mundo han levantado sus soles En el interminable laberinto de la tierra Y nadie ha podido aún encontrar la esencialidad de su luz. Porque habita en el invisible corazón de la eternidad. Más allá de las palabras, de los sentidos y las ideas En el territorio oculto de tiempos escurridizos Su piel de mares infinitos acuna la fuerza de las esperanzas Agitando su melodía de fuegos en las manos del arco iris. Allí habitan las sombras corriendo libres por la luz En este terreno el amor sueña libre en su soledad Y las cruces desnudas diluyen su lenguaje de espumas Recibiendo la sencilla vibración de los corazones puros. El amor cae en cataratas silentes día a día Por las curvas sencillas del viento Desplazando su caudal de perfumes en el tiempo Sin más banderas que el acento claro de la paz. El amor es el secreto de los siglos en receso Que va dibujando su invisible rocío cósmico En los atardeceres temporales del espíritu Y abraza en silencio nuestros mundos profundos y luminosos. Alejandro Latorre (Poeta chileno.)
Amor es más que la sabiduría: Es la resurrección, vida segunda. El ser que ama revive o vive doblemente. El amor es resumen de la tierra, es luz, música, sueño y fruta material que gustamos con todos los sentidos. ¡Oh mujer que penetras en mis venas como el cielo en los ríos! Tu cuerpo es un país de leche y miel que recorro sediento. Me abrevo en tu semblante de agua fresca, de arrollo primigenio en mi jornada ardiente hacia el origen del manantial perdido. Minero del amor, cavo sin tregua hasta hallar el filón del infinito. Jorge Carrera Andrade Salu2
SONETO VI Todo en mi vida es un presentimiento. Soy como hoja medio desprendida Que ya la agita, sin llegar el viento; Una hoja temblorosa y conmovida. Amo, sin verla, clara imagen pura; Y mis ansias, mi angustia y mi tristeza, Sólo escupen y buscan en la dura Realidad de la vida a la belleza. Yo sabré quién espera y quién llama, Animando el misterio y escondida, Cuando esta fiebre que a mi ser inflama, Ciña, por fin, la forma apetecida. De amor humano hacia el amor divino, Voy labrando, sin tregua, mi camino. Pedro Prado (poeta chileno.)
Lunas de otoño Primera Luna La noche se negó a parir su concierto de estrellas y el silencio reinó al compás de la danza de los dioses. Nada pudo romper el sortilegio de esta luna de otoño inmensamente hermosa inmensamente triste como el recuerdo de tus besos. Segunda Luna Mi alma se desnuda y sufre bajo tu mirada cómplice y el silencio me golpea con la ausencia de su nombre. Dime, ¿a dónde irán a parar mis lágrimas, luna de otoño? Los versos húmedos de este poema inconcluso que se pierden en este otoño gris errantes solitarios soñadores e inquietos. Tercera Luna En esta luna sólo hay silencio ese silencio inmóvil frío hiriente y mortal que emana de tu ausencia. Cuarta Luna Esta noche me invaden tus urgencias mas íntimas tus explosiones de amor el llamado al gozo de tu salvaje geografía. Esta noche descubro tu sudor en mis playas y me pierdo en el milagro de tu sexo buscando convertir tus aguas mansas en un mar tempestuoso y violento. Sin embargo esta noche tu presencia es sólo un recuerdo un sueño reflejado en el espejo triste de esta luna mi cuarta luna que le quitó a mi cuerpo tu mar hambriento de caricias. Quinta Luna Sombras, son sólo sombras las que habitan mis noches retazos de sueños en el mar de los espejos rotos las aves grises del pasado en su vertiginoso vuelo hacia el sur almas vagabundas sedientas de besos rostros interminablemente tristes y ajenos ajenos a la luz de una sonrisa. ¿Sombras, son sólo sombras? Sexta Luna Hoy visto tu color melancolía y me cobijo con el abrazo de estos vientos de octubre. ¿Quién le ha robado a mi lienzo sus celajes y golondrinas? ¿Por qué la plaza no viste sus mejores galas? ¿Por qué los campanarios no están llenos de palomas? ¿Por qué este otoño gris? ¿Por qué? Séptima Luna He llegado a mi séptima luna la antesala a la nieve del olvido al invierno hostil de la carencia de tu nombre de tu rostro y su luz de tus labios y sus mieles de tus manos y sus fuegos de tu cuerpo y sus sudores de tu vientre y su humedad ¿de ti? He llegado a mi séptima luna y no me quedan fuerzas o lágrimas ni siquiera para morir ni siquiera para llorar. Carlos Enrique Ungo (El Salvador)